Las heridas, una variante poética en Sebastián Arce
Lic. Miguel Fajardo Korea, Costa Rica

Premio Nacional de Promoción y Difusión Cultural de Costa Rica
minalusa-dra56@hotmail.com

(Moravia-Guanacaste).-  La poesía es el arma espiritual para encontrarnos a nosotros mismos. Una legado que ha permitido a la humanidad, encontrar un sitio de expresión, para ahondar en los universos del ser, sin distinción de ninguna índole.

Hoy nos encontramos con otro espacio lírico. El libro de Sebastián Arce Oses. “Variantes de una herida”. (San  José: Editorial Nuevas Perspectivas, 2017: 57 pp.).

El libro “Variantes de una herida” tiene un collage de Natalia Sandí Angelini; diseño y diagramación de Michael Vargas García; revisión de pruebas de Margarita Alfaro y el autor. El criterio de la contracubierta es del salvadoreño-mexicano Antonio Cisneros.

El Consejo editorial lo integran los académicos: Édgar Solano Muñoz, Maritza Olivares Miranda, Mainor González Calvo, Neldys Ramírez Vásquez y Ronny Ruiz Navarrete. La fotografía del autor es de Fabricio Estrada. El tomo es otro volumen de la Coordinación de Investigación de la Sede Guanacaste de la Universidad de Costa Rica.

Sebastián Arce Oses nació en Heredia el 16-5-1986. Ha participado en talleres literarios como Netzahualcóyotl y Litarsis. Formar parte del Taller de las Seis, desde el 2016. Incluí su poema ¿Soñaba cielos distantes?, en el suplemento cultural “Convergencias culturales en la pampa”, del periódico Anexión (N. 25, 2017: 1). Ha asistido a festivales nacionales e internacionales de poesía.

Escribe poesía, narrativa,  ensayo, crítica literaria. Realiza acciones de gestión cultural. Escribe en dos blogs, tanto de poesía como de narrativa. Ha publicado “Emigrar hacia la nada” (2010) y “Variantes de una herida” (2017).  Alterna su residencia entre Liberia y Barva de Heredia.

Es profesor en la Sede Guanacaste de la UCR desde el 2014. En relación con el ejercicio docente, aduce que “es un medio para tratar de despertar en la gente una conciencia más reflexiva y crítica, alrededor de los sucesos; crear un espíritu libre y de pensamiento propio”.  

Su tesis de licenciatura se denomina “La voz narrativa en las novelas El desbarrancadero y La rambla paralela de Fernando Vallejo, una lectura desde la autoficción y los estudios Queer”. En este momento, prepara su tesis de maestría “Una aproximación a la poesía centroamericana como sistema literario”.

Sebastián Arce concibe la poesía como “un medio para explorar la condición humana, para indagar en los misterios, en la incertidumbre, en ese contacto perpetuo, a veces feliz, a veces angustiante”. En ese orden, “Variantes de una herida”, de Sebastián Arce Oses,  incluye 28 poemas en tres apartados, a saber: “El Alzheimer del placer” (14), “Acta de indiferencia” (8) y “Los hilos que no he cortado” (6).

La temática amatoria de estas heridas variantes  establece un cuadro dialógico yo/vos: “Soy la tormenta / que pretende desplazar geografías, / vos el destierro /que vive la guerra de sí mismo”. El cuerpo es un poder y, en este caso, el cuerpo femenino, configura el deseo  de “esa longitud que apetezco de tu cuerpo”.

Las idas y retornos de la amada se tornan desesperantes “Volvés de todas partes / para terminar en vos misma”.  Mientras tanto, el hablante espera, porque “Yo te busco (…) y tus pechos son la carnada/ que pescan mis labios”. Los elementos de la corporalidad femenina y masculina se conjugan en el silencio del anhelo, en un reto erótico de ojos entreabiertos.

La ausencia de la amada signa una ramificación de remordimientos en el yo lírico, cuando “veo que amanece / el tiempo / de no estar junto a vos”. La ausencia, señal de alejamiento, implica una angustia.  El hablante reivindica el cronotopo de la biblioteca, como un sitio de convergencia con el sujeto femenino.

Un elemento de gran categoría en este poemario de Sebastián Arce es la inclusión del elemento líquido, toda vez que realiza una equiparación entre el mar y la mujer: “Si el mar, como dicen, es reposo o muerte, / quiero que seás mi mar, sumergirme en vos / en y vos no terminar de hundirme nunca”. Encuentro una relación de intertextualidad con el mar vislumbrado por Alfonsina Storni, solo que, en este poemario, no hay hundimiento ni muerte, porque el hablante va asido del sujeto femenino, como unicidad de relaciones, hasta en esos contextos.

