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Víctor Massuh y la visión
abierta |
El
Humanista diagnostica
el apocalipsis contemporáneo. Ensayista
filosófico, y poeta, docente universitario y diplomático, Víctor Massuh
(1924-2008), prestigioso pensador de la Filosofía y la Historia de las
Religiones, de la Raíz y Pasión de
América, del “Diálogo de las Culturas”, de
“La Argentina como sentimiento”, “La libertad y la
violencia”, el “Nihilismo y la experiencia extrema”, de “El rito y
lo sagrado”, etc. En
su “Nihilismo...” (de 1975, y posteriores reediciones, como casi todas
sus obras) analizó el Humanismo de Marx, Nietzsche y Freud,
como una tendencia secularizadora y desacralizadora del mundo
Humano. Como consecuencia, cunde el Materialismo, la Inacción, la filosofía
de la Acción Destructora, es decir, la Barbarie del Extremismo.
La
naturaleza pierde su sentido sagrado (exaltación perenne en Hölderlin,
Rilke, etc.), se descree del ámbito de lo Numinoso, lo “mystérico” y
“santo”, y se toma posesión del ambiente natural, con fines
utilitarios o hedónicos. Como
Rilke cantó para siempre, se pierde el silencio de lo Sagrado, lo Eterno
del Hombre, lo Metafísico. El Hombre cae en lo Físico, sobrevaloriza lo
concreto e inmanente, el cuerpo, el trabajo, el psiquismo. Se desvaloriza
la Religión y se predica la “Muerte de Dios”.
El caos, la maquinización, lo confuso, reina y atrapa al ser humano, presa de las fuerzas exteriores del “Estado Totalitario”. Prefiérese lo Momentáneo y lo Fragmentario, a lo Unitivo, lo Místico y Esencial. Como
resultado terrible: la uniformización y anulación de la Persona, la
negación de la Cultura. la Deshumanización, en suma. Se
premia el conformismo, la banalidad y la mediocridad, diagnostica Massuh a
nuestra época. Lúcido,
agudo e imparcial. Vivimos hoy, define, también advierte y aclara en
meridiano estilo de exposición, una Cultura (¿) “sensorialista”, la “cursilería organizada,
oficializada”, que lleva a la Idolatría más burda y empobrecedora de
la mente y el espíritu humanos. Sintetiza
este Apocalipsis en el que apenas sobrevivimos, y que tiende a agravarse: “Tentación de la ‘hybris’,
desmesura, negación que se absolutiza a sí misma, igualación por lo
bajo, rechazo de toda disposición jerárquica de los entes, sustitución
de la valoración por la clasificación, el fragmento como realidad última,
la destrucción como vía de conocimiento, activismo terrorista y
emocionalismo banal, idolatría de héroes insignificantes (...), religión
del Mal, (...) redentorismos políticos, éxtasis
a cualquier precio: he aquí algunos de los variados rasgos del
nihilismo”. (de
su “Nihilismo y experiencia extrema”, 2° ed., 1976,p. 122). Los
Bárbaros de nuestra era buscan el desmoronamiento de la genuina Cultura.
La idolatría de hombrecitos u
objetos vanos, insignificantes y superficiales, es un síntoma ostensible
de la decadencia alarmante de nuestra Civilización, la pérdida del
sentido de Lo Sagrado.. El
filósofo propone vías de
iluminación para el Hombre actual. Enfatiza
el filósofo humanista argentino, que es necesario concebir a la Vida
sobre bases seguras, firmas,
absolutas, permanentes: “Nuevamente a la intemperie, en el
punto de partida, es preciso que el hombre posea un saber de los
cimientos, que perciba un centro, una palabra indestructible, un origen,
una base firme y eterna, absolutamente valiosa”.
“Sólo una experiencia de Lo Sagrado
podrá abrirnos las puertas de Lo Humano”. De
esa visión Cerrada (sensorialista, uniformizadora, idólatra, momentánea,
exasperada, destructora, espectacular, aburrida, nihilista y atea) que
ha descrito tan descarnadamente, el hombre ha de arribar a la
conquista de su Auténtica Humanidad, a la Visión Abierta: religiosa, mística,
metafísica, jerarquizada, absoluta.
“Ir más allá, limpiar los ojos, caer en la visión abierta”. Nada
de culto por lo transitorio o novedoso, visual o auditivo, epidérmico y
animal... Sentir
y venerar el Tiempo Pasado,
Programar la vida futura con seriedad, responsabilidad y fundamentos. En
su imprescindible “La
libertad y la violencia” (1968), analiza con detenimiento a las Ideologías.
