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Guaraní: lengua maravillosa, valiente y viva |
1. Introducción A este tercer milenio lograron llegar los “más
fuertes”, los “más resistentes”, los que mejor se adaptaron a los
desafíos naturales y culturales de toda la humanidad. Uno de esos héroes
que atravesó exitosamente la línea que separa la vida de la muerte, es
el Idioma Guarani.
Por ello, podemos afirmar que el guaraníes
una lengua maravillosa, valiente y viva;
lo que no que quiere decir que sea la única. Ya sé -como suele ser
habitual- que este escrito traerá cola a partir de dicha afirmación.
Lo más seguro es que se crucen en el camino los
pocos colonialistas y antiguaranistas
a intentar -vanamente- pisotear, retrucar, romper, tironear o borrar lo
que aquí expongo; y como también ya se hizo costumbre, no faltarán
quienes me traten de fanático o xenofóbico
o nacionalista
a ultranza o contrera
del progreso y la civilización y otros disparates más, a
los que ya estoy acostumbrado y que dicho sea de paso no me vienen ni me
van. Creo que la condición de lengua maravillosa y valiente siempre trajo problemas al Guarani; ya que desde la Colonia lo convirtió -en esta parte de América- en “competencia” del imperialismo castellano y portugués. Es así que durante la época de la Colonia, el guaraní se convirtió en el akârasy (dolor de cabeza) de los conquistadores, particularmente de los misioneros; que -tras mucho insistir por todos los medios, incluidos los violentos, para imponer el castellano- tuvieron que, muy a pesar de sus |
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intenciones originales, valerse del guaraní para reducir físicamente
(no lingüísticamente) al indígena. De hecho, solamente lo hicieron
con unos pocos por que la gran mayoría se mantuvo en el monte, en su hábitat
tradicional. No olvidemos que cuando los jesuitas fueron expulsados
(seis generaciones después = 150 años), los indígenas abandonaron las
reducciones
y ni
cortos ni perezosos retornaron a su vida montés, el
único sitio donde la libertad
les fue y les sigue siendo posible. Con el tiempo las
reducciones se convirtieron en ruinas,
constituyéndose en el derrumbado y mudo testimonio de la opresión y la
represión. Posteriormente, el
guaraní llegó a
ser la principal
preocupación de la Triple
Alianza, durante la guerra librada de 1865 a 1870. La cuestión
esencial era: eliminemos
al guaraní
para así eliminar al Paraguay: no existe otro camino.
Idéntica cosa ocurrió de 1932 a 1935, durante la Guerra del Chaco,
ya que el Guaraní, a no dudarlo, fue el más valioso aliado de las
tropas paraguayas. En el Chaco, varias
batallas se ganaron en Guaraní. Pasado
el período colonial y los dos enfrentamientos bélicos, y a pesar de
los pesares, el guaraní
permaneció
firme, heroico y sobre todo victorioso. Una lengua enclenque o débil,
incompleta, torpe y imperfecta, no
hubiera resistido lo que el avañe’ê resistió.
El guaraní
es
una lengua soberana, maravillosa, valiente y heroica, americana.
No le falta nada y tiene de todo y para todos los gustos. Y mi afirmación
subirá de tono al sentenciar que la Cultura
guaraní
fue y es una cultura
perfeccionista. El solo hecho de concebir o tener
la noción de lo
perfecto o de la
perfección, ubica a los “nativos”
guaraní en una posición
de vanguardia. La palabra perfecto o perfección
existe en guaraní y es katu
(y su variante ngatu
que se utiliza con las palabras
nasales). Esto no es un invento actual o una concesión
graciosa del Castellano para enriquecer la Cultura Guaraní. No. La
palabra katu (amóva hekokatu)
pre-existió a la conquista. Es más, un intento de borrar ese concepto
fue el uso postcolonial de la expresión tekoporâ
(amóva hekoporâ).
Los
guaraní aplicaron la concepción de lo perfecto a muchas circunstancias de
su vida cotidiana, como por ejemplo, al uso de la palabra. Ellos se
consideran ñe’êngatu
(ñe’ê = palabra + ngatu
= perfecta); es decir, emiten palabras perfectas;
y por consiguiente, dicen solamente lo
que deben decir, de manera objetiva. Para ellos, la palabra
es
sagrada.
