Los huérfanos, como figuras anómalas que están a la intemperie de las convenciones familiares, generan una mezcla de fascinación y repulsión que la literatura ha sabido capitalizar, desde Oliver Twist hasta Harry Potter. “Eramos auténticos vagabundos sobre la faz de la Tierra; aunque nuestros viajes no se extendieran más allá de los límites de la ciudad y los lugares situados a pocas millas de distancia. El único principio que nos dominaba era el instinto de vivir, como a los animales; comer (si conseguíamos qué), cuando teníamos hambre, y acostarnos a dormir donde nos venciera el cansancio”, cuenta un joven de 20 años al recordar cómo fue su infancia en las calles, hasta que fue adoptado por un compasivo y respetable lechero, y su mujer, Ephraim y Violet. Vida y aventuras de Jack Engle es la novela perdida y reencontrada –más de un siglo y medio después– del gran poeta estadounidense Walt Whitman (1819-1892), que Losada acaba de editar con prólogo, traducción y notas de Pablo Ingberg. La única prosa narrativa compuesta por Whitman, después de que comenzara a escribir los poemas de Hojas de hierba, fue publicada anónimamente a los largo de seis entregas en el Sunday Dispatch (Informe dominical), periódico neoyorquino de mediados del siglo XIX, durante 1852. Aunque sería exagerado afirmar que se trata de una auténtica joya literaria, es una obra menor que tiene momentos de una belleza inusitada, como en el capítulo en que Jack visita un cementerio para el funeral de uno de los personajes y empieza a leer las inscripciones y epitafios de varias tumbas.
El héroe de la historia de esta publicación es un ratón de biblioteca digital, Zachary Turpin, doctorado en literatura en lengua inglesa por la Universidad de Houston. A Turpin le gusta frecuentar los archivos de escritores, disponibles online. Buceó por el Walt Whitman Archive, entre principios y fines de 2016, y desenterró dos tesoros perdidos del escritor. El primero fue Manly Health and Training (Salud y entrenamiento viriles), una serie de escritos sobre sexo, dieta y ejercitación de los varones, publicada, bajo el seudónimo Mose Velsor –el apellido materno del autor—, a lo largo de trece entregas en el periódico dominical decimonónico New York Atlas, durante 1858. El segundo tesoro, Vida y aventuras de Jack Engle, lo encontró cuando le llamó la atención un cuaderno del poeta estadounidense, donde apuntaba ideas y bosquejos que después trasladaba a sus obras. Tres nombres captaron la atención de Turpin: Wigglesworth, Covert y Jack Engle. Su intuición de bibliófilo lo llevó a estimar que podrían ser protagonistas de una de las historias de Whitman, aún por descubrir. Entonces se le ocurrió cruzar esos nombres en las bases de datos de todas las publicaciones estadounidenses digitalizadas de mediados del siglo XIX, y llegó a un pequeño anuncio, publicado el 13 de marzo de 1852 en The New York Daily Times (actual The New York Times), en el que se informaba sobre la próxima aparición por entregas de una novela titulada Vida y aventuras de Jack Engle en el Sunday Dispatch. Turpin continuó su pesquisa y averiguó que el único ejemplar de ese periódico estaba en la Biblioteca del Congreso, pero sin digitalizar. Pidió que le escanearan el ejemplar y un mes más tarde recibió una página amarillenta con la primera entrega de la novela. A fines de febrero de 2017 se publicó en la Walt Whitman Quaterly Review, revista trimestral de la Universidad de Iowa dedicada a Whitman, de libre acceso en la red, y también en formato libro con el sello editorial de la misma institución (University of Iowa Press).
Ingberg plantea que el argumento de la novela de Whitman tiene “un tinte dickensiano” porque comparte con Charles Dickens “cierta empatía hacia los débiles, los pobres, los oprimidos; pero en la Inglaterra victoriana no hay muchas maneras de pasar de la pobreza a un buen pasar holgado que descubrirse heredero de una gran fortuna; los Estados Unidos de entonces, en cambio, son una tierra de oportunidades”.
“El Whitman novelista es ya el poeta de Hojas de hierba, aunque en el plano narrativo toque un instrumento para el que nació menos dotado. Es así que pone en escena miserias humanas como la pobreza extrema, la estafa para enriquecerse a costa de los más débiles, la corrupción y la demagogia políticas, policías que aceptan sobornos y buenas personas que se los ofrecen, la vejez carente de asistencia y otras maravillas por el estilo –advierte el traductor—. Sus héroes no tienen grandes aspiraciones de riqueza y elevación social, sino sólo de un buen pasar, honesto y amoroso, en comunión humana. En el realismo de Dickens resuenan las tinieblas atávicas de la novela gótica; en el de Whitman, la exaltación romántica”.
Jack Engle, el huérfano adoptado por Ephraim y Violet, trabajará para Covert, un abogado inescrupuloso que sólo quiere enriquecerse empleando todo tipo de artimañas para esquilmar a sus víctimas. En el capítulo XIX, cuando el narrador y protagonista principal visita un cementerio neoyorquino, reflexiona sobre la condición humana mientras se deja interpelar por los epitafios que va leyendo. “Las almas humanas son como la paloma, que salió del arca y vagó lejos, para al fin reposar en ningún otro lugar que aquel de donde partió”.