Periferias: Sureda y Ortelli (Borges y Silva Valdés), 1925-1926.[1] Carlos García |
El
archivo póstumo del poeta y pintor mallorquino Jacobo Sureda (1901-1935)
contiene varios documentos de valor para el estudio de la historia
literaria.
Alguna notoriedad alcanzó su figura en España, en Argentina y quizás en Uruguay, gracias a la correspondencia que mantuviera con Jorge Luis Borges (cf. sus Cartas del fervor. Correspondencia con Maurice Abramowicz y Jacobo Sureda, 1919-1928. Ordenamiento y notas: Carlos García. Barcelona, 1999). Pero también otros testimonios de su archivo, al cual accedí gracias a la generosidad de su hija, la pintora Pilar Sureda Sackett, permiten vislumbres en los entretelones de las vanguardias históricas españolas e hispanoamericanas. Dejan ver, asimismo, la tirantez entre sus diversos centros culturales: Madrid y Barcelona o Mallorca, por un lado, España y Argentina por otro – pero también Buenos Aires y Montevideo. La irritabilidad entre el ámbito madrileño y el catalán/mallorquino quedó evidenciada, siquiera de refilón, en el intercambio epistolar del período 1925-1926 entre Sureda y Guillermo de Torre (cf. García 2000c). Ahora intentaré dar otra mirada a la época. En
mayo de 1925, Sureda publica en Palma de Mallorca una poco difundida reseña
de Inquisiciones, de Borges. En
octubre de 1926, imprime en Alemania (!) su único poemario, El
prestidigitador de los cinco sentidos. En ese lapso se dedica con escéptico
desgano a hacer propaganda a su obra. A mi entender, el horizonte tácito
de las misivas de estas fechas es la intención de Sureda de entablar o de
retomar contacto con personalidades del ámbito literario con el cual había
tenido, gracias a Borges, conexiones siquiera indirectas a comienzos de la
década, con el fin de promocionar su inminente poemario.
Sin embargo, Sureda abandonará la poesía aun antes de poner su libro a la venta, lo cual ocurriría recién en 1928. El motivo: en diciembre de 1926, apenas impreso su libro, Sureda se relaciona con la escena plástica de Düsseldorf (Alemania); poco después optará definitivamente por la pintura como medio de expresión, que ya no abandonará hasta su temprana muerte, ocasionada por la tuberculosis. Del
corpus sobreviviente he escogido
para esta ocasión una misiva del poeta y crítico de arte argentino
Roberto A. Ortelli. ¿Quién
era ese Roberto A. Ortelli, desconocido fuera de su país[2]
y olvidado hoy en Argentina? Ningún repertorio se ocupa de su vida y
obra. Descontando algunas de sus publicaciones en revistas de Buenos
Aires, poco se sabe de él; su huella literaria se pierde hacia 1940...
Ortelli
parece haber entablado amistad con Borges en 1921 o, a más tardar, a comienzos
de 1922. En su correspondencia con Sureda, Borges lo menciona en tres cartas:
una del 29-V-22 (N° 36), y dos sin fecha, que dato, respectivamente, en
marzo de 1923 (N° 39) y hacia el 15-XI-23 (N° 42).[3]
A comienzos de 1923 Ortelli planeó, con Borges y otros, sacar en Buenos Aires una revista literaria, plan que no fue realizado en ese momento, pero en el cual puede verse un gérmen de Inicial. Poco después, en marzo, reseñó en Nosotros la novela del padre de "Georgie", Jorge Guillermo Borges: El Caudillo, que había aparecido a comienzos de 1921 en Palma de Mallorca, en edición del autor (la única otra reseña que conozco fue redactada por Guillermo de Torre en 1921; cf. Bibliografía). Ortelli,
que había sido hasta agosto de 1923 administrador de la influyente y tradicional
revista porteña Nosotros en su
primera época (donde seguramente ayudó a afianzar el Ultraísmo
importado por Borges),[4]
escribió poesías, ensayos y cuentos. Colaboró en varios órganos de
vanguardia con poemas, prosa o crítica, entre ellos la primera Proa
(núms. 2 y 3, de 1923) y, por intermedio de Borges, en Alfar
(La Coruña) y Manomètre
(Lyon).[5]
En la década del 30, amainados ya los ímpetus vanguardistas, publicaría
en el suplemento cultural de Crítica
dirigido por Borges y Petit de Murat (Revista Multicolor de los Sábados, núms. 9, 14 y 25), en Signo
(1933), en Caras y Caretas, La Nación,
Vértice y en el marginal Boletín
de la Biblioteca Popular de Azul. Volvería a ser, como quedó dicho,
colaborador de Nosotros en su segunda época. Por lo demás, publicó dos libros de
relatos, ambos en Buenos Aires: Cuentos
de la vida trágica (1924) y Miedo...