Solamente hablan cuando tienen algo que decir. En esencia, el indígena
guaraní no miente; y por consiguiente, la lengua tampoco. El concepto de la perfección es algo que les apasiona. Es su razón de
ser. Basta recordar que en el Alto Paraná y Kanindeju viven los Ava
guaraní o Avakatu
o Avakatuete
(donde ete
es superlativo), es decir, personas
perfectas o plenas. Debemos aclarar que ellos -entre
sí- se autodenominan de esa manera y no aceptan la denominación de Ava Chiripa,
nombre con el cual se los bautizó, desde afuera. Resulta claro que ellos no vienen a especular con aquello de
que somos perfectibles o que debemos vivir procurando el camino de la
perfección.
Es por ello que los Avakatu o Ava guaraní están obligados moral y éticamente
a practicar lo correcto, el error solo puede ser una casualidad. La
imperfección siempre
fue una molestia
para el indígena. De allí también la tradición del tera’o (quitarse o cambiar el nombre).
Esta notable práctica se daba y se da cuando la persona comete una
infracción moral. Ocurrida la imperfección, el siguiente paso será ponerse un nombre nuevo,
con lo que la persona recupera su tekokatu
(teko = vida + katu = perfecta). Pero ¡ojo!, la cuestión
no pasa por andar cambiando de nombre a cada rato. El tera’o
es prácticamente un acto de humillación social. Por otra parte,
tampoco perdamos de vista que el indígena guaraní está seguro que
puede llegar a la plenitud de la perfección:
el aguyje
(estado de gracia, que nada tiene que ver con nuestro cotidiano
“muchas gracias”). Estos ejemplos no son invenciones sino hechos
ciertos. Así fueron y así son (los ya pocos indígenas que aún quedan
viviendo intensamente
sus tradiciones milenarias y consuetudinarias). Lo de milenario tampoco
es un invento. Los restos fósiles (enterrados en las tradicionales
urnas funerarias guaraní llamadas “japepo”)
encontrados durante las excavaciones de la Represa Itaipu y analizados
con la técnica del carbono 14, tienen hasta
diez mil años de antigüedad. Pese a 500 años de haber sufrido todo tipo de agresiones (una más violenta que la otra),
la morfología (estructura) y la sintaxis (funcionalidad) de la lengua
guaraní permanecen invariables e
incorruptibles,
pese también a los varios intentos de degradación y de destrucción
que -sistemáticamente- sufrió. El Guaraní,
en su estructura profunda, sigue
siendo Guaraní.
No
existe el jopara. El
jopara o jehe’a es apenas una ilusión. El jopara no es el cáncer ni
el sida del Guaraní… es apenas un susu’a. El jopara o jehe’a es la
demostración de la pereza mental del paraguayo, no del indígena: dueño y usuario original
del Guaraní, quien aunque no contó ni cuenta con un sofisticado y
moderno soporte académico y tecnológico de transmisión, supo mantener
la esencia profunda
de la Lengua Guaraní. 2. Desarrollo
El sueño de cualquier lingüista es toparse con el idioma más
sencillo, más simple, más fácil; aquel que resulte menos complicado
en su análisis y en su definición. Los idiomas o lenguas complejas son
el dolor de cabeza de quienes nos dedicamos a
estudiar las diversas formas de comunicación. Contrariamente al pensamiento de cierta gente no conocedora del Guaraní,
que cree y que dice que el guaraníes difícil; nosotros estamos en
condiciones de demostrarle que el guaraníes fácil de interpretar y de
usar. Como cualquier otra lengua, el
guaraní tiene sus claves misteriosas.
Pero, en esencia, el
guaraníes una lengua muy simple, ágil, agradable al oído, bella y
plena.
Con el propósito de demostrarlo me remitiré a algunos casos objetivos
y sencillos de interpretar: 2.1. El guaraní pertenece, por su
tipología, a la clase de lenguas aglutinantes;
es decir, forma sus palabras por aglutinación,
valiéndose por consiguiente de la composición:
palabra + palabra (akâ + rasy = akârasy)
y de la poli síntesis: afijos (prefijos y/o
sufijos) + palabras (a + guata + se = aguatase).
