La
Masacre |
"Es
un día cualquiera, de una semana cualquiera, de alguno de los doce
meses que componen el año. Para cometer asesinatos y masacres no se
necesitan días, ni horas, ni fechas exactas, sólo la mente malvada, la
sangre fría y la oportunidad que dé la vida o el destino para cometer
tal acto. En una habitación en penumbras, se ve una fila de dieciocho personas adultas, nueve hombres y nueve mujeres, ordenados intercaladamente. Se ven profesoras, doctoras, veterinarios, jinetes, dentistas, fotógrafos y bailarinas. Las personas son todas distintas: algunas rubias, morenas, pelirrojas, trigueñas, etc. No visten algún tipo de uniforme que indique a qué vienen, sólo usan la ropa que ocupaban antes de ser traídos aquí. En la fila se siente nerviosismo, porque nadie les ha dicho qué sucederá. Llaman al primero de la fila, es un hombre alto, moreno, vestido de jeans y camisa. Entra en otra pieza y la puerta se cierra. El hombre está tenso e intranquilo. Lo duermen, lo desnudan y lo ponen en una especie de altar. Lo estrangulan. El hombre se estremece y yace. Le cortan los dedos de las manos y de los pies. Lo retiran y no dejan rastros de lo que aquí ha sucedido. Fue un acto con plena premeditación y alevosía. Llaman a la segunda persona. Es una mujer rubia, alta, delgada, ojos azules y vestida elegantemente. Ocurre el mismo procedimiento que con la víctima anterior, pero a la mujer le cortan completamente su hermoso y largo cabello. El
ambiente de la fila es de total nerviosismo. Se escuchan algunos chistes
para tratar de alegrar la situación, pero las risas son efímeras. Las
caras sonrientes pronto se transforman en rostros preocupados. Nadie,
pero absolutamente nadie sabe qué sucederá cuando les toque su turno
de entrar a aquella habitación tan extraña. No pueden imaginar para qué
han sido traídos aquí tan misteriosamente. Las personas de esta fila
que tienen sueños de fama, creen que es un casting para alguna película
o algún comercial y así empezar su camino al estrellato. Los ilusos
creen que se trata de una investigación extraterrestre para saber cómo
son los terrícolas, otros creen que será una entrevista o algo así,
otros imaginan que será una sesión fotográfica y otros no saben qué
pensar… pero nadie se imagina qué sucede en aquella habitación. La
fila avanza lentamente. Cada minuto es eterno. Las personas sólo
quieren entrar y esclarecer sus dudas. Necesitan saber qué ocurre allí
dentro, porque las personas que han entrado no salen para preguntarles
qué les hicieron, por lo que los que están a la espera, piensan que la
salida es por otra parte, y todo esto sólo provoca más tensión y
nerviosismo entre la gente que, sin saberlo, tendrán un trágico fin. Dentro
de la habitación ya ha habido unos seis asesinatos. Cada vez son
peores, porque ahora a las víctimas se les corta la cabeza, los brazos,
o las piernas, o los pies. Después que estas pobres víctimas están
desmembradas, son metidas, todas juntas, con sus brazos o piernas
cortadas, en una especie de caja, de donde el futuro de estos cuerpos es
desconocido e incierto. Las
futuras víctimas que esperan afuera, están demasiado nerviosas, tanto,
que no hablan. Sólo tienen su vista en un punto fijo, sin pestañear y
respirando agitadamente. Han sido los minutos más largos de su
existencia. La fila comienza a avanzar más rápido. Sólo quedan cuatro
víctimas, dos hombres y dos mujeres. Entra a la habitación uno de los
hombres. Cuando está dormido y con su ropa rasgada, pronto a morir, se
sienten, a lo lejos, algunos pasos y algunas voces. El malvado y cruel
asesino se apura con la víctima. Los pasos se acercan. La víctima ya
falleció. Entra la siguiente, que es una mujer embarazada, la que
lamentable y brutalmente muere igual que las otras víctimas. Los pasos
llegan a la pieza en penumbras. Se abre una puerta y como la pieza está
un poco oscura y no se distingue bien, el dueño de aquellos pasos
enciende la luz. Se escucha el único grito de esta horrible masacre. El
asesino se paraliza. No alcanzó a terminar la matanza, pero sólo
quedaron vivas dos personas, las que, justamente, eran una pareja pronta
a casarse. El grito era de Martina, que cuando llegó del colegio y entró a su pieza, vio que su hermana chica había destruido casi todas sus muñecas Barbie y sus Ken." |
Daniela Flores Molina
(2004)
divonec@gmail.com
Gentileza del blog Cazando Drosophilas: http://cazandodrosophilas.blogspot.com/
Autorizado por la autora
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