(1925).
En
Inicial, que fundara con amigos
en octubre de 1923 y codirigiera hasta su cierre en febrero de 1927,
Ortelli se ocupó mayormente de comentarios de arte, pero publicó también
poemas y reseñas. Mantuvo, según creo, correspondencia con Borges,
siquiera durante el segundo periplo europeo de éste (julio de 1923 a
julio de 1924; no encuentro, sin embargo, rastros de que se haya conservado.)
En
1926, Ortelli pertenecería al fluctuante plantel de la Revista Oral, del peruano Alberto Hidalgo (1897-1967), en la cual
colaboraron Borges, Marechal, Macedonio Fernández y otros; ese mismo año
trabó relación con el futurista italiano Filippo Tommaso Marinetti, a
quien dedicó alguno de sus libros. En 1929 planeó con Hidalgo sacar una
revista llamada Creación –
proyecto que no parece haber prosperado.
Ortelli
e Hidalgo, a su vez, se conocían, a más tardar, desde 1925, fecha en que
la imprenta / editorial "El Inca", que Ortelli dirigía con J.
E. Smith, publica un libro del peruano: Simplismo
(reseña de Borges: Proa 15,
enero de 1926; 1997: 236-237). A él seguirían Ubicación
de Lenín. Poema de varios lados (1926), Los sapos y otras personas, cuentos (1927) y la revista Pulso
(1928), también de Hidalgo, en la cual colaborara, entre otros personajes
de la época, Macedonio Fernández.[6]
En
esos talleres de "El Inca" se había imprimido ya Inquisiciones para la Editorial Proa. Varios títulos impresos por
el taller o la editorial fueron, a su vez, comentados por Borges. La
imprenta / editorial de Ortelli y Smith jugó un papel preponderante en la
difusión de la literatura "martinfierrista" y sus
adyacencias, que no ha sido estudiado aún como correspondería.
Retornando
a la relación entre Sureda y Ortelli, aquél parece haber escrito a éste
hacia fines de abril o comienzos de mayo de 1925, desde Valldemosa (Palma
de Mallorca) a Buenos Aires. Como ya ocurriera con la correspondencia que
Sureda mantuvo con Borges, la misiva suya que diera pie a la respuesta
reproducida a continuación no parece haberse conservado. Aún así, la
personalidad y los intereses de Sureda afloran por reflejo, que Ortelli
muestra a su manera, con aprecio por la persona cuyo conocimiento
"heredara" de Borges. Ortelli
alude a la que parece haber sido la primera misiva de Sureda en la suya
del 28 de mayo de 1925, abajo reproducida. De la respuesta de su
corresponsal se desprende que Sureda hablaba allí, entre otras cosas, del
poeta uruguayo Fernán Silva Valdés, de quien Inicial
7 (diciembre de 1924, 26-27; último número aparecido hasta ese momento)
había traido el poema "Como los indios".
Con
anterioridad, Inicial 5 (mayo de
1924, 18), había publicado de Silva Valdés apenas "Ha caído una
estrella". Meses después traería un largo artículo de Norberto A.
Frontini: "Poesía silvadesiana: ubicación racional de la metáfora"
(Inicial 8, agosto de 1925,
135-146). Frontini explica allí el proceso bio-psíquico de producción
de la metáfora y se aplica luego al análisis de Agua
del tiempo, poemario valdesiano del cual rescata la fuerza de las imágenes
y su sabor americanista. Un largo pasaje del artículo compara la poesía
de Silva Valdés con la del Borges de Fervor
de Buenos Aires (Luna de enfrente,
de contenido más idóneo para la comparación, saldría recién a fines
de 1925 de la imprenta).[7]
Silva
Valdés no aceptaría sin disgusto el veredicto de la posteridad, que lo
cuenta en un plano diferente al de Borges. En cartas de la década del
cincuenta dirigidas a Enrique Anderson Imbert, reclama la influencia que
su libro Agua del tiempo (1921)
tuviese en Borges, sin comprender que, si bien su aserto es correcto, su
"nativismo" fue apenas uno de los influjos a que estuvo expuesta
la ecuménica avidez del joven Borges.
