Evar Méndez y el final de Martín Fierro: leyendas y verdades[1]

Carlos García

En febrero de 1924 vio la luz, en Buenos Aires, el periódico Martín Fierro, uno de los órganos más influyentes de la vanguardia literaria argentina, y uno de los primeros de tirada masiva. Del grupo de cambiantes directores, que incluyó a Oliverio Girondo y a otros autores argentinos de relieve en el momento, sobresale la figura de Evar Méndez (en realidad, Guillermo Evaristo González Méndez), el único timonel que acompañó al periódico en todas sus vicisitudes, desde el comienzo post­modernista, pasando por las renovaciones vanguardistas, hasta el abrupto final en diciembre de 1927 (aunque el último número apareció con fecha 15-XI-27, en cifrado homenaje al entierro de Güiraldes).

Evar Méndez había nacido en la provincia de Mendoza, al pie de los Andes, el 14 de noviembre de 1885 (no en 1888, como a menudo se asegura), en el seno de una prolífica familia conservadora. Casó con May Carnie, una joven escocesa, con quien tuvo un hijo y una hija. Falleció en Buenos Aires el 22 de diciembre de 1955, como consecuencia de un cáncer de hígado, de doloroso, pero rápido desenlace. Paralelamente a su labor literaria, Evar Méndez fue empleado público, tanto en Mendoza como en Buenos Aires, a donde pasó hacia 1911. Durante su juventud compuso algunos poemarios de tendencia modernista, el primero de los cuales (Palacios de Ensueño, 1910) fue prologado por Ricardo Rojas. A él siguieron otros libros (Canción de la vida en vano, 1915, que fue acogido en varias antologías; El jardín secreto, 1923; Las horas alucinadas. Nocturnos y otros poemas, 1924), pero Evar Méndez desarrolló su obra principal en el periodismo, tanto como colaborador de numerosos órganos, como en su calidad de fundador y/o director de otros.

Baste mencionar que fue uno de los fundadores y directores de los periódicos Martín Fierro (primera época, 3 números, marzo-abril de 1919), ¡La Gran Flauta...! (3 números, abril-mayo 1921), y del consagratorio Martín Fierro (segunda época, 45 números en 37 entregas, de febrero de 1924 a fines de diciembre de 1927).

Antes y después de su trabajo en Martín Fierro, Méndez se dedicó a la crítica de obras de teatro y de música, luego también de discos (en especial, de jazz) y de cine. Su interés por el arte moderno abrió puertas a artistas que, sin él, habrían tenido grandes dificultades para asentar su obra en la Argentina, como Emilio Pettoruti, Xul Solar y Norah Borges.

La labor de Méndez al frente de proyectos editoriales fue pionera en el país. A su incansable esfuerzo se deben los frutos de las editoriales Martín Fierro y Proa, paradigma, esta última, de la literatura de vanguardia argentina de la primera mitad del siglo XX.

Importante también fue su labor como difusor de la obra de autores jóvenes, que lo llevó tempranamente a dar conferencias, a organizar programas radiales y a publicar folletos y artículos en la prensa.

Entre esos títulos merecen rescatarse "La joven literatura argentina. De una nueva sensibilidad en nuestra poesía" (El Orden, Tucumán, 31 de diciembre de 1924), "Doce poetas nuevos", en dos entregas de la revista Síntesis (Buenos Aires, septiembre y octubre de 1927), "La generación de poetas del periódico Martín Fierro" (Contrapunto, Buenos Aires, agosto de 1945) y "Vingtième anniversaire d’un journal célèbre" (La Revue Argentine 33, Buenos Aires, octubre de 1945).

Tras obtener en forma exclusiva los permisos pertinentes, he compilado con Martín Greco un volumen de homenaje a Evar Méndez, de inminente aparición. El interesado lector encontrará allí muchos de sus trabajos, aparte de los citados, incluido alguno de escasa difusión, como el texto de su conferencia "La errata" (1952), y numerosos testimonios de su intercambio epistolar: la reveladora correspondencia con el mexicano Alfonso Reyes (que trae numerosas informaciones acerca de la preparación de los volúmenes de la serie Cuadernos del Plata, en la cual aparecieron libros de Güiraldes, Borges, Macedonio Fernández y otros), el temprano intercambio con su mentor Ricardo Rojas, el amistoso correo con Xul Solar y con algunas otras figuras descollantes de la época. Hemos compilado, además, una lista con más de cien títulos de la biblioteca que perteneciera a Evar Méndez, con libros dedicados por los más importantes escritores argentinos del momento.

