Antropología 
Avakuaaty

David A. Galeano Olivera

Serie ATENEO DE LENGUA Y CULTURA GUARANI

Asunción, Paraguay 2002

 

David A. Galeano Olivera

Profesor de Antropología de la

Universidad Nacional de Asunción, en la Carreras

Lengua Guarani (ISL – Facultad de Filosofía),

Enfermería, (IAB – Facultad de Ciencias Médicas), 

Obstetricia (IAB – Facultad de Ciencias Médicas), y

Biología (Facultad de Ciencias Exactas y Naturales) 

 

 

Dedicatoria – Mandu’arâ

A mi entrañable profesor de Antropología, Roberto Melgarejo R.

Che mbo’ehára katupyry Avakuaatyguigua, Roberto Melgarejo R.

 

A mis alumnos

Che remimbo’ekuérape

 

A mis amigos de la Fundación Tekokatu

Che anrigû Tekokatuyguápe

INDICE

 

- Introducción.

 

- Generalidades.           

 

- Antropología Física.  

 

- Antropología Cultural.   

 

- Folklore.

 

- El mundo de la cultura, subcultura y la invención.      

 

- Simbolismo y normas de la cultura.       

 

- Evolución cultural, problemas del cambio cultural y difusión de la cultura.          

 

- Bibliografía.

 

Introducción

 

Desde su aparición sobre la faz de la tierra, el hombre en algún momento de su existencia se planteó una serie de interrogantes que tienen que ver con su existencia individual y colectiva, antes, hoy y en el porvenir. Dichas interrogantes y sus probables respuestas marcaron y siguen marcando notablemente el propio modelo de vida asumido por las sociedades, tratando de orientar la vida humana hacia su mayor progreso y bienestar.

 

A lo largo de la historia cuestiones vinculadas con la creación, el universo, la naturaleza terrena, la vida y la muerte humana, la educación, la economía, la concepción del estado o la dualidad entre el espíritu y la materia; concentraron la atención de primigenios filosofos griegos de la talla de Tales de Mileto (s. VI ac), Pitágoras (572-497 ac), Empédocles (490-430 ac), Sócrates (470-399 ac), Platón (428-348 ac), o Aristóteles (384-322 ac); y de pensadores clásicos más recientes como San Agustín (354-430, africano), Santo Tomás de Aquino (1225-1274, italiano), René Descartes (1596-1650, francés), John Locke (1632-1714, inglés), Jean-Jacques Rousseau (1712-1778, suizo), Georg Hegel (1770-1831, alemán), Auguste Comte (1798-1857, francés), Immanuel Kant (1724-1804, alemán), John Stuart Mill (1806-1873, inglés), Karl Marx (1818-1883, alemán), Friedrich Nietzsche (1844-1900, alemán), Bertrand Russell (1872-1970, norteamericano), José Ortega y Gasset (1883-1955, español), Jean Piaget (1896-1980, suizo), Erich Fromm (1900-1980, judío-norteamericano), Karl Popper (n. 1902, austriaco), Jean-Paul Sartre (1905-1980, francés), y Martín Heidegger (1889-1976, alemán). Todos ellos, desde distintas perspectivas históricas, religiosas, económicas, sociales y políticas (democráticas, autocráticas, monárquicas, socialistas, comunistas, etc) ensayaron diferentes posturas acerca del ser humano y su entorno terreno y universal, finito e infinito.

 

Sin embargo hasta hoy permanecen firmes e inmutables las tres grandes interrogantes, que –como decíamos párrafos antes- abrumaron y abruman en algún momento la vida del ser humano. ¿De dónde venimos?, ¿Quiénes somos?, ¿Adónde vamos?. A la primera interrogante ¿De dónde venimos?, se han ensayado algunas respuestas. Una -mas bien religiosa- denominada teoría monogenista, que intenta justificar el “todo” (creación: universo, tierra y vida), a partir de la obra perfecta de Dios (Jehová, Ala, Buda, Ñande Ru Papa Tenonde), y la otra llamada teoría poligenista, que intenta justificar el “todo” a partir, por ejemplo, de la evolución de los elementos cósmicos mediante la denominada teoría del “Big-Bang”, complementada por Charles Darwin, con su teoría de la evolución de las especies (de los elementos químicos surge el agua, la tierra, la vida marina, los vegetales y los animales y dentro de éstos el ser humano).

 

A la segunda interrogante ¿Quiénes somos?, surgieron varios intentos de respuestas. Si tomamos las teorías expuestas (monogenista y poligenista) podríamos enunciar, por una parte, que somos “hijos de Dios”; y por el otro lado, podríamos afirmar acaso que somos el resultado de la evolución de numerosas especies. Cualquiera sea la respuesta todavía debemos responder a: ¿porqué tenemos estos rasgos físicos y no otros?, ¿qué debemos hacer con nuestras vidas: vivir sólo vivir, vivir para trabajar, trabajar para vivir, ser o tener? y lo más importante ¿para qué vivir?.

 

Finalmente, a la tercera interrogante ¿Adónde vamos?, también se intenta responder con varias hipótesis, entre ellas, la respuesta religiosa (según el cristianismo vamos al cielo, al infierno o al purgatorio; de acuerdo con el desarrollo de  nuestra vida terrenal), para otros la muerte física conlleva a la descomposición orgánica del cuerpo, cumpliendo con la regla de oro de la naturaleza: En la naturaleza nada se pierde, todo se transforma... y nada más. Todavía sobra responder a ¿qué ocurre después de la muerte?. Más allá de la fe ¿existe o no Dios, el cielo o la vida después de la vida: la reencarnación por ejemplo?.  

A pesar de todo y de todos, desde Tales de Mileto hasta hoy han pasado casi 3000 años, y esas tres grandes interrogantes siguen siendo tales: interrogantes, pese al constante filosofar humano.

 

Sin embargo consciente de su breve vida terrenal –considerando los varios millones de años del propio universo- el ser humano sigue naciendo, viviendo, procreando y muriendo, dándole distintos valores y utilidades a su vida y a su convivencia social, y sumando a

lo “natural” su creatividad “cultural” transformando y perfeccionando su propia creación. Ese cúmulo de experiencias y conocimientos humanos, en todo tiempo y lugar de la tierra, se transmitió y se sigue difundiendo mediante uno de los procesos producidos por el ingenio humano: la educación (formal e informal).

 

Debo decir que, movido por esas mismas interrogantes; asimismo, por mi vinculación a la Cátedra de Antropología dentro de la Universidad; y finalmente, por mi pertenencia a un extraordinario grupo que continuamente procura generar situaciones de cambio social hacia mejores horizontes; me permitido transportar al papel una serie de reflexiones y experiencias personales que, hoy, ven la luz de la vida, en un modesto formato de manual didáctico.

 

Espero que sea del agrado de los lectores. 

 

 

David A. Galeano Olivera.   

 

Generalidades

 
Antropología 
Avakuaaty

 

Etimológicamente, la palabra Antropología deriva de la voz griega “anthropo” (hombre), y del sufijo “logía” (ciencia). Su definición es, por tanto, “LA CIENCIA DEL HOMBRE”. Su objeto y sujeto de estudio es el hombre. Por su concepto es la ciencia que estudia al hombre como ser biológico y cultural, desde su aparición sobre la faz de la tierra hasta nuestros días, en todo tiempo y en todo lugar. Estudia al hombre en forma individual y en forma colectiva.

 

Antropología hína peteî ñe’ê oúva griégogui. “Anthropo” he’ise “ava”, ha ñe’êpehêtai upeigua “logía” katu he’ise “kuaaty”. Antropología he’ise aipórô ava kuaaty. Ojesarekokatu ava rehe. Upévare ja’ekuaa ha’eha kuaaty ava retepy ha ava rembiapo rehegua, heñói guive yvy apére ko’agaite peve, opaite ára ha opaite tendápe. Ojesarekokatu ava peteîteîre ha avano’ôre.  

 

Ciencias puras y ciencias aplicadas 
Tembikuaaty ha’etéva ha tembikuaaty purúva

 

Las Ciencias Puras (Tembikuaaty Ha’etéva) son aquellas que prueban sus proposiciones sin recurrir a la experiencia. Buscan el saber por el saber mismo. Ha’e umi tembikuaaty ohekáva arandu ombohetavévo kuaaty, ndaha’éi ku oipuru hagua. Techapyrâ: Filosofía (Arandupykuaaty) y Matemática (Papapykuaa).

 

Las Ciencias Aplicadas (Tembikuaaty Purúva) en cambio exploran, describen y formulan predicciones sobre los hechos del mundo que nos rodea: sus proposiciones deben ser confrontadas con los hechos y sólo son válidas sin son verficadas en la experiencia. Tienen por fin aplicar los conocimientos obtenidos, mediante las investigaciones de las Ciencias puras, para aumentar el bienestar de la población. Ha’e umi tembikuaaty oñeha’âva ombohovake apytu’û kuaa opa hendápe, ha upekuévo oipuru arandu, ohekávo ava rekokatu. Techapyrâ: Biología (Tekovekuaaty), Sociología (Avarekokuaaty), Lingüística (Ñe’ê’etakuaaty), Economía (Virurekokuaa), Política (Avarekokatukuaa), Historia (Tembiasakue), y Antropología (Avakuaaty).  

 

La antropología y las demás ciencias 
Avakuaaty ha ambue tembikuaaty

 

La antropología se diferencia de otras ciencias humanistas, por que ella estudia al hombre en su totalidad; mientras que las demás ciencias se basan en ciertas características o aspectos del hombre biológico o del hombre cultural. Así por ejemplo, la Psicología estudia particularmente el aspecto conductual o el comportamiento del hombre; la Sociología estudia particularmente al hombre en su interacción social; la Anatomía estudia en particular la estructura o morfología de los órganos, aparatos y sistemas del hombre biológico; mientras que la Fisiología estudia las funciones de dichos órganos, aparatos y sistemas del hombre biológico.

 

Así hemos apreciado, esencialmente, como en la Psicología, la Sociología, la Anatomía y la Fisiología por ejemplo, existe una especialización por estudiar aspectos específicos del hombre; en tanto que, la Antropología, como decíamos anteriormente, estudia al hombre en su totalidad.

 

Avakuaaty ojoavy ambue kuaatýgui, ha’égui pe ojesarekokatupaitéva aváre. Ambue kuaatykuéra niko  ojesareko sa’isa’i aváre. Psicología ojesareko ava apytu’ûre, Sociología katu ava reko tekohápe, Anatomía ojesareko ava retepy ysajakatúre, ha Fisiología katu ava retepy ku’ekatúre.

 

Psicología (Apytu’ûkuaaty), Sociología (Avarekokuaaty), Anatomía (Teteysajakuaa) ha Fisiología (Teteku’ekuaaty) ojesakorekokatu hikuái ava rekove vorére; Avakuaaty katu ojesarekokatupaite ava rekovére.  

 

Naturaleza y alcance de los estudios antropológicos
Avakuaaty reko ha hupytypy

 

Por su naturaleza, la Antropología es una ciencia humanista aplicada, ya que se basa fundamentalmente en los aspectos biológicos y culturales del ser humano, que -como se sabe- están supeditados a constantes cambios, o transformaciones. Por ello, en Antropología nunca se puede generalizar o totalizar los fenómenos; ya que los seres humanos no somos iguales ni física ni culturalmente.

 

Cuando se habla del alcance de la antropología en cuanto ciencia del hombre, se hace referencia a las posibilidades de estudio que ofrece esta ciencia; es decir, “desde dónde?” y “hasta dónde?” se pueden utilizar los presupuestos antropológicos para definir las características humanas, ya sea desde el origen del hombre hasta nuestros días, de una zona geográfica en particular, reconocida como país o nación, desde su aparición como tal hasta nuestros días; o bien, únicamente la actualidad de esa nación o región específica.

 

Avakuaaty reko niko ohechauka ñandéve Antropología ha’eha peteî kuaaty oku’e tapiáva ha ombyatýva heta arandu, akóinte oñembopyahujeyjeýva ko’ê ko’êre. Avakuaaty ndaha’éi peteî kuaaty ohupytypámava ikotevêita. Heta mba’e gueterei hemby ojehupytyva’erâ hese ae. Avakuaaty rupi ja’ekuaa avei ndaiporiha joja mba’evépe. Añetehápe jajojogua agakatu ndajajojái.

 

Avakuaaty hupytypy katu ohechauka ñandéve “moô guive” “moô peve” oho ijesarekokatu, ha mba’éichaitépa jaipurukuaa umi arandu ombyatýva ñamyatyrô, ñambohetia’eve ha ñamotenondevévo ava rekokatu ko yvy apére, taha’e ha’ehápe ha avei opaite árape.  

 

El tema o problema central de la antropología 
Avakuaaty apañuâiete

 

Como ciencia aplicada que es, la Antropología basándose en los métodos y técnicas de las Ciencias Biológicas y las Ciencias Sociales; centra su estudio en el hombre, por una parte como miembro del reino animal o como un animal más de la especie; y por otra, en su condición de ser creador o cultural, miembro de una sociedad con características particulares y definidas por un tiempo y espacio. La Antropología estudia al hombre biológico o cultural desde su aparición sobre la faz de la tierra hasta nuestros días; ya sea en forma individual o colectiva.

 

Paradójicamente, el ser humano creador y recreador de la cultura no midió las consecuencias de muchas de sus creaciones y recreaciones, que hoy a través de sus efectos le causan todo tipo de estragos, principalmente en materia biológica y ambiental, lo que directamente incide sobre el bienestar y el desarrollo de las sociedades humanas. A partir de 1900, el hombre es el problema. Creó la máquina de vapor, luego todo tipo de vehículos y enormes fábricas con imponentes chimeneas, procurando “soluciones” a sus necesidades, buscando comodidades de toda índole; pero con el tiempo sólo “logró” contaminar peligrosamente “su” medio ambiente, perjudicando sobretodo la vida futura, es decir, el de las generaciones venideras. Hoy, la contaminación y la destrucción ambiental generadas a partir de las creaciones y recreaciones humanas, se manifiestan mediante graves problemas tales como: la lluvia acida, la alteración del efecto invernadero y la reducción de la capa de ozono, por ejemplo.

 

La situación del hombre en el Paraguay tampoco deja de ser preocupante. Al no existir políticas de previsión ambiental, hoy son innumerables los problemas que nos afectan, generados -conciente o inconcientemente- por el propio ser humano que aquí vive. La región oriental otrora cubierta de importantes extensiones de bosques, en la actualidad se halla prácticamente desierta, según un último censo forestal, en 1997 se constato la existencia de apenas 7% de superficie cubierta de bosque. Esa situación generó una gran extensión de suelo casi desierto, con su consecuente efecto en el clima y la extinción de especies animales. El medio ambiente sufre drásticos cambios. A ello debemos sumar la contaminación ambiental de los grandes centros urbanos, como Asunción, Ciudad del Este y Encarnación. Agreguemos también el uso de peligrosos agrotóxicos en la producción agrícola, y la contaminación también de los cursos de aguas por efluentes industriales, desagües cloacales y de otro orígen.

 

La corrupción, el endeudamiento internacional (BM, FMI, etc.) y el gigantismo estatal (excesivo número de funcionarios) hacen, por otra parte, que el presupuesto general de gastos de la nación ya no atienda las urgentes necesidades en materia de salud y educación. Casi el 70% de la población paraguaya tiene carencia de yodo. Según datos estadísticos del Ministerio de Educación, publicados en el año 2000, más de 1.500.000 habitantes en edad escolar, son analfabetos; y por otra parte, sólo el 4% de los alumnos del campo termina la secundaria.      

 

Avakuaaty niko hína tembikuaaty purúva ha upéicha rupi oipuru Tekovekuaaty ha Avarekokuaaty tapereko ha aporekoita. Ojesarekokatu aváre. Ava niko hekove rupi ha’e avei mymba ha iñarandu rupi ha’e tembiapohára, oikóva hekohápe hapichakuéra ndive, peteï ára ha peteî tendápe. Avakuaaty ojesarekokatu aváre tekove ha tembiapoháraicha, heñói guive yvy apére ko’agaite peve; jepémo peteî térâ avano’ôháicha.

 

Ava -opaite tembiapo apohára ha tembiapo oîmava mboambuehára- ñaimo’â ku ndohechakuaáiva’ekue mba’épepa umi hembiapoita ojevykuaa hi’ári ombyaívo hekove ha hekoha. 1900 guive ava reko ojejaho’i apañuâime. Ojapo heta mba’e ohekávo teko porâve, ágakatu umi mba’e ojapóva jaguarete pochýicha ojeity uperiremínte hi’ári, ha peichahápe omoypytû henonderâ. Ava ombyai, omongy’a ha ojuka hekoha ha upekuévo ijupe.

 

Ñane retâme ndajapytái tapykuépe. Ñande avei ñambyaipaite pya’e pya’épe ñande rekoha. Yma oîva’ekue aipo ka’aguasu, okakuaahápe opaichagua yvyra omohesâiva ava rekoha. Ndahi’aréi ojepapa yvyraty ha mbovymínte ojejuhu (7%). Upehaguére umi yvy inandipáva ko’ága, ndaikatuivéima ojepuru mba’everâ, yvyku’ireíntema. Ara pytu jepe iñambuepa ha heta mymba omano ha oguéma ñande yvy ape árigui. Upéicha avei umi táva tuichavéva: Paraguay, Ciudad del Este ha Encarnación avei henyhêma mba’e ky’águi, mbeguekatúpe ombohasy ha ojukátava ñande rapichakuérape omoigévo hetepýpe umi mba’e ijaipáva. Ja’ekuaa avei heta ñemitÿhára oipuruha -oikuaa ha oikuaa’ÿre- pohâ vaieta omongueragua’u hagua ikogaty. Ndopytáinte avei tapykuépe umi ysyry -yma ipotî sakâva- ko’ága iky’apaitéva.

 

Mondaha ha Pokarê heta oîhaguére; avei, heta pirapire jaipurúgui ambue tetâgui ha tekotevëva ñambojevy; ha ipahápe, oîhaguére hetaiterei mba’ápohára okambúva ñade retâre; pirapireita nome’êvéima oñembohovake hagua umi ñekotevê jaguerekóva tesâi ha tekombo’épe. Péicha rupi, heta ñande rapicha ohasa asy hogaygua ndive, mburuvichakuéra ndojesarekoihaguére hesekuéra. Iporâ jaikuaami ñane retâme hetaiterei oîha tapicha oikotevêva jódo, haimete 70%. Avei Ministerio de Educación, ary 2000-pe, ojuhu hetaitereiha avei umi omoñe’ê ha ohaikuaa’ÿva, umíva katu ohasa 1.500.000 tapicha ñane retâyguáva, ohupytýmava ary oho hagua mbo’ehaópe ha ndohóiva. Upéicha avei sa’ietevéntema umi omoguahêva hu’âme iñemoarandu mitârusu mbo’ehaópe. 100%-gui, 4%-nte umi ohupytýva upe kerayvoty.   

 

Trascendencia de los estudios antropológicos
Avakuaaty momba’eguasu

 

La trascendencia de la Antropología se refleja en las utilidades que deja toda investigación antropológica; es decir, que toda investigación de los aspectos biológicos y culturales del hombre tiene un valor o una importancia que bien podría cooperar en la solución de muchos de los problemas que afectan a una población determinada.

 

Así por ejemplo, si se hacen estudios sobre la realidad de la educación y la salud en el Paraguay, tomando como base los problemas biológicos y culturales que afectan a la población, bien podría obtenerse importantes datos que ayuden a lograr a corto, mediano y largo alcance el bienestar deseado. ¿Porqué los niños abandonan las escuelas paraguayas?, por problemas lingüísticos, alimentarios, sanitarios, o económicos. La pobreza cultural de gran parte de nuestra población, con respecto a los avaces tecnológicos, científicos y de otros conocimientos, tienen relación con la manera en que se imparte la educación y el uso de los idiomas en la educación?. Porqué existe una alta cantidad de analfabetos en el país?. Los acuciantes problemas de salud que existen en el país tienen relación o no con la educación y el nivel cultural de la población?. Porqué en el Paraguay se cree en los denominados: ohéo, kambyrujere, py’aruru, empácho, etc?. Están estas “patologías” definidas técnicamente por los profesionales de la salud?. Cuántos estudios formales se han realizado en dicho campo?.

