La madurez de la animación
Por Jorge Fernández Díaz 
Director de adncultura

La tecnología ya parece una rama del arte. Las páginas, secciones, revistas, sitios de Internet y blogs específicos dedicados a esta tema se han transformado en algo así como "los suplementos culturales de la época" para muchos jóvenes y no tanto que leen con más pasión las novedades y los mundos abiertos por la tecnología que las aventuras que provienen de los libros, los cuadros, las películas e incluso los deportes. La tecnología en sí misma es una temática que, junto con el sexo, está en los picos del ranking mundial de uso de la Web. Se ha transformado en una aventura personal y en la verdadera vanguardia cultural del mundo. Todo lo hace y casi todo lo puede, modifica el pensamiento humano y político, y avanza sobre cualquier disciplina transformándola. Relacionada con el cine desde el inicio mismo de la industria, no ha dejado de influir de manera decisiva sobre el séptimo arte.

Jorge Fernández Díaz

Luego del reino de los efectos especiales, y más tarde, de los milagros digitales de la computadora, la tecnología irrumpe ahora en el denominado "cine de animación", no sólo para construir prodigios que reemplazan lisa y llanamente a los actores de carne y hueso, sino también para llevar el carácter sombrío que la autoconciencia tecnológica trae en su gen posmoderno. Este mundo tecnológico tiene menos inocencia que los que lo antecedieron. Es un mundo con mayor lucidez acerca de la oscuridad. En consecuencia, así como las historietas para niños en algún momento se fueron volviendo adultas y sombrías, la animación actual dejó atrás el "monocultivo" del cuento de hadas y se atreve ahora con problemáticas inquietantes.

Wall-E , que estuvo a punto de ser nominada al Oscar como mejor film a secas, y El cadáver de la novia , de Tim Burton, por sólo dar dos ejemplos, muestran cómo la animación puede construir gozosamente en doble plano (para chicos y grandes) películas de gran calidad artística y honda visión sobre la condición humana. Dice Leo Tarifeño, en su nota de tapa, que este nuevo cine ha desplazado en el pináculo del protagonismo a las grandes estrellas de Hollywood, que las nuevas obras son más utópicas que pedagógicas y que constituyen una tendencia dedicada a defender los valores que alguna vez defendieron Ford, Hawks y más acá, Spielberg y Cameron: la aventura y la ternura, esa alianza imbatible.

La madurez de la animación, la libertad que se desprende de su factura, ha alcanzado ya momentos cumbre. Y hasta ha logrado penetrar una variante siempre difícil: el cine político. Persépolis y Waltz with Bashir son dos pruebas interesantes de esa línea. El primero ya se estrenó en la Argentina y está basado en un cómic, que a la vez está inspirado en una historia verdadera: la de Marjane Satrapi, una iraní que mira desde sus ojos de niña los cambios brutales que se sucedieron entre el fin del régimen del sha de Persia y el conflictivo y violento desarrollo de la república islámica.

El realizador de Waltz with Bashir , que sólo pudo verse en el Bafici, crea directamente un género: el documental de animación. Su protagonista, un ex soldado israelí, tiene una extraña amnesia. Sabe que estuvo en Sabra y Chatila, la masacre de palestinos que ocurrió en un campo de refugiados durante la guerra del Líbano en 1982, pero no puede recordar qué hizo. De manera que comienza a realizar una investigación y a entrevistar a sus antiguos compañeros, al final descubre su rol y también sus pecados en aquella terrible tragedia. La historia avanza en dibujos animados, pero los dos últimos minutos dejan paso a imágenes de noticieros. Mientras el protagonista tiene amnesia, la película se desliza por la animación; cuando recupera la memoria, aparecen las crudas escenas verdaderas de la realidad.

Dedicamos la tapa de esta edición a una verdadera innovación en la historia del cine. Habrá que seguirla muy de cerca: por esa hendija se adivina el futuro.

Jorge Fernández Díaz 
Director de adn CULTURA 

jdiaz@lanacion.com.ar
http://adncultura.lanacion.com.ar/ 

16 de mayo 2009
Autorizado por el autor

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