Alba certera |
Recuerdo mis pechos creciendo entre rubores de muchacha reciente y el beso que besé como un pecado que nunca fue venial, y aquel orgasmo clandestino que terminó a destiempo y el rezo confiscado por deseos tejiendo en los sudores su infierno personal. Pero olvidé que hay brujas castigando temores con su manzana amarga y hechizos que tocaron la herida innecesaria para perderme en llantos arruinados y miedos deambulando en las esquinas donde habitó la magia que escapó sin sombrero y en sombrilla. Por eso me perdí en esta ventisca que tictaquea designios imposibles en los febreros de papel que ya no cuento. Nadie escapa del alba! |
Leda
García Pérez
Del libro inédito "Elogio de la costumbre"
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