Se bañó la mirada
se bañó en gravedad
de estrella
dolían las pestañas
un ojo avestruz
caminaba
entre sus sedas
de ventanales
cortinas abiertas
pestañean silentes
luz refulgente
La mirada
extraviada
extrajo de la arena
un jugo
de roca extasiada
de bondad dura
de leche
y luz de leña
En una montaña
austral
ardida ardiente
caminó
dolor en la frente
hasta la dura extrañeza
consumación del grano
y boca de fuego
con el signo
septentrional nocturno
de mirada furtiva
y eterna
incendiada.