1.- Swett
Marden, psico-sociólogo de la Lectura.
Orison Swett Marden en su “La alegría del vivir” dedica un fructífero capítulo, el XV, a “Los frutos de la Lectura”. Uno de los acápites reza: “Tres cosas necesita el hombre para ser feliz, la bendición de Dios, libros y un amigo” (Lacordaire).
“Los buenos libros dilatan y esclarecen la vida de multitud de gentes” comienza el pensador. Acentúa el poder psicológico y social de la lectura en el hombre su capacidad de “aliviar al apesadumbrado de su desdicha, al afligido de sus dolores, al triste de su pena y al abyecto de su degradación”
“Los libros son compañeros del solitario, amigos del desamparado, solaz del tedioso, contento del descorazonado y sostén del desvalido”.
El poder moral de la lectura, su consuelo y hasta su capacidad de curación.
Recuerda un pensamiento certero de Richard Cobden: “Los más puros placeres de que he disfrutado son los asequibles a todo el mundo y estriban en el tranquilo trato con los talentos preclaros, en la comunicación con los pensadores insignes por medio de los libros al amor de la lumbre”.
Con otros testimonios históricos abona la teoría de la Felicidad de la Lectura y el enaltecimiento del genio humano a través del trato con los libros. Medio de distracción, de “disipación mental”, otras veces, de instrucción y perfeccionamiento: pero advierte “la lectura sin propósito definido embrutece y fastidia, en vez de instruir y deleitar”.
Tres condiciones requiere “la lectura provechosa”: intención, atención y retención.
Apoyándose en Milton observa que es esencial el “espíritu de inquisición”, de “juicio crítico”.
Caso contrario, quien lee careciendo de esta inspiración espiritual, “queda tan movedizo e inseguro como antes. Es erudito, pero necio”.
El efecto Moral de la buena Lectura es fundamental:
“Si anheláis vuestro perfeccionamiento, leed con el propósito de refinar vuestro gusto, sutilizar vuestra imaginación y enaltecer vuestros ideales”.
“Leed libros alentadores que levanten vuestro ser a definidos propósitos; que os determinen a ser cada día mejores, a representar algo y hacer alguna cosa de mérito en el mundo”.
Porque:
“Ninguna recreación tan asequible como la lectura ni placer alguno tan duradero. Los buenos libros realzan el carácter, depuran el gusto, despiertan repugnancia hacia los placeres groseros y los levantan a una superior esfera de pensamiento y acción”.
Es inconmensurable el valor de la lectura para la maduración personal, como el trato social: las novelas, como “magnífico medio de educar y fortalecer la imaginación”, los relatos de viajes, “para solazar la mente” y la poesía, que “interpreta la naturaleza, enseña al lector a contemplarla con nuevos ojos y a sentir el encanto de sus bellezas”.
Una Biblioteca nos define, nos forma, testimonia nuestros amores y aficiones, e intereses. “Es la morada de su espíritu y la edifica paralelamente con el progreso de su vida mental” (R. Le Gallienne).
Concluye inteligentemente este sociólogo y psicólogo de la lectura, de plena y actual vigencia:
“Bien pudiera decirse que tan sólo viven a medias quienes no gustan de libros. Una biblioteca de cien volúmenes escogidos equivale a cien puertas que de par en par se abren a perspectivas de infinitos goces”.
2.- Julián Marías y el libro en la historia.
“El libro en el pensamiento y la continuidad histórica”. Este texto del escritor y filósofo español (1914-2005) está incluido en “La cultura del libro” Fernando Lázaro Carreter, coordinador, Fundación G. Sánchez Ruipérez, Madrid, 1983.
La perduración del pensamiento está ligado estrechamente al porvenir del libro. De éste depende una inmensa porción del porvenir de la Humanidad.
La continuidad histórica del libro es condición del desarrollo y conservación de la Cultura (de la que es fermento radical), de la vida de las Sociedades Civilizadas. Requiere y merece nuestros mayores y más inteligentes esfuerzos.
El órgano de esta continuidad histórica (que nos permite ser hombres), es la Biblioteca, fabuloso instrumento de Humanización y y de Hominización.
En nuestros días serios riesgos y problemas envuelven a la existencia del libro, como también su circulación, conservación y lectura.
La “estructura empírica” de la vida del hombre se ha visto transformada por la técnica de la Escritura y la Lectura. Hoy las operaciones de Leer y Escribir experimentan un cambio de funciòn, una crisis.
Con el avance de Lo Visual, de la Imagen, se piensa en la posibilidad del desplazamiento de la escritura por estas nuevas técnicas.
3.- Telma Luzzani: el placer de la lectura.
La periodista en su barthesiana recensión de “Canon de alcoba” de Tununa Mercado, en “Clarín” 15-9-1988:
“Recorrer con los ojos las palabras, las frases; dejarse inundar de su sentido, ése es el placer de la lectura.
“…la tarea del lector –como el trabajo de escritura- debe andar sin premuras, detenerse o avanzar (en clara analogía con un tiempo erótico), bordeando, con dudoso equilibrio, el abismo que puede precipitar en la perturbación -quiebra de lo legible, peligro de irracionalidad”.
“Se deben recorrer con lentitud y con deleitación, como se recorre el cuerpo amado, las páginas”.
4.- El Libro y la Era de la Imagen, según Raúl H. Castagnino.
Castagnino, crítico y teórico de la Literatura, profesor argentino (1914-1999), en su investigación “Fronteras del texto” (1987) señaló las líneas diferenciales entre la civilización Bibliófaga en la que estamos inmersos, endiosadora de la Cultura de la Imagen en desgraciado detrimento de la del libro que definió la tradicional Cultura de Occidente:
Cultura del Libro: el Universo Bibliocéntrico implicó el diálogo, la interpretación, la opción, el aprendizaje activo, la capacitación para observar, relacionar, comparar.
Fomentó el cultivo de la Lectura con sentido lúdico, como hábito enriquecedor, humanizante, como incitación y como decisiva definición de la Inteligencia Humana.
Frente a:
La Cultura Icónica: con su carencia de espíritu crítico, la dictadura de los ‘Mass-Media’, el escandaloso aumento de las inhibiciones expresivas y dificultades para la escritura.
Crisis de la Lectura que ha significado la mengua en las facultades de Ideación y Analogización. El Facilismo y fomento de la Pasividad y la característica superficialidad de los medios electrónicos.
“Con la memoria de la computadora no cabe diálogo. Los datos almacenados en ella se descargan e imponen a los usuarios. No cabe opción ni interpretación. La paulatina consecuencia va más allá de la pereza mental; va a la minimización de la capacidad de discernimiento y al sometimiento a la dictadura de una pantalla visora”. Ésa es la denuncia conclusiva del crítico.
Como contraposición al orbe digital, el libro oficia “como colaborador en la formación de hombres responsables, como instrumento para afinar sensibilidades, educar, procurar sinfrónicos estremecimientos, abrir puertas de evasión a la fantasía y distanciamiento a las angustias; para asumir compromisos o elevar el espíritu hacia la trascendencia”.
Eleva lo humano, ennoblece y dignifica las cualidades superiores de la creación…
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