El trabajo realizado hasta hoy, del cual derivo estas notas, permite aclarar un oscuro capítulo de la historia literaria argentina: el final del periódico Martín Fierro.

Martín Fierro 44-45, fechado 15-XI-27 (pero salido, como ya mencionara, a fines de diciembre) sería el último número del periódico, si bien otros estaban planeados y fueron anunciados: el número doble 46-47, de "salida inminente", estaría dedicado a Ricardo Güiraldes (con textos de Borges, Arlt y otros);[2] el 48-49, febrero de 1928, sería el número aniversario, y el número 50, planeado para marzo de 1928, debía traer, entre otras cosas, el índice de todos los números aparecidos (cf. las páginas 376, 377 y 389 de la reedición facsimilar del periódico).

Según quiere la leyenda, el periódico habríado dejado de aparecer por desaveniencias políticas entre Evar Méndez y quienes querían hacer del periódico un órgano de propaganda yrigoyenista. Los colaboradores del periódico que habían apoyado a Irigoyen en declaraciones públicas (por ejemplo, con una solicitada en el diario Crítica, del 27 de diciembre de 1927) se sintieron ofendidos a raíz del comentario sin firma que apareció en Mar­tín Fierro 44-45, 380 (verosímilmente de Evar). Ello habría impulsado a algunos redactores a abandonar el periódico, y esto, a su vez, habría conducido a su clausura.[3]

Sin embargo, los datos a nuestro alcance coinciden en contradecir esa versión de los hechos: Martín Fierro dejó de aparecer, muy pro­ba­blemente, por cuestiones fi­nan­­cieras, y no por disputas políticas.

Es cierto que algunos integrantes del Comité Yrigoyenista escribieron a Méndez una agresiva carta de protesta y se desligaron del periódico: esa misiva, firmada por Francisco Luis Bernárdez, Leopoldo Marechal y Jorge Luis Borges lleva la fecha 4 de enero de 1928 (es decir, fue escrita pocos días después de la aparición del último número de Martín Fierro). Ulyses Petit de Murat la recoge en La noche de mi ciudad. Buenos Aires: Emecé, 1979, 146-147:

"Los que suscriben se desmemorian de Martín Fierro por las siguientes razones:

a)   Por la salvedad prudencial y no enteramente ignorante de su conchavo en la Casa Rosada cometida por usted en nuestra revista.[4]

b)   Porque sus victrolas, maquinitas de afeitar, escafandras, patines y demás cachivaches nos parecen tan retóricos como los palacios de ensueño de la versificadora antigüedad.[5]

c)   Porque no entendemos con qué derecho se adjudica usted la representación /147/ de Martín Fierro contra quienes somos su realidad.

d)   Porque no nos interesa publicar con censura y contraveneno.

e)    Porque nuestra política es una actividad noble y fundada y no un asustado teje­maneje como el que traiciona su nota.

f)     Porque la religión y la política son seriedades y no pretextos de bajezas.

Deseándole una larga otra vida entre maledicencias y erratas, le repetimos nuestra larga y constante separación.

Debajo de los nombres de Marechal, Borges y Bernárdez iba una aclaración que decía, con pronóstico no realizado, 'directores de la revista Proa, que reaparecerá en marzo'."[6]

Ahora bien, pese a la recepción de esa carta, Méndez siguió planeando la aparición del número siguiente del periódico. En una carta dirigida al "Querido e ilustre Mago" Xul Solar, del 20 de enero, Méndez dice:

Necesito tu presencia, primero para contemplarte, luego para pedirte que copiemos corrigiendo a tu sabor tu traducción de Novalis,[7] que va en el N° del periódico que estoy armando, ya en prensa, y, finalmente, para pedirte que veas los cuatro clichés de tus obras que publicaré. Han salido de primer orden y creo no habrán de requerir corrección. Pero, si tú deseas hacerlas, ahí están a tu disposición.

Semanas más tarde, Méndez vuelve a escribir a Xul Solar (tarjeta del 1 de febrero):

Te mando las pruebas, que te esperaban ayer, como era convenido, en el escritorio M.F. [...] ¿No podrías hacerme unas cuantas viñetas, adornos, cul de lampe para el periódico?

Como si ello fuera poco, se conserva otro material, que apunta en la misma dirección: independientemente de que algunos integrantes del plantel le hubieran vuelto la espalda, el periódico seguía con vida y organizaba reuniones. Así se desprende de un volante de invitación para una "Comida en Honor de Norah Lange", impreso en el anverso y el reverso, fechado el 18 de abril de 1928.

