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Como arena entre los dedos no es una novela autobiográfica. Es una saga familiar imaginaria moldeada en la matriz de mi historia personal.
Los personajes, si bien son réplicas de los originales, se mueven según sus propias necesidades y antojos, que son, en definitiva, los que yo les he impuesto.
Los parentescos entre ellos pueden ser reales. No lo son las relaciones.
Los nombres son ficticios. Sólo los de los padres del relator son iguales a los de los míos, licencia que me tomé con la esperanza de darles un poco más de "inmovilidad", si eso fuera posible, en el supuesto caso de que esta novela tuviera una trascendencia mayor que la de mi reducido entorno.
La historia de la familia posee la singularidad que le imprimen sus personajes pero, detalles más o detalles menos, tiene más coincidencias que diferencias con las miles y miles de familias judías que emigraron desde el centro-oeste de Europa a principios del siglo XX hacia Sud América y, en particular, a la Argentina.
Las referencias históricas sirven para anclar los acontecimientos en el devenir del tiempo y reafirmar que, pese a su singularidad, los judíos no somos un núcleo encapsulado en nosotros mismos, sino una parte indivisible de la presencia humana en la tierra.
(contratapa) |
