10 de diciembre de 2018 Joël Dicker y La desaparición de Stephanie Mailer “Ante todo la vida, inclusive con un criminal”Después del éxito de La verdad sobre el caso Harry Quebert, el escritor plantea en su nueva novela la historia de un asesino que vuelve a matar para borrar las huellas de los crímenes que cometió. “Cuando pasamos la frontera de lo aceptable, podemos hacer cualquier cosa”, dice. por Silvina Friera
Joël Dicker fue baterista, también hizo teatro, pero finalmente se
decidió por la literatura. “Dormí como un bebé”, confiesa el “principito” de la literatura Suiza a PáginaI12, un autor que escribe en francés novelas de más de 600 páginas que suelen transcurrir en algún pueblo imaginario de Estados Unidos. A las nueve de la mañana Joël Dicker sonríe porque la vida le sonríe desde hace seis años, cuando publicó La verdad sobre el caso Harry Quebert (Alfaguara), una trama tóxica sobre un escritor que tras ser respetado y leído cae en desgracia cuando en el jardín de su casa aparece enterrado el cadáver de una joven de 15 años, desaparecida 33 años atrás. El acusado del asesinato tiene quien lo defienda: el memorable Marcus Goldman, joven narrador devenido promesa de la nueva literatura estadounidense, que está convencido de la inocencia de quien fuera su maestro de escritura. En su nueva novela, La desaparición de Stephanie Mailer (Alfaguara), hay un asesino que sigue matando veinte años después del cuádruple crimen de la noche del 30 de julio de 1994, cuando en la apacible población de Orphea, durante la apertura de un festival de teatro, son asesinados Meghan Padalin, el alcalde de Orphea, Joseph Gordon, su mujer y su hijo de diez años. Aunque se creía resuelto, una joven periodista empieza a indagar y descubre que los policías que investigaron el caso se equivocaron de asesino. Ante el temor de que puedan dar con él, el asesino volverá a matar todas las veces que sea necesario para borrar las huellas de los crímenes que cometió. –“Cuando has matado una vez, puedes matar dos veces. Y cuando has matado dos veces, puedes matar a la humanidad. Ya no hay límites”, reconoce al final de la novela el asesino en cuestión. Aunque “La desaparición de Stephanie Mailer” no tenga nada que ver con el tema del genocidio, la frase puede explicar también el nazismo, ¿no? –Sí, es un buen paralelismo porque el nazismo, el fascismo y toda forma de totalitarismo, tienen que ver con una cuestión de límites de la sociedad. No son solo límites legales, sino límites de lo que los ciudadanos creemos que es justo. Por encima de la ley y por encima de los dirigentes políticos está el pueblo, y no es porque el gobierno diga que podemos hacer algo que podamos hacerlo sin cuestionarnos si podemos realmente hacerlo. Esa es la pregunta que se planteó con los nazis. Muchos de los dirigentes nazis fueron juzgados, pero sólo las altas jerarquías. Hoy en Alemania tenemos la pregunta por los guardias de los campos de concentración que están todavía vivos; a algunos les gustaría juzgarlos y la línea de defensa que ellos siguen es: “ejecuté las órdenes que me dieron”. Me desvío un poco porque me parece que lo que preguntás es interesante, porque una vez que pasamos la frontera de lo aceptable podemos hacer cualquier cosa. ¿Qué es lo que está por encima de las leyes? Por encima de las leyes están los ciudadanos y a veces olvidamos que tenemos esa responsabilidad también de rebelarnos contra algo que no nos parece justo. –La pregunta por los límites nos enfrenta con la pregunta sobre cuándo alguien puede matar. ¿Por qué en esta última novela, pero también en “La verdad sobre el caso Harry Quebert”, aparece la cuestión acerca de quién puede matar? –La pregunta de quién puede matar es una pregunta cuya respuesta no está muy clara. Todos los días hay casos de policías que matan en el ejercicio de sus funciones por “legítima defensa”; y se abren causas e investigaciones para saber si realmente debían matar, si no había un modo de proceder distinto. Hay que poner la vida ante todo, inclusive en el caso de un criminal. El estado de derecho debe proteger la vida, cueste lo que cueste. La vida es muy importante porque es muy frágil, muy breve, y hay que hacer algo con esa vida. La literatura es un factor de equilibrio de las oportunidades, si es que todas las personas pueden acceder a ella. Pero los que eligen no leer y en lugar de eso miran la tele o internet, no se dan cuenta de la riqueza que tienen al alcance de la mano. |
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Adictos a Joël Dicker (Español) | #AdictosADickerPublicado el 22 jun. 2018 |
por Silvina Friera
Diario Página12 (Argentina)
https://www.pagina12.com.ar/161078-ante-todo-la-vida-inclusive-con-un-criminal
10 de diciembre de 2018
Autorizado por la autora
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