Los sonidos del silencio

por Daniel Freidemberg

Estudio de manos. Alberto Durero.
Lápiz grafito sobre papel (fragmento)

A partir de las poéticas de Lamborghini, Gelman, Valente y San Juan de la Cruz, Freidemberg se detiene en una de las funciones que se asignan a la poesía: extraer de las palabras su capacidad de decir otra cosa que lo que dicen siempre.

No fue un vate romántico ni un cultor del misterio el que lo dijo, sino el mayor desmitificador que ha tenido la poesía argentina, Leónidas Lamborghini: “El poeta es el Prometeo que arrebata la palabra al silencio”. Como el titán que en el mito griego robó el fuego a los dioses para traérselo a los humanos, el trabajo poético tiene que ver, para el autor de Las patas en las fuentes, con el riesgo: meterse en zonas extrañas para trasladar algo candente y vivo a otro lugar, donarlo. Pero no es a la lengua a donde va a buscar las palabras sino al silencio, a lo que yace sin forma reconocible ni lugar en la sociedad. No son las palabras ya conformadas y con un sentido aceptado las que importan, sino las que vienen de la ausencia de palabras. No vienen tanto a instalar algo entre los discursos sino en el terreno de lo que no está dicho y que necesita hacerse presente de algún modo.

Como si las del poema fueran palabras recién nacidas, como si surgieran de una imposibilidad de decir o fueran un intento de dar palabra a aquello que no tiene palabra para ser dicho. Entre las muchas funciones que poetas y teóricos asignan a la poesía, me importa esa: decir algo que percibimos y no sabemos bien qué es, extraer de las palabras su capacidad de decir otra cosa que lo que dicen siempre. Avanzar sin resguardo: la experiencia del místico que, como San Juan de la Cruz, entra al silencio y la oscuridad para llegar a Dios, fue muchas veces comparada a la de quien hace poesía, y hasta la de quien la lee. No se trata en este caso de una experiencia completa en sí misma, como la del místico, ni aquello que buscan las palabras es Dios, pero la propia realidad del mundo y de la vida es lo suficientemente esquiva y huidiza para quien no se resigna a resolverla en fórmulas tranquilizadoras. Juan Gelman, que leyó mucho a los místicos, me dijo hace casi veinte años: “Lo que pasa es que hay, creo yo, una cualidad del lenguaje, de la poesía en particular, por la cual las palabras dejan más cosas en silencio que dichas. Cuando las palabras logran decirlo que dicen y además decir lo que no dicen, y de esa manera logran callar lo que dicen. Bueno, San Juan de la Cruz es un tipo así... para mi seria un ideal llegar ahí.”

Me quedó muy grabado ese modo de verla cuestión, que permite apreciar mejor cuál es la apuesta a la que responden escrituras tan jugadas como las de Mundar o Atrásalante en su porfía, y que Gelman tomó de su amigo, el gallego José Ángel Valente. Gran poeta, autor de deslumbrantes estudios sobre la poesía mística, Valente escribió:“esa palabra [poética] que pone en tensión máxima al lenguaje entre el decir y el callar. La palabra dice así lo que dice, a la vez que dice lo que calla”. A lo que Gelman agregó: “también calla lo que dice”. Algo hay que no está dicho atrás de lo que aparece dicho, o alrededor, o en los modos de trabajar la palabra más que en sus significados, o en las evocaciones que vienen con las palabras, y en la posibilidad de “decir” eso que no se dice está lo bueno de la poesía. Y en lo que se calla, lo que la poesía se niega a decir para que brille por su ausencia: bien puede un poema decir con claridad y sin dudas muchas cosas, a veces muy interesantes o valiosas, pero habría, además otra cosa callada, pero presente y es lo que más debería importarnos. Tal vez ahí esté la diferencia entre la poesía que se asume como tal, y como tal se juega, con el discurso versificado que circula como “poesía” para pasar el rato.

 

por Daniel Freidemberg

 

Publicado, originalmente, en Suplemento Literario Telam - Reporte Nacional Año I Numero 4 / Jueves 29 de diciembre de 2011
El primer lanzamiento de SLT, el Suplemento Literario Télam fue el 21 de noviembre de 2011 en versión digital, y desde el 8 de diciembre, en papel, cada jueves, junto al Reporte Nacional, el periódico de la Agencia de Noticias, por decisión del por entonces presidente de Télam, Carlos Martín García.

Link: https://ahira.com.ar/ejemplares/slt-n-4/

Gentileza de Ahira. Archivo Histórico de Revistas Argentinas que es un proyecto que agrupa a investigadores de letras, historia y ciencias de la comunicación,

que estudia la historia de las revistas argentinas en el siglo veinte.

 

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