Cuando todo estuvo listo, el hospital se inauguró el 15 de junio de 1957"
El primer administrador fue don Mario Fumarco, a quien le siguió Silveira Valentich.
En la vieja casona que fuera de la familia Ortiz, bastante bien conservada, se instaló el depósito y el economato, ocupando parte de la vivienda su primer jefe de enfermería, Aníbal Fernández. En el propio Hospital se cubrían las más diversas necesidades; en la sala de costura, para confeccionar los uniformes, guardapolvos, equipos médicos, las sábanas, toallas, manteles, trabajaban las señoritas Éster Cuello, Adela Mota y m. Acosta; don Antonio Benardino Salazar tenía a su cargo la ambulancia; don Osmar Heredia cultivaba la huerta que abastecía de verduras frescas a la cocina diaria y cuidando los cobayos estaban Feliz Sposetto y don Sen.
Se ocupaban de la cocina, Quica Ficco, alma mater por esos tiempos, junto a María Romo de Vélez, doña Sofía, María Inés Bustos, entre otras.
Apenas transcurridos tres años, Adolfina o Belly Lucero, se casa y renuncia a su trabajo. Las circunstancias habrán de devolverla a su querido Hospital San Antonio de Padua, veinte años después.
Se reincorpora en febrero de 1981, cuando es Director el Doctor Juan Federico Támaro.
El Hospital está dedicado ahora a salud Mental aunque el tercer piso aún se reserva para enfermedades infecciosas, " Como se estipulaba en el documento de la Pía Unión San Antonio de Padua, cuando lo donó al gobierno de Córdoba", afirma. Vuelve a ocuparse del inventario y de los bienes patrimoniales, pero a la vez, colabora con diversas áreas. Por ello, la lista que recuerda de los nombres del personal la vuelven a emocionar, y es casi interminable; Clide Viale, administradora; Gladis Cagnolatti de Meinero en mesa de entradas tras la jubilación de Nilda Pajello y luego Inés Cufré; Ada Cabrini de Melano en Farmacia y así, hasta recordar a todos y cada uno de los profesionales o empleados con los que compartió según sus propias palabras, " Los mejores años de mi vida ".
Tiempos de Cambios
Adolfina Lucero recuerda que " en varias oportunidades desde el gobierno de Córdoba trataron de darle otro destino a este Hospital, pero siempre tuvo en cuéntale legado de las Damas de la Pía Unión que dejaron expresamente aclarado que el nosocomio debía mantener por siempre el Nombre de "San Antonio de Padua".
Relata que por los años 90 llega al Hospital la Doctora Laura Galiano con instrucciones para el temido cambio. Una parte , será trasladada al Hospital Central con el nombre de Unidad Programática de Salud Mental del Sud, y el resto, desmantelado.
"Eran días muy tristes"
Cuenta " Ver como el Hospital se vaciaba día a día cuando tenía de todo ( por ejemplo, esterilizaba el material para toda la zona Sanitaria, contaba con un aparato de Rayos X , para Abreugrafías que prestó señalados servicios, sobre todo, en la época de revisación médica para los nuevos conscriptos que ingresaban al Servicio Militar); este aparato útil por mucho tiempo más, fue a parar al galpón de los descartables y nunca más nadie se hizo cargo de él. Así se fue desmantelando todo "
Recuerda también que el Hospital tenía su propia Capilla atendida hasta diciembre de 1989, por su Capellán, el Revdo Fray Manuel Prats, del Convento San Francisco Solano de Río Cuarto y que tras realizar el inventario entregó bajo firma al entonces Presbítero Héctor Isidro Pereyra, la imagen de San Antonio, candelabros, manteles, bancos de madera, el reclinatorio y objetos del culto.
En agosto de 1993, completado el traslado, se inaugura en el Hospital Central, la Unidad Programática de Salud Mental.
Mientras tanto, el Director Doctor Támaro Belly y tres muchachos de maestranza,( les habían ayudado Liliana Estrada, corina Cuelo, Olga Cantoro, Eduardo Salazar, Daniel Tartaglia y un muchacho de apellido Viteri), terminado el inventario, cierran las puertas del Hospital San Antonio de Padua el 6 de enero de 1994.
A diez años, Belly llora todavía en silencio al recordar ese momento: " la mañana era limpida y serena . todo nos dolía.
El Dr Támaro, yo y los muchachos pusimos unas sobre otras nuestras manos sobre la llave, y cerramos.
Adentro quedaban camas , muebles útiles, muchas cosas en buen estado,otras para reparar, o reciclar, y todos nuestros más queridos recuerdos.
En el año 1957 yo lo había abierto, junto al Dr Luis Corach y en el año 1994 me tocaba cerrarlo".
Un Nombre Para Siempre
Hoy no puedo olvidar nos dice Belly aquél paraje casi desolado; el 1957 era un gran descampado, con algunos ranchos aislados, una que otra casita y un inmenso y redondo estanque o laguna, lleno de malezas, sin calles y que luego bajo la Intendencia del Doctor Ricardo Martorelli fue rellenando y emparejando, comenzando una urbanización que lo pobló de hermosas casas; más tarde, se incorporó una línea del transporte urbano.
Así nació y creció en torno al Hospital el barrio San Antonio de Padua, que esta muy cerquita del de San José de Calazan, pero es en este sector, cuya Asociación Vecinal lleva el mismo nombre, que estará siempre presente el alma de aquél viejo y querido Hospital San Antonio de Padua, que pienso nadie lo podrá olvidar".
Directora: Licenciada Inés Farías, del Archivo Histórico Fray José Luis Padrós del Convento San Francisco Solano. Miembro de la Comisión Diocesana para los Bienes Culturales de la Iglesia. Miembro del Consejo Honorario Asesor de Defensa del Patrimonio Natural Cultural de la Ciudad de Río Cuarto Provincia de Córdoba (Argentina). Miembro correspondiente de la Junta de Historia Eclesiástica Argentina.
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