Por las dudas, aclaro que akârasy
quiere decir cefalea
(dolor de cabeza) y “aguatase” significa camino
(yo), es la conjugación del verbo “caminar”, en la primera persona,
del singular.- El castellano por su parte, por su tipología, es una
lengua de flexión o flexiva. 2.2. El guaraní posee todos los
recursos léxicos para nominar cualquier elemento. No perdamos de vista
que, antes de la llegada de los
conquistadores, todo lo que había en esta parte de América tenía
nombre en Guaraní: las personas (kuimba’e, kuña, mitâ, ava), su
obras culturales: concretas (óga, apyka, japepo, yvyrapâ) y abstractas
(Ñande Ru Papa, tekojoja, tekokatu, tekomarâ), la naturaleza: plantas
(ygary, tajy, takua, hy’a), animales (maino’i, jaguarete, piraju,
panambi), minerales (juky, itaju, y). Todo ya tenía nombre en Guaraní,
hasta el más insignificante elemento del entorno tuvo su nominación en
el Avañe’ê. No en balde se afirma que el guaraní es la lengua que más
nombres aportó a la botánica después del griego y el latín. La
coherencia formal
del guaraní inclusive se puede percibir en su mecanismo de formación de
palabras. Así, el
guaraní siempre dio nombre a los lugares por la presencia abundante de algún elemento
natural en ellos, utilizando los sufijos “ty (ndy)” para referirse a vegetales (aguai-ty, kurupa’y-ty, ka’arê-ndy, ky’ÿi-ndy) y minerales (juky-ty, yvy-ty-rusu, ita-ty); y “kua” para indicar abundancia de animales y personas (jaguarete-kua,
guasu-kua, tapira-kua-y, kamba-kua). Usó asimismo, el sufijo “y” para nominar las variedades forestales (karanda-y, guapo-y, kurupa-y,
jata-y, juasy-y, amba-y), y en
zonas acuáticas la “y” para indicar ríos, arroyos o cursos de aguas con abundancia de
determinados peces u otras especies y variedades acuáticas (pirape-y,
jatyta-y, akara-y, javevýi-y). 2.3. El guaraní
ni se parece al castellano… es más
que el castellano, en muchas cuestiones. Así, por
ejemplo, el guaraní posee 33 fonemas, 9 más que el castellano; que
posee 24 fonemas (5 vocálicos y 19 consonánticos). Así también, el
guaraní posee un mayor número de vocales, 12 en total; por su parte, el
castellano tiene apenas 5. La sexta vocal guaraníes la gutural “y”,
y paralelamente a las seis vocales orales, se encuentran las seis
nasales; que en su uso, generan variaciones semánticas
(pyta
= talón / pytâ
= rojo /// oke
= duerme / okê
= puerta /// pytu
= hálito / pytû
= oscuro /// aky
= inmaduro / akÿ
= húmedo). 2.4. El guaraníes un idioma de silabación directa;
lo que equivale a decir que sus sílabas siempre terminan en vocal. El
modelo clásico de las sílabas del Guaraní es consonante más vocal (v
+ a = va) o vocal sola (a). En otros idiomas existen sílabas indirectas
(que terminan en consonantes o en consonantes compuestas) y mixtas. La silabación directa es la silabación más sencilla.
Es por ello que las sílabas
y palabras del guaraní
son fáciles de pronunciar,
que no sea por tres o cuatro consonantes que no existen o no son comunes
en las demás lenguas. Así: jaguarete = ja
/ gua
/ re
/ te
----- panambi = pa
/ na
/ mbi
----- apykape = a
/ py
/ ka
/ pe. 2.5. En guaraní la nasalidad
tiene un régimen
especial en materia de aglutinación, pues la gran mayoría de
los afijos (prefijos y sufijos) poseen dos formas, unas para ser
utilizadas con las palabras orales; y otras, con las palabras nasales.
Así por ejemplo, la palabra nasal ñana
(la n
y
la ñ
son consonantes nasales) agregará el sufijo ndy, así ñanandy
(que significa yuyal:
“ñana” = yuyo, y “ndy” = lugar donde abunda). En cambio, una
palabra oral como pakova
agregará el sufijo ty,
así pakovaty
(que significa bananal o lugar donde abundan bananos: “pakova” =
banano, y “ty” = lugar donde abunda). A
modo de muestra aquí, brevemente, una mención de afijos similares: je – ñe
(ajeheka
– añenupâ),
mbo – mo
(amboguata
– amoñe’ê),
pa
– mba
(oguatapa
– osêmba), kue – ngue (ogakue – akângue). 2.6. En guaraní existen sustantivos uniformes, biformes y
triformes que tienen también un régimen especial de uso.