Tras
iluminar el contexto, paso a reproducir la contestación de Ortelli, que
juzgo interesante como testigo coetáneo de la literatura de Borges y de
Silva Valdés. (Corrijo apenas erratas menores, inequívocas; uniformo las
citas de títulos, que doy siempre en cursiva;
reproduzco también en cursiva
los giros o términos subrayados en el original. Regularizo los inquietos
márgenes).
Agrego
algunas notas para la mejor inteligencia de los temas tratados: [Carta de
Roberto A. Ortelli a Jacobo Sureda, de Buenos Aires a Valldemosa, 2 hojas
de papel liso (230 x 291 mm), ambas con membrete: "Editorial /
Imprenta / Libros / EL INCA / J. E. Smith / R. A. Ortelli / México
1416", escritas a máquina sólo en recto, 2 pp. sin numerar (aquí 1
y 2), sin fecha. Dos matasellos: a) "Buenos Aires MAY 28 1925".
b) Correo de Baleares: "Valldemosa, 21-VI-25". Sobre (sin
remitente; falta ese trozo): [Membrete] "Sr. / Jacobo Sureda /
Valldemosa / (Mallorca)". El sobre ostenta dibujos a lápiz: varios
esbozos de perfil y un medio cuerpo de mujer con vestidura griega o
romana, hechos seguramente por Sureda, quien, además de poeta, era
dibujante y pintor. Sello postal (retrato del Gral. San Martín): 5
ctvos.] [Buenos
Aires. Matasellos: 28-V-25] [Membrete] Mi
estimado compañero y amigo: Debo agradecer, primeramente, la atención que usted tuvo al enviarme su afectuosa carta. Por lo demás, ya le conocía a usted desde hace tiempo: algo personal obtuve en mis charlas con Borges; literariamente, hace tiempo que lo estimo. Lo cual no amengua la honda y verdaderamente bella sopresa que su carta me ha proporcionado. Es usted uno de los buenos compañeros "del otro lado del charco". En verdad, yo he sido quien le mandara los números de Inicial.[8] Siempre creí tener afinidades espirituales con usted[9] y así pensé que a usted le gustaría Inicial, por lo menos en su calidad de esfuerzo, de arco tendido; no ya como realización definitiva que Inicial no lo es de ninguna orientación.[10] Fernán
Silva Valdés, a quien alude usted en su carta, fue un poeta vigoroso y verdaderamente
americano, en su libro Agua del
tiempo.[11] Unía maravillosamente la
forma novísima de construir imágenes a un sentimiento indígena
acentuado y todo él era pujanza indómita de indio americano. No crea
usted que me cautiva gran cosa el "criollismo". En este punto,
disiento por completo con Borges, con el Borges insincero que se advierte
en el admirador de Ipuche, Ascasubi y otras bagatelas gauchescas.[12]
Admiro a Agua del tiempo, sin
embargo, porque en tal libro el criollismo no es un giro del lenguaje o
una pronunciación plebeya o, aún, el relato de escenas de pulpería,
sino vehemencia, hondo sentimiento que domeña hasta a la imágen novísima[13]
imponiéndole su tesón y su gravedad. No se si usted conoce tal obra. Lo
creo difícil. Yo recuerdo alguna cosa y se la voy a endilgar, aunque no
es, por cierto lo mejor. Habla de un rancho y dice que estaba atado a la tranquera
por el tiento torcido de un sendero[14] Imágenes
de la claridad de esta, tiene muchas Silva Valdés. Y lo mas notable es
que en Agua del tiempo no tiene
ninguna vulgar o pobre. Luego ha hecho muchas "macanas".[15]
Ha perdido la medida y el control sobre las palabras.[16]
Pero
no he de seguir lateándole[17]
con motivo de Silva Valdés. Prefiero decirle que hay aquí un movimiento
juvenil de alguna importancia, aunque la falla mas grande de nuestra
juventud sea la absoluta falta de caracter para la vida, lo que les impide
crearse una personalidad artística. Somos muy desunidos, irresponsables y
muchas veces mezquinamente envidiosos. Esto en general. Hay naturalmente
los casos aislados. Sin embargo, le confieso que yo estoy asqueado de
nuestra juventud. Creo que de los que figuran constantemente en el cartel,
poco debe esperarse. De tierra adentro y al margen de las universidades se
construirá el arte de América.[18]
Por
lo que a mi respecta, poco puedo decirle. Hace tiempo, desde mi última
poesía de ALFAR,[19] no he vuelto a escribir
versos. Ahora me estoy convenciendo de que tampoco debo escribir artículos.[20]
Me quedan los pocos cuentos que aún no desprecio.[21]
Por lo demás, la vida me exige demasiado tiempo y ella es mas urgente que
la literatura.