 

Todas esas preguntas tienen que ver con la trascendencia de los estudios antropológicos, ya que todas ellas refieren al ser humano en su condición biológica y cultural. Si los docentes, investigadores, profesionales médicos, biólogos, lingüísticas, etc. dedicaran su atención y sus investigaciones a estos cuestionamientos y a otros, lograrían descifrar muchos de los problemas que afectan a ese hombre biológico-cultural paraguayo; y ayudarían, si se implementasen las acciones correspondientes, a solucionar muchos de esos aspectos problemáticos. Esa es la trascendencia de los estudios antropológicos, particularmente de los que se podrían dar en nuestro país, donde las investigaciones son aun incipientes, y escasamente promocionadas. Hasta hoy, con honrosas excepciones, las Universidades del país no han resuelto el fomento de las investigaciones científicas, que en el fondo constituyen la razón de ser de las mismas universidades. 

 

Avakuaaty niko hína tuicha oipytyvô ava ha avano’ô itenonde ha hekokatuve hagua. Heta mba’e ava retepy ha ava rembiapoguigua hesakâve avakuaaty rupive, ha upe tesakâve ñanderesape’a ñambohasaporâve hagua ñande rekove, jekupytýpe, ko yvy ape ári.

 

Heta mba’e hesakâ’yva ñane retâme tekombo’e térâ tesâiguigua, ñamohesakâkuaa Avakuaaty rupive, ha upekuévo ikatuva’erâ, ko’ê ko’êre, ñambohovái hekopete ñande rapicha Paraguay remikotevê. Ko’agaite peve heta porandu ndojuhúi gueterei mbohovái ñane retâygua apytépe. Mba’érepa mitâmimi ndoikéi térâ ohejarei mbo’ehao: oiménepa noñemoarandúigui iñe’êteépe, térâpa ndokaruporâigui, ÿrôpa nahesâigui, térâpa imboriahúgui. Mba’éretepa avei ñande rapicha Paraguay naikatupyrypái arandu pyahúpe, mba’éretepa imombyry hikuái kuaatykuéragui. Umi mba’épa ojehu noguahêigui jehai ha ñemoñe’êkuaa maymávape, térâpa mba’ére añetehápe. Umi mba’asýpa ñandeaho’i tekombo’e naiporâmbáigui. Mba’érepa jaguerovia ha ñamonguera arandu ka’aty rupive: ohéo, kambyryrujere, py’aruru ha aipo empácho. Mba’éretepa umi pohânohára oñemoaranduva’ekue mbo’ehaovusúpe ndogueroviapái umi mba’asy.

 

Umi porandu jajapova’ekue ha’e umi omyangekóiva Avakuaatýpe. Ñambohováirô tekotevêháicha jahupytýne, ja’ehaguéicha, tekoporâve yvy ape ári. Mbo’ehára, Tembikuaarekahára, Pohânohára, Tekovekuaatyhára, ha Ñe’êkuaatyhára jajapóramo ñandejupe umi porandu ha jahekárô mbohovái tembikuaaty rupive, ñamyatyrône heta mba’e vai, heta mba’asy, heta jepy’apy; ha upekuévo ñamboguatáne ñane retâ tape pyahu ha iporâvare. Peichahápe avei ñaikûmbyporâvéne mbo’ehaovusu rembiapo ha rembiaporâ. Tekotevê aipórô ñambopyahu ñane remiandu mbo’ehaovusúpe, ha tembikuaareka rupive ñañemo’aguive tekokatúgui.  

 

Lo natural frente a lo cultural 
Tekogua ha tembiapoita oñombohovake

           

La educación elemental nos ubica tempranamente ante la naturaleza, definida técnicamente como conjunto, orden y disposición de todas las cosas del universo no influidas o modificadas por el hombre. A partir de dicho concepto se puede inferir que desde el mismísimo universo con sus planetas, entre ellos la tierra con zonas terrestres y marinas, los arboles, animales y todas las variedades minerales conforman sin duda la naturaleza.

 

Por el otro lado, encontramos al hombre y su ingenio creativo y recreativo, manifestado en la cultura, que básicamente se define como “todo aquello que el hombre crea y recrea” o como modelo de vida que sirve de guía potencial para el comportamiento humano. Por consiguiente, se deduce que toda creación humana es cultura, desde una silla, el modelo y la construcción de una vivienda, el botón, la computadora, la concepción y la práctica de la guerra, la droga, el suicidio, etc. Ahora bien debemos convenir que mucha de las creaciones humanas tienen por base elementos naturales. Por ejemplo a partir de la madera de los árboles construye mesas, sillas, armarios, camas, etc; así también tomando como base la carne de animales domésticos o silvestres, elabora distintos platos, les da forma, color, y nombre culinario. Con la arcilla elabora ladrillos, tejas, etc. y construye las casas.

           

De lo expuesto podemos aseverar que la cultura y la naturaleza entrecruzan y mezclan sus principios, a partir de los intereses humanos. Lo malo es que hoy día, la cultura a ganado grandes espacios pero en detrimento de la naturaleza. Donde antes había montes hoy emergen grandes ciudades con rascacielos, con viaductos y caminos de cementos, con infinidad de cables, con vehículos que polucionan el medio.  Esta situación nos plantea un hecho concreto el hombre con la excusa de la evolución y de su creatividad, consciente o inconscientemente se destruye a sí mismo y su medio, por no haber planificado la manera de desarrollar su vida mediante una relación equilibrada y armónica entre lo cultural y lo natural. De todas maneras, y siendo optimistas, todavía hay tiempo, pero para el efecto nuevamente dependemos del más importante proceso hasta hoy concebido por el ser humano: la educación.

 

Voi guive tekombo’e rupive jaikuaa mba’épa hína tekogua. Ja’e hese ha’ehahína opaite mba’e oî ha oikóva arapýpe, osê’ÿva ava apytu’ûgui térâ ava rembiapógui. Umi mba’e apytépe oî arapy ha oîva guive ipype taha’e mbyja ha yvyapu’aita, ha umíva apytépe ñande yvyapu’a “Tierra” ha oîva ipype: yvy ha y, yvyra, mymba ha ita opaichagua. Opa umi mba’e ijapaite tekoguápe.

 

Henondépe, jajuhu ava rembiapoita, ha’evahína opaite mba’e ha’e ojapóva ha ombopyahúva; térâ katu, ja’ekuaa tembiapo ha’eha upe mba’e oisâmbyhýva avakuéra reko. Upehaguetére ja’ekuaa -amo hapópe- opa mba’e omoheñóiva ava ha’eha tembiapo, taha’éjepe peteî apyka, óga apo, peteî votô, ÿramo jejuka ha avei umi ñorairô mokôi térâ heta tetâ omoñepyrûva. Ja’ekuaa avei ava rembiapo oipuruha mba’e oîva tekoguápe. Peichahápe oipuru umi yvyra ojapo hagua apyka, mesa, tupa umíva. Upéicha avei oipyhy vaka térâ ambue mymba ro’ô ojapo hagua hembi’urâ ha’evoi ombohérava peteîteî. Yvy katu oipuru ojogapo hagua hamba’e.

 

Umi mba’e ápe ñahesa’ÿijova’ekue ohechauka ñandéve mba’eichaite pevéva tembiapo ha tekogua ojehe’a ojuehe, ava oipotáma guive. Upéicharô jepe, upe mba’e ivaivéva niko ojehu ko’ága rupi jahechávo mba’eichaitépa tembiapo itenonde ohóvo -mbaretépe- tekoguáre. Tembiapo ojuka ohóvo tekoguápe. Yma oîhaguépe ka’aguasu ko’ága henyhê táva, ogaitá ha mba’yryguatágui omongy’áva tekoha. Ko mba’e vaiete ojehúva ohechauka ñandéve mba’éichapa ava ohechakuaa’ÿre ojejuka ha ojuka upe hekoha pya’e pya’épe. Oñangareko rire mokôivévare: tembiapo ha tekoguáre ndojehumo’âikuri umi mba’e vaiete ñande aho’íva. Upeichavérô jepe, ikatu gueterei ñañakârapu’â ha upe mba’e jahupyty hagua tekotevê jaipuru hekopete peteî mba’e porâ jaguerekóva ha’evahína tekombo’e. Upeichaite. Ñahekombo’eporârô mitâ ha mitârusúpe ñaipytyvôjeýne tekoguápe oñakârapu’â hagua mbeguekatúpe.     

 

El hombre material y el hombre espiritual
Ava imba’epotáva ha ava hekokatúva

 

 

Así como la leyenda bíblica de la “Torre de Babel” nos muestra, en principio a los seres humanos construyendo un “camino” para llegar al cielo, y por ende a Dios, y que al no lograrlo se dispersan y originan en lugares distintos, sociedades distintas, con idiomas diferentes; podemos decir que por causas históricas, religiosas, económicas, sociales y políticas el hombre convivió con sus pares, y por las causas mencionadas migró y se integró o conformó nuevas comunidades, con formas de vivir distintas.

 

Ese deambular humano, en todos los tiempos, hizo también que hoy existiesen comunidades, como las occidentales por ejemplo, donde el ser humano debe “vivir para trabajar” y “vivir para tener”. Tan intensas son las revoluciones de la vida en estas comunidades que prácticamente nadie piensa en el “vivir para ser”. Jornadas laborales y de estudios prolongadas, variedad de entretenimientos (pacíficos y violentos), y la cobertura de todo el tiempo disponible del ser humano por la avalancha de “tentaciones” que ofrece la “sociedad de consumo”, a través de la televisión, las radioemisoras y los periódicos; han cooperado para la aparición del hombre material o más exactamente materialista u hombre moderno como algunos lo denominan.

 

Es el hombre de “hoy”, el “mas civilizado”, capaz de entretenerse observando –cómodamente desde el televisor de su casa- una guerra entre dos países de cualquier lugar del mundo o un partido de fútbol. Trabaja diariamente varias horas y tiene “compromisos delicados de último momento”, de “vida o muerte”. Es el hombre que padece a su vez patologías tan modernas como el surmenaje, el estrés, o tiene hipertensión arterial. Es el hombre que no respeta a la naturaleza y mucho menos –ni respeta ni conoce- su propia estructura y funcionamiento corporal. Es incapaz de apreciar un hermoso amanecer o una bella flor. Se acuerda de Dios –si es creyente- yendo a la iglesia pero mientras dura la misa o el culto solo piensa en su trabajo pendiente, porque –en el fondo- él solo tiene que “vivir para trabajar” y “vivir para tener”. Acerca de este hombre material cabe pensar: Para qué tener todo?, o será que todo lo que obtuvo seguirá siendo suyo después de la muerte?.

 

Pero no todos fuimos y somos así, pues hasta hoy existen seres humanos que tienen otra radical concepción de la vida y de las cosas, se constituyen en la otra cara de la moneda. Un ejemplo elocuente lo constituye la sociedad Guarani cuyos miembros se esmeran en “vivir para ser”. Ellos saben que la vida terrenal es breve, y para ellos es un tránsito hacia la “tierra sin males”; por consiguiente, nada es nuestro: ni la tierra, ni las plantas ni los animales. No son de nadie en particular pero están a disposición de todos, para su uso racional, ya que debemos heredarlos a nuestros descendientes y así sucesivamente. No conocen el dinero ni les interesa. Viven “en” y “con” la naturaleza, y procuran desarrollarse plenamente como personas procurando para el efecto “ser “. Buscan el “tekokatu”, que es el estado de plenitud o perfección (teko=persona,vida y katu=pleno/a, perfecto/a).

 

No son personas materialistas son más bien espiritualistas. Cuando necesitan alimentarse la madre naturaleza les provee, cuando están cansados y desean dormir -sin mas trámites- duermen. No conocen el surmenaje, el estrés o la hipertensión arterial. No cumplen horarios de oficina. Pero no existe en la humanidad gente que –como ellos- conozca tan profundamente los “secretos”, la perfección y belleza de la naturaleza: el firmamento, las plantas, los animales. Viven “para ser” y saben –mejor que los occidentales- que nada de lo material juntado se podrá transportar al morir. Para ellos la cuestión no es vivir para tener sino “vivir para ser”.

 

Biblia-pe niko oñemombe’u yma, ymaite, ñande ypykuéra oñeha’âhague ohupyty yvága ha upevarâ omopu’âhague aipo “Torre de Babel” oje’eha oñemoaguivévo Tupâgui. Heta oñeha’â rire ndohupytykuaáikuri hembipota ha upevakuére ñande rapicha oikundaha ñepyrû heta tape rupi. Ojeipa hikuái ojuehegui. Upevakuére ndaje oñepyrû heñói heta táva ha opaichagua ava no’ô oparupirei, oñe’êva heta hendáicha. Jepémo ndapeichái ojehúkuri, upe mombe’ugua’u oñeha’â ñanderesape’a ohechaukávo ñandéve ñande retaha yvy ape ári ha jajoavyha heta mba’épe: tembiasakue, jeroviakatu, virurekokuaa ha tembipotápe.

 

Upéicha rupi -hetahaguére ava no’ô- mayma jajoavy avei ñande rembipotápe. Jaju ko yvy ape ári ha ndaijaikuaaporâi ma’erâpa. Upevakuére heta oî ñande rapichakuéra apytépe imba’epotávante, oheka’ÿva tekokatu. Umi imba’epotáva ou omba’apohaguánte ha oiko omba’apohápente, ohupyty hagua heta viru ha viru rupive oñeha’â oguereko ha ojogua ikatumíva guive, tahepy hepyháicha. Omba’apo iko’ê guive pyharepyte peve. Noñangarekói ijehe. Ipy’arage. Upéicha rupi okakuaapa mboyve hasykatupaitéma avei. Ohecha’ipaitéma ha ndahoryvéima. Ndohechakuaavéima mba’eporâita oîva tekoguápe. Iporâva’erâ ñañeporandu hesehápe: ¿Ma’erâtepa omba’apoiterei?. ¿Mba’érepiko oguerekopase?. Amo hapópe, ága omano mboyve ¿mba’épiko ojapopáta mba’e’etaita ombyatyva’ekuégui ha ma’erâkatupiko ombyaty aiporô?.

 

Ága katu ndaha’éi peichagua meme umi jaikóva yvy ape ári. Oî avei ohecháva tekove ambue hendaicha ha he’íva hikuái tekotevêha jaheka tekokatu ha ñamboyke mba’epota. Ko’âva apytépe oime hikuái umi ñande rapicha Guarani, ohekáva añetehápe upe tekokatu. Ha’ekuéra oikuaa porâ ko ñande rekove mbykyha yvy apére, ha mba’eve’ÿre jahajeytaha yvy ape árigui ága ñamanóvo. Oikuaa porâ avei yvy ndaha’eiha ñanemba’e ha reieténte ñañemomba’eha hese. Yvy ha oîmíva guive ipype: ka’avo, mymba ha itakuéra; ndaha’éi ñanemba’e. Oikuaa porâ hikuái jajuha yvy ape ári jahekávo tekokatu ha upe mba’e jahupytytaha ñande rekopotî ramo añoite. Upevakuére ha’ekuéra oñeha’â oiko porâ tekohápe ha tekoha ndive. Upévare ha’ekuéra oñeha’â ohupyty tekokatu ha omboyke mba’epota.

 

División de la antropología 
Avakuaaty ñemboja’o

 

Existen muchos y variados problemas vinculados al tema central de la Antropología, que definimos anteriormente. Cada problema o serie de problemas precisa para su análisis, el desarrollo de métodos específicos. Por ello, la Antropología, como muchas otras disciplinas, se divide en numerosas ramas, que se definen mejor bajo dos títulos principales: 1)Antropología Física, y 2)Antropología Cultural.

 

Heta ha opaichagua apañuâi oî oñemyesakâkuaáva Avakuaaty rupive. Umi apañuâi oñeikûmby hagua tekotevê ojepurukatu taperekokuéra. Upévare, Avakuaaty, ambue kuaatýicha, oñemboja’o heta hendápe, ága katu mokôi hína umi ojekuaavéva: 1)Avakuaaty tetepyguigua, ha 2)Avakuaaty tembiapoguigua.

 

Importancia de la antropología en la educación 
Avakuaaty momba’eguasu ñemoarandúpe

 

Hemos comprendido al definir la Antropología, al referir al tema o problema central de la Antropología, y al señalar su naturaleza y alcance, y trascendencia; el valor que tiene en cuanto ciencia que estudia al hombre en su totalidad, pues busca señalar las características biológicas y culturales del hombre, en relación al tiempo y espacio físico en que vivió, vive o vivirá. A partir de lo enunciado podemos hablar de la importancia innegable de la Antropología para el estudiante. En particular, la Antropología Cultural es la que cooperará con él, mediante los instrumentos operacionales que aporta (metodología y técnicas que su utilizan en las Ciencias Sociales); a analizar distintos aspectos físicos y culturales, tales como las variaciones biológicas y ambientales; o cuestiones vinculadas a la educación, la lingüística, la literatura, el bilingüismo, el folklore, o aspectos que refieren a las Culturas Indígenas que aún sobreviven en territorio paraguayo.

 

El estudiante no tiene que ser un mero repetidor de esquemas preestablecidos, o de añejos dictaditos, o de supuestas “verdades absolutas” que no admiten discusión. El debe ser -en esencia- un individuo dinámico, cuestionador, progresista; un agente de constante cambio que conduzca a un mayor y mejor perfeccionamiento no sólo de su persona, sino de la ciencia que estudia; debe ser un intérprete del tiempo y del espacio que ocupa. 

 

Son contados incipientes aún los trabajos de orden antropológico que -con éxito y proficiencia- se han practicado en el país. También el estudiante tiene esa obligación, por lo menos moral, de indagar en dichas áreas de investigación antropológica. De todo lo expuesto precedentemente, se desprende la importancia de la Antropología en la educación. Recordemos que cada nación nace, se desarrolla y se mantiene en medios geográfico-ambientales diferentes, con culturas diferentes; éso requiere de investigaciones antropológicas que permitan definir el perfil biológico y cultural de cada comunidad o nación. Una vez definidas dichas peculiaridades, se podrán proyectar políticas y estrategias para la educación, la salud, la economía, o la actividad agropecuaria, que tiendan al bienestar y el progreso de dicha comunidad o nación. En el caso particular del Paraguay, los estudios antropológicos son de fundamental importancia para el relevamiento de la situación socio-cultural, anterior y actual, parcial o colectiva de la nación. La Antropología, mediante la metodología de las Ciencias Sociales, ofrece distintas técnicas de investigación, tales como: la observación, la entrevista, el cuestionario, el experimento, y la estadística, como alternativas para el desarrollo de los señalados estudios.

 

Recordemos que la educación tiene su razón de ser más trascendente en los conocimientos que procedenten de las investigaciones científicas, por consiguiente, las instituciones educativa deben convertirse en “laboratorios”, en centros de investigación antropológica promotores, productores y difusores de los nuevos conocimientos científicos; cooperando de esa manera, dinámica, responsable, y críticamente en la promoción educativa y cultural de la nación, a través de propuestas y emprendimientos válidos, competentes y progresistas, productos de dichas investigaciones.

 

Ñamyesakâvo Avakuaaty he’iséva, jahechakuaákuri mba’éichapa hypy’û ha ipypuku umi arandu ombyatýva. Upévare ja’ekuaa Avakuaaty oipytyvôtaha añetehápe temimbo’épe hembiapópe, ome’êvo ichupe tapereko ha aporeko oikotevêva ohesa’ÿijo hagua hetepy, hekoha, tekombo’e, ñe’êkuaa, ñe’êporâhaipyre, ñe’êkôi, tavarandu, térâ katu ñande ypykue reko.