Los uniformes
tienen una sola manera de uso, por ejemplo, jagua que quiere decir perro.
Al indicar posesión, se dice: che jagua (mi perro), nde jagua (tu
perro), ijagua (su perro). La palabra “jagua” no varía. En cambio,
en los sustantivos biformes
las palabras tienen dos formas, así: “ta’ýra” – “ra’y”
que significa hijo (del varón).
Al usar, se dirá: che ra’y
(mi hijo), nde ra’y
(tu hijo), ita’ýra
(su hijo). Por último, los sustantivos triformes
tienen tres formas: “tesa” – “resa” – “hesa” que
significa ojo.
Al usar, se dirá: che resa
(mi ojo), nde resa
(tu ojo), hesa
(su ojo). Cuando no se indica posesión se usa tesa,
así: tesa
oîva ojesareko hese (todos los ojos se fijaron en él). 2.7. Cosa rara pero interesante: en
Guaraní, los
sustantivos indican tiempo; a más del verbo, que por
naturaleza lo hace. Así por ejemplo, se dice: “che ao” (mi ropa),
“che aokue”
(mi ex ropa o la ropa que fue mía), “che aorâ”
(mi “futura” camisa o la que será mi camisa), y “che aorângue”,
mezcla de presente y pretérito (la que iba a ser mi ropa… pero no
fue). 2.8. En
guaraní los objetos (inertes o
inanimados), por ejemplo, las palabras como “apyka” (silla), “óga”
(casa), “korapy” (patio), etc. son de género
neutro. En cambio, en castellano “silla” es de género
femenino, “casa” es femenino y “patio” es masculino, pese a ser
inertes y no estar sexuados. Igual situación se presenta a la hora de definir el género de los
insectos como “tarave” (cucaracha), “tahýi” (hormiga), y
“ky” (piojo). Estos insectos corresponden en guaraní al género
epiceno. En cambio, en castellano y de manera arbitraria,
“la” cucaracha es “la” (todas, sin excepción, aunque existan de
sexo masculino); igualmente, “la” hormiga es “la” (todas, sin
excepción, aunque existan de sexo masculino); y por último, “el”
piojo es “el” (todos, sin excepción, aunque la mitad sean de sexo
femenino). 2.9. En guaraní a más de los grados:
positivo,
comparativo,
y superlativo
(que también existen en el castellano); existen varios otros más
intensos y descriptivos: eterei – iterei: “iporâiterei”; rasa: “iporârasa”;
etereirasa – itereirasa: “iporâitereirasa”.
Estos tres casos ejemplificados de los grados del guaraní
no
existen en el castellano; por consiguiente, para la traducción, hay que
hacer magia
para -por lo menos- aproximarnos a la significación de cada uno. 2.10. El adjetivo posesivo
de la tercera persona del Guaraní, también denominado índice de posesión de tercera persona,
tiene diferentes formas que se usan tomando en consideración las
características del sustantivo al cual se refieren. Ejemplo: Su ropa es Ijao,
Su
cabeza es Iñakâ,
Su
cara es Hova,
Su
patio
es Ikorapy,
Su
cabello es Hi’áva En
guaraní la “ij“
(ijao) se utiliza con sustantivos
orales; que empiezan en vocal y tienen acentuación tónica final.
En cambio, la “iñ“
(Iñakâ) se usa con sustantivos
nasales; que empiezan en vocal y tienen acentuación tónica final.
Por su parte, la “h“
(hova) se utiliza con sustantivos
triformes. En tanto que, la “i“ (ikorapy) se usa con cualquier
otro sustantivo que no
empiece con la “t“
u “o“
móvil inicial. Por último, la “hi“
(hi’áva) se utiliza con sustantivos
orales o nasales que empiezan en vocal tónica inicial. 2.11.
Lo siguiente es casi insólito: en guaraní apenas existen 6 verbos irregulares.
Todos los demás son verbos regulares. En el castellano y en los demás
idiomas existen numerosos verbos irregulares (“ser” y
“satisfacer”, a modo de ejemplos, son dos de los que causan estragos
en el hablante paraguayo). No perdamos de vista que la presencia de
verbos irregulares complica las chances de cualquier hablante en el
aprendizaje de cualquier lengua; por consiguiente, a menor número de
verbos irregulares podríamos decir aumentan y mejoran las posibilidades
del hablante, no solamente para aprender a conjugar; sino -y sobre todo-
en el aprendizaje “fácil” de una nueva lengua. 2.12.