En la preocupación temática por la corporalidad, el hablante refiere “desmantelar los muros del cuerpo / dar un paso y revisar / que aún tengamos sombra, /exigir que todos los reflectores / se posen sobre nosotros”.  En este texto, el sujeto reclama las sombras de la pluralidad, para que el efecto reflector sea vinculado sobre un nosotros inclusivo.

La vida como un asalto de lucha cotidiana se evidencia en “hay mecanismos que desmantelan los sueños, / tempestades / contra las que luchamos / siempre a doce asaltos, / aunque a nadie le importe”. De ahí surge, entonces, la noción de incompletitud humana y, por lo tanto, la necesidad vital del encuentro, del reencuentro, o bien, de la ausencia, donde “El azar es un close-up / hecho a ciegas sobre nuestra vida”.        

El poemario de Arce, incluye la presencia  de los conejos, un animal que simboliza el movimiento mediante el miedo, vive con astucia, recibe enseñanzas secretas y mensajes intuitivos, piensa con rapidez y fortalece la intuición. Asimismo, el conejo simboliza la humildad: dado que es callado y suave, y no es presumido. Por intertextualidad, pienso en su presencia en la obra narrativa de Julio Cortázar o Carlos Fuentes, entre otros.

El conejo, asociado a la fertilidad, se equipara a la faceta del encuentro y entrega, en el acto de la carnalidad y de gozo  “vos ni leías, / solo sabías hablar conejos / con naturalidad, como si nada. / Sabías eso y desnudarme, / blandir mi sexo y entregar el tuyo”. / Pero no podía amarte así. / Los conejos siempre eran los mismos”.

En el poema “Pene/Lope” se presenta un desdoblamiento del registro paródico, en relación con el mito homérico. “En tu ausencia nuestros hijos / -esta pila de poemas- / perdieron su alimento / y se han quedado enanos” (…) “me aplastan / las herramientas de Hefesto: /  ninguna pretendiente asoma a Ítaca / y harto estoy de tensar el arco”.

En este poemario, la presencia femenina se condensa en el epígrafe de Jorge Luis Borges: “Me duele una mujer en todo el cuerpo”. El hablante-amado aduce “Aprendí como ninguno / el oficio de darme de alta. /No bastó morder tus pechos, amoratarlos, / no fue suficiente / volverme rodillo de tu cuerpo”.

Los cuerpos se convierten, entonces,  en espacios tangibles, llenos de zonas erógenas por explorar, en un conjunto de plenitud del deseo, tanto en la  intimidad como en el  deleite. “Nada gané / con soñar el traje de tu boca, / para nada esos escenarios / en que incendiar tu sexo”.

En síntesis, “Variantes de una herida”, segundo poemario de Sebastián Arce Oses, incursiona en la temática de la poesía amorosa, por ello, las circunstancias temáticas que engloban ese acercamiento humano, suscitan las variantes de una herida, como en cualquier pareja del planeta, con sus aciertos y desaciertos; con sus encuentros y sus desencuentros. 

El libro aborda los elementos del goce erótico, corporal y sensual, los cuales redimensionan el acto amoroso.  Asimismo, el eje constructivo del poemario, se estructura alrededor del cuerpo, el cual redimensiona cada una de las variantes de la herida.

El libro posibilita diversas lecturas, debido al mecanismo de sus estructuras y preocupaciones estelares, redirigidas como un viaje, tanto del amor como del desamor, cuyo límite puede establecerse en un día, una hora, un año.  El tiempo, como juez de relaciones sentimentales dentro de los códigos y  parámetros del pensamiento, propios del Siglo XXI.

La dialogicidad del poemario incluye las categorías de lo femenino y lo masculino, no como meras relaciones biológicas, sino desde la abierta perspectiva de la sexualidad complementaria, ante la incompletitud de cada uno de los seres humanos.

Recomendamos el libro “Variantes de una herida”, porque es posible que todos los seres humanos guardemos aunque sea, una herida, propiciada por el arte de amar, con todas sus consecuencias.  En todo caso, el amor es experiencia: no mero discurso. 

Lic. Miguel Fajardo Korea
miguelfajardokorea@hotmail.com
Universidad Nacional de Costa Rica

Editado por el editor de Letras Uruguay

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