 

Temibo’e ndaha’eiva’erâ ku ojaporeínteva hembiapo, vaivai; térâ arandu ka’atýpente oñembokatupyrýva, ÿrô katu ogueroviareipáva ohendúva guive oikuaaporâ’ÿre. Ha’e oñeporanduva’erâ ijupevoi ha oporanduva’erâ taha’eha’évape umi mba’e nahesakâporâiva chupe. Ohekava’erâ tekokatu, itenondeve’arâ. Omyatyrô’arâ hekovaíva, ombopyahujeyjey’arâ hembikuaa. Oikova’erâ arapysandúicha. Ojesarekova’erâ opaite mba’ére ha upevarâ oñemoarandukatuva’erâ. 

 

Ndahetái niko avakuaaty rembikuaarekahára ñane retâme. Upe mba’ére tekotevê avei jajepy’apy. Ja’ehaguéicha Avakuaaty oipytyvô añetéta temimbo’épe oñembokatupyry aja ha upéi hembiapópe. Tetâ oîva guive ha iñasâiva yvy apére, ojoavy katuete hembikuaápe. Umi joavy hesakâporâve hagua ñandéve, tekotevê jaipuru Avakuaaty, hese ae jaikuaáta mba’érepa tetâ ha avano’ô heko ha hembikuaa ambue hikuái. Jaikuaávo umi mba’e ikatuva’erâ avei ñambopyahu tetâ rembiasa opaite mba’épe: tekombo’e, tesâi, virupurukuaápe. Avakuaaty rupive ñahesa’yijokuaa Paraguay rembiasa, yma ha ága, ha upekuévo jaikuaaporâvéta avei moôguipa jaju, mávapa ñande ha moôgotopa jaha. Avakuaaty oikuaauka temimbo’ekuérape umi aporeko oipurukuaáva tembikuaarekápe: jesareko aporeko, poranduhaipy aporeko, porandujoyvy aporeko, andu’aporeko, papy’aporeko hamba’e, ombohape hagua iñemoarandu taha’e ha’éva mba’épe.

 

Mbo’ehaokuéra omotenonde tembikuareka ha tembikuaaty, upévare mbo’ehaógui oikova’erâ tembikuaareka renda, oikova’erâ chugui Avakuaaty raity, ikatuhaguáicha hyepy guive ojeheka, ojehupyty, oñembyaty, oñembopyahujey ha ojekuaauka arandu pyahu; péicha ñaipytyvóta ñane retâme teko porâve rekávo.

 

Antropología física

Avakuaaty tetepyguigua

Esta parte de la Antropología estudia los aspectos biológicos del hombre, esto es, el hombre en cuanto ser animal. Se vuelve a dividir en dos campos: 1)El estudio del hombre como producto de un proceso evolutivo, y 2)El estudio de las poblaciones humanas.

 

La adaptación al medio ambiente, la herencia biológica, las evidencias de relaciones de semejanza entre el hombre y los demás animales, son algunos de los temas que interesan a la Antropología Física.

 

Ko Avakuaaty vore ojesarekokatu ava retepýre ohesa’yijóvo ichupe mymbáicha mymbaita apytépe. Oñemboja’ojey mokôime: 1)Ava retepy myesakâ yma guive ága peve, ha 2)Avano’ô kuaa ha ñemyesakâ.

 

Jepokuaa tekoháre, tetepy rejapyre, ava ha mymba retepy jejogua hína umi mba’e omyangekôiva Avakuaaty Tetepyguiguápe, heta mba’e apytépe.

 

Techapyrâ: El bocio evidencia la falta de yodo.

El yodo es un constituyente esencial de las hormonas tiroideas, que son producidas por las glándulas tiroides, ubicadas debajo de la laringe y a ambos lados de la tráquea. Las dos hormonas juegan un papel importante en el crecimiento y desarrollo normal del cerebro, los nervios y otros tejidos como también regulan la actividad metabólica del cuerpo. Cuando el consumo de yodo es insuficiente a través de largos períodos de tiempo, la producción de hormonas tiroideas disminuye con lo que se estimula el crecimiento celular de las tiroides y el agrandamiento resultante de la glándula se conoce como bocio.

 

La aparición del bocio es el resultado más evidente de la deficiencia de yodo, pero el menos serio, a menos que este llegue a extremadamente grande y que comprima la tráquea, su presencia no entraña mayor daño que el estético. Cuando las modificaciones adaptativas resultan insuficientes para la función metabólica normal, una persona puede llegar a la hipotiroides. En adultos y niños mayores el hipotiroidismo produce retardo en las funciones corporales y disminuye la productividad mental y física. Mientras que en neonatos y niños menores, la insuficiencia de hormonas tiroideas circulantes causa daño al cerebro en desarrollo y a los tejidos del sistema nervioso central, produciendo grados variables de retardo mental y físico irreversibles.

 

Cuando la deficiencia de yodo es severa, puede ocurrir el cretinismo endémico. Este término está reservado para un retardo físico y mental severo que con frecuencia está acompañado por problemas de audición y del lenguaje irreversibles e hipotiroidismo. Se debe distinguir el cretinismo endémico debido a la deficiencia de yodo, del hipotiroidismo congénito ocasional que presenta similares síntomas y signos pero es debido a un defecto en el desarrollo de la glándula tiroides y puede ocurrir incluso cuando el consumo de yodo es insuficiente.

 

Jódo niko tuicha oipytyvô ñane apytu’û, ñande rajygue umívape oiko porâ hagua. Ñande retepýpe sa’írô térâ katu ndaipórirô jódo katuete ñande ju’áine ha heseve ñanderupytýne ambue mba’asy vai. Upevakuére ndo’úiva jódo térâ sa’i ho’úva oiko ichugui tapicha tavy, ndaipu’akapáiva iñapytu’û ha hetére. Upévare avei, symimi hyeguasúva tekotevê oñangareko porâ ijehekuéra ha okaru jave oñeha’âva’erâ ho’u jódo oikotevêva, ÿramo imemby heñói reheve hasykatupareíta chugui, iñakâtavýta ha hajygue kangypáta.

 

El hombre y los reinos de la naturaleza
Ava ha tekogua pypegua

 

Como ya señalábamos anteriormente, a través de la escuela aprendemos el tradicional concepto de la naturaleza, definida técnicamente como “conjunto, orden y disposición de todas las cosas del universo no influidas o modificadas por el hombre”. Esta naturaleza se divide esencialmente en tres grandes grupos: 1) animal, 2) vegetal y 3)mineral.

           

Los tres reinos mencionados interactúan constantemente, y mantienen una relación de interdependencia o solidaridad recíproca. Los componentes del reino animal sin los del reino vegetal o mineral no podrían sobrevivir, recordemos que los animales entre ellos el hombre, se nutren del óxigeno que les provee los vegetales, que a su vez absorben el óxigeno expelido por los animales para mantener su vida. A su vez, animales y vegetales requieren de los elementos del reino mineral, tales como el agua o la sal. Basta recordar que el hombre tiene constituido su organismo por un 70% de agua.

 

Se deduce que entre los reinos de la naturaleza existe una cadena permanente y necesaria, que asegura la supervivencia de cada uno de ellos en forma independiente. En la medida que uno o dos de ellos se destruyan, dañen o pierdan; el restante, o los restantes, también se destruirán, dañarán o perderán. De allí entonces se desprende la necesidad de equilibrio que debe existir entre los reinos de la naturaleza, a fin de asegurar aquella “coherencia formal” razón de ser de la misma perfección de la naturaleza y del universo todo.

 

La destrucción de la naturaleza a través de la tala indiscriminada de especies vegetales, la deforestación; la caza injustificada de animales y la consiguiente extinción de los mismos; los desechos químicos tóxicos contaminando el aire, el suelo y las aguas, etc; son causantes del desequilibrio de la naturaleza en cualquiera de sus reinos. Las alteraciones que sufren los distintos ecosistemas inciden directamente en perjuicio particular de los seres humanos, quienes somos los más directos beneficiados del uso de la naturaleza. De allí también, que en la medida que usufructuemos racionalmente los elementos naturales más beneficiados seremos y más beneficios hemos de legar a nuestros descencientes.

           

El hombre, tema-problema de estudio de la Antropología, forma parte de uno de esos reinos: el animal; y se constituye por así decirlo en el “administrador” de la naturaleza. Por eso es que a la Antropología le interesa, como ciencia que busca el bienestar humano, el equilibrio de los reinos de la naturaleza y el uso racional de los elementos agrupados en cualquiera de ellos. Procurando soluciones para aquellos casos de desequilibrio o daño, mediante la realización de investigaciones y propuestas que tiendan a reparar los perjuicios.

 

Umi mbohapy tekogua pypegua: 1)hekomymbáva, 2)hekoka’avóva ha 3)mba’ehekotee’ÿva ojokupyty hikuái ko yvy ape ári, oikotevê ojuehe ha oñopytyvô mbohapyve. Ndikatúi oikóvo ojuehe’ÿ. Ndaipóri ramo peteîva umi mokôi hembýva oguéne avei yvy ape árigui. Hekomymbáva guive -ha umíva apytépe ava- oikotevê hekove pukukue javeve óxigeno-re, ha upe mba’e ome’ê ñandéve umi hekoka’avóva. Upéicha avei, hekoka’avóva oikotevê anhídrido carbónico-re hekove hagua, ha upe mba’e ome’ê ichupekuéra umi hekomymbáva iñasâiva yvy ape ári -ava ijapytepekuéra. Upéicha avei, hekomymbáva ha hekoka’avóva oikotevê avei umi mba’ehekotee’ÿvare. Ñamýiva guive ñaikotevê ýre, hese’ÿ ndaipóri tekove. Ñanemandu’ava’erâ ava retepy haimeteha y memevoi (70%). 

 

Jepémo mbohapyve okakuaa ijehegui, peteîteî, oñembyaírô peteî térâ mokôi, katuete oñembyaíne upe mbohapyha. Upehaguére tekotevê mbohapyve hekovejoja ikatúrô. Péicharô añoite tekogua hekovekatúta ha hi’are tapiáta opa mba’e ipypegua.

 

Tekogua imeguapaite ohóvo ojeitypávo yvyrakuéra, ha upevakuére yvy jepe ndikatuvéi ojepurukatu. Upeichahápe avei mymbakuéra omanomba ohóvo ha heta umíva rehegua oguetemavoi ko yvy ape árigui. Ava omongy’apaite hekoha ha upevakuére umi mbohapy tekogua pypegua: hekomymbáva, hekoka’avóva ha mba’ehekotee’ÿva ndojojavéi, ha mba’e vaiete -ava rembiapo- pya’e pya’épe ojevy ohóvo ijapohare ári. Upe mba’e ojehu ñañangarekóigui hekoháre. Upévare, jajepy’apy ha ñamomba’eguasúrô ñande rekoha jaiko arevéta ha py’arorýpe, upeicha’ÿrô katu mba’asyeta ñande aho’ivaipáta ha pya’eve ñamanojoáta.

 

Áva -ha’evahína avakuaaty apañuâi- ija umi hekomymbáva apytépe ha ipoguýpe, iñaranduhaguére, oñemoîkuri opa mba’e tekoguáva. Heta mba’e vaíma ojapo ijehe ha hekoháre, ndahetavéima umi mba’e hembýva ichupe. Aipórô tekotevê oñangareko porâ umívare oipotárô iñemoñare heñóitava ára upeiguápe, oipurukatu avei tekoha ha ombohasa hekovekuéra py’arory ha jekupytýpe, ojoapytépe, tekohápe ha tekoha ndive.  

 

El mundo del hombre y de los animales
Ava ha mymba tekorenda

 

Muchas de las actividades del hombre son posibles mediante su estructura física. No podemos comprender el comportamiento del hombre y sus múltiples formas culturales a menos que conozcamos sus potencialidades biológicas y sus limitaciones.

 

El conocimiento de la estructura física del hombre y de los orígenes de algunos aspectos de su comportamiento, se han ampliado con los estudios de los orígenes humanos y especialmente con el de sus más próximos parientes, los primates. Igualmente, los desarrollos biológicos y culturales pueden comprenderse mejor a través del examen de los restos fósiles de los más inmediatos antepasados del hombre moderno.

 

Los orígenes y la historia del hombre como organismo biológico están claramente referidos a los orígenes y a la historia de todo el reino animal. Todas las investigaciones comparativas de la zoología, la anatomía y la antropología física demuestran que el hombre es, hueso por hueso y órgano por órgano, fundamentalmente parecido a los animales. Con respecto a ciertos animales, tales como el chimpancé y el gorila, el hombre tiene numerosa y obvias semejanzas; con otros, como la rana y los peces, sus similitudes son menores y no tan fácilmente visibles. Pero todos los animales, en las grandes clases de los peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos, e incluyendo al hombre mismo, están decididamente relacionados entre sí.

 

Es evidente que no hay el mismo grado de similitud entre todos los animales. Los hombres se parecen entre sí mucho más de lo que se parecen a cualquier otro animal. Hombres, simios y monos tienen mucho más parecidos que cualquiera de ellos con las aves, reptiles o peces. Por eso, aunque todos los individuos del reino animal tienen algunas similitudes en común, es claramente palpable que el reino, como conjunto, puede desgajarse en varias divisiones y subdivisiones.

 

Opa mba’e ojapo hagua ava oipuru hetepy. Jaikuaasérô ava pu’aka tekotevê jaikuaa porâ mba’épa ojapokuaa hetepy ha mba’épa nahániri. Tembikuaareka rupive ko’ága ojekuaa porâve ava retepy ha rekopy ha mba’éichapa iñambue ohóvo ohasávo arakuéra. Ja’ekuaa ava reko ypy ha ava rembiasakue peteînteha mymbakuéra reko ypy ha mymbakuéra rembiasa ndive. Tembikuaareka ojejapóva heta kuaatýpe ohechauka ñandéve ava ojoguahántevoi ambue mymbápe. Ja’ekuaa avei ojoguaveha karajakuérape ha’égui umíva ipehêngue ypy.  

 

Evidencias de semejanzas entre el hombre y los demás animales
Ava ha mymba retepy ñembojoja

Analogías (Ku’ekatukuaa):

 

Se refieren a las relaciones de semejanza funcional o fisiológica que se da o existe entre el hombre y los demás animales en cuanto a órganos, aparatos y sistemas. Así, el aparato respiratorio del hombre cumple semejante función que el aparato respiratorio de una vaca, caballo, perro o gato; es decir, introducir óxigeno al organismo y devolver anhídrido carbónico al medio. Tienen igual función pero estructura diferente.

 

Ohechauka ñandéve mba’éichapa ava retepy ku’ekatu ojogua ambue mymba retepy ku’ekatúpe. Péicha, ava pytuhê ojogua vaka, kavaju, jagua ha mbarakaja pytuhême; omoingégui óxigeno hetepýpe ha ombojevýre anhídrido carbónico. Aipórô ja’ekuaa ava ha ko’â mymba retepy ku’ekatu ojojoguaha, jepémo ijysaja ambue hikuái.

 

Homologías (Ysajakatukuaa):  

Se refieren a las relaciones de semejanza estructural o anatómica que se da o existe entre el hombre y los demás animales en cuanto a órganos, aparatos y sistemas. Así, el brazo del hombre tiene estructura semejante al ala de la gallina; es decir, ambos (brazoa - ala) constan de la misma cantidad de huesos. Tienen estructuras semejantes pero funciones diferentes.

 

Ohechauka ñandéve mba’éichapa ava retepy ysajakatu ojogua ambue mymba retepy ysajakatúpe. Péicha, ava jyva ojogua ryguasu pepópe; mokôivéva kanguemimi ojojaite hetakuépe. Aipórô ja’ekuaa ava jyva ha ryguasu pepo retepy ysajakatu ojojoguaha, jepémo iku’ekatu ambue hikuái.  

 

Analogías-homológicas u homologías-analógicas (Ku’ekatu ha ysajakatukuaa)

           

Refieren a las relaciones de igualdad funcional y estructural (fisiológica y anatómica) que se dan o existen entre el hombre y los demás animales en cuanto a órganos, aparatos y sistemas. Así, el corazón del hombre y el corazón del mandril o mono grande tienen la misma estructura y la misma función; es por ello que se practican los transplantes de corazón.

 

Ohechauka ñandéve mba’éichapa ava ha mymba retepy ku’ekatu ha ysajakatu ojoja hikuái. Mokôivéva peteîchaiténte. Péicha, ava korasô ojoja ku’ekatu ha ysajakatúpe karaja korasô ndive; upévare heta ára, ava ikorasorasýrô térâ omanombotávo korasö rasýgui, oñemyengovia upe korasô hasýva peteî karaja korasôre.  

 

Herencia biológica
Tekoite hejapyre

 

Es el proceso biológico mediante el cual se transmiten los caracteres o rasgos genéticos de ascendientes a descendientes, a través de un mecanismo irreversible. Se pueden distinguir dos aspectos fundamentales en la denominada herencia biológica. Por una parte, el ser humano –de acuerdo con las características de la especie humana- reproduce la misma estructura física o morfológica, es decir hereda la forma humana y dentro de ella los órganos (ojos, dientes, lengua), aparatos (respiratorio, digestivo, circulatorio) y sistemas (nervioso) que le son característicos. La misma cantidad de huesos, músculos, un corazón, dos pulmones, el hígado, dos riñones, dos brazos, dos piernas, etc. En la antropología nunca se puede generalizar, de ahí que existe una mayoría de seres humanos que heredan regularmente los aspectos precedentemente señalados, mediante la herencia biológica primaria.

 

Por otro lado, existen ciertos rasgos que pueden o no variar de un ser humano a otro, sin alterar la denominada herencia biológica primaria. Así, el color de los ojos, del cabello y la piel. La forma de la cara, la estatura, la contextura muscular, etc. Este segundo orden de herencia se reconoce como herencia biológica secundaria. Vale la pena recalcar que al no poder generalizar, existen por tanto las anomalías o excepciones: deficientes, mutilados, malformaciones, etc.

           

Tekoite hejapyre (herencia biológica) rupive tuvakuéra ombohasa iñemoñarépe hete, hetepy ha hetepypegua ndikatúiva oñembojevy. Upe Tekoite hejapyrépe jajuhukuaa mokôi mba’e. Peteîva hína avagui heñoijeyha ava, ha ava retepýpe oñemohendajeyha oîmiva guive henda jepiveguápe, péicha tesa, tâi, kû; avei, ñane rembi’urape ha ñane pytuhêrape; ha avei umi mba’e hypy’ûvéva, úmiva apytépe ñande rajygue rysyieta. Upéicha avei heñoiramóva retepýpe jajuhukuaa kangue ha to’o hetakuépe ojojáva itúva ha isy ndive, avei jajuhukuaa peteî korasô, mokôi vevúi, peteî py’a, mokôi pitikiri’i, mokôi jyva, mokôi tetyma ha ambuéva. Ko’â mba’e ojehu tekoite hejapyre tapiaguáva rupive.  

 

Tekotevê ja’e avei jajoavyha ojoehegui -jepémo kuimba’e térâ kuñáva. Peichahápe jajuhukuaa ava hesa rovy térâ hû asýva; iñakârague hû térâ apatîmava; ha ipire morotî, sa’yju térâ hûva. Oî avei hova apu’a porâva ha upeicha’ÿva; ijyvate ha ikarapéva; ava ikyra ha ipirúva. Ko’â mba’e ojehu tekoite hejapyre tapia’ÿguáva rupive   

 

Adaptación al medio ambiente
Jepokuaa tekoháre

 

         

Primeramente señalemos que el medio ambiente en biología, lo constituyen las características físicas de la zona en la que vive la población (clima, topografía) y las otras especies animales o plantas presentes en la zona, las cuales pueden proporcionar alimento o mejorar el medio ambiente mediante relaciones simbióticas o cooperativas.

 

A partir del concepto de medio ambiente, se puede decir que la adaptación al medio ambiente es la posibilidad que tiene todo ser humano, los demás animales e incluso los vegetales, de acomodarse o acostumbrarse al medio en el que nacen o se mudan para vivir. Hablamos de posibilidad, pues muchos efectivamente se acomodan o acostumbran al medio ambiente, mientras que otros lo hacen a medias, y otros no pueden hacerlo.

