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Luces se encienden y se apagan.
Colores se abrillantan
y enceguecen.
La ciudad en tumulto,
el aire en calma.
Las horas puntualmente derramándose.
Suena un timbre
y se cierra un cajón.
Todo de nuevo igual al día siguiente.
El mismo golpeteo acompasado.
Vaporoso el aroma del café recién hecho.
Camaradas. Amigos. Amantes.
Vida que se empuja y se levanta.
Retorno al hogar
y esa tibiera de voces pequeñas
en la nuca.
Sentarse con deleite ante la cena
y más tarde
el encuentro de tu curva en la mía.
Todo de nuevo igual al día siguiente.
A veces pesa la rutina
y es un refugio el canto de los pájaros.
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