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La “Ilìada” de Homero: lectura y comentarios  
Por Guillermo R. Gagliardi

“Homero...Es el nombre más grande que existe, hijo mío”.   
Charles Peguy (1873-1914)

Las fuentes de la obra homérica están en los siglos XIII-XII a. C.  Es la épica oral heroica.  Pertenece a una clase social y un mundo determinado: el de los Nobles, valientes, valerosos, opuestos a la  de los  inferiores, los cobardes.

Aquellos, los Héroes tienen como ocupaciones características el Ágora y la Guerra. Ideal caballeresco y Nobiliario presente en la “Ilíada” (“ser siempre el Primero y aventajar a los demás en la lucha”..

Por el contrario la “Odisea” es una composición más compleja, corresponde a un estado más avanzado de la sociedad griega, más burguesa. El hogar, y las clases inferiores, la prudencia, el salvar la vida a toda costa, adquieren allí más relevancia.. (Arnold Hauser: “Historia social de la literatura y el arte”, ed. 1969, t. 1; Albin Lesky: “”Historia de la literatura griega”, ed. 1968).  

El autor supuesto, Homero, posiblemente haya vivido entre los siglos IX a VIII a. C.

Su obra es ejemplo inmortal de Arte Clásico, es decir, en este caso, de una Poesía Grandiosa por su sentido de la Mesura y de la Perfección..

El Canto Épico, Histórico-Laudatorio,  informa sobre los grandes hechos, la genealogía, etc. Concede gran poder a la Canción y a los Aedos.

La “Ilíada” y la “Odisea” han pervivido por el influjo de la exposición oral de los Rapsodas, en las fiestas de los Dioses. Recitaban de memoria un texto ya concluido.

Al Héroe Homérico lo impulsa un fuerte sentido de la “Areté” o excelencia, del Deber para Consigo Mismo, y del reconocimiento Público. Es la virtud señorial, la noble distinción, la exigencia y la selección. Especialmente la exaltación de la nobleza y bravura militar (“Agathós”).  

Los textos homéricos (advierten  H. D. F. Kitto, “Los griegos” y  W. Jaeger en su “Paideia”, entre otros) constituyen un palpitante entusiasmo del Concepto Vitalista de la Cosmovisión Griega: el amor a la Acción Física-Mental-Emocional, la vehemencia en el goce de los Sentidos y la Inteligencia, en la Realización y la contemplación,  en las hazañas guerreras y la Filosofía, en el disfrute del Arte.  

 La Humanidad y el Intelectualismo son las grandes  cualidades helenas. El sentido de la totalidad de las cosas es el rasgo más típico de la mente Griega. El Pensamiento griego ve las cosas como un conjunto orgánico. El Pensamiento Moderno, las divide, especializa, piensa en categorías.  

Wilhelm Dilthey (1833-1911) en su “Historia de la Pedagogía” observa sabiamente que “los griegos poseyeron un libro escolar incomparable con su Homero. La formación musical de los griegos tuvo en él su sustancia. Los griegos veneraban en él al fundador de toda su vida espiritual, de él obtenían siempre el sentimiento heroico, la estimación de la energía guerrera, la conciencia de la unidad nacional, un sentimiento histórico de su vida legendaria más antigua...”.  

El Poema comienza con la Peste que invade el campamento aqueo.    

“Canta, diosa, la cólera aciaga de Aquiles Pélida”  (Invocación).  

“¡Oh vosotros, Atridas y Aqueos de grebas hermosas!”... 

Aquiles  siempre es “el de los pies ligeros”, “divino”, es el Rey que gobierna su Pueblo.  Su “menis” o cólera  es expuesta en una serie de cuadros impresionantes, con una técnica de “atención retardante” y actitud indirecta. Mientras que la acción luce un movimiento rectilíneo e irresistible en los cantos I y XXII.

Apolo, “el que hiere de lejos”. Bella imagen del Dios, descendiendo del Olimpo y rodeado de flechas:  

“...Y, avanzando, era como una noche sombría”.  

Uso de los epítetos fijos y fórmulas  repetidos:  Hera “la de los brazos nevados”, Criseida “la de bellas mejillas”, Briseida “de hermosas mejillas”.

 

Violenta imagen, terrorífica, de Agamenón (es el Gran Rey, el Rey de los Hombres), que secuestró a la hija del Sacerdote (motivo de la cólera de Apolo). El primer conflicto radica en este tema del enfrentamiento Agamenón – Aquiles.

