Los poetas de la niñez |
Louisa May Alcott (1832- 1888) Nisa Forti Glori |
Podríamos decir que hoy ha pasado de moda. Si es que pasan de moda los buenos y santos sentimientos familiares, la ternura, la hermandad, el amoroso respeto filial, la dulce caridad hacia los desamparados, la modestia y el recato femenino entendidos no como hipocresía de una época, sino como gracia y virtud. Todo eso exaltó Louisa May, hija de un filósofo con mucho espíritu y poca plata y por lo tanto nutrida con el trascendentalismo de Emerson, la mística de Theodore Parker, el individualismo de Thoreau de quien era discípula. Además era asidua lectora de Dickens. La valiente conducta de su padre, consecuente con sus ideas anticonformistas, puso a dura prueba el bienestar de la familia y modeló de manera admirable el carácter de la joven escritora, sensible, desde temprana edad, a las luchas por el abolicionismo, el feminismo, la pedagogía, sin perder por eso un sutil sentido del humor. Empezó a publicar cuentos y poesías cuando era aun adolescente. Pero lo que le hizo de catapulta hacia la fama, fue su mejor libro “Mujercitas”, inspirado en sí misma y en sus hermanas. De allí su sabor de auténtico, y la eficacia de su mensaje de optimismo. Louisa May Alcott había recreado, de lo insólito, ( su familia real no era nada común y corriente), una familia tipo americana que, aquí está lo bueno, no solamente resultó grata para el paladar de los americanos, sino para aquel del mundo entero. Por lo cual fue traducida y leída con entusiasmo por todas las jovencitas entre los diez y los veinte años, a lo largo de más de un siglo. Infortunadamente tuvo que luchar mucho para “parar la olla”, y su cuantiosa producción literaria posterior, apurada, sufrió por falta de perfección. “Rosa en flor”, “Los muchachos de Joe”, “Ocho primos”, “Hombrecitos”, son algunos de los títulos que aun hoy deberían leer nuestras hijas a despecho de los nuevos vientos , de la nueva educación ( o ineducación del corazón,) de los nuevos ídolos no precisamente edificantes. Emerson colocó a Louise May Alcott entre los poetas de la niñez. Y la niñez, sin saber nada de modas y esnobismos, de escuelas literarias y de corrientes artísticas, simplemente acepta o rechaza lo que se le ofrece. Dime lo que te ofrecen, dime lo que aceptas y te diré quién serás. |
Nisa
Forti Glori
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