 

Por ejemplo, los habitantes del altiplano (Bolivia por ejemplo) tienen su organismo adaptado a la mayor presión ejercida sobre ellos a causa de la altura (2500 ó 3000 metros sobre el nivel del mar), por esa razón ellos son más bajos de estatura y tienen más desarrollada sus cajas toráxicas. Sería muy difícil lograr que un paraguayo, argentino o uruguayo -que viven adaptados a 200 metros sobre el nivel del mar, en promedio- se acostumbren de la noche a la mañana a ese medio ambiente del altiplano. Las focas y pingüinos, por ejemplo entre los animales, están adaptados al medio ambiente frío, con temperaturas bajo cero. Sería muy difícil adaptarlos violentamente en 24 horas, o una semana, o un mes al medio ambiente del ecuador por ejemplo, con temperaturas superiores a los 35 grados. Se podrá recordar que el trigo era una especie vegetal de difícil –por no decir imposible- adaptación al medio ambiente paraguayo; no obstante, tras varias pruebas de adaptación por etapas, se logró una variedad adaptada a nuestro suelo. Hoy día el cultivo del trigo constituye un importante renglón de la agricultura paraguaya.

           

Tekoha niko ha’ehína -Tekovekuaaty (Biología) rupi- opaite mba’e oîva peteî ava no’ô ojaitypohápe (arapytu, yvyra’ânga) ha avei opaichagua mymba ha ka’avo heñói ha hekovéva upe tendápe, ha omongarukuaáva avápe térâ omohesâiva tekovekuérape.

 

Jepokuaa tekohára niko pe katupy (posibilidad) áva, ambue hekomymbáva ha avei hekoka’avóva jaguerekóva jajepokuaávo tekoháre, upe ñanereñoihaguépe térâ upe tenda pyahu javahápe jaiko hagua. Ja’éniko ha’eha peteî katupy, oîgui heta ojepokuaa añetéva tekoháre; oîgui avei ojepokuaáva sa’i sa’ípe; ha amo hapópe, oîgui avei ojepokuaa’ÿva.

 

Techapyrârô, ñamoîkuaa umi ñande rapicha heñói ha okakuaáva yvy ijyvatevehápe, Bolivia-ichagua. Umíva ombojepokuaa hete ha hetepy upe mba’épe (2500 térâ 3000 métro para rembe’ýgui), upevakuére ikarapeve hikuái ha avei ipyti’a kakuaa ha jepysove. Upe jepokuaa ohupytýkuri hekove pukukuépe, ndaha’éi ku péicha péichante ohupytýva. Ohosapy’árô upépe, ko’agaite, peteî ñande rapicha Paraguay, Argentina térâ Uruguaygua; katuete oñandúne upe mba’e ipyahúva hetépe, ndohupytýigui gueterei jepokuaa. Noñeñanduporâmo’âi. Upéicha avei ojehúta, jaguerusapy’árô ñane retâme fóca térâ pingüíno. Jaikuaaháicha ha’ekuéra heñói guive ojepokuaáma ro’ýre. Upehaguére, ndaha’éi ku péicha péichante ojepokuaátava ñane retâ arapytúre. Ipahápe ja’ekuaa avei, ymave, ñane retâme heta ñeha’â ojejapókuri ikatuhaguáicha trígo ra’ÿi heñói ha okakuaa ñande yvýpe. Upe katupy ojehupytýkuri are rire, ojejuhúvo peteî trígo ra’ÿi ojepokuaa jepéva ñande yvýre.  

 

El hombre y el origen del universo
Ava ha arapy reñói

 

Al principio no había nada. Era el caos. Hasta que se genera un punto de energía a partir del cual se desarrolla el universo, en una fracción de segundo, en extraordinario proceso de expansión al que dimos el nombre de Big Bang. El Big Bang marca, más que el orígen de todo lo que existe, el límite del conocimiento de la humanidad. La explosión, pero no en el sentido tradicional del término, se produjo hace aproximadamente 14 mil millones de años. Desde el orígen el universo pasa por tres eras: inflacionista, hadrónica, leptónica, radiactiva y estelar o material.

 

Para calcular esos 14 mil millones de años, más recientemente, se apuntó el telescopio orbital Hubble a un racimo globular de estrellas en la constelación Escorpio, ubicado a unos 7000 años luz de la Tierra. Un año luz es la distancia que viaja la luz en un año, unos 10 billones de kilómetros.             

 

Se cree que esos racimos de estrellas son las estructuras más viejas que hay en el universo, y se crearon aproximadamente 1000 millones de años después de la teorética gran explosión. Dentro de esos ramilletes hay grupos de los conocidos como enanos blancos, estrellas quemadas que han consumido todo el combustible nuclear en sus centros y simplemente se están desvaneciendo lentamente en la oscuridad, enfriándose gradualmente a un ritmo predecible, fenómeno éste que es la clave para calcular la edad del universo.

 

La última era comienza mil millones de años después del Big Bang. La llamamos estelar o material. Se perpetuará hasta que (según una hipótesis admitida) el universo se desplome sobre sí mismo para volver a ser un punto de energía pura, que otro Big Bang revelará quizás en un nuevo espacio-tiempo.

 

El universo obedece a cuatro fuerzas, las que pudieron haber sido una sola al momento del Big Bang. La fuerza gravitacional genera la atracción de los cuerpos con masa: actúa a distancia. La fuerza nuclear débil es la causa de la desintegración de los átomos y de la radioactividad: opera a escala subatómica. La fuerza nuclear fuerte vincula los quarks en los protones y neutrones, y estos últimos en los núcleos de los átomos. Y, la fuerza electromagnética actúa sobre las partículas cargadas.

 

Ñepyrûrâme ndaipóriva’ekue mba’eve. Oikoraka’e peteî typy’uvusu (caos). Upeichaháguinte heñóisapy’a mba’e’ypy (energía) osêhágui avei arapy, sapy’aitépe, peteî tesapirîme. Upe mba’eguasuete ojehúva oñembohéra Big Bang (Kapu’ypy Guasu). Upe guive ava imandu’a avei hembikuaa ypýre. Upe kapu’ypy ojehúkuri ojapóma parundysu sua ary (14 mil millones). 

 

Oje’e hagua arapy oguerekoha parundysu sua ary, ndahi’areiete, tembikuaa rekahára (investigadores) oisâmbyhy peteî arapyrechaha (telescopio), oñembohérava Hubble, peteî mbyja atýre, oîva mbyjaita’aty (constelación) hérava Escorpio-pe; imombyrýva ñande yvy’apu’águi (planeta) 7000 tendy arajere (año luz). Oje’e umíva umi mbyja aty ha’eha umi itujavéva arapýpe, ha heñoihague ojapo su sua ary, oiko rire upe kapu’ypy. Umi mbyja apytépe jajuhukuaa avei heta mbyja kusugue, ijaku’i ha ho’ysâ mbeguekatúva. Ko’â mbyja rupive ikatu ojekuaa mboy arýpa oguereko arapy.     

 

Conceptos básicos sobre la evolución biológica del hombre 
Ava rembiasakue yvy ape ári heñói guive

            

Es necesario para nuestra comprensión del proceso evolutivo cierto conocimiento de las técnicas mediante las cuales los geólogos y paleontólogos establecen la escala temporal de la historia del mundo. Tal cosa se consigue por un examen cuidadoso de los estratos o capas de los materiales acumulados en varias partes de la corteza terrestre en tiempos antiguos, por el agua, el viento y la acción volcánica. Encontramos que las sucesiones temporales de esos estratos pueden determinarse de diversas maneras, según la posición relativa de unos con otros.

 

Por lo que atañe a la historia de la vida sobre la tierra, hay cinco eras principales: precámbrica (arqueozoica = vida primitiva, y proterozoica = vida primera), paleozoica (vida antigua), mesozoica (vida intermedia), cenozoica (vida reciente). Los nombres de estas eras, así como los nombres de sus subdivisiones, se basan en los diferentes conjuntos de forma de vida encontrados como fósiles en diversos estratos geológicos. Anterior a ellas, ciertos geólogos proponen un período cosmico, durante el cual la tierra se transformó de una masa de gases incandescentes en un cuerpo sólido. Nuestro interés por la historia del mundo empieza con el paleozoico, porque es aquí donde encontramos los primeros testimonios abundantes de vida. Se han hallado huellas de formas vivientes en el arqueozoico y el proterozoico, y se admite que la vida, bajo la forma de plantas y animales primitivos, debió existir durante estas eras.

 

El Precámbrico (arqueozoico y proterozoico) empezó probablemente hace unos cuatro mil millones de años. El paleozoico, que comenzó hace unos quinientos setenta millones de años, se divide en seis períodos: cámbrico, ordoviciano, silúrico, devónico, carbonífero y pérmico. El mesozoico empezó hace unos doscientos treinta millones de años, y se subdivide en tres períodos: triásico, jurásico y cretásico. El cenozoico es la era más reciente y las más corta, iniciada hace sesenta y cinco millones de años, y se compone solamente de dos períodos: el terciario y el cuaternario; que a su vez incluyen algunos subperíodos. Así, el terciario contiene al paleoceno, eoceno, oligoceno, mioceno, y plioceno; mientras que el cuaternario incluye al pleistoceno, que se inició hace aproximadamente un millón ochocientos mil años, y el holoceno o reciente, que empezó hace unos diez mil años. El cenozoico es para nosotros el más importante, ya que fue durante este período cuando el hombre alcanzó su más alto desarrollo.

 

Uno de los argumentos paleontológicos más espectaculares que marca el límite entre el mesozoico y el cenozoico es la desaparición de los grandes reptiles y de los ammonites. Posiblemente los hallazgos fósiles más importantes del cenozoico son los que permiten reconstruir la filogenia del hombre. En los materiales miocénicos se han recogido restos que parecen pertenecer a los antecesores del hombre y de los actuales monos antropomorfos; no obstante, la separación entre las dos líneas fue temprana. Durante el plioceno se diferenciaron a su vez varias ramas, una de las cuales conduciría al homo sapiens. Las etapas más importantes de la evolución del hombre tuvieron lugar en el pleistoceno; los hombres del holoceno son esencialmente de tipo moderno.

 

Los vestigios del hombre primitivo consisten no sólo en restos fósiles, sino también en utensilios y otros artefactos de materiales duraderos, tales como la piedra, más o menos normalizados en cuanto a la forma.

 

Entre los métodos utilizados para la medición de la edad de los fósiles, está el conocido con el nombre de método del carbono 14. A este respecto podemos decir que todos los seres vivos abserben carbono de la atmósfera, desde que nacen hasta que mueren. La mayor parte del carbono es conocida como carbono 12, pero un isótopo radiactivo, el carbono 14, está formado por la acción de los rayos cósmicos sobre la atmósfera superior. Ambos tipos de carbono son absorbidos por el organismo vivo y permanece en los restos orgánicos que quedan después de la muerte. El carbono radioactivo posee una vida media de unos 5770 años. Esto es, al tiempo al tiempo en que el organismo murió. Lo importante es que con cuidadosas mediciones de las proporciones de carbono 14 a carbono 12 en los restos orgánicos podemos determinar el tiempo transcurrido desde la muerte del organismo. En la actualidad el método del carbono 14 es razonablemente adecuado para medir la antigüedad de los fósiles hasta unos sesenta mil años. El material más útil para datar el carbono 14 es el carbón vegetal recogido en adecuadas circustancias y en asociación con restos animales o culturales. Los huesos, y otros restos orgánicos contienen también carbono 14, pero están más sujetos a contaminación de otro orígen después de la muerte, y por razones técnicas son más difíciles de manipular que el carbón vegetal.

 

Para materiales de gran edad otro “reloj” de considerable precisión es útil para mediciones largas: el uranio radioactivo. La velocidad de desintegración del uranio es tan lenta que hace que el uranio no sea útil para medir cortos períodos de tiempo.

 

Jaikuaa añete hagua ava rembihasakue tekotevê avei jaikuaa umi aporeko (técnicas) oipurúva yvykuaahára (geólogos) ha ymaveguarekuaahára (paleontólogos) oikuaa hagua yvy rembiasakue ha ary. Umi mba’e ojekuaa ko’ága ae oñehesa’ÿijo rire yvy hyepy gotyo ha oñembovorévo; upevarâ oikókuri jesareko y, yvytu térâ yvykapu (volcán) rapykuerére.

           

Tembikuaa reka rupi ko’ága ojekuaáma hekopete araka’etépa iñapysê ava yvy ape ári. Upevarâ ojejo’o yvy ha oñenohê okápe ava ymaveguare kanguekue, avei hembipuru ha ambue mba’e itágui ijapopyréva.

 

Umi aporeko apytépe, ojepurúva ojepapa hagua ava ary yvy ape ári, oî peteî hérava carbono 14. Upévajeko oike taha’e ha’éva retepýpe: mba’e’apokue itaguigua, tembipuru ojejapóva ñay’ûgui, ka’avo ha mymbáre; ha umíva retepýpe hekove areterei. Hi’are haimete 5770 ary ha upépe ae oñepyrû oje’o. Carbono 14 rupive ñaha’âkuaa opa mba’e ary, poteîpa su ary peve. Ambue mba’e irandipúva (material radioactivo) ojepurúva avei ojepapa hagua opaite mba’e itujaitevéva ary, ha’ehína uranio.  

 

Origen del hombre 
Ava ypykue reka
 
  

Desde que Charles Darwin publicó su revolucionaria obra Origen de las Especies, en la cual postulaba la variación entre los individuos de la misma especie, y que solamente sobreviven y evolucionan aquellos que tienen los órganos más adecuados para adaptarse a los cambios (sobrevivencia del más fuerte), se han observado interesantes adelantos.

 

Hasta hace poco parte de la sociedad “más civilizada” se horrorizaba ante la posibilidad que el “noble y fino” humano descienda de los simios. Sin mencionar el rechazo de la Iglesia. Mientras tanto, nuevos descubrimientos de fósiles humanos confirmaron la tesis básica darwinista de la evolución, aunque con algunas modificaciones. Solamente las mutaciones favorables para resistir al cambio del medio ambiente ayudan a la sobrevivencia y la multiplicación de tales individuos y no la ley del más fuerte como lo preconizaba Darwin, lo que no le resta méritos al proponer la idea básica.

 

La mutación del material genético es producido por causas ambientales, químicas así como físicas. Cada día nuestro organismo está expuesto a aproximadamente 10.000 impactos de radiaciones violentas provenientes de la radioactividad natural de la tierra y de las radiaciones que llegan del cosmos, producto de procesos nucleares en el interior de las estrellas. Midiendo el número de mutaciones en un gen de dos fósiles de diferentes edades y comparándolas con la de un ser actual, se puede determinar la fecha cuando los antepasados vivieron.

 

En el año 1965, el geólogo John Martyn, descubrió cerca del lago Baringo, ubicado en Kenia (Africa), un fragmento de cráneo, perteneciente a una mujer. Una parte del temporal derecho fosilizado, que incluye la apófisis mastoidea, el orificio del oído y su punto de conexión con la mandíbula. Para identificarla de alguna manera, se la llamó Lucy, y se ha podido determinar que ese espécimen quedó enterrado en unas cenizas volcánicas hace 2,4 millones de años. Se fijó dicha fecha tras emplear una método relativamente moderno llamado “argón 40 / argón 39” que mide la decadencia de átomos naturales radioactivos ocurrida en un espécimen dado. El método se aplicó a las cenizas volcánicas y a los estratos superiores e inferiores del fósil.

 

Se determinó que los primeros bípedos (antropoides) se separaron como especie de sus ancestros los ramapitecus hace aproximadamente cinco millones de años, al mismo tiempo que nuestros primos más cercanos, los chimpancés. Desde el descubrimiento de los Leakey no se han encontrado restos más antiguos del ancestro del hombre, el antropoide que vivió entre los 5 millones y 3,8 millones de años atrás, describiéndolo como el “eslabón perdido”.

 

En 1994, se descubrió en Etiopía un diente de un antropoide que vivió hace 4,5 millones de años. Después de este se descubrieron en el mismo otros huesos, lo que permitió reconstruir el individuo a los que pertenecieron. Fue nombrado Australopitecus ramidus o antropoides del sur (ramid significa raíz en afarence, dialecto Etíope), identificándolo como el eslabón perdido, que tuvo que bajar de los árboles y buscar su alimento en el suelo, debido a una sequía grande que exterminó la mayoría de las selvas tropicales y hasta secó el que hoy es el Mar Mediterráneo. La mutación de algunos individuos para desarrollar el bipedalismo les permitió cazar con más eficiencia y en consecuencia reproducirse con más frecuencia, dando lugar en el transcurso del tiempo a la raza humana tal como la conocemos hoy.

 

Hace dos millones de años la evolución produjo al hombre que pudo fabricar utensilios (homo habilis). Hace un millón de años apareció el hombre con la espalda recta (homo erectus). Hace 180 mil años apareció en el norte de Africa el hombre moderno, con la capacidad craneal actual (homo sapiens).

 

Heta tapicha yma guive oñeha’âkuri ombohovái opa hendáicha ava rekove ypykue (génesis de la humanidad). Oimehína umi oñeha’âva’ekue ombohovái jeroviapy (religión) rupi, ojekuaáva ypyteîguáva ramo (monogenistas); ha upéi, hypy’ûvévo ava rembikuaa tembikuaaty (ciencia) rupive, heta tapicha oñeha’â ombohovái tembikuaaty (ciencia) rupi, ojekuaáva ypy’etaguáva ramo (poligenistas).

           

Umi ypyteîguáva he’i hikuái ñande ha’eha Tuvichavete remimoîngue. Tuvichavete hera tee. Guarani Mby’a ohenói chupe Ñande Ru Papa Tenonde, Kristiano oikuaa chupe Jehova ramo. Musulmán katu ombohéra chupe Ala. Ha’éjeko upe ojapokatupaiteva’ekue oîmiva guive arapy ha ñande yvýpe, umíva apytépe ñande, avakuéra.

 

Ja’ehaguéicha yvatemive, tembikuaaty heñói guive ñande apytépe, heta tapicha iñarandu hypy’ûva, ndogueroviavéi upe mba’e, ha oñeha’â hikuái ombohovái ava reko ypy ambue hendáicha. Umíva apytépe oiva’ekue Charles Darwin, Inglaterra-ygua.

           

Ha’e niko ohaiva’ekue, ary 1859-me, peteî aranduka (libro) omboherava’ekue “Tekove Ypy” (Origen de las Especies). Darwin-pe guara niko taha’eha’éva tekove (ka’avo, mymba ha ko’âva apytépe, ava) mbeguekatúpe omoambue hete ha hetepy, ha he’i avei oikopukuveha, oñemoña katui, umi ojepokuaaporâvéva hekoháre. Darwin guive ojeguerovia ñepyrû ava ha’eha karaja ñemoñare. Ko’ága peve ojejuhu gueterei ava’ypy kanguemimi ha mba’e’apokue omoañetéva Darwin remiandu.

 

Tekove rete ha retepy ñemoambue niko ojehu pe tekohápe oîhaguére heta mba’e, mbeguekatúpe omba’apóva tekovére ha omoambuéva ichupe. Jaikove aja niko ñande rete ha ñande retepýre ojeity opaichagua randipytu (radiación), osëva yvýgui ha avei arapy tuichakue javevégui, okapukuévo mbyjakuéra.

 

Ary 1965-pe, peteî yvykuaatyhára (geólogo) hérava John Martyn, ojuhúkuri Baringo, yno’ô (lago) oîva Kenia (Afrika) retâme, peteî kuñataî akângue. Upe kuñataî oñembohéra pyahujey Lucy, ha jeko oikova’ekue upérupi ojapo mbohapysua ary (tres millones de años).

