–¿En qué consiste ese “realismo impresionista”?
–El “realismo impresionista” sería la impresión que una escena realista me genera. Por ejemplo: si estoy en un bosque y observo la oscilación de los árboles hablo de los árboles oscilantes. Eso significa una sensación emocional, me transmite una emotividad. La poesía pasa por las emociones y las sensaciones, no por las ideas. Puede haber ideas, obviamente, como sería el caso de (T.S.) Eliot, un poeta sumamente extraordinario.
–¿Por qué en La erosión aparece la pregunta por la memoria y el recuerdo?
–La memoria es imperfecta; hay cosas que prefiero no recordar y que se pueden convertir en una situación muy angustiante. En el poema aparece la palabra como una situación de memoria y el silencio como una situación de olvido. En una época de mi vida practiqué mucho budismo zen cuando vivía en Francia. Yo iba al dosho que había fundado (Taisen) Deshimaru, un monje budista japonés cuya misión fue introducir el zen en occidente. No me hice monje porque dadas mis características si me dicen: “practicás zen, entonces sos monje zen”, digo no. “Escribís poesía, entonces sos poeta”, digo no. Yo escribo narrativa también. Y así me voy escapando de las clasificaciones para no quedar circunscripto a ninguna.