Cultura y comunicación Dr. Felipe Estrada Ramírez |
En
la filosofía de la cultura se dedica una especial atención al tema
de la comunicación, pues ésta refiere al intercambio de toda
producción humana, en la relación sujeto – sujeto.71
La comunicación, concebida en los marcos de un enfoque sistémico
multifuncional de la cultura, constituye un subsistema de ésta. La
relación cultura – comunicación resulta indisoluble, mediada