 

Las flechas de Apolo diezman el campamento. En la Asamblea castrense, éste cede y toma a Briseida, botín de guerra, de Aquiles.  

“Afligido, con el corazón rebosante de cólera

y los ojos igual que si fueran de fuego brillante,

con torcida mirada exclamó...!”.  

Aquiles conjura a Tetis, su madre, para que Zeus satisfaga su ira. Zeus, en sueños, incita a Agamenón a que ataque Ilión, éste convoca sus huestes.

 

Gracia, inteligencia, destreza y Belleza son las cualidades de la Mujer en la civilización helena.

Es un mundo en que el hombre no es responsable de sus actos. Mundo temible, cruel, de piratas, invasiones para robar ganado, mujeres y niños.

 

El arte iliádico es una Poesía Narrativa y Descriptiva. Plástica, plasmadora de imperecederas imágenes, de metáforas célebres:  

Atenea: “un terrible fulgor alumbraba las claras pupilas”.

El amanecer: “al mostrarse en el día la aurora de dedos de rosa”.  

Néstor, el anciano encantador, representa la virtud de la “sophrosyne”, del equilibrio, “de nada demasiado”:  

“se levantó, el elocuente orador de los pilios,

cuya boca fluía palabras más dulces que mieles!”  

 La Acción transcurre entre Diálogos y Movimientos de Héroes y Dioses. Repítense escenas y su expresión artística, por ejemplo, la de la Hecatombe (sacrificios), o aquella en que Atenea arenga a las huestes y éstas se dispersan para atacar.

 

También aparecen frecuentes enumeraciones,  anejos estacionarios (“tempo lento”, característico de la ley de contraste en el arte homérico, según Schadewaldt en su “Iliasstudien”; p. ej., lista de nombres de muertos o datos sobre patria, parentescos o aventuras de los luchadores) que interrumpen el ritmo monótono de las luchas, como la de los Héroes Troyanos, el Escudo de Agamenón, la Tienda de Néstor.

Son alabados por sus virtudes físicas y cualidades guerreras, su discreción y destrezas: Áyax, Alejandro, Odiseo, Menelao.

 

Imagen de Alejandro:  

“el deiforme Alejandro surgió de la línea troyana

con la piel de pantera en los hombros, el arco curvado

y la espada, y blandiendo dos lanzas de punta de bronce”.

...llegaba

con el paso arrogante y al frente de toda su hueste

como hambriento león que ha encontrado...”.  

Hay asimismo elementos de ferocidad y primitivismo (p. ej., la profanación del cadáver de Héctor, por Aquiles).  “Realismo biótico” en la descripción de heridas y muertes.  Abbagnano y Visalberghi , en su “Historia de la Pedagogía”, afirman justamente que “la nota más profunda de su poesía es una desencantada y humanísima tristeza por los inútiles estragos que describe”.

 

Y auténtica poesía, como en la Patroclia, la amistad fraternal Aquiles / Patroclo.

 

La Acción dura 50 días. Las batallas ocupan 18 de los 24 Cantos. La Escena: Troya, llanura entre muralla y naves y el campamento junto a las naves.

 

Sobriedad en la descripción psicológica, sin complejidades ni hipocresías. Composición rectilínea, visión arcaica, lineal.

 

Imágenes y comparaciones con animales: el vocinglerío de los luchadores como los chillidos de las grullas, el esparcirse de los pueblos para disponerse a batallar como las abejas en grupos, los ojos de Hera, esposa de Zeus, cual “los de una novilla”.

Zeus, “el que nubes reúne”, “el potente” imponente retrato en la primera parte del CantoVIII, constante afirmación y sentido de su Fuerza. Los Dioses  se Humanizan, las vicisitudes habituales de los hombres aparecen entre los Dioses, p. ej. la riña de Zeus y Hera.

 

Las escenas son apasionantes y transcurren entre “briosos caballos y fúlgidas armas”.  Toda la acción es narrada directamente por el Poeta. En el Canto II obsérvase  el asombroso movimiento de masas del ejército. Intercalación del Catálogo de las Naves.  

 

Las huestes:  

  “y las densas y oscuras falanges

iban con sus escudos igual que un erizo de lanzas”.

Otra descripción de los ejércitos, imponentes, comparados con la semejante magnitud del Mar:

“Así como las olas que el Céfiro impele sucédense en la orilla sonora y primero en la mar se levantan y en la playa y las peñas se rompen lanzando, bramidos y, combándose, entonces ascienden así a gran altura y las peñas se quedan después escupiendo la espuma, las falanges...”.

