Verano del 80 y cinco |
Apoyada contra la pared una joven de falda corta quieta espera. La miro. Toso. Doy una bocanada al cigarrillo que circular se enreda entre sus piernas — cierra los ojos y suspira — El metro estacionado ya abre sus puertas. Subimos en distintos vagones y nos dejamos llevar. |
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