Habitación afiebrada Eduardo Fariña Poveda |
No solo la enfermedad rondaba éstos jardines Que en noches de luna ausente se atragantan sus plegarias DORMIR EN ELLA ERA SENTIR SIEMPRE DÍAS FERIADOS A menudo se practicaban los diagnósticos soñados Su desorden era el teatro idóneo para una mente perturbada Clonar el rebote desde la visceral o perra calle Y no quitarse la resina que suda el cuerpo. TODO LO QUE OBRA POR NECESIDAD TAN LENTO TAN SOFISTICADO TODO LO QUE SE EJECUTA CON LA MIERDA AL CUELLO EN NOCHES DONDE NADIE QUERÍA PRETENDERSE. CAMINAR ENTRE SUS CERVEZAS VACÍAS ERA CAUTIVARSE Un colchón varado y con sus sábanas aleteando las huellas del placer Cualquiera se podría perder en los cuadros que estaban impacientemente C UNA MENTIRA QUE SE ADORA QUE SE ADORA GRITA O QUE SE ADORA QUE SE ALEJA QUE SE ADORA L De sus ventanas con la bendita gana de volver más soberbia GAD Arden sus puertas y los más melancólicos señalan O Que antiguas voces cantan sus insignificancias S Cuando el azar de quién entra le permite confundirse en ella. Llevarla con uno mismo adondequiera que se vaya Cuando uno realmente quiera perderse Muy lejos de tantos pactos perdidos. |
Eduardo Fariña Poveda
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