Historia de los judíos argentinos, por Ricardo Feierstein. Buenos Aires. Galerna, 2006. 464 pp. Tercera edición revisada, ampliada y con cuadro cronológico desplegable. Prólogos de Marcos Aguinis y Héctor Schmucler. Esta
obra, que abarca más de un siglo de vida de la colectividad judía en
Argentina, da cuenta de los antecedentes coloniales y de los años de la
inmigración masiva, de la colonización rural y de las sucesivas
radicaciones de los grupos urbanos a lo largo del siglo XX. Aquí se
cuenta la historia de los barrios, de las instituciones comunitarias, de
las ideas y personalidades judías en la vida argentina.. Este libro, es a
la vez, memoria de hechos gozosos y de dolor; aquí están reflejados los
acontecimientos de plenitud creadora, de fructífera integración, pero
también los de antisemitismo o los atentados terroristas.
Anécdotas,
costumbres y tradiciones fueron dejando una “marca judía” tanto en
las pequeñas poblaciones como en las grandes urbes de la Argentina, al
tiempo que se modificaban por las prácticas lugareñas y la interacción
con otras colectividades. Feierstein tiene la capacidad de comprender este
proceso con una mirada de rigor analítico y una prosa efectiva y
sensible. Un leit motiv acompaña esta Historia de los judíos
argentinos: la constante tensión entre la búsqueda de síntesis y el
dilema de ser argentino y judío, una identidad plural en continua
transformación.
Este
volumen es uno de los más completos, transparentes y lúcidos que se han
escrito para dar cuenta de las vicisitudes protagonizadas por los judíos
argentinos. El material acumulado es enorme y ha sido organizado con
paciencia, amor y talento. Sirve para leerlo como un ensayo apasionante,
para adquirir información profunda y realizar consultas sobre aspectos
puntuales. He leído el libro con taquicardia. Marcos Aguinis Un
libro de historia que bien podría leerse como una novela; y cuando la
historia tiene la fuerza de la creación literaria, invade espacios que
los puros documentos no saben penetrar. En ese caso el historiador, el que
busca y conoce, se eleva al preeminente lugar del hacedor, el poeta.
Ricardo Feierstein merece esos honores. Héctor Schmucler |
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