En
Guaraní, en la conjugación
de los verbos, los afijos que señalan número y persona
ocupan una posición prefija
al verbo; en tanto que, en el Castellano
los morfemas que, entre otros, indican número y persona
ocupan una posición sufija
al verbo.
Aguata
=
Camino
Reguata
=
Caminas
Oguata
=
Camina
Jaguata
=
Caminamos
Roguata
=
Caminamos
Peguata
=
Camináis
Oguata
=
Caminan 2.13.
El guaraní posee dos
pronombres de primera persona (plural).
A uno de ellos, denominamos incluyente
y es ñande;
y el otro recibe el nombre de excluyente
y es ore;
ambos equivalen a “nosotros”
del castellano. Al conjugar, se dice: ñande
jaguata, y luego, ore
roguata. Ambas conjugaciones en
castellano corresponderán a “nosotros
caminamos”. 2.14. En materia de concordancia
conviene afirmar que los adjetivos
calificativos del guaraní no poseen variaciones ni de número ni de género.
Por ejemplo, el adjetivo calificativo yvate, tiene una sola forma para su uso;
por consiguiente, la concordancia entre el sustantivo y el adjetivo
calificativo, no
existe en el Guarani. En cambio, en el Castellano los adjetivos calificativos sí
poseen variaciones de número
y género, así por ejemplo: alto, alta, altos, altas, en
directa relación de concordancia con el sustantivo al cual se refieren.
Así:
Karai yvate
=
Señor alto
Karaikuéra yvate
=
Señores altos
Kuñakarai yvate
=
Señora alta
Kuñakaraikuéra yvate
=
Señoras altas 2.15.
En Guaraní, las oraciones pueden tener el verbo elíptico o tácito.
Por ejemplo, el guaraní hablante dice “Kóva che róga ha amóva nde róga”
y al analizar encontraremos que “kóva” (éste / a) y “amóva” (ése
/ a) son pronombres demostrativos,
que “che” (mi) y “nde” (tu) son adjetivos
posesivos; y que “róga” (casa) es sustantivo. La traducción: “Ésta es
mi casa y ésa es
tu
casa”. En síntesis, el verbo “ser” no
aparece escrito en la oración, pero está
presente -sin ninguna duda- en la estructura profunda de la oración. 2.16. En
guaraní existe
la denominada construcción del genitivo, donde el poseedor precede a la cosa poseída,
al contrario de la construcción Castellana. Por ejemplo: Guaraní: Kalo rembireko ohókuri Ka'aguasúpe Traducción directa: Carlos esposa fue Ka'aguasu a Castellano:
La esposa de Carlos fue a Ka'aguasu 2.17. En guaraní existen posposiciones; en el castellano, por su parte, existen preposiciones. El hablante del avañe’ê dirá: “che aha
ógape”. En este ejemplo se aprecia que “pe” va
pospuesto a la palabra “óga”. La traducción directa será: “yo
voy casa a”; lo que en castellano se dirá: “yo voy a casa”. 2.18. En Guaraní, por ejemplo,
existe un saludo
cotidiano a la siesta y que es “Mba’éichapa ndeasaje”, cuya traducción sería aproximadamente: “Buenas
siestas” o “Cómo estás a la siesta”; expresión de cortesía ésta que no existe en el castellano. Lo que
demuestra que el guaraníes una lengua diferente y más expresiva. Estos son apenas algunos muy contados casos que demuestran que el guaraníes
una lengua singular, viva, completa; con estructura lingüística propia
definida y soberana, distinta a otras lenguas. 3. Conclusión El guaraní
es una lengua maravillosa y valiente, hablada por casi diez millones
de personas en América (de las cuales cerca de cinco millones viven en
el Paraguay). El guaraní es una necesidad, es nuestra esencia
vital. El guaraní sobrevivió a las agresiones. Pese a
todo, en la actualidad quien no habla guaraní está prácticamente
perdido (gobernante, abogado, médico, ingeniero, agricultor,
comerciante, periodista, sindicalista, policía, etc). Por ejemplo, los
políticos -incluidos aquellos que hasta hace poco tiempo renegaban del
Guaraní- hoy se ven obligados a hablar el Avañe’ê, a fin de
evitar el fracaso o el descrédito político. El número de contreras del
Guaraní,
comparado a veinte años atrás, se redujo notablemente. Para suerte del guaraní esos pocos
colonialistas y antiguaranistas cada día son menos.