Considere,
se lo ruego, a Inicial como a
una cosa suya y ténganos al corriente de su obra y de su persona. Se lo
agradeceré vivamente.[22] Soy
su affo amigo RAOrtelli Sr. Jacobo Sureda - Valldemosa..... Sólo
quedan por agregar algunos datos biográficos sobre Ortelli: había nacido
en Buenos Aires el 10-IX-1902; falleció allí el 11-VII-1965. Entre su
período vanguardista y el final, fue secretario de Borges como director
de la S.A.D.E. (Sociedad Argentina de Escritores). También dirigió
"el diario El País, de Córdoba,
en cuya municipalidad ingresaría, y de la que se alejó con la
llegada del peronismo, siendo oficial mayor de Hacienda. Durante dicha
etapa se dedicó a la publicidad, entre otras funciones, creó la Federación
Argentina de la Publicidad y el Club Argentino de la Publicidad, y fue
secretario del Círculo de Redactores Publicitarios; en 1963 recibió la máxima
distinción de la Federación Argentina de la Publicidad. Con los nuevos
acontecimientos políticos, se reintegró a la municipalidad; se jubiló
en 1961 cuando se encontraba al frente de la Comisión de Cultura.
Escribió Ubicación de la Argentina
en el nuevo orden (1940), contra las resonancias del nazismo en su
país." ("A. A." = Angel Arconada, en Enciclopedia
Universal Ilustrada Europea Americana, Suplemento 1965-1966. Madrid: Espasa-Calpe, 1970.) Carlos
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Belgrano, Carlos / Silva Valdés, Fernán: ("De poesía y arte
nativo". Intercambio de cartas fechadas respectivamente
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LVIII-LIX 225-226, Buenos Aires, febrero-marzo de 1928, 328-329.
[1]
Una versión
previa de este trabajo apareció en Hermes
Criollo. Revista de crítica y de teoría literaria y cultural 7,
Montevideo, marzo-junio de 2004, 92-101. [2]
Aunque
mantuvo breves correspondencias con Benjamín Jarnés, Guillermo de
Torre y otros españoles. [3] Los números refieren a mi ordenamiento de las misivas de Borges a Sureda en Cartas del fervor (Borges 1999c). [4]
Por
ejemplo, con la antología "Poemas ultraístas": Nosotros
XLII 160, Buenos Aires, septiembre de 1922, 55-62 (textos de Borges,
Francisco M. Piñero, Nora Lange, Clotilde Luisi (uruguaya), Helena
Martínez, Roberto A. Ortelli, Guillermo Juan [Borges], E. González
Lanuza). Cf. García 1997b / 2000b, cap. I.
[5]
Sureda
remitió (plausiblemente a sugerencia de Borges) hacia 1922 "unos
dibujos a tinta china" a la "revista de Lyon", según
muestra una carta inédita a su madre (Archivo Sureda, Mallorca), pero
no figura allí nada suyo.
[6]
Véase mi
artículo "Hidalgo y Roberto A. Ortelli. Amistad y negocios
(1925-1929)": Álvaro Sarco, ed.: Alberto
Hidalgo. El genio del desprecio. Materiales para su estudio. Lima:
talleres tipográficos, 2006, 283-293. [7]
Cansinos
Assens, quien a fines de 1925 comentaría ambos libros en La
Libertad, también alude al uruguayo en su trabajo sobre Luna
de enfrente. Para todo lo relacionado con este poemario de Borges,
cf. García 1997a / 2000b, cap. II.
[8]
Inicial apareció a mediados de octubre de 1923, dirigida por
Ortelli, Alfredo Brandán Caraffa, Roberto Smith y Homero M.