Dinámicas pinturas bélicas, p. ej., el encuentro entre los dos ejércitos enemigos, rivalidad entre teucros y aqueos, atrocidad y violencia de la guerra (los aqueos son los griegos de la época Micénica  con su ideal de lucha, guerra, palacios fortificados, arte geométrico, simetría en construcción de templos, en esculpido de vasos y jarras, esculturas de “koré” y “kuros”, mujeres y jóvenes, erguidos, frontales, vasijas con escenas de gimnasia, escenas mitológicas y legendarias, siempre el movimiento, la sensación de armonía y equilibrio):  

“los escudos, las lanzas y todo el valor de los hombres

de broncíneas corazas armados, chocaron a un tiempo”.  

Gestos y paisajes magnos, grandiosidad escénica:  

“Simultáneos, se oyeron gemidos y gritos de triunfo:

se moría y mataba, y la sangre cubría la tierra”.  

En esta singular cultura lo Maravilloso, lo desmesurado, lo extraordinario son sentidos como Normalidad. Lo Heroico significa lo Superior al nivel común: en el bien, en el mal, en la gallardía del alma y del cuerpo, en el hablar y las armas, el gritar, el callar, la generosidad y la ferocidad, la voluntad, los caprichos, la naturaleza, la muerte y el destino.  

En el Canto V: crueles y feroces escenas de muertes. P. ej., a un guerrero le cortan un brazo de un espadazo:  

“...y entonces entraron la muerte purpúrea

y el destino imperioso en los ojos nublados del hombre”.  

Alguien muere:  

“y allí terminó su valor y su vida”,

“y una noche oscurísima entonces veló sus pupilas”.  

Siempre la frecuencia en el lenguaje artístico, y las escenas grandiosas, épicas, gloriosas.

Afrodita, en corceles con riendas de oro escoltada por Iris rumbo al Olimpo.

Ares, feroz, es herido.

Los ejércitos espléndidos dispuestos a luchar:  

“una lanza tocaba a otra lanza; un escudo a otro escudo,

el broquel al broquel, yelmo a yelmo y un hombre a otro hombre

los penachos crinados tocábanse cuando inclinaban

las cabezas; de tal modo estaban las filas unidas!”.  

Paris, al bajar de Pérgamo, soberbia imagen, viril, del corcel y del guerrero:  

“cual corcel que está atado a un pesebre con mucha cebada,

destrozado el ronzal, al galope se va por el campo

hacia el río en las aguas del cual él solía bañarse

y, orgulloso de sí, yergue el cuello y ondea sus crines

y de su lozanía y su gran arrogancia se ufana...”.  

Permanente motivo de la Gloria y de la Fama. Monumentalidad en su trasunto literario. Sainte Beuve (1804-1869) en sus  “Nouveux Lundis”, t. 3: “la grandeza y el furor del sentimiento, y el fulgor de la expresión armoniosa”.  

Canto VI: ternura, delicada emoción de la escena familiar entre Héctor y Andrómaca. El hijo  

“le asustaba el aspecto del padre,

temeroso del bronce y la crin caballar del penacho

que ondeando terrible veía en lo alto del yelmo...”  

(se interrumpe el ritmo monocorde de la batalla).  

“Sonrieron el padre y la madre augustísima al verlo.

Al momento el gran Héctor quitó de sus sienes el casco

Que dejó sobre el suelo, lanzando brillantes fulgores.

A su hijo querido besó y acunó entre sus brazos...”.  

Nobleza e intensidad de los sentimientos. Emoción y sensibilidad humanísimas, con la misma magnificencia y nitidez que las escenas crudas o violentas.  

Canto VIII: los troyanos ante el campo aqueo, en la noche:  

“Mil hogueras había  en el llano y en torno a cada una

se agrupaban cincuenta guerreros delante del fuego.

Los caballos, comiendo la avena y la blanca cebada

aguardaban, cerca de los carros, la Aurora de oro”.  

Énfasis del Valor:  

“¡Camaradas, sed hombres” Mostrad dignos los corazones.

Y en el duro combate sentid la vergüenza del miedo”.  

Alabanza de la camaradería, de la amistad, la lealtad y la sinceridad magnánimas.  

Canto XII:  

“un ave agorera surgió por encima de ellos:

era un águila y alta volaba a la izquierda de todos.