Algunos en su afán de liquidar
al guaraní han envejecido más rápidamente, hoy usan bastones y ya no
les queda mucho tiempo de vida. Creo
seriamente que en unos años más morirán todos.
En cambio, el Guaraní, quebranto
de ellos, sigue bien vivo y sorteando todo tipo de batallas que la vida le presenta. Hasta me
arriesgo a decir que el guaraní funciona en base a la premisa: a más
batallas libradas, más y mejores experiencias ganadas para enfrentar
exitosamente los siguientes desafíos. Cada
batalla ganada engrandeció más y más al guaraní no solamente en el
Paraguay sino que en todo el mundo. Por eso, hoy el guaraníes el centro
de atención de una gran parte del mundo (investigadores, universidades,
Internet, etc). El guaraní
ya
se hizo pire atâ (piel dura). Al guaraní ya no le entran balas.
Hoy sus defensores y promotores están esparcidos como hongos por todas partes. Pensar
que tuvo tantos detractores de todos los colores y pelajes; así como
también muchos fueron los que “vaticinaron” su desaparición y
muerte. Pero, insisto, no pudieron y no podrán con el Avañe’ê. Al
guaraní no lo van a destruir con meros discursos
“contreras” e infundados. Para matar al guaraní habría que matar a
cerca de diez millones
de personas que lo siguen hablando; y que, en la mayoría de los casos,
tienen al guaraní como único idioma. El propio Ministerio de Educación tendrá que rever a corto tiempo su pésima y deplorable actitud
hacia la promoción del Guaraní. No tiene otro camino. El vano intento
del MEC, desde 1999, de aplicar la enseñanza del jehe’a mal llamado jopara
(mezcla de Castellano y Guaraní) en sustitución del guaraní cayó en
saco rotó, resultó ser un lamentable fracaso. Hoy, todos nos quejamos
de ese supuesto guaraní
que
el MEC impuso y que está plagado en todos sus libros. A ellos les recuerdo que los
intereses generales están por sobre los particulares: todos deseamos la
correcta enseñanza del Guaraní; por consiguiente, debemos volver a enseñar
Guaraní. Lo que hoy se enseña NO es
Guaraní.
La necedad no conducirá al MEC a ningún puerto seguro. La enseñanza del jopara en sustitución del guaraní
se
identifica plenamente con la mediocridad.
El jopara es el sinónimo de la mediocridad.
No es castellano ni es Guaraní. Es la resultante de nuestra pereza
mental. No existe la mentada “tercera
lengua”. Eso es un soberano
disparate que tiene por objetivo desprestigiar al Guaraní.
Lo notable es que los que se “emperran” con esa idea, y que lo hacen
con premeditación y alevosía, solamente “ven” el jopara en el
guaraní y no lo ven (y no lo quieren ver) en el Castellano. Es más,
nadie enseña (ni quiere enseñar) el castellano
jopara. Recorriendo la historia, encontraremos que todos los grandes
investigadores del mundo que tuvieron contacto con el Guaraní, quedaron
maravillados y cayeron rendidos ante la exuberancia y la plenitud del Avañe’ê, no del jopara; entre ellos, el más
destacado, respetado y objetivo: Moisés Santiago Bertoni; quien dedicó gran parte de su vida
a promocionar, con profunda convicción, la Cultura y la Lengua guaraní
por
considerarla el reflejo de la milenaria, justa, solidaria, democrática
y evolucionante Civilización
Guaraní. Sin dudas, el guaraní
es una lengua maravillosa, valiente y viva…
|
David
Galeano Olivera
Docente universitario.
Presidente (Director General) del ATENEO DE LENGUA Y CULTURA GUARANI. Profesor y
Licenciado en Lengua Guarani. Escritor bilingüe. Traductor público.
Ateneo de Lengua y Cultura Guarani
Guarani, Mercosur Ñe’ê Teete
“2008:
Opaite Ñe’ê Ary - Año Internacional de las Lenguas” – Onu
República del Paraguay
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