MARTÍN FIERRO / periodico de arte y critica libre / calle tucuman 612

Sus redactores y colaboradores, y sus amigos de los grupos de Inicial y Revista de América, de la Capital, y Valoraciones, de La Plata, aspiran al placer de su grata presencia y se honran invitándole a participar en la comida de fraternidad intelectual y artística que dedican a NORAH LANGE, la deliciosa autora de Calle de la tarde, Los días y las noches, y Voz de la Vida, para despedirla con motivo de su inmediata partida a Europa y festejando su obra.

Saludan a usted con su distinguida consideración:

Luis Aznar, Alfredo Bigatti, Pedro V. Blake, José B. Cairola, Leónidas Campbell, Lucio Cornejo, Hipólito Carambat, Andrés L. Caro, Augusto Mario Delfino, Luis F. de Elizalde, Leónidas de Vedia, Carlos Alberto Erro, Macedonio Fernández, Luis L. Franco, Lysandro Z. D. Galtier, Roberto García Pinto, Enrique González Trillo, Antonio Gullo, Pedro Henríquez Ureña, Leopoldo Hurtado, Alejandro Korn, Guillermo Korn, Evar Méndez, Ricardo E. Molinari, Arnaldo Orfila, Francisco A. Palomar, Emilio Pettoruti, Sandro Piantanida, Alberto Prebisch, A. Sánchez Roulet, Luis Saslavsky, Raúl Scalabrini Ortiz, Lamberti Sorrentino, Gastón O. Talamón, Juan B. Tapia, Adolfo Travascio, Ernesto A. Vautier, Juan Manuel Villarreal, Miguel A. Virasoro, A. Xul Solar, Lisardo Zía.

Buenos Aires, Abril 18 de 1928.

La comida se realizará el Miércoles 25 de Abril a las 20.30 (8 y ½ p.m.), en punto, en el Restaurant Galería Palace, Corrientes 745, primer piso, ascensor, al lado del Palace Theatre.

En el reverso, después de reproducir el jocoso menú, se cierra el anuncio con una cita del Martín Fierro de Hernández: "Prepare sus patacones/ y venga con buen humor:/ como esta no hay ocasiones/ de divertirse mejor!"

En esa reunión, Pettoruti ilustró un pergamino, en el cual estamparon sus firmas numerosos autores (el original se conserva en Madrid). Cito algunas de ellas, aparte de la de Méndez: Manuel Gálvez hijo, Augusto Mario Delfino, Ricardo E. Molinari, Homero M. Guglielmini, Guillermo Estrella, Guillermo de Torre, González Carbalho, Xul Solar, Margarita Arsamasseva, Juan Manuel Villarreal, Juan B. Tapia, Enrique González Trillo y miembros de la familia Lange.

Los documentos citados confirman que el periódico Martín Fierro se consideraba aún existente, y que son erróneas las versiones que sugieren lo contrario.

Por cierto, no puede dejar de advertirse la fal­ta de ciertos nombres: Borges, Marechal, Bernárdez, Petit de Murat... Aparte de Macedonio, que figura como invitante, pero no firma el pergamino (indicio de que no asistió a la cena), faltan los integrantes del "Comité Irigoyenista de Intelectuales Jóvenes". En cuanto a Borges, sin embargo, el punto no debe ser exagerado, ya que en marzo de 1928 padeció una operación ocular, que lo incapacitaba para leer y escribir. Dos meses más tarde, sin embargo, él y Méndez participarán juntos como jurados para el premio municipal de teatro.

"Con el voto de los escritores Jorge Luis Borges, Evar Méndez y J. J. Soyza [sic] Reilly, el teatro Nacional de la calle Corrientes obtuvo el primer premio municipal" – que consistía en la devolución de los impuestos pagados por el teatro en el año 1927 (cf. NN: "El público se adelantó al fallo oficial": Crítica, jueves 31 de mayo de 1928).

Pascual Carcavallo, director del teatro premiado ("la catedral del sainete"), afirmó en una entrevista reproducida en la misma página: "[...] el jurado que me ha otorgado el premio, dos de cuyos miembros –y esto me halaga más– sé ahora que son los representantes más calificados de la nueva generación argentina: Jorge Luis Borges, el poeta y ensayista compañero del llorado Ricardo Güiraldes en tantas empresas de cultura, y Evar Méndez, director de Martín Fierro, el órgano de la vanguardia artística del país."[8]

Nótese que no dice "ex-director", "ex-órgano" o similar.

Si se busca un motivo para el cierre definitivo de Martín Fierro, aparte de los notorios problemas económicos que a Méndez le provocaban sus empresas, puede vérselo en lo siguiente:

En un libro del peruano Alberto Hidalgo (Diario de mi sentimiento, 1937, 300), se conserva un interesante fragmento de una carta de Carlos Mastronardi a Hidalgo, fechada "Gualeguay (Entre Ríos), Octubre 26 - 1928":

Del hígado de Méndez no sé nada. Debe andar algo dolido porque usted le acabó de enterrar su fierro Martín. Esta es gente que anda merodeando por los descampados de la literatura.