 

Upéicha avei, ary 1994-me, ojejuhujey Afrika-pe ñande ypykue kanguemimi itujavéva Lucy-gui, ko’âva jeko ojapo posua ary (cinco millones de años aproximadamente) rupi oikohague Etiopía-re, upépe ojejuhúkuri umi kangue.

 

Oñembohéra chupekuéra Australopitecus ramidus, ha ha’ekuéra hína ko’agaite peve umi ñande ypykue itujavéva ko yvy ape ári. Ha’ekuéra ndaje umi karaja ñemoñare, oikotevêgui hembi’urâ, oguejyva’ekue yvyra rakâgui ha oguata ñepyrû mokôive ipýre. Upéva hína ava katupyry (homo habilis) ojapokuaámava hembipururâ. Ichugui oikókuri ava ñembo’ypyre (homo erectus) ojapo peteîsua ary (un millón de años). Ha upéa riregua hína ava arandu (homo sapiens) oikundahava’ekue yvy ape.  

 

El hombre fósil en América 
Ava ypykue América-pe

La evidencia existente indica que el primer poblamiento de América se produjo a través del Estrecho de Bering, desde Siberia, en un tiempo en que el descenso de los niveles del mar crearon un puente terrestre. Correlacionando la evidencia geológica con la datación por el método del carbono 14 de yacimientos arqueológicos primitivos, se estima que ese hecho debió producirse hace unos 30.000 a 40.000 años, o durante las últimas fases del último período glaciar.

 

La posibilidad de migraciones anteriores no puede descartarse, pero no hay evidencia de que esas migraciones anteriores ocurrieran. Los materiales esqueletales conocidos son todos de fecha mucho más reciente. El descubrimiento de restos humanos junto a animales extinguidos, tales como el perezoso gigante y el mamut están bien autentizados, pero esos animales se extinguieron en América del Norte en tiempo recientes. Hallazgos como el del hombre de Tepexpan, en el Valle de México; el hombre de Minnesota, y el hombre de Midland puede ser que posean cierta antigüedad, pero a lo más sería de 4.000 a 12.000 años.

 

Amérikape niko oguahê ava no’ô, oúva Sibéria-guio, ha oike Estrecho de Bering rupi. Upérô jeko para ndahypýi ha upehaguére ojehasakuaa upérupi guatahápe. Upe mba’e ojehuhague ojapomahína mbohapypa su térâ irundypa su ary; ÿrô katu yrypy’aguasu (glaciación) opakuetévo.

 

Ndojekuaái ambue atyguataha (migración) upe mboyve ikatuva’ekue oguahê Amérikape. Ava ypy kanguekue ojejuhúva ága peve ipyahueteve, umíva apytépe oîhína umi ojejuhuva’ekue Tepexpan, México-pe; avei Minnesota ha Midland, Estados Unidos-pe. Umíva jeko ndohasái irundysu térâ pakôisu ary oikohague hikuái upérupi.      

 

Orígen del hombre en Paraguay 
Ava ypykue ñane Retâme

 

Según la Dra. Branislava Susnik, Premio Nacional de Ciencias 1992 del Paraguay, tres serían las corrientes migratorias que llegaron al Paraguay precolombino. La primera de ORIGEN AUSTRALOIDE, es decir, semejante a los primitivos habitantes del continente australiano, que por su industria pertenecían al paleolítico inferior, su cultura era parasitaria, pues se dedicaban a la recolección de los productos de la naturaleza y a la caza inferior y superior. La segunda corriente de inmigración sería la de los PROTO-SIBERIANOS, semejante a los primeros pobladores de Siberia, que pertenecían por su industria al paleolítico superior y al mesolítico, con instrumental de hueso, dedicándose fundamentalmente a la pesca marítima. La tercera corriente sería la PROTO-MALAYA o proto-indonesia, con caracteres idénticos a los de los primeros pobladores del sur de Asia y del archipiélago indonesio. Su instrumental lítico pulido, entre otros, hace que se los clasifique como nelíticos de cultura agrícola. Son los que introdujeron en esta parte de América los caracteres netamente mongoloides.

 

Serían descendientes de la primera corriente de inmigración, las tribus de la familia lingüística Guaikuru. Los famosos Mbaja de la época colonial, y los otroras temibles piratas del río, llamados Pajagua, cuyo último ejemplo murió en 1932 en el Barrio Chacarita. Asimismo, los actuales Tova que habitan el Chaco Paraguayo. Los protomalayos están representados en el Paraguay –según la Dra. Branislava Susnik- por los guarani. Eran de esta familia los Kario, que habitaban el actual Dpto. Central y tenían permanente contacto con los de la misma parcialidad establecidos a lo largo de la costa Atlántica en las cercanías de la isla Santa Catalina. Subiendo por el río Paraguay se encontraba –en época colonial- a los Tovatî; cerca de la desembocadura del río Apa, a los Itatî; los Guarambaré y Tarumá hacia el centro, y los Guairá hacia el noreste de las cataratas del Guairá. Resto de las migraciones en busca de metales, que los Guarani realizaron en época post-colombina son los Guarajo y los Chiriguano del Chaco. Hoy, sobreviven en la Región Oriental, los Mby’a, los Pâi, los Ache, y los Avakatuete

 

Kuñakarai Branislava Susnik, heta tembiapo porâ ojapova’ekue ñane retâme ohapykuehóvo ñande rapo; ja’eporâsérô, oikuaa porâ hagua ñande ypykuépe: mávapa ha’ekuéra, moôguipa ou, mamórupipa oikojepe hikuái ñane retâme, mba’éichapa hete, mba’éichaitépa oiko itavakuérape ha avei mba’éichapa omba’apo hikuái.

 

Ha’e he’i umi ñande ypykue ouhague hikuái Asia, Australia ha Malasia-gui. Ha’ekuéra jeko oike Amérikape Estrecho de Bering rupi, oîva ko’âga Alaska-pe. Avei, umi ñande ypykue oikejepékuri Amérikape Pacífico para (océano) rupi.

 

Umi oguahêraêvéva Paraguaýpe, atyguataha peteîha (primera corriente migratoria), ha’ehína umi oñembohérava Australoide. Ko’âva ova ha ova ohekávo hembi’urâ, ndaha’éi ñemitÿhára. Iñemoñare ñane retâme hína Choroti, Chulupi, Lengua, Tova, Angaite, Sanapana ha Guana.

 

Australoide rire, oguahê hikuái atyguataha mokôiha (segunda corriente migratoria), ouva’ekue Siberia-ygua. Ko’âva ikatupyryvéma. Oipurúma mymba kangue ojapo hagua hembipururâ. Heseguakuéra hína Chamakóko ha Moro (Ajoréo).

 

Ipahápe, atyguataha mbohapyha (tercera corriente migratoria), oguahêva Paraguaýpe hína umi oñehenóiva Malayo. Ko’âva katu ñemitÿhára ha oipuru hikuái ita ojapo hagua hembipuru. Iñemoñare ñane retâme hína umi iñe’ê Guaraníva: Mby’a, Ava Katu (Ava Guarani), Pâi, Ache, Guaraju ha Tapiete.

 

Umi ñande ypykue niko ko’â yvy jarakue. Ha’ekuéra oiko gueterei ñande apytépe, mba’eve’ÿrema. Sa’i hikuái ha ndoikovéima ijyvyteépe. Jepemo ja’e hesekuéra Guaraniha, ndaha’éi upéicha, oîgui ijapytepekuéra heta noñe’êiva avañe’ë. Ha’ekuéra oñemboja’o papokôi (17) tetâme (naciones), ha umívagui poteî (6) oñe’ê Guaraníme (Mby’a, Ava Katu, Pâi, Ache, Guaraju ha Tapiete), ha’ekuéra hína umi hetavéva ha ojoajuva’ekue Español-kuérare, “Colonia” aja.   

 

Antropología cultural 
Avakuaaty tembiapoguigua

 

Estudia los orígenes e historia de las culturas del hombre, su evolución y desarrollo, y la estructura y funcionamiento de las culturas humanas en todo lugar y tiempo. Puesto que la Antropología Cultural abarca una esfera tan amplia de las actividades humanas, es que se vale de tras disciplinas auxiliares: la arqueología, la etnología y la lingüística.

 

Avakuaaty tembiapoguigua hína upe ohapykuehóva ava rembiapo ypy ha hembiasakue, iñemotenonde ha imongakuaa. Avei ojesareko ava rembiapo ysajakatu (estructura) ha ku’ekatúre (funcionamiento) taha’e ha’ehápe ha opaite árape. Hypy’ûgui umi mba’e ijáva ipype, ojuhu tuicháva ñepytyvô mbohapy kuaatýpe, ha’éva: tekoypykuaaty, tekochaukahakuaaty ha ñe’ê’etakuaaty.  

 

La civilización guarani 
Guarani retângatu

 

En el año 1927, el sabio Moisés Bertoni, publicaba su monumental obra La Civilización Guarani, en el actual Puerto Bertoni, Alto Parana. La obra sintetiza sus experiencias con los Mbya Guarani, acerca de quienes afirmaba que ningún pueblo en el mundo ha sabido resolver como el Guarani las cuestiones referentes a la higiene, y con un resultado tan brillante. Tampoco hubo, ni existe actualmente pueblo cuya higiene práctica y popular esté en todo tan de acuerdo con los más recientes progresos de la ciencia, como los pueblos genuinamente Guarani. Y hay aun más: Los Guarani pretendieron o intentaron resolver ciertos problemas que la ciencia no abordó todavía por su gravedad o por las dificultades que se oponen (Tomo III, pág. 17).

 

La extraordinaria longevidad de los Guarani, es seguramente la circunstancia que más claramente pone de manifiesto la excelencia de su higiene. La sobriedad es condición necesaria para una prolongada longevidad. Los Guarani puros fueron dueños de una notable salud mental, mantuvieron el ánimo sereno y tranquilo y conocieron la alegría de vivir. La vida feliz que todavía llevaban hace poco, es la prueba. Ahora bien, hablando de verdaderos Guarani, ellos nunca cometen excesos, ni en el comer ni en el beber. Thevet escribía "nunca comen fruta alterada, ni que no esté bien madura, ni comida que no esté bien cocida". Su sobriedad no se limitaba al comer poco o comedidamente. Se esmeraban también en combatir el vicio de la gula.

 

Ayunaban obligatoriamente en muchas ocasiones, según Bertoni. Tal costumbre siempre fue general, desde las Antillas y Guayanas hasta el Sur. Aunque los motivos pudieran variar, el ayuno Guarani representaba una verdadera institución. Se ayunaba y aun se ayuna por diversas causas: ayunos místicos, ayunos medicinales, ayunos de educación de la voluntad, y otros eventuales. Lo consideran como un ejercicio necesario de tiempo en tiempo, y sacan motivo de orgullo en no ser esclavos del comer. Los ayunos místicos siempre fueron frecuentes. Así ayuna el avare, o karaiva, o paje, antes de intentar una de sus evocaciones y aun para la preparación de ciertas sustancias o medicamentos. Por el nacimiento de un hijo, el padre también tiene que ayunar, firme y contento a la vez.

 

Aseo esmerado había en las comidas y todo lo referente a la preparación de los  alimentos. Rochefort escribió que salvo los días de comida en común (fiestas o reuniones públicas), cada persona tenía su pequeña mesa aparte. Sobre la mesa ponía el más aseado de los manteles, que era una verde hoja de banana. Siempre antes de comer lavan las manos con mucho cuidado. Contraste muy notable con el descuido de que daban triste ejemplo muchos indígenas de otra raza (Tomo III, pág. 41).

 

La alimentación. Todos los pueblos Guarani eran más o menos vegetarianos, y algunos lo eran en absoluto. Aún donde comían pescado, la alimentación carnívora les enfermaba, y muchos no soportaban la alimentación europea. No tenían los Guarani tradición alguna de haber sido pueblo cazador. Sus antepasados vivían de hojas y yuyos, mandioca y batata. Lo absoluto que era el antiguo vegetalismo Guarani está claramente indicado por otra tradición que Rochefort nos ha transmitido, tradición muy antigua entre ellos, según la cual sus antepasados no se alimentaban sino de yerbas o yuyos y de frutos naturales de la tierra. Los Guarani nunca comieron huevos de ninguna clase. Dos motivos  tenían, uno es higiénico (el huevo de los animales superiores prácticamente es carne, y carne de las más putrescibles) y místico el otro (es un lujo de destrucción, teniendo en cuanta el número de seres que se destruyen en embrión al alimentarse la persona con huevos). La alimentación base se daba a través de la mandioca, maíz, batata, frutas y miel. Entre las frutas la banana, el anana, aratiku, arasa, jakarati'a, pakuri, andai, kurapepê, mbokaja, etc. (T. III, pág. 115).

 

En cuanto al aseo del cuerpo, hombres, mujeres y niños, al levantarse van a lavarse y nadar a los arroyos, por más frío que haga. Entran al "agua, mojan la cabeza, luego se lavan todo el cuerpo y zambullen...y algunos días hay, en que lo hacen más de doce veces". Esta era una de las razones del porque rechazaban el vestir como los Europeos, lo que muy bien se comprende, y estaba puesto en razón. Ciertas partes del cuerpo requieren un cuidado especial. Así los Chiriguano se limpian la cabeza mediante las semillas machacadas de Ñandyra, cuidan también mucho de sus uñas, y no menos de las de los pies. El lavarse la cabeza con el jabón natural que ciertos vegetales contienen, era uso muy general y ha persistido en todas partes donde haya población de cruza Guarani inclusive. Se indica otro punto especial, cual es el horror que ciertas impurezas despiertan entre los Guarani, al punto que las mujeres ocultan con gran cuidado su menstruación.

 

La urukuización. Cada mañana, después del primer baño, y previo secarse perfectamente, todo varón se hacía frotar todo el cuerpo con un ungüento hecho de uruku (árbol neotrópico común), materia colorante que se forma en torno a las semillas. Esta operación la hacía la mujer u otra persona de la casa, por medio de una esponja. Resultaba que todo el cuerpo, inclusive el rostro, presentase un tinte colorado pálido especial, bastante lustroso, extraño, pero no desagradable a la vista. Cada mañana temprano el hombre se lavaba vigorosamente todo el cuerpo, hasta que el residuo del uruku del día anterior desapareciese completamente o casi.

 

El sueño. Llegado el sueño,  el indio va a la hamaca. No conoce eso de resistirse al sueño, ni el tomar mate o algo parecido para perder el sueño. Cuando le da, se acuesta y duerme, no haciendo caso de los demás. En viaje, en los campamentos donde no pueden hacerse de una cama, o cuando llegan de visita en casas de cristianos, los que nunca se la ofrecen, el indio duerme sobre el suelo, cubriéndose el tronco y la cabeza, y con los pies desnudos cerca del fuego, que mantiene prendido toda la noche. La hamaca es una de las características de los Guarani.

 

Moisés Bertoni niko ohaíkuri mbohapy aranduka ijojaha’ÿva, hérava “La civilización Guarani” omboguapyhaguépe opa mba’e ha’e ohechakuaáva Guaranikuéra rekópe. Ha’e ohecharamo ha omomba’eguasu mba’eichaitepevépa ipotî ha hesâi hikuái. Avei ohechakuaa mba’éichapa hekove puku, ha he’i upe mba’e ojehuha hesâigui hikuái hetepýpe ha iñapytu’ûme, hekorory ha ipy’aguapykuaáre. Oñangarekokuaa hikuái ijehe, ndaha’éi ku ikaruhetáva térâ ikaruvaíva. Ndo’úiva yva itujúva térâ hi’aju’ÿva, térâ tembi’u ndojyporâiva.

 

Oikuaa avei karu’ÿ, ha’ekuéra ojapóva oipotágui ha oipota jave, térâ oaguyjeme’êvo Tupâme; ÿramo omopotîvo ipy’a ha hetepy hamba’e. Avare, karaiva térâ paje ojapo hikuái upe karu’ÿ oñepyrû mboyve iñemongeta Tupâ ndive; upéicha avei, okaru’ÿ umi túva ita’ýra heñoiramóva, oñanduka ha ohechaukávo ipy’arory Tupâme. Ipotî asy ndaje ojapokuévo hembi’urâ ha okarúta jave katu oipyso pakova rogue mesa ári ha upe mba’e ári omboguapy hembi’u ha upépe ae okaru. Katuete ojepohéi porâ ojapo hagua hembi’urâ ha okaru mboyvemi.

 

Ndo’uguasúiva so’o, oîvoi ndo’uietéva. Pira añoite ho’u. Mymba ro’o ombohasykatu chupekuéra, ha upevakuére heta ndojepokuaajepéi Européo rembi’úre. Ndaha’éi omymbajukaitereíva. Ijypykuemavoi oipururaka’e hembi’urâ opaichagua ka’avo ha ñana rogue ha heseve mandi’o, jety ha yva. Ndo’úiva hikuái guyra rupi’a. Ko’âva hína umi mba’e oipuruvéva hembi’úpe: mandi’o, avati, jety, yvakuéra ha eirete. Yva apytépe katu ho’u pakova, anana, aratiku, arasa, jakarati’a, pakuri, andai, kurapepê ha mbokaja.    

 

Kuimba’e, kuña ha mitâ opu’âre ohóma ojahu ha oñakâky’o ysyrýpe. Oîjeko ára ojahuhápe pakôi jey. Chiriguanokuéra oipuru ñandyra ra’ÿi josopyréva oñakâky’o hagua. Oñangarekokuaa avei ipyapê ha ipysâpêre. Oñakâky’óvo oipuru hikuái peteî havô ha’ekuéra ojapóva ka’avokuéragui.

 

Ko’êmbávo, ojeitýma ysyrýpe ha ojahupa rire ha oñemokâ porâ mboyve, omonambaite hikuái hetére mba’eñandýva (ungüento, pomada), ojapóva hikuái urukúgui. Upehaguére hete ha hóva jepe ipytângy asy opytávo. Upehague ko’ême ojahu onohêmba peve uruku rembyre hetégui, uperiremínte omonajey hagua ijehe.

 

Hopehýi jave ha’ekuéra oñemohendáma ikyhápe. Péicha jave ndaha’éi ku oñeha’âva hikuái omboyke topehýi. Ha’ekuéra okese jave oñeno ha orambi ñepyrûma. Oguata puku jave ñu térâ ka’aguýre ha ohupytývo chupekuéra topehýi, oñeno ha oke yvýpe ha upeichahápe, pyhare javérô, omohenda ipy pyte tataypy gotyo, ombyakúvo hete ha ani hagua iro’y. Tata ndogueiva’erâ araka’eve.  

 

La arqueología o prehistoria 
Tekoypykuaaty

 

Trata primordialmente de las culturas antiguas y de las fases pretéritas de las modernas civilizaciones. Intenta reconstruir las formas culturales del pasado y trazar su crecimiento y desarrollo en el tiempo.

 

Tekoypykuaaty ojesareko umi ava no’ô ymaiteguarére ha tekovekuéra ara ypýre. Oñeha’â ikatuha peve oha’ânga jey umi mba’e ymaite oikova’ekue, ohechauka ikakuaa ha itenondépe ara resáre.

 

Ejemplo de investigación arqueológica (Techapyrâ ñane retâmegua)

El hombre de Caballero (Paraguari) - Ava “Pypuku” (Caballero-ygua)  

En abril de 1986 se iniciaron los trabajos del Proyecto Leroi – Gourhan coordinado por Luciana Pallestrini en tierra de Juan Manuel Frutos del Municipio de Caballero (departamento de Paraguari) Este programa arqueologico abarca toda la prehistoria del denominado valle del Ypacarai. Los primeros resultados de dataciones en radiocarbonicas dieron 990 y 3620 años antes del presente para las “Islas” habitadas por el hombre prehistorico  de Caballero; alli ese hombre confeccionó piezas ceramicas, tallo y pulio el hueso, dejo razgos de su aslimentación y sepulto a sus difuntos.

 

La arcilla local constituyo una excelente materia prima para la confección de la ceramica que presenta una gran variedad de decoración incisa. Durante la miisión realizada en el corriente año se pusieron tambien en evidencia algunas piezas en engove. En cuanto a los artefactos liticos es evidente el aprovechamienpo de afloramientos rocosos y cantos rodados de las proximidades; los cerros que circundan y el propio arroyo Pypuku, vecino; sirvieron de fuente de materia prima ideal gracias a las posibilidades de selección y colecta.

         

Ary 1986-me, oñemoñepyrûkuri peteî tembiapo ijojaha’ÿva Táva Caballero-pe, oîvahína Paraguari yvyvorëpe (Departamento de Paraguari). Pe tembiapo omoakâ José Antonio Gómez-Perasso, ñane retâyguáva; ha Luciana Pallestrini, Italia-ygua. Ha’ekuéra oheka upépe ñande ypykue rapykuere. Mokôivévante iñarandu ha ikatupyry upe mba’épe.

 

Hembiapokueraita rehe ae ko’ága jaikuaa Caballero-pe oikohague ñande ypykue “Ava Pypuku” ojapo mbohapysu poteîsa ary (tres  mil seiscientos años). Upépe ha’ekuéra ojogapo, oheja ikaruha rapykuere, oñotÿ umi omanóvape ha ojapo hembipururâ yvy, ita ha kanguegui.

           

Restos arqueológicos de Itaipu (Alto Parana) - Ava Itaipuygua

 

Los estudios arqueológicos realizados en la zona del Alto Parana revelaron la existencia de vestigios de comunidades humanas de hasta 8000 años de antigüedad. Los estudios históricos y socio-culturales, con mayor énfasis en la margen paraguaya, revelan datos etno-históricos de los poblados de la región, y finalmente, de las migraciones que ocurrieron y dejaron profundas huellas en esta región del continente. Los objetos recolectados pueden apreciarse, por ejemplo, en el Museo de Historia Natural, que la Itaipu Binacional, posee en Hernandarias.

 

Los diversos trabajos de ingeniería llevados a cabo en la zona de obras de Itaipu tuvieron como uno de sus efectos secundarios el remover una enorme cantidad de superficie, haciendo posible, de esta manera, una labor intensa y fructífera de los arqueólogos. Los conocimientos aportados por estas investigaciones permiten conocer con mayor precisión los hábitos, costumbres y nivel de desarrollo de las primeras sociedades humanas asentadas en el actual territorio del Departamento de Alto Parana.

 

Itaipu Binacional, Paraguay ha Brasil retâme ombojoajúva tembiapoguasúpe, omopu’â hagua tendyry’apoha (hidroeléctrica) Itaipúpe. Upépe, oñemopyenda hagua upe mba’e guasuete, ojejuhúkuri avei ñande ypykue rapykuere. Umíva katu itujavéntema. Ha’ekuéra oikojepékuri upérupi ojapo poapysu ary (ocho mil años). Itaipúpe ñaguahêvo jajuhukuaa, iñongatupyre, japepo (ha’ekuéra oipurúva oñotÿ hagua omanóvape), hembipurukuéra yvy, ita ha kanguégui ijapopyréva.  

 

La etnología 
Tekochaukahakuaaty

Puede decirse que empieza donde la Arqueología termina. Investiga y describe las diversas culturas en donde quiera que puedan encontrarse. Se dedica muy ampliamente al problema de explicar las semejanzas y diferencias que se encuentran en las culturas humanas.

 

El etnólogo se interesa por la cultura como fenómeno característico de los seres humanos en todas partes, y no solo por las culturas de una sociedad particular o de un grupo de sociedades. Gran parte de su trabajo tiene que ver con la descripción de diferentes grupos humanos. Y como los menos conocidos son aquellos pueblos llamados “primitivos”, el etnólogo suele dedicar mucho de su tiempo a las culturas de estos pueblos antiguos y culturalmente menos desarrollados.

 

Tekochaukahakuaaty hína oñepyrû opahápe tekoypykuaaty. Ohapykuereka ha ohechaukakatu opaichagua ava no’ô reko, oiko ha oikova’ekue yvy ape ári. Oñeha’â ombohovái mba’eicharupípa ojojogua ha ojoavy ava reko taha’e ha’ehápe ha opaite ára.

 

Tekochaukakuaahára niko ojesareko ha ohesa’ÿijo tembiapo taha’e ha’ehápe, ha ndaha’éi peteî avano’ôrente ojesarekóva. Upéicha avei tekochaukakuaahára oñeha’â ohechauka hekopete opaite avano’ô rembiapo, ha ojesarekove umi avano’ô itenonde’ivévare, “ypykue” oñembohérava, ndaiporiguasúgui jepy’apy hesekuéra.  

 

Los Mbya Guarani de Ka’aguy Porâ

Guarani Mbya Ka’aguy Porâygua

En el año 2001, en una investigación de campo, los estudiantes: Hilda Figueredo, Liz Barrios, Daniel Fretes, María Dávalos, María Montiel y César Rolón, pertenecientes al Curso de Profesorado de Lengua Guarani de la Regional Gral. Resquín (Departamento de San Pedro) del ATENEO DE LENGUA Y CULTURA GUARANI, mantuvieron contacto y registraron las características culturales de los nativos Mbya Guarani, asentados en una reserva forestal, ubicada a 100 kilómetros de General Resquín, y a 40 kilómetros de Villa Ygatimi (Departamento de Kanindeju).

 

Los mismos están distribuidos en seite comunidades, cada cual con sus respectivas autoridades y familias bien definidas. A su vez, cada comunidad cuenta con 30 familias aproximadamente con su cacique. Allí ellos llevan una vida armónica, respetuosa entre sus miembros y manteniendo la cultura, y “adaptados” a los cambios de la naturaleza. Los estudiantes, llegaron concretamente al Tekoha Ka’aguy Porâ (Narandy), liderada por el Mburuvicha Cástulo Garcete, donde apreciaron cuanto sigue:

 

La educación es tradicional, de carácter informal. No cuentan con asistencia educativa formal (escuelas o colegios), siendo el grado de analfabetismo casi absoluto. Exigua es la posibilidad de acceder a la educación formal, salvo que alguno abandone la comunidad y emigre a poblaciones próximas como Ara Vera, Villa Ygatimi, Estrellita, Ype Hû u otras comunidades; convirtiéndose, en caso de retornar, en analfabeto funcional.

 

Creen en un Dios superior denominado Ñande Ru Papa, padre de varios dioses encargados de la vida y la subsistencia de la naturaleza. Ñande Sy Guasu es madre de los seres humanos, Ñamandu es el Dios de la impartición de males y justicia sobre la tierra. Vera y Kuaray son los encargados de la luz, Jakaira es el padre de los animales, y Tupâ el lazo común de unión de los hombre con Ñande Ru Papa.

 

Cuentan con un sacerdote elegido por el propio Dios, de Él recibe elocuencia y sabiduría para un mejor relacionamiento. Las ceremonias religiosas las realizan en el opy (templo), lugar sagrado donde una vez ingresado no se debe molestar o cuchichear; al contrario, se debe demostrar respeto y fé en Dios. Allí piden favores (ñemomburu), hacen sus plegarias, piden paz, abundancia; y que no les aflija enfermedad alguna. Tienen miedo del Aña Yvaguyregua, quien representa todos los males que existen sobre la tierra. Todas las noches danzan orando a Ñande Ru Papa. Danzan en forma separada los varones de las mujeres, haciendo una trayectoria circular, portando los primeros las sonajas (mbaraka), y ellas un pedazo de caña de más de un metro (takua), que verticalmente dispuesto, golpean contra el suelo. Ambos lanzan sus plegarias, cada noche, antes de dormir. 

 

Utilizan como “brújula” diaria al sol, las estrellas y los animales. Cultivan la tierra aunque no en grandes cantidades, pues son más cazadores. Tienen plantaciones de mandioca, que es la más consumida por todas las comunidades. Además cultivan maíz, zapallos, sandías, calabazas, banano, yerba y algodón. Dichas plantaciones las hacen en derredores de sus casitas. Son cultivos pobres, ya que no saben tratar las semillas y carecen de conocimientos sobre mejoramiento de la producción.

 

Asimismo para obtener su alimentación cazan y pescan. Estos alimentos los preparan a fuego lento, sin ingredientes, en fuego de leñas. Usan las hojas de banano para proteger sus alimentos. Tratan la yerba y toman terere. Traen agua de los manantiales (y’akâ), ya que no cuentan con herramientas para cavar pozos. En sus cacerías cuentan con la ayuda de sus perros. Se alimentan sentados en el suelo y sin cubiertos, salvo aquellos que los obtuvieron de los madereros a cambio de rollos. Atrapan sus presas mediante trampas (ñuhâ). Usan el arco (yvyrapâ) y la flecha (hu’y). El arco se elabora de guajayvi. A la flecha le colocan plumas de aves.

 

Respetan la autoridad de un jefe al que llaman cacique, elegido entre los varones más respetados de la comunidad, sabio, con liderazgo y autoridad moral dentro de la comunidad. Antiguamente el cacique debía ser soltero; es decir, no tener esposa a quien estar protegiendo y cobijando. Se dedicaba de lleno a la comunidad. Actualmente, la primera condición para ser cacique es ser casado. Es elegido democráticamente en asamblea de los varones de la comunidad. Es el responsable de la vida armónica y respetuosa dentro de la comunidad, es el representante legal de cada comunidad y el que la organiza.

 

Las autoridades están compuestas de la siguiente manera: Cacique, autoridad máxima; Sacerdote, representante de Dios; Comisario, jefe de seguridad de la comunidad; y Soldados, súbditos del cacique y del comisario, responsables de hacer cumplir y hacer cumplir las reglas de la comunidad y las órdenes de los superiores. En caso que alguno llegase a desobedecer las reglas o causase problemas; el cacique imparte justicia imponiendo sanciones como: latigazos, permanencia en calabozo; y en casos extremos, incluso la condena a muerte.

 

Usan una vincha (akângua) en la cabeza, adornado por plumillas de aves. Fuman en pipa (petÿgua), hechas de barro (ñai’û) con chupadores de caña (takua). La fumata la hacen antes de bailar y lo hacen para espantar los malos espíritus. Usan collares (mbo’y) hechos de semillas traídas de la selva. Pintan sus muñecas, rodillas, pómulos, tobillos y codos con el ysy, es a los efectos de prevenir dolores de los huesos. Usan el tameo que hacen de hilos de algodón y lo utilizan como chiripa. En cuanto a la vestimenta se puede mencionar que ya cuentan con ropas occidentales usadas, productos del trueque por rollos de madera. Inescrupulosos madereros explotan sus necesidades e ignorancia, y los aprovechan para la destrucción de su propio habitat.

 

Aprenden a respetar la autoridad del padre, jefe de cada hogar, que cuenta con la colaboración cercana de la madre. Sus viviendas son pequeñas, con techo de paja, paredes de tallos de árboles, sujetos por lianas. Duermen en camas hechas de caña (takuára), cubiertas con pajas o grandes hojas de banano.

 

Ary 2001, temimbo’ekuéra oñemoarandúva avañe’ême ATENEO DE LENGUA Y CULTURA GUARANÍme, Gral. Resquín, San Pedro-pe; oguahê hikuái Mbya Guarani rendápe, oikóva hikuái peteî tekoha guasúpe oîva Gral. Resquín (San Pedro) ha Villa Ygatimi (Kanindeju) pa’ûme. Upépe ha’ekuéra ohecha, ohendu ha omono’ô hikuái umi Mbya -upépe oikóva- rembikuaa.

 

Upe tekohápe Mbyakuéra ombohasa hekove oñopehêháicha, imburuvicha reheve. Oiko jekupytýpe ha maymávante oñomomba’e guasu. Upépe avei ha’ekuéra omoañete hembikuaa ha hembiapo tee. Oñeha’â avei ojepokuaa tekoha ñemoambuére. Tekoha oguahêhague umi temimbo’ekuéra ha’ehína Ka’aguy Porâ (Narandy), omotenondéva mburuvicha Cástulo Garcete. Upépe umi temimbo’ekuéra ohechakuaa ko’â mba’e:  

 

Iñarandu ka’aty hikuái. Ndaipóri ijapytekuéra mbo’ehao (mitâ térâ mitârusúpe guarâ). Nomoñe’êkuaái ha ndohaikuaái hikuái. Sapy’apy’a, oiméramo oî peteî osê ha ohejareíva hekoha, ha ohóva oiko táva ijerereguáre: Ara Vera, Villa Ygatimi, Estrellíta, Ype Hû térâ ambuéva rupi, peicharôñoite, ojehekombo’ekuaa mbo’ehaópe; ha katu, ojevysapy’árô hekohápe, pya’e hesaraipajey mba’e’etaita ome’êva’ekuégui.

 

Ojeroviakatu hikuái Ñande Ru Papáre, heta iñemoñaréva. Ñande Sy Guasu jeko maymaitéva sy, Ñamandu katu ojesareko tekomarâ ha tekokatúre yvy ape ári. Vera ha Kuaray ndaje oñangareko tesakâre, Jakaira jeko ha’ehína mymbakuéra rerekua; ha ipahápe, Tupâ ha’ehína ñanembojoajúva Ñande Ru Papa ndive.

 

Oime ijapytépe peteî avapaje Ñande Ru Papa remimoînguéva, iñe’êngatu ha iñarandúva ha umi mba’ekatu oipurúva ojekupyty hagua hapichakuéra ndive. Iñembo’ejeroky ojapo hikuái opýpe, tenda ohechaukahápe hikuái ijeroviakatu Ñande Ru Papáre, ha ojerurehápe ichupe py’aguapy ha tekoha resâire; ha avei, ani hagua hasykatu hikuái. Okyhyje añete Aña Yvaguyreguágui, ha’evahína opaite mba’evai apoha yvy apére. Tapiaite oñembo’ejeroky, pyhare vove, Ñande Ru Papápe. Ojeroky hikuái kuimba’éva oñondive ha kuñáva kuña ndive. Ojopógui ojeroky apu’a. Kuimba’éva mbaraka ipópe ha kuñáva katu itakua reheve ombota yvy. Mokôive oñembo’e tapiaite, pyhare jave, oke mboyve. 

 

Kuarahy, mbyja ha mymba oisâmbyhy chupekuéra taha’e ha’eha rupi. Sa’i oñemitÿ omymbajukavégui hikuái. Mandi’o upe ho’uvéva. Upéicha avei oñemitÿ avati, kurapepê, sandia, andai, pakova, ka’a ha mandyju. Itapÿi ypy rupi oñemitÿ. Heta jey ikogaty ijaipa chuguikuéra ndoikuaaporâigui temitÿ ñeñangareko ha purukuaa.

 

Hembi’urâ omymbajuka ha opirakutu hikuái. Umi mba’e ohesy tatápe. Pakova roguépe omo’â hembi’ukuéra. Oipurukatu hikuái ka’a ha ho’u terere. Y ogueru y’akâgui. Omymbajuka jave omoirû chupekuéra hymba jaguakuéra. Oguapy hikuái yvýpe okaru hagua, ipópente, tembipuru’ÿre. Oipurukuaa avei ñuhâ oity hagua mymba. Avei oipuru yvyrapâ ha hu’y. Yvyrapâ ojapo guajayvígui. Hu’y apýre omoî hikuái guyra raguemimi.

 

Omomba’eguasu hikuái hapicha mburuvichápe, ha’ekueravoi oiporavóva ava iñaranduvéva apytégui, hekopy jehecharamóva ha ojehayhúva hekohápe. Ymave, mburuvicharâ ojeporavómi peteî omenda’ÿvape, ndoikóiva’erâ oñangareko hembirekóre, ha upehaguére omoirûvétava hekohayguápe. Ko’ága katu, mburuvicharâ hembirekova’erâ katuete. Tekojojápe ojeporavo ichupe mayma kuimba’éva apytégui. Ipoguýpe oî tekoha. Ha’ehína tekoha’ýva opaite hendápe ha opavave renondépe.

 

Tekoha sâmbyhyhára oñemohenda kóicha: Mburuvicha, tekoha motenondehára; Avapaje, Ñande Ru Papa remimoîngue; Komi, tekoha oñangarekohára; ha Pysyrôhára, ha’evahína mburuvicha ha komi rembijokuaái, omoañetéva tekoha rembipota ha sâmbyhyhára mba’ejerure. Oîsapy’árô hekomarâ térâ oporomyangekôiva; mburuvicha ojeitykuaáma hi’ári, ikatukuaa oinupâuka tejuruguáipe, ÿrô omoînge yvyrakuaópe; ha amo hapópe, ikatuvoi ojukauka upe tapichápe.  

 

Iñakâre oipuru akângua, oñembojeguáva guyra raguemimíme. Opita hikuái petÿguápe, ñay’ûgui ojejapóva ha ipyteha katu ojejapóva takuaramimígui. Opita ojeroky mboyve, omondýi ha omombyry hagua ângue iñañávape. Oipuru avei mbo’y ojapóva ka’aguy ra’ÿigui. Ombosa’y hikuái ipyapy, henypy’â, hovayke, ipyñuâ ha ijyvanga mba’e ysýpe ani hagua ikanguerasy. Oipuru avei tameo ojapóva mandyju inimbógui ha oipurúva hikuái chiripa ramo. Ko’ága oîma ijapytepekuéra oñemondéva ñandéicha: ikasô ha ikamisáva. Umíchagua ao ome’ê chupekuéra, yvyráre, pytagua (ha’ekuéra’ÿva, Paraguay térâ Brasil-ygua). Heta oî tapicha hesegua’ÿva oñembojáva hesekuéra yvyra rehehápe; ha oipurúva chupekuéra hekoha ñembyaípe. 

 

Avei omomba’eguasu túvape, ogapy sâmbyhára. Tembireko katu oipytyvô ichupe mitâ jehesape’ápe. Itapÿimimi ndaha’éi ku ikakuaaitereíva, ojaho’i hikuái kapi’ípe ha ijykékatu omopu’â takuáragui, ojejokuapáva ysypópe. Oke hikuái tupápe, ojapóva avei takuáragui ha omamáva kapi’i térâ pakova roguépe.

 

La lingüística 
Ñe’ê’etakuaaty

 

Se ocupa de las lenguas del hombre, incluidas las que hoy se hablan (por pueblos iletrados y por pueblos que conocen la escritura) y de las que se conocen por textos escritos (como el latín, el antiguo griego y el sáncrito). Se interesa principalmente por el lengaje en cualaquiera de las formas (oral, escrito, ideográfico, gesticulado, mímico, etc.) sus orígenes, desenvolvimiento y estructura.

 

El linguísta que a la vez es antropólogo no se ocupa exclusivamente de los problemas lingüísticos como tales. Se interesa particularmente por las múltiples relaciones mutuas que hay entre la lengua de un pueblo y los demás aspectos de la cultura.

 

Ñe’ê’etakuaaty hína upe ohapykuehokatúva ava ñe’ê, heñói guive yvy ápe ári ko’agaite peve, ojehai ha ojehai’ÿva. Ohesa’ÿijo opa mba’e ava oipuruva’ekue ha oipurúva ombohasa hagua hemiandu.

 

Ñe’ê’etakuaahára ha’éva avei avakuaahára ndaha’éi ku ojesarekóva ñe’êtekuaa añóre, oñeha’â uvei ohesa’ÿijo tuichaháicha ñe’ê puru avano’ôme, ha’égui tembipuru jojaha’ÿ ombohasáva ava rembikuaa, yma guive ko’ága peve ha taha’e ha’épe. 

 

Ejemplo (Techapyrâ)

 

El Guarani dejó huellas profundas en Sudamérica, permaneciendo las mismas hasta la actualidad en varios topónimos (nombres de países y ciudades), mal escritos y pronunciados. Así, en el actual Mercosur: “Paraguái” (Para-gua-y), Japeju (Y-ape-ju), Uruguái (Ûrugua-y), Itamarati (Ita-marâ-ty).

 

El Guarani siempre dio su nombre a los lugares por la presencia abundante de algún elemento natural en ellos, utilizando los sufijos “ty (ndy)” para referirse a vegetales (aguai-ty, kurupa’y-ty, ka’arê-ndy, ky’ÿi-ndy) y minerales (juky-ty, yvy-ty-rusu, ita-ty); y “kua” para indicar abundancia de animales y personas (jaguarete-kua, guasu-kua, tapira-kua-y, kamba-kua). Usó asimismo, el sufijo “y” para nominar las variedades forestales (karanda-y, guapo-y, kurupa-y, jata-y, juasy-y, amba-y), y en zonas acuáticas la “y” para indicar ríos, arroyos o cursos de aguas con abundancia de determinados peces u otras especies y variedades acuáticas (pirape-y, jatyta-y, akara-y, javevýi-y). Todos estos nombres son muy antiguos, corresponden a la historia de antes de 1492.

           

A la llegada de los Españoles en particular, algunas voces castellanas se transfonetizaron al Guarani, nominando objetos extraños a la cultura nativa (kavaju, vaka, ovecha, kavara, kamisa). Los españoles, particularmente los misioneros (jesuitas y franciscanos) no pudieron cumplir inicialmente con su cometido de la evangelización debido al vano intento de hacerlo en castellano. Entonces decidieron desarrollar todo el proceso de catequización, pero en la lengua del “reducido”. De allí en más aparecen palabras para nombrar fenómenos, hechos, circunstancias y personajes cristianos, pero en Guarani. Así yvága, añaretâ, pa’i o avare, mongarai, tupâo, angaipa, etc.

 

Oparupiete, Amérikape, Guaranikuéra oheja hikuái iñe’ê rapykuere, upéicha rupi ko’ágaite peve heta táva, yvyty, ysyry, ka’avo ha mymba héra Guarani. Oguahêvo umi Español, heta ñe’ê Castellano-pegua oñembohyapu Guarani, peichahápe ohenói hagua héra rupi hetaite mba’e pyahu pytaguakuéra oguerúva hendive. Péicha oikejepe Guaraníme heta ñe’ê oheróva mba’e pyahu: kavaju, vaka, ovecha, kavara, kamisa. Umi pa’ikuéra ohechakuaávo castellano noipytyvômo’âiha chupekuéra omysâivo Jehova ñe’ê Guaranikuéra apytépe, pya’e ojeko hikuái avañe’êre, ha upe guive oipuru hikuái avañe’ê ombohasávo Guaranikuérape hemiandu ha hembipota.  

 

Folklore 
Tavarandu

 

El Folklore es una de las ciencias del hombre, es un parte de la Antropología Cultural que abarca el saber tradicional, el conocimiento de la clases populares, incultivadas de las naciones civilizadas. Tiene su campo de estudio y aplicación, sus objetivos, su técnica y método de estudio e investigación, su aplicación, su utilidad, sus límites, su dinámica.

 

El folklore estudia el saber popular, el saber del pueblo. Viene del vocablo anglosajón Folk = vulgo, pueblo; y lore = saber, conocimiento, ciencia. Es el término propuesto por el arqueólogo inglés Williams John Thoms, en su carta del 12 de agosto de 1846 a la revista londinense "The Atheneum". Lo hacía para designar las tradiciones, creencias, costumbres, mitos, leyendas, canciones, proverbios, decires, refranes, supersticiones, etc. de las clases populares, y desde entonces es un término universal.

 

Tavarandu niko peteî kuaaty ijáva Avakuaaty tembiapoguiguápe. Ohapykueho, ombyaty ha oikuaakajeýva arandu ka’aty. Mayma kuaaty oguerekoháicha, tavarandu oipuru avei aporeko ha tapereko oipytyvôva ichupe ohupyty hagua hembipota.

 

Tavarandu térâ tetâkuaa, ha'e kuaaty (disciplina, ciencia) tetâ rembikuaaguigua. Upe ñe'ê omoheñoiva'ekue peteî karai katupyry hérava Willians John Thoms, ary su poapysa irundypa poteîme; ha ojepuru oñehenói hagua umi mba'e chae, jeroviapy (creencias), jepokuaa (costumbres), mombe'ugua'u, mombe'upy, ñe'êarandu (proverbios), ñe'ênga (refranes, decires, sentencias, comparaciones), tetâygua rembiapokuéva. Upe ñe'ê ojepuru mayma tetâme, yvy ape ári oîva.  

 

Características de los hechos folklóricos 
Tavarandu pypegua

 

Las características más importantes de los hechos folklóricos son:

 

1. Es tradicional porque lo heredamos de nuestros antepasados y sigue permaneciendo entre nosotros. Se transmite espontáneamente a través de las generaciones como hecho cultural y no por medios institucionales u oficiales; la transmisión es por vía oral, el medio usado por la gente del pueblo, que no sabe leer, por repetición del hecho, por los juegos, por el canto, por el trabajo y la artesanía, etc.

 

2. Es vulgar, común, propio de la gente común o simple, del vulgo. El hecho o creencia no se explica por la razón, por la lógica; responde a un sentimiento, a la fe, se cree simplemente, porque sí, sin entrar a analizar, sin saberse el porqué, el cómo, sin necesidad de comprender para aceptarlo. Responde, no a la lógica racional, sino a la lógica de los sentimientos.

 

3. Es anónimo, es de autor desconocido. Por supuesto que alguien fue el autor, en ser el primero en realizarlo, pero con el tiempo, al tradicionalizarse el hecho, ya no se sabe quien fue el autor, se volvió anónimo.

 

4. Es funcional, cumple una función, es utilitario, sirve para algo: para alegrar, distraer, trabajar, instruir, etc.

 

5. Es espontáneo, aparece en el momento menos pensado, pues es el producto de las circunstancias, de las distintas situaciones o acontecimientos. Nadie puede vaticinar que en tal o cual momento se producirá un hecho folklórico.

 

Tavarandu ha'eva'erâ katuete mba'echae (tradicional), tetâygua rembiapokue (vulgar), ijapoharekuaa'ÿva (anónimo) purupyrâ (útil), ha heñoisapy'áva (espontáneo).

 

CLASIFICACIÓN DEL FOLKLORE

TAVARANDU ÑEMOHENDA

 

El Folklore abarca todos los hechos, especies, elementos y bienes del saber, de la cultura popular, y para su estudio se acostumbra agruparlos en especies espirituales, materiales y sociales, de ahí que el folklore se clasifica en:

 

1. Folklore Espiritual o Animista                   Apytu'û rehegua tavarandu,

2. Folklore Material o Ergológico               Mba'e’apo rehegua tavarandu, ha

3. Folklore Social o Sociológico              Ava'aty rehegua tavarandu.

 

1. FOLKLORE ESPIRITUAL O ANIMISTA

APYTU'ÛGUIGUA TAVARANDU

 

Incluye el estudio -por ejemplo- de las creencias, supersticiones, mitos, leyendas, káso ñemombe'u, ñe'ênga, juegos y pasatiempos, devociones populares, etc.  

 

1.1. Relaciones: son versos que se dicen a la pareja, y que pueden tener respuestas de la otra parte, especialmente en el pericón (pericón con relación). Ñe’êjovake niko ñe’êpotymimi joguaha ja’éva ojupe, ha ñane irû ombohovakekuaáva ñandéve.

                        En la esquina de mi huerta                 En la esquina de mi huerta

                        hay una planta de aromita                 hay una planta de takuare'ê

                        hetaite jepe la gente                        Ko'agagua kuñataîkuéra

                        pero che rohetûmíta                        ohohape oñe'êrei

 

1.2. Adivinanzas: se manifiestan a través de la expresión "maravichu, maravichu, mba'émotepa", es decir una pregunta, que espera la respuesta deductiva de la contraparte. Ñe’êñemiguerojera niko ñe’êporandu oñepyrûva maravichu maravichúpe, ha oha’ârôva ñembohovái katupyry.

Maravichu maravichu, mba'émotepa                      Maravichu, maravichu, mba'émotepa

ñapo'êramo hesape okaru   (jetapa)                      peteî karai po’i oike ka'aguýpe

                                                                       ha osê iñakâ rehe ysypo   (ju).

1.3. Creencias: son falsas nociones naturales o suposiciones ilógicas aceptadas tradicionalmente sin análisis, porque sí, sin intervención de la razón ni de la voluntad; son expresadas en forma de enunciados o de juicios breves, elementales. Jeroviapy niko umi mba’ekuaa jaguerekóva, jepémo ñe’êrei, upeichavérô jepe ojepuru tapiaba oparupiete oñembohováivo mba’e hesaka’ÿva.

            * Mbarakaja hekove pokôi (El gato tiene siete vidas)

            * Mbarakaja hû ome'ê po'a (Gato negro da suerte)

            * Chavurro hasêramo, okýta (El burro que rebuzna, anuncia lluvia próxima)

 

1.4. Supersticiones: son falsas nociones sobrenaturales, originadas en el mundo sobrenatural o que suponen creencias falsas de poderes sobrenaturales o en materia religiosa; siendo aceptadas tradicionalmente sin análisis ni intervención de la razón ni de la voluntad. Jeroviajerovu niko umi mba’ekuaa oñembotuichareíva.  

-Typycha okê kupépe pya’e omondo ogapýgui jahayhu’ÿvape

 Una escoba puesta destrás de la puerta ahuyenta a las visitas

-Kuña ndojahuiva’erâ imemby rire, ÿramo omanóta

 La mujer no debe bañarse después de parir, caso contrario morirá

-Pitogue opurahéiramo, he'ise oîha hyeguasúva

 Si canta el pitogue, quiere decir que en la zona hay alguna embarazada

 

1.5. Magia: en la acepción actual, indica hechicería, embrujo, hechizo. Este vocablo es también aplicado al médico -entre los indígenas- igualmente al hechicero, al mago, al exorcista. En la versión popular, se puede empayenar (el vocablo es hoy de uso corriente: embrujar, hechizar) directamente dando brebajes, elixires y otras formas de vehículo del hechizo, poniendo algo en la comida, en la bebida, o indirectamente, ofreciendo un cigarro, una flor; y aún a distancia, con invocaciones, rezos o realizando ciertas prácticas. Paje niko mba’ekuaa ojepurúva mba’e porâ ha mba’e vai jajapo hagua ñande rapicháre. Upevarâ ojepuru opa mba’e: ñana, y, tembi’u, yvoty ha ñembo’e jepe.

 

Material empleado en la práctica del paje (Mba’eita ojepurúva paje ojejapokuévo): espejos, utensilios, tinta, papel, ropas, pañuelos, cintas, figuras, fotografías, cuadros de santos, muñecos, cruces y paños de cruces. Agua bendita, sal, vinagre, pimienta. Cabellos, sangre, saliva, huesos. Kavure'i rague, sapos (kururu), grasa de guinea (guinéa kyra), excrementos (tepoti). Ka'avo rogue, ka'a ha roméro. Imán (itakaru), tierra de cementerio (yvy te’ônguópegua), agujas y alfileres (ju). También se acude a oraciones (ñembo’e), especialmente a San Antonio, San Miguel Arcángel, Santo Tomás, Santa Elena, y Santa Catalina de Sena.

 

1.6. Medicina popular: en el caso de nuestro país, ella está fuertemente impregnada de los conocimientos Guarani, particularmente en el empleo terapéutico de plantas medicinales; a ellos se sumaron otros conocimientos por transculturación española, durante la colonia, particularmente de las Misiones. Una personaje sobresaliente en la medicina popular paraguaya, es por ejemplo, la Partera Chae, la partera empírica; que sin tener preparación académica ni título habilitante, se dedica a la "profesión". Otros tipos de médicos también existen, como los médiko y, los médiko ñana; o los curanderos, aunque este último término sea, a veces despectivos.

 

En muchos se mantiene aún la creencia -que viene de los Guarani- de que la enfermedad puede ser debido a la penetración en el cuerpo, de espíritus malignos; el mecansmo sería por una acción maléfica de otra persona, de poderes mágicos, de fuerzas extraordinarias, de conjuros, etc. El ente  maligno, la enfermedad, puede penetrar en uno por descuido, de modo natural, en ciertas ocasiones (heridas, sustos), por la conjunción de circunstancias adversas (Chejéta aikóvo; ho'avaipa chéve; mba'eve nosêporâi chéve), épocas de epidemias, etc. Para nuestra gente también ejerce influencias el tiempo que puede exacerbar la fiebre, empeorar un estado, las heridas, etc., como el plenilunio, el viento sur, el noroeste. Algunas "enfermedades folklóricas", a criterio del vulgo, son: ohéo (especie de hidrocefalia); py'aruru (especie de hepatitis); tavardillo (fiebre puerperal); kambyrujere (gastroenteritis aguda en los recién nacidos sobretodo); mitâreterasy (dolores musculares del recién nacido); isípula (erisipela); topepireko (orzuelo), etc.

 

El ohéo se cura, por ejemplo, poniéndole una media en la cabeza al paciente; el py'aruru por su parte se cura con el famoso "jehai" y abundante terere con parapara'i y aguakáte rogue; el tavardíllo se previene, según las abuelas de antaño, no bañándose la parturienta durante cuarenta días, y cubriéndose la cabeza con algún paño (akâkua), y usando medias; el kambyrujere deber ser atendido por una médika que deberá igualar las piernas, ya que el kambyrujere acorta una de las piernas del recién nacido; el mitâreterasy por su parte se cura envolviendo a la criatura con una camisa sudada del padre, y no torciendo más la ropa del recién nacido; la isípula se cura con sapo. Reipichy kurusuva'erâ hasykatúva retyma ha upevarâ reipuruva’erâ upe kururu rye; por último, el topepireko se cura, por ejemplo, frotando la parte afectada con anillo de oro "entibiado".

 

Muchos tratan sus enfermedades con productos de origen mineral como azufre en barra, kaolín, kerosén, etc.; o bien, con  productos de origen animal como ryguasu kyra, jakare kyra, tatu kyra, etc. También, tonsinsal, aceite de maní, yema de huevo, orina de niño, etc.; y por último se pueden usar también productos de origen vegetal, como: plantitas enteras, bulbos, raíces, lianas, cortezas, cáscaras, frutos, jugos, savias, y semillas, etc.

 

Algunas plantas medicinales usadas por nuestro pueblo, son por ejemplo para la disentería: ka'ahái, ka'arê; anticatarrales, como guavirami, taperyva; antidiarreicos, como arasa, granada, yvapurû; desinfectantes, como aromita, arasa rogue, tapekue; febrifugos, como tarope, jaguarundi; abortivos, como ruda, ápio, ka'apeva; espectorantes, como amba'y, kumanda yvyra'i, malva blanca y mamón; hepáticos, como kokû, jaguareteka'a; purgantes, como rosa mosqueta, karaguata, mba'ysyvo; refrescantes, como ka'arurupe y ka'apiky'i; reumatismo, como kalaguala, palo santo.

 

1.7. Religión: los paraguayos manifestamos permanentemente nuestra religiosidad, de distintas maneras: sacras y profanas, pero religiosidad al fin. Jeroviakatu: Ñane retâygua ñamomba’eguasu opa mba’e ijáva jeroviakatúpe, taha’e ha’eháicha.

 

Algunas manifestaciones de esa religiosidad son, por ejemplo, la creencia en los Santos Protectores. Así, San Blas (patrono de las enfermedades de la garaganta, ahy'o rerekua), San Roque (patrono de los perros e invalidos; jagua ha imeguáva rerekua); Santa Lucía (patrona de los ciegos, ohecha'ÿva rerekua); San Ramón (de las parturientas y embarazadas; hyeguasúva ha imembyramóva rerekua); San Isidro (de los agricultores; ñemitÿhára rerekua), San Cayetano (de los trabajadores; mba’apohára rerekua); Santo Tomás (de los estudiantes e intelectuales; oñemoarandúva ha iñarandúva rerekua); Santa Cecilia (de los músicos; puraheihára rerekua); San Antonio (de los enamorados; ojohayhúva rerekua); San Judas Tadeo (de los casos difíciles y desesperados; mba’ehasýva ha apañuâi rerekua), etc.

 

Entre las devociones populares encontramos, por ejemplo, el tupânói (pedir la bendición), la bendición de las casas (óga ñemongarai) cuando se inauguran o son nuevas; las costumbres relativas a los póra (upéva jeko hekovaiva'ekue, iñangaipa hetava'ekue), etc. También forma parte de la religiosidad, los cantos religiosos, entre ellos los realizados por los famosos Estacioneros de Samana Santa.

 

1.8. Mitos: Son relatos de hechos imaginarios atribuidos a personajes fabulosos, dioses o semidioses. Es una forma narrativa originariamente de carácter religioso, utilizado en todas las culturas primitivas -fundamentalmente- para explicar fenómenos de la naturaleza, experiencia o concepción religiosa. Mombe’ugua’u oñeha’â ombohovái umi mba’e iñypytû, hypy’û, jahecha’ÿ ha jaikuaaporâ’ÿva, jepémo upéicha jagueroviáva. Techapyrâ

 

JASY JATERE  

Dicen que es un hombrecillo de cabellos dorados, considerado como el señor de las siestas, poseedor de una especie de varita mágica fuente de su maravilloso poder. Es el protector de las abejas y del ka'aruvicha. Extravía a los niños para llevarlos junto a su hermano Ao Ao.

Kóva hina Tau ha Kerana ñemoñare irundyha. Ko mitâ'i yvágaicha hesa hovy hasy ha kuarahy mimbícha iñakârague sa'yju. Oĝuahêvo asajepyte ndaje osê  omyasâi mborayhu. Oje'e hese opívo oguataha ha oguerekoha ipópe ka'a rakâ pehêngue ome'êva ichupe imba'ekuaaita.

 

1.9. Leyendas: Son relaciones de sucesos que tienen más de tradicionales o maravillosos que de históricos o verídicos. Es relación fabulosa. Intenta explicar la presencia de los elementos naturales (animales, vegetales o minerales). Mombe’upy niko oñeha’â ombohovái mba’eicharupíva oî yvy ape ári umi hekomymbáva, hekoka’avóva ha mba’ehekotee’ÿva. Techapyrâ:

 

 

KA'A

            

Peteî áraje Ñande Ru ou, tujamíramo, yvy ape ári oguatávo, ha ikane'ômarô  oheka peteî ogami opytu'u haĝua. Ohohápente mavave ndoipe'ái chupe hóga rokê. Maymávante oñembotavypa chugui. Ipahaitépe, oĝuahê peteî tujami rógape. Upéva ombohasa chupe hógape, ome'ê chupe y ha tembi'u, ha okemi haĝua avei ome'ê chupe. Upe tujami oikóje itajýra ndive, ha mokôive rasa oñangareko porâ Ñande Ru rehe.

 

Ohecharamógui tujami ha tajýra reko marangatu, Ñande Ru ojevúvo yvágape omoheñoiukáje tujami róga korapýpe, peteî ka'avo pyahu avave oikuaa’ÿva. Upei oguahêkuri tujami rendápe Ñande Ru remimbou; ombo'eva'ekue tujami ha tajýrape mba'eichaitépa ojepuru'arâ upe ka'avo pyahu, hérava ka'a, opytava'ekue mokôivéva poguýpe.

 

1.10. Cuentos populares: Son relatos, narraciones, o sucedidos folklóricos. En el Paraguay, son de naturaleza oral, por eso se conocen con el nombre de káso ñemombe’u, y son contados en rueda de amigos o de familiares, con el fin de divertir, entretener o moralizar. Se diferencian de los cuentos universales (Gulliver, La Bella Durmiente del Bosque, Pulgarcito, etc.), precisamente por el hecho de ser nacionales y folklóricos, referentes al Póra, Pombéro, Pláta Yvyguy, Perurima, Pychâi, Jasy Jatere, etc., personajes o fenómenos solo concebidos en el marco de la Cultura Popular Paraguaya. Tienen valor y agradan preferentemente al interior del Paraguay, y a su creador -casi anónimo- el paraguayo.