Guglielmini. Su fundación (o la de una revista semejante) había sido
planeada por Ortelli, Brandán, Borges y otros ya hacia comienzos de
1923. Ello explica la fidelidad de Borges a la revista aún después
de que surgieran problemas entre los directores, que condujeran a la
expulsión de Brandán tras el primer número 5 (abril de 1924; otro número
5 apareció en mayo de 1924, sin Brandán) y a éste a promover la
fundación de Proa, 2ª época
(cf. Artundo 1994 / 2004). Brandán viajó a la Península al filo de
los años 1923-1924 (abandonó Buenos Aires el 27-XII-23, con rumbo a
Hamburg, de donde pasó a España; cf. Inicial
3, p. 80). Se encontró con Borges en Madrid, y visitó con él la
tertulia de "Pombo"; en Madrid conoció a Cansinos, a Ortega
y Gasset, y a otros personajes de la época.
[9]
En efecto,
al comentar los libros de Borges (Fervor)
y de Torre (Hélices), en Inicial 1, c. 15-X-23, Ortelli había mencionado ya elogiosamente a
Sureda. Borges lo relató en carta sin fecha a éste, que dato c.
15-XI-23 (N° 42): "Roberto A. Ortelli en un artículo publicado
en el 1er número de Inicial (Buenos Aires) contra Guillermo de Torre, te ensalza tus
'metáforas intuitivas' y te indica a Torre como ejemplo que el
susodicho esdrujulista debería imitar."
[10]
Que Inicial luchaba aún por definirse se nota en los recurrentes
cambios de redactores. Tras la ruptura de abril-mayo de 1924, formaron
parte de la redacción: Ortelli, Homero M. Guglielmini, Roberto Smith
y V. Ruiz de Galarreta hasta el número 7 (dic. 1924), el último
aparecido por estas fechas. El siguiente (Inicial
8, ago. 1925), apareció bajo la égida de una nueva redacción:
aparte de los cuatro nombrados, Miguel A. Virasoro, Héctor M. Irusta,
Armando Levene, Manuel Juan Cruz, Vicente Fatone, Horacio Ferreyra Díaz,
Ricardo E. Molinari (también un amigo de Borges y de su hermana) y
Carlos M. Onetti (este fue, también, el número con mayor cantidad de
páginas: 168 contra un promedio de 75 en números anteriores). Con
esta demasiado amplia redacción alcanzó Inicial
sólo 3 números más (9 a 11, enero de 1926 a febrero de 1927), de
tamaño decreciente: 75, 64 y 52 pp. respectivamente. Para todo lo
relacionado con la revista, cf. Martha J. Barbato: Índice
de INICIAL. Revista de la nueva generación. Estudio preliminar: Nélida
Salvador. Buenos Aires: Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas,
Universidad de Buenos Aires, Facultad de Filosofía, 2000 (Cuadernos
de Bibliotecología, Nº 18).
[11] Fernán Silva Valdés (1887-1975): Poeta nativista uruguayo. Obra poética (selección): Ánforas de barro (1913), Humo de incienso (1917), Agua del tiempo (1921), Poemas nativos (1925), Intemperie (1930), Los romances chúcaros (1933), Romancero del Sur (1938), Poemas nativos y romances (1968). Silva Valdés escribió también cuentos, obras teatrales y libros para niños. En 1923 colaboró en la revista predecesora de Alfar, dirigida por el cónsul uruguayo en La Coruña, Julio J. Casal. En 1925 pasó a conformar (probablemente a invitación de Ricardo Güiraldes) el "cuerpo de escritores" del cual se esperaba la renovación de la segunda Proa (que, sin embargo, cesó de aparecer en enero de 1926). A comienzos de 1926, Borges le remitió a Montevideo, por intermedio de Evar Méndez (director de Martín Fierro), un ejemplar dedicado de Luna de enfrente, cuyo paradero desconozco. En 1928 Silva Valdés colaboraría en Pulso, revista del peruano Alberto Hidalgo, enemistado con Borges desde 1926. Éste publicaría un texto suyo en la antología El Compadrito. Su destino, sus barrios, su música (1945), seleccionada con Silvina Bullrich. [12]
Sobre
Ascasubi, Ipuche (el otro representante del "nativismo"