Una roja y enorme serpiente llevaba en sus garras,

Viva, aún palpitante, y no había olvidado la lucha,

Pues, echándose atrás, junto al cuello, la hirió sobre el pecho.

Poseída por vivo dolor la soltó de las garras,

Acertando  a dejarla caer sobre toda la turba

Y, chillando, su vuelo siguió bajo el soplo del viento”.  

Canto XIII, Poseidón “el que bate la tierra”:  

“A zancadas al punto bajó de aquel monte escarpado

y las altas montañas y el monte temblaban debajo

de los pies inmortales del dios Poseidón cuando andaba”.  

Luego, la muerte de Patroclo (Canto XVI). El dolor de los caballos de Aquiles, llanto conmovedor de los nobles equinos (Canto XVII).

Canto XVIII: poética narración y descripción del llanto de Aquiles ante la muerte de Patroclo:  

“y lanzaba profundos suspiros. Cual león melenudo

a quien un cazador ha quitado en el bosque las crías”.  

Maravillosa pintura de los Juegos en honor de Patroclo. Éstos no eran sólo diversión, sino parte del Culto.

Impar  descripción del Escudo que forja Hefestos para Aquiles: lleno de escenas de la vida, viñedos, los astros, los campos, la labranza, el ganado...

Comparaciones sencillas, de ambiente rural, pastoril:  

“Cual pastores que de los más grandes rebaños separa

cada uno sus cabras que, cuando pacían, mezclábanse,

para entrar en batalla ordenábanlos muy fácilmente

los caudillos...”.  

Majestuosidad de las imágenes visuales:  

“Como el fuego voraz se propaga por un bosque extenso

a la cumbre de un monte y de lejos se ven sus fulgores,

así el brillo de las armaduras de bronce de aquellos          

que iban a combatir, por el éter al cielo llegaban”.  

Imponencia del choque de dos ejércitos:  

“Igual que dos torrentes nacidos en altas montañas

en un valle profundo reúnen sus aguas hirvientes

despeñadas de cimas excelsas por hondos barrancos,

y, de lejos, escucha el pastor, desde el monte, el estruendo,

eran tales los gritos y afán de los que combatían”.  

Retrato de Sarpedón:  

“Era como un león que atacara a los bueyes cornudos...

Al momento se puso delante de sí el liso escudo,

su magnífico escudo de bronce forjado a martillo

muchas pieles de buey sujetó el forjador con varitas

de oro, que atravesábanlo todo, llegando hasta el borde;

alzó, pues, el escudo ante sí, y empuñando dos lanzas,

partió como un león montaraz que en muchísimo tiempo

no ha probado la carne y su ánimo ardiente le impele

a atacar un rebaño de ovejas en una alquería...”.  

Entre los Cantos XVII al XXIII Héctor mata a Patroclo. Transcurre la cólera vengadora de Aquiles, con su ímpetu terrible de matanzas y destrucción (es sólo un episodio de la guerra de Ilión, es el último de los 10 años que duró la guerra).

El motivo de las dos Cóleras divide al Poema en dos partes: la primera , Aquiles no quiere combatir más, le han arrebatado a Briseida. En la segunda, Aquiles se arroja nuevamente al combate.

Finaliza la obra con los Funerales de Héctor. Acto de Misericordia, universal piedad  e infelicidad.  

“Se diría que Homero, aleccionado por la Naturaleza, obtuvo su encanto robando el ceñidor a Venus. Su libro es un Tesoro fértil de atractivos. Todo lo que toca se convierte en oro; en sus manos, todo recibe una gracia nueva. Deleita siempre, no cansa jamás. Un feliz ardor anima sus palabras, y no se pierde nunca en largos rodeos....¡Amad sus escritos, pero con amor sincero!. Es prueba de haber adelantado, encontrar deleite en él” (Nicolás Boileau, 1636-1711,  en su “Poética”, 1674, canto III).    

 

Guillermo Gagliardi
Gentileza del blog "Sarmientísimo"
http://blogcindario.miarroba.com/info/95993-sarmientisimo/ 

 

Se agrega imagen y video por parte del editor de Letras Uruguay https://twitter.com/echinope / echinope@gmail.com

 

Lección: el mundo homérico - Humanidades UNIR

Actualizado el 31 may. 2011

http://www.unir.net
Alberto Bernábé, catedrático de filología griega.
Grado en humanidades
Universidad Internacional de La Rioja

 

 

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