Ignoramos a qué alude Mastronardi al adjudicarle a Hidalgo el hundimiento de Martín Fierro. Quizás se trate de una alusión a Pulso, la revista del peruano, de la que salieron 6 números en la segunda mitad de 1928, y en la cual colaboraron, efectivamente, algunos martinfierristas.

Entre Méndez e Hidalgo habían surgido disensiones hacia agosto de 1925, tras planear juntos la aparición de la Revista Oral, anunciada en Martín Fierro 18 (26 de junio de 1925, 126), proyecto finalmente llevado a cabo por Hidalgo a solas. Aunque no hemos logrado acceder a todos los números de Pulso, presumimos en alguno de ellos (quizás el número 4) alguna pulla contra Méndez.

Como fuere, Evar Méndez no abandonó el proyecto de continuar su periódico. Hay indicios de 1928 y de 1929 acerca de que pensaba reflotarlo:

El ya mencionado número dedicado a Güiraldes siguió planeado hasta julio de 1928, según muestra la siguiente nota aparecida en Indice 20, Bahía Blanca, 26 de junio de 1928, 2:

El periódico literario y artístico Martín Fierro, que en Bs. As. editara don Evar Méndez, reaparecerá en los primeros días de julio próximo. Editará un número especial dedicado a Ricardo Güiraldes. Promete su aparición regular. 

Francisco Luis Bernárdez había formado parte del triunvirato que se apartara de Martín Fierro a comienzos de 1928. Paradójicamente, será por su intermedio que el diario El Mundo del 17 de noviembre de 1929 anuncie "La vuelta de Martín Fierro". Quizás basándose en ese suelto, el mexicano Alfonso Reyes, a la sazón en Buenos Aires, relatará a Valery Larbaud en carta del 4 de diciembre de 1929 (Paulette Patout, ed.: Valery Larbaud / Alfonso Reyes: Correspondance 1923-1952. Paris: Marcel Didier, 1972, 75), que los "muchachos" están entusiasmados con la planeada reaparición de Martín Fierro...

La "vuelta" no se concretó, pero por motivos ajenos a la rencilla original: entre tanto, el campo literario había sufrido, paralelamente al político, graves transformaciones, y el antiguo periódico ya había cumplido su misión.

Carlos García

Referencias:

[1] La primera versión de este texto apareció en Esperando a Godot 6, Buenos Aires, agosto de 2005.

[2] Se conservan los materiales de ese número 46-47, dedicado a Güiraldes, entre ellos un texto (inédito) de Borges, que éste enviara a Evar Méndez con carta del 20-XII-27. Borges había compuesto dos versiones de ese texto, una exaltada y otra sobria. Subsisten también otros materiales, entre ellos la versión mecanografiada por Méndez con miras a la publicación, en la Academia Argentina de Letras (Buenos Aires), que los dará próximamente a luz.

[3] Méndez mismo, inexplicablemente, sanciona esa versión, recogida ya por Girondo en su El periódico Martín Fierro. Memoria de sus antiguos directores (1924-1949). Véase Jorge Schwartz, ed.: Homenaje a Gi­rondo, 1987, 126.

[4] Méndez trabajaba en la secretaría de la Presidencia de Alvear, y habría sido contrahente de Yrigoyen.

[5] Alusión irónica al primer poemario de Méndez: Palacios de Ensueño (1910).

[6] Sobre esta tercera época, no realizada, de Proa, cf. Carlos García: "Alfonso Reyes y Proa (1928)": Proa 45, Buenos Aires, enero-febrero de 2000, 161-163, y en [www.alfonsoreyes.org], Colaboraciones, 25-X-2004.

[7] En la biblioteca de Xul (Pan-Klub, Buenos Aires), se conserva un ejemplar de No­va­lis' Werke. Berlin-Leipzig-Wien-Stuttgart: Deutsches Verlags­haus Bong & co., sin fecha (con firma autógrafa de Xul). No veo que esa traducción de Novalis llegara a ser publicada.

[8] Sobre Pascual Carcavallo (quien falleció en 1948), cf. Bibiana Ric­ciardi: "Pascual Carcavallo fundó el teatro Alvear hace 50 años": La Maga, Buenos Aires, 22-IV-1992.

© Carlos García
(Hamburg, 1 de mayo de 2005 - 1 de julio de 2006)

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