Efectos laterales del liberalismo

poema de Jorge Fondebrider

de Efectos laterales del liberalismo

Enciende un cigarrillo que turna con violencia

como si así pudiera expiar la estupidez y el mal humor que provoca el sueldo. No es que sea un mal poeta, dice,

pero nunca habla de cosas importantes.
Le pregunté qué cosas eran importantes.
¿Y yo qué sé?, me dijo.
Lo que él escribe, no.
Apenas son minucias, mucho blanco, son migajas.
Parece que eso gusta.

Y ya es muy tarde, se prenden las luces de neón.
Los dos miramos y entonces hay un hueco, un poco de silencio

Afuera está la calle. Desames, la despedida,

promesas incumplidas, el día de mañana, el colectivo.

Quiero saber si escribe. Siempre escribo

-arrastra las palabras con desgano-, escribo siempre.
Me pongo delante de la máquina y escribo.
Y leo y me releo con vergüenza.
Ahora, por ejemplo, escribo sobre el mal.

La épica ha sufrido con el tiempo.
Pegado contra el vidrio,
mientras las luces se reflejan, pasan, pienso
que apenas queda el mal,
mirar alrededor, tener vergüenza,
optar por el espacio
y a veces refugiarse en las imágenes
como una forma pobre del destierro,
acaso amanerada.

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