uruguayo) y Silva Valdés acababa de publicar Borges sendos artículos
en Inquisiciones (que incluía
también "Queja de todo criollo"), aparecido a fines de
abril de 1925. Sureda, que escribe para un público mallorquín, no
alude a lo "gauchesco" en su reseña del libro de Borges,
que aparecerá un mes más tarde, pero cuyo manuscrito parece ser de
mayo. Se ocupa allí del lenguaje y menciona solamente los ensayos de
corte filosófico. Por otro lado, mostré en mi trabajo sobre Fervor (García 1997b / 2000b, cap. I) que hacia 1925-1926 cambia la
favorable opinión que Ortelli tuviera sobre la obra de Borges en
1923. Ello se transparenta en su trabajo "Pequeña antología
de nuevos poetas argentinos" (Alfar
58, La Coruña, jun. 1926, 27-30): aunque el artículo está fechado
en 1926, Ortelli sólo cita allí, de Borges, poemas de Fervor,
lo cual puede ser visto como una condena tácita de la poesía de Luna
– la más influida por el nativismo. El Borges "insincero"
que se interesa en las "bagatelas gauchescas" se encontraba,
desde 1924, bajo la influencia de la personalidad de Ricardo Güiraldes,
con quien mantuvo una relación contradictoria, no estudiada hasta hoy
como lo merecería (cf. Bordelois 1999a, 1999b y mi crítica en García
2000a). Si bien Silva Valdés pertenece a la genealogía del
"criollismo" de Borges, ello no es tan cierto ni tan
exclusivo como el mismo Silva Valdés pretendiera en sus cartas a
Anderson Imbert (1998). En la raíz del "criollismo" de Borges
se encuentra, a mi entender, más bien El
Cencerro de Cristal (1915), de Güiraldes, con quien la familia de
aquél trabó conocimiento hacia 1921: subsiste un ejemplar de Prisma
1 (24-XI-21) dedicado "Para / Ricardo Güiraldes, / tallador de
pampas y / atardeceres con sombras / frescas, de nobleza y atardeceres
con vientos silbadores, / de amistad y amaneceres con fogones de
promesas, / devotamente atropellado de lejanías, / Jorge Luis Borges
/ 21" (Catálogo N° 17, agosto de 1997, asiento 6, del
librero-anticuario porteño Víctor Aizenman; allí también la
dedicatoria de un ejemplar de Prisma
2, 1922). Hacia agosto-septiembre de 1921 –es decir, pocos meses
tras su primer retorno de Europa a la Argentina– Borges había planeado
la publicación de un poema de Güiraldes en una antología lírica
compilada para una revista madrileña. La antología (reproducida en
Borges 1997: 132-141) apareció, por fin, sin texto de Güiraldes, por
razones que supongo ajenas a Borges. En cuanto al reproche de
"insinceridad", debe consignarse que Borges había comenzado
ya de adolescente a interesarse por lo gauchesco: cf. su Autobiografía (1999a: 33): "Influido por Ascasubi, antes de
viajar a Ginebra [i.e., antes de 1914] empecé a escribir un poema
sobre los gauchos." Sobre el "criollismo" de Borges cf.
también Olea Franco (1993) y Romano (1997).
[13] La "forma novísima de construir imágenes" y la "imagen novísima" aluden a la metáfora de cuño ultraísta, que era, para Ortelli, la cúspide de la literatura a comienzos de los 20. Un anuncio de Fervor aparecido en Inicial (muy probablemente redactado por Ortelli sin anuencia de Borges), rezaba: "La nueva lírica se basa en la imagen intuitiva. Borges es el que mejor la ha obtenido." La redacción de Inicial tenía los "derechos exclusivos" de venta de Fervor (cf. García 1997b / 2000b: 33-34). [14]
La cita
procede del poema "El Rancho" (Agua
del tiempo, 1921).
[15]
Ortelli
alude a Poemas nativos
(1925), la última publicación del uruguayo. También Norberto A.
Frontini comentará negativamente el nuevo libro de Silva Valdés en Inicial
9 (enero de 1926, 242-243), al que achaca, entre otros defectos,
repetición en el enfoque de temas y facilismo.
[16]
Hasta
donde alcanzo a ver, Borges publicó cinco textos sobre Silva Valdés,
y lo mencionó en otros a partir de las "Acotaciones" de Proa
1, agosto de 1924; "Interpretación de Silva Valdés" (Proa
2, septiembre de 1924; Inquisiciones);
"El otro libro de Fernán Silva Valdés" (Martín
Fierro 24, 17-X-25; Tamaño);
"Los otros y Fernán Silva Valdés" (Revista de América 5, noviembre de 1925; 1997: 216-218);
"Versos para Fernán Silva Valdés" (Proa 14, diciembre de 1925; 1997: 230 – respuesta a otro poema que
Valdés le dedicara en el mismo número de la revista); "Los
romances de Fernán Silva Valdés" (Sur
54, marzo de 1939; Borges en Sur,
1931-1980, 1999: 160-163. Este artículo, una despiadada crítica,
considera aún "admirable" Agua
del tiempo). En una carta inédita y sin fecha, de hacia octubre
de 1924, Borges alude al tercer número de Proa,
y resalta: "la poesía de Ipuche, que tiene su importancia en la artisticación
de temas criollos de estos últimos años: el precursor Cencerro
de Cristal de Güiraldes, las telas de don Pedro Figari, los
chistes de Macedonio [Fernández], mis propios versos de ambiente de
arrabal, las insolencias de Girondo, las evocaciones de Silva Valdés,
el endiosamiento de Martín Fierro, etc." Según Trenti Rocamora (1996), Borges sería
el autor de un poema en honor de Silva Valdés firmado "Victoria
Precana", que apareció en el número arriba mencionado de Martín
Fierro. Por mi parte, y aunque ignoro de quién se trata, no
adhiero a esa hipótesis, ya que el poema (más bien una chanza)
contiene recursos estilísticos no utilizados por Borges (cf. García
1998).
[17]
Es decir "dándole la lata, aburriéndolo", con "leísmo"
infrecuente en Buenos Aires – quizás una deferencia para con el
corresponsal.
[18]
Aproximadamente
un año atrás, conflictos entre los directores habían provocado, en
Buenos Aires, la separación en dos bandos del grupo que fundara Inicial,
de cuya redacción Ortelli era miembro (la escisión, sin embargo,
tuvo lugar durante un viaje suyo por el interior del país
["tierra adentro"], lo cual concurre a explicar que Borges
mantuviera buenos tratos tanto con Ortelli como con Brandán). Otros
textos de la época sugieren, sin embargo, que la diatriba contra las
universidades está dirigida, siquiera en parte, contra Brandán
Caraffa, quien fue forzado a abandonar Inicial y fundó con Borges y otros Proa. Brandán provenía de "la fracción jacobina de los jóvenes
revolucionarios de la Universiad de Córdoba" (Argentina), según
la caracterización de Alfredo Bianchi (Nosotros
XLV 173, Buenos Aires, noviembre de 1923). En un artículo coetáneo
sin firma ("El movimiento renovador de la nueva juventud
argentina. Martín Fierro, Proa e Inicial,
considerados como exponentes del valor intelectual de la nueva generación.
La calle Boedo y la literatura 'alle vongole'": Crítica 4548, sábado 6-VI-25, 23, que he visto gracias a Patricia
Artundo) se habla también de Inicial
como de un órgano con "tendencia hacia el universitarismo"
antes de la separación de Brandán.
[19]
Ortelli
publicó un poema en Alfar
27, La Coruña, marzo de 1923 ("Ruptura"). En Alfar
58, junio de 1926, presentaría una "Pequeña antología de
nuevos poetas argentinos", entre quienes incluye a Borges (pp.
27-30).
[20]
Ortelli
escribiría en Inicial artículos,
a menudo relacionados con las artes plásticas (cf. el ya citado Índice
de INICIAL). Uno de ellos le acarrearía una discusión con Emilio
Pettoruti, narrada por éste en Un
pintor ante el espejo. Buenos Aires: Solar-Hachette, 1968: 195.
[21]
Tras la
publicación de Cuentos de la
vida trágica (1924), era inminente, por estas fechas, la aparición
de su volumen Miedo... (Ediciones de la Revista "Inicial", 1, 1925, 144
pp.; anuncio en Inicial 8,
agosto de 1925; premiado en el Primer Concurso de Literatura de la
"Asociación Amigos del Arte", según Nosotros
LI 197, octubre de 1925, 257; reseñas en Nosotros
LII, enero-febrero de 1926, 126-127, de M. López Palmero, en Alfar
56, La Coruña, marzo de 1926, y en Inicial
10, mayo de 1926, de H. M. I., i.e. Héctor M. Irusta, uno de los
co-directores de la revista).
[22]
A pesar de
esta invitación, no figuraron contribuciones de Sureda en Inicial.
Ello no es necesariamente imputable a la revista; quizás Sureda no
envió colaboración alguna (recuérdese que, tras la publicación de
su poemario en 1926, Sureda se dedicó a la pintura). |
© Carlos García
(Hamburg, junio de 2006)
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