 

Káso ñemombe’u niko umi ñemombe'u iñasâiva ñane retâpýre ha ñande rapicha omombe'úva imandu'akuévo hembiasakue térâ ambue hapicha rembiasakuére. Opaichagua káso niko oî, péicha, ñahendukuaa póra, pombéro, pláta yvyguy, paje, Pychâichi ha Perurima umíva rehegua. Oî avei omombe'úva mba'éichapa heñóikuri tavakuéra, ÿramo oñe'êva guyra, mymba, térâ ka'avokuéra rehe. Oî itie'ÿva, avei ñanembopukáva, ñanemongyhyjéva ha opaichaguáva. Upeichavérô jepe, maymáva ñanerekombo'e ohechaukágui ñandéve pe ñande rekoite; avei oguerekógui upe arandu ka'aty oje'eha. Ko'ága rupi ae oñembyaty ha mbeguekatúpe ojehai ohóvo. Avei oñemomba'eguasúve ha ojehechakuaaramojey. Techapyrâ:

 

MBORIAHU RYĝUATÂ KÁSO

 

(Mbyatyhára: David A. Galeano Olivera)

            

Karai  Hilario ha hogayguakuéra oikova'ekue, ñepyrûrâme, Itakyrýpe. Upépe omba'apo hikuái kokuépe. Mandyju ha manduvi niko umi mba'e oñemitÿkakuaavéva, ohepyme'ê haĝua. Oiko porâ hikuái, imboriahu ryguatâ. Imarangatu hikuái. Heta tapicha ohayhu añete Hilario ha hogayguakuérape, ha oîra’e avei ohayhu’ÿva chupekuéra.

 

Péicha ndaje, peteî ko’ê, ojuhu hikuái juky iñasâiva hóga jerére. Osê ha ohohápente, hóga jerére, juky mante ojuhu. Oñemondýivoi ha’ekuéra. Oñembo’e avei, ha upéi ohypýi ykaraipyrépe. Ña Carmen -Hilario rembireko- oitypeíkuri ha ombyatypa peteî vosápe, ha’e.... ka’arupytû jave oñotÿkuri -iména ndive- kuarahy reike gotyo.

 

Upeichavérô jepe, upe ára guive nosêporâvei mba’eve chupekuéra. Ña Carmen jeko oúkuri hasykatuetévoi. Hilario katu ojuhúkuri irundy hymba vaka oñekarâi ha huguypáva, upéi omanombava’ekue ichugui. Ha’e oñangareko aja hembireko ha umi hymba vakáre, ysokuéra oñemohyguatâkuri imandyjutýpe. Upeichaite jekoraka’e ojehúkuri. Vaípeko ojehecha hikuái. Iñambuepaite hekovekuéra. Peteî pohânohára chae he’íkuri chupekuéra: «Mba’evai niko ojejapo penderehe. Ndaha’éi vyrorei. Che ndachepu’akamo’âi hese. Pehayhúramo pende rekove ha pene ñemoñare, pehova’erâ ko’águi ha pya’e ave. Pepytáramo ko’ápe ikatu pemanomba; pehóramo ikatu peñakârapu’âjey».

 

Pya’e jeko Hilario ha ipehênguekuéra ojapyhýkuri ijaomimi ha oje’ói Itakyrýgui. Mombyryvoi oho upégui, Karaguataýpe. Upépe ojogapo vaivai; ha upéicha avei, heta ára ndaje ohasa asy. Yvýpe hamba’e oke ha okaru. Hilario ha ita’ýra ypykue ohókuri omba’apo peteî mandyjutýpe. Mbeguekatúpe ojoguajeýkuri tupa, apyka, mesa, umíva. Upeichahárupi ndaje, peteî ka’arupytû, Hilario -ou rire imba’apohágui- oguapýkuri itapÿi rovái okay’u hembireko ndive; ha oñemongetaháguihina hesaho hikuái peteî karréta nandíre, ohasáva ohóvo, ha jeko oguahêvo peteî mbokaja tuja renondépe -namombyrýiva hogakuéragui- oguetékuri Hilario ha Ña Carmen resa renondégui. «Mba’épiko péva», he’íje hikuái ojupe. Mokôive ndaje imandu’ákuri upérô umi hogaykeregua ñe’ênguére. Ha’ekuéra niko omombe’úmiva’erâ Hilario ha Ña Carmen-pe Karaguatay iporaha, ha sapy’apy’a ojejuhuha upépe pláta yvyguy. Ñorairô Guasu rapekuevoi niko raka’e. Ambue ka’arupytûme ojehujeýkuri upe mba’e. «Oiméne niko kóva hína pláta yvyguy mba’e», he’ijekoraka’e hembirekópe, ha ombojoapy: «Ko’êramo jajo’óta». Upe ára irundyhápe Hilario ndohói omba’apo. Opytákuri, ha hembireko ha ita’ýra ypykue ndive ohókuri mbokaja tuja oîha meve. Ogueraha hikuái peteî jo’oha (pala), ha oñepyrû ojo’o. Pya’evoi ndaje ojuhu peteî karamegua’i. Onohêraka’e hikuái ha oipe’ávo ojuhu hyepypegua omimbipáva, nimbora’e pláta yvyguy hína. Ovy’aiterei hikuái, jepérô upéicha nomombe’úikuri mavavetépe. Oguerokirirînte hikuái.

 

Mbohapy ára ohasa rire jeko Hilario osêkuri ohopa heseve Brasil-pe, ha upépe ohepyme’êkuri. Heta pirapire ndaje oñeme’êkuri chupe. Upégui ou rire, ojoguákuri hogarâ Paraguaýpe. Ko’agaite peve oiko ko’ápe. Ipirapire heta jepiveguáicha; ha’e... kakuaa omba’apo. Añetémbora’e upe he’iva’ekue chupekuéra pohânohára chae: «Pehóramo ikatu peñakârapu’âjey». Ha añetehápe, upeichaite oiko hesekuéra. Mba’e vai rire, mba’e porâ manteva’erâ, péicha niko oje’evavoíjepi...

                                                                                    ... ha upépe opa.  

 

2. Folklore material o ergológico 
Mba'e'apoguigua tavarandu

 

Incluye el estudio por ejemplo de la forma de construcción de viviendas, la alimentación, y las artesanías.  

2.1. La vivienda: En su construcción se tiene en cuenta la orientación, aunque no siempre, Norte-Sur, que evita estos vientos. También el material utilizado para la construcción tiene trascendencia, pues puede ser 1)Rancho (pared estaqueada, mbokaja ygue, techo de pája, adobes, etc.), y 2)Casa de Material (pared y techo de material  más moderno: ladrillo y madera trabajada).

 

Óga oñemopu’âvo oñemohendava’erâ tekotevêháicha ani hagua yvytu vai ojeity hi’ári. Oî óga ojejapóva mbokaja yguégui ha omo’â kapi’íva; ha upéicha avei ojogapóva ipyahuveháicha, oipurúmava yvy’atâ (ladrillo) ha yvyrajegua. 

 

Las dependencias, muebles y enseres de la vivienda son: En la casa, el corredor, la cocina, o en algún galpón, nunca falta el sobrado, pequeña plataforma (colgada) de madera o varilla (takuára), donde la gente coloca el queso fresco, o guarda algunas especies y utensilios. La cocina puede formar parte de la estructura posterior de la casa o estar separada de ésta. En ella el piso puede ser lugar de la fogata (tataypy), colgándose del techo un alambre que sujetará la olla. En otros casos la cocina cuenta con fogón de material. Anexo también va el horno (tatakua), hay veces en el suelo o sobre un pequeño sobrado. Es de forma semiesférica, con dos orificios uno mayor y otro menor. Allí se cocinan el chipa, la sopa paraguaya, el chipa guasu y otros platos. En los alrededores, encontramos también pozo, fuente del vital líquido, cuenta con brocal, roldana, y piola que sujeta al balde. Un poco más alejado de la casa está el excusado (ñaimeha) o baño (jahuha), que no pasa de ser una simple excavación cubierta por una plataforma que cuenta con un orificio.

 

La casa cuenta con dormitorios (kotykeha), comedor (kotykaruha) y uno o más corredores (guataha). Entre los muebles y enseres encontramos: el catre de lona, trama y tejido metálico; la cama y su colchón (tupa ha kochô), almohadas (aramboha) y cobijas; también la hamaca (kyha), el baúl (karamegua), candeleros (tataindyrenda), lámparas a alcohol y kerosén (lampiû), velas (tataindy), algún nicho con imágenes de barro y cuadros de santos; mesas (mesa), sillas (apyka), silletas (apykape), bancos (apykapuku), cántaros (kambuchi), alacenas para guardar utensilios (tembipuru); el mortero (angu'a), platos (ña'êmbe), cedazo (yrupê), cestas y canastos (ajaka), jarros (y’uha), calabazas para agua (hy'a), una batea (yrenda) y palanganas (kanéka), etc.

 

2.2. Tembi’u Paraguay (La Alimentación): Incluye platos y bebidas típicas, materiales ingredientes, condimentos y acompañantes utilizados en las comidas. Entre los ingredientes encontramos el almidón (aramirô), harina de maíz (avati), grasa de cerdo (kure ñandy), leche (kamby), queso (kesu), huevo de gallina (ryguasu rupi’a), carnes varias (mymba ro’o opaichagua), etc. Entre los condimentos sobresalen el ajo, cebolla (sevói), locote (ky’ÿi), azúcar (asuka), sal (juky), hoja de laurel, limón, etc.

 

Entre los platos y bebidas típicas encontramos: huitî maimbe, rora, kavure, mbeju, chipa, so’o jukysy, so’o josopy, so’o apu’a, so’o chyryry, so’o ka’ê, puchéro, vífe koy’gua, chamuchína, asado de carnes, guiso, pajagua maskáda, chastáka, embutidos (botifarra, chorizo, longaniza, mbusia), kumanda, lókro, saporo, jopara, ipokue, iñakängue yvyguy, chicharô, tortílla, chipa guasu, mbaipy, kiveve, kandial, pónche, kosereva, kaguyjy, kamby-arro, arapaho, alóha, terere, káña (guari), kleriko, chicha, etc.

 

2.3. Calendario de actividades agrícolas y ganaderas (ñemitÿ ha mymba ñangarekoguigua): Enero (Jasyteî): Se practica el rozado sin quemar, siguen madurando las frutas (yva). Hay sandía (sandia), melón (merô), piña (anana), guayaba (arasa); Febrero (Jasykôi): Cosecha de algodón (mandyju), corte de árboles (yvyra); Marzo (Jasyapy): Cosecha de maíz duro (avati), se prepara la tierra para la plantación de invierno, comienza la época de engorde de cerdos (kure ñemongyra); cruzamientos de ovinos; Abril (Jasyrundy): Cosecha de mandioca (mandi’o). Mes de siembra en general, de transplante, plantación de árboles y hortalizas; Mayo (Jasypo): Carpir, rozar, arar para sembrar en julio y agosto. Mes de muchas frutas, particularmente cítricas. Siembra de tabaco (petÿ). Refuerzo en la alimentación del ganado, pues en invierno habrá escasez de pasto (kapi’i); Junio (Jasypoteî): Cosecha de porotos (kumanda) y caña de azúcar (takuare’ê); Julio (Jasypokôi): Preparación para siembras de verano. Arado y carpido. Quema de campos. Siembra de mandioca (mandi’o), batata (jety), poroto (kumanda), mani (manduvi), sandía (sandia), melón (merô), zapallo (kurapepê), arroz (arro). Termina el corte de yerba mate (ka’a), injerto de cítricos. Castración de cerdos (kure) y corderos (ovecha); Agosto (Jasypoapy): Castración de caballos (kavaju), burros (chavurro), bovinos (vaka) y cerdos (kure). Poco pasto en los campos; Setiembre (Jasyporundy): Usar abonos animales en los campos. Sembrar algodón (mandyju), mani (manduvi), arroz (arro), porotos (kumanda), batata (jety), melón (merô), zapallo (kurapepê), calabazas (andai), piña (anana), bananos (pakova), mandioca (mandi’o). Injerto de frutales. Cruza de equinos (kavaju) y mulares (mburika). Esquila de ovinos (ovecha); Octubre (Jasypa): Cosecha de trigo; Noviembre (Jasypateî): Aparecen choclos (avatiky), sandías (sandia), piñas (anana); y Diciembre (Jasypakôi): Sigue cosecha de maíz (avati), melón (merô). Comienza la cosecha de tabaco (petÿ) y tártago (mba’eysyvo). Cruzamiento de ovinos (ovecha).

 

2.4. La Artesanía: su geografía y materiales empleados (Mba’e’apo: táva ojejapohápe ha mba’e ojejapóva): Ita, Aregua, Tovatî: (alfarería y cerámica), Karapegua (algodón = poyvi), San Miguel (lana = ovecha rague), Jataity (ao po’i), Kapiata (escobas = typycha), Luque (orfebrería e instrumentos musicales), Limpio (karanda’y = sombreros, cestos), Itagua (ñanduti), Pirivevúi (póncho 60 lista), Ka’akupe (dulces = mahe’ê), Cnel. Bogado, Eusebio Ayala (chipa), Atyra, Ypakarai (cuero).  

 

3. Folklore social o sociológico 
Avano’ôguigua tavarandu 

Incluye aspectos del lenguaje, usos y costumbres, fiestas y ceremonias, y juegos y pasatiempos, por ejemplo.

3.1. Apodos: comúnmente llamados “marcantes”, es el nombre que se suele poner a alguien tomando algún defecto o particularidad del mismo. Jehero niko teratee’ÿva jaipurúva ogapýpe térâ angirû apytépe. Techapyrâ: Chiquitín, Pancho, Aguara’i, Avión Koli, Anguja, Kavaju Rembe, Kururu, Gállo Perô, Guyra Tavy, Jaguarete, Jatevu, Jagua’i Pakéte, Ka’i, Jagua Perô, Vaka resa.

 

3.2. Refranes y sentencias: son expresiones que reflejan el pensamiento del hombre común acerca de los cosas del mundo, y que en forma consuetudinaria se vuelve tradicionales. Ñe’ênga niko ohechauka ava arandu ka’aty, ñe’ê’apesâ rupive. Techapyrâ:

 

Ahaséma ógape, he'i hyéva ikasôme.

Aisu'u ha amokô hykuere, heíje ináko reheve okeva'ekue.

Aháta aju, he'i osóva.

Avy'a ha ndavy'ái, he'íje iména manóva.

Ágante re'áne che píkore, he'íje loro.

Che ndaka'úi, he'i oka'úva.

Chéngo ha'emínte, he'i loríto óga.

Chemba'éngo nemba'énte avei, he'i kasô ahéno reheve ofarreáva.

Eremijey, he'íje ojerrekeríva.

Ivai la situ, he'íje hekakapa'âva.

Javy'ahaguánte, he'íje ikomáipe omoakâperôva’ekue.

Jaikove, he'íje mondaha omonda'íramo.

Kavalete, heí isái mbykýva.

Ko'ágaiko mba'e día, he'íje farrahápe iko'êmbava'ekue.

Cada cosa henda, he'íje iky oguerováva ityvytágui iñakâme.

Ko'âva ndaijoytávai, he'íje ñati'û mokitéro guýpe.

La unión hace la fuerza, he'íje ikatîjováiva.

Ndaha'evoi la ha'usepávakuri, he'íje asadohágui oñemuñava'ekue.

Ndaipóri forma, he'íje angu'ápe oñenóva.

Ndahetái pero ndofaltái, he'íje hembireko peteîva.

Ndarekói ni angelíto resa jopy hagua, he'íje veloriohápe ojerrekeríva.

Ña'aguata, he'íje iména katîva.

Orrendíguinte ndopáima, he'íje iména pirúva.

Sapy'aite guarâ, he’íje iména sa'yjúva.

Tuicha rejavy, he’íje hetyma yvyráva oisu'úrô chupe jagua.

El único que me queda bien, he'íje ijao peteîva.

Arriéro rembe puku kavaju uhéi.

Arriéro vai pombéro villetéra.

Arriéro rekorei lápi de color morotî.

Arriéro juruméme kaseróla.

Arriéro rekorei avión vosína.

Mitâ resa guasu itavýa vódoke.

Mitâ molde vai kururu ñembo'y.

Grásia ja'upa rireguánte.

Ko'ygua ha enkomiénda nerembohérairô noguahêi paraguaýpe.

Kuña ka’u ha kure ensilládo ndaijagrasiádoi.

Lígape jakare jepe ojahogáva.

Mandarína ha guaigui ndaikatúi ja'u ñemi.

Výro ha yvyra karê araka’eve ndopái.

Hovasyve tape yképe okakávagui.

 

3.3. Juegos y Pasatiempos (ñembosarái ha tetia’erâ):  Los más tradicionales son pasará-pasará; solterona; descanso, pelota muerta, tuka’ê, libertado, kuäirû kañy, tevi trápo, cinto kañy; gallíto ciego, balita, tikichuéla; boléro, pandórga, trompo, pulseada, partído; carréra, kalesíta, loteria familar, carrera vosa, kambuchi jejoka, paila jeheréi, tata ári jehasa, yvyrasÿi, carrerape, sortija, tóro ñemoñarô, toro kandil, riña de gallos.

 

3.4. Fiestas patronales (Vy’arâ marangatúva): Incluyen la recordación de fechas de los Santos Patronos, algunas de ellas son: 6 de enero, (Reyes Magos), 21 de enero (Ñandejára Guasu, Pirivevúipe), 2 de febrero (La Candelaria, Kapiatâpe), 3 de febrero (San Blas, Pirivevui ha Itápe), 3 de mayo (Kurusu ára), 10 de Agosto (San Lorenzo, Ky’ÿindy ha San Lorenzo-pe), 1 de noviembre (Todos los Santos), 2 de noviembre (día de los difuntos), 8 de diciembre (Ka’akupe), 21 de diciembre (Santo Tomás, Paraguarípe).  

 

El mundo de la cultura, 
Subcultura y la invención 


Cultura Tembiapo

 

El término cultura puede tener una definición particular y otra general. En Guarani cultura se dice tembiapo. “Tembi” significa ser humano, y “po” quiere decir producto. Es decir, producto o lo producido por el ser humano.

 

Desde la perspectiva particular, Clyde Kluckhom, dice que cultura denomina todos los modelos de vida históricamente creados, racionales, irracionales, no racionales; explícitos e implícitos, que existen en cualquier y tiempo determinados como guías potenciales del comportamiento humano. Ejemplos: los káso ñemombe'u, las vestimentas, las artesanías, las kávala, los ñe'ênga, la bendición, las señas de tránsito, ponerle caña, yerba o miel al pombéro; usar un sapo para curar la isípula, el tata ári jehasa.

 

Por otro lado, de la perspectiva general el término cultura refiere al conjunto de modelos de vida que identifican o caracterizan a un grupo, sociedad o nación. De ahí que es común decir la cultura paraguaya, para incluir en esa expresión todo los modelos de vida que identifican al pueblo paraguayo: creencias, tradiciones, costumbres, idiomas, etc.

 

Tembiapo he’iséva ñahesa’ÿijokuaa mokôi hendáicha. Peteîvape, ja’ekuaa tembiapo ha’eha opa mba’e ava ojapóva, heñóiva peteî ára, jepokuaapyre, jepokuaapyre’ÿ, imarâ, hechapyre ha hechapyre’ÿva, oisâmbyhýva ava reko opaite ára ha opaite tendápe.

 

Tembiapo ha’e avei upe oikuaaukáva peteî tetâme taha’e ha’ehápe hemiandu, hembiapo ha imba’ekuaaita rupive. Upépe ijapaite ava rembiapokue: jeroviapy, jepokuaa, ñe’ê ha ambuéva.  

David Galeano Olivera
Fundador del ATENEO DE LENGUA Y CULTURA GUARANI, y de sus Regionales. Presidente (Director General) del ATENEO en los períodos 1985/1987 - 1987/1989 - 1989/1991 - 1995/1997 - 1997/1999 - 2001/2003 - 2005/2007. Secretario General del ATENEO en los períodos 1991/1993 - 1993/1995 - 1999/2001.

Gentileza de http://www.ateneoguarani.edu.py/ 

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