Son fórmulas de acción transformadora.
Se erigen en una religión-filosofía –ciencia sustitutas. Poseen
rasgos de violencia, agresividad, activismo extremista, mesiánicos: “La Ideología vuélvese una Fe
Degradada: es la religión del espíritu irreligioso. Es el saber absoluto
de quienes han perdido el sentido del Misterio, la nueva idolatría de
aquellos que han vuelto las espaldas a lo sagrado”. (obra
citada, 3° edición, p. 88). Porque,
afirma fervorosamente: “El silencio de muchos laboratorios,
de muchas aulas, de gabinetes de trabajo, reuniones opacas y rutinarias,
de talleres de arte, de búsquedas solitarias e insomnes, ha cambiado el
mundo. Es necesario reconocer que hay mayor explosivo revolucionario en el
recogimiento de la actividad auténtica y oscura que en la gritería de la
plaza pública”, Frente
al oscuro y confuso, inhumano y deshumanizador lugar de las Ideologías
((nos seducen “porque en nosotros mismos actúa aquella tendencia a la
indolencia mental y la pérdida de vigilia”, “es la cifra de nuestro
horror a la lucha solitaria...”) propone “El espíritu de búsqueda, voluntad
rebelde, aprendizaje de la autonomía individual, he aquí las armas
contra el conformismo ideológico”. El
Hombre apocalíptico de nuestra era se opone al Hombre de la Valentía
Silenciosa, que asume ser Persona, ser Hombre, que “huye de los
condicionamientos, se entrega a los Valores, a lo que dignifica su condición”.
El
Progresismo Occidental implica la competencia atómica, el inmoralismo, la
reducción de la espontaneidad y autonomía humanas, la técnica como
forma radical de la Alineación, la hipertrofia e Idolización tecnológica,
la Divinización de la Violencia, el satanismo destructivo, la intuición
del Fin de la Civilización. Frente
a él, el Pasatismo Oriental, sobreentiende un sistema de castas,
deficiencias sanitarias, retorno a lo natural y primitivo,
antiindustrialismo (prédica y acción de M. Gandhi), antipositivismo,
resistencia pasiva al colonizador, conocimiento y control de sí mismo,
sustitución de la fuerza bruta (creciente desenfreno de la
irracionalidad, pasiones, instintos, impulsos)
por la Fuerza del Alma, del Amor, ascética individual: no al miedo
a la pobreza, a la dictadura de los deseos... Pensador
vital y profundo, de intensa y extensa mirada, no se limita a la radiografía
del desastre presente y su posible prospectiva alarmante, sino que, alma
de Maestro y Humanista modélico, ofrece soluciones, vías de iluminación
y Hominización, de
enriquecimiento intelectual y espiritual, sobre todo para las nuevas
generaciones. Léase también su
“La flecha del tiempo. En
las fronteras comunes a la Ciencia, la Religión y la Filosofía”, 1990. Como
el sublime creador Rilke
(1875-1926), de las “Elegías a Duino”, el maestro Massuh, con su ojo
parmenídeo, creyó
firmemente en que el hombre
debe “caminar por lo eterno, lo mismo que las fuentes”, “el puro
espacio por delante, en que las flores se abren interminables”, “lo
puro, incustodiado, que aspiramos y sin fin sabe...”. (VIII, trad. J. M.
Valverde).
Bibliografía
complementaria: Gerardo
Ancarola: “V. M. y el sentido de la historia” (Acad. Nac. de Ciencias
Morales y Políticas, 2005). Coriolano
Fernández: “V. M.: ‘La libertad ...’” (en “Sur”, nº 314, set.-oct.
1968). Íd.: “Prólogo” a “Páginas de V. M....”, Celtia, 1989. Jorge
L. García Venturini-V. M.: “El filósofo en la hora actual y en la
Argentina” (en “Diálogos”, Marìa Esther Vázquez, 1978). Emilio
Sosa Lòpez: “V.M.: ‘América..’” (en “Sur”, nº 244, en.-febr.
1957). Luis
Wainerman: “V. M.: “Nietzsche y el fin de la religión’” (en
“Sur”, nº 324, mayo-jun. 1970). |
Guillermo
Gagliardi
Gentileza del blog "Sarmientísimo"
http://blogcindario.miarroba.com/info/95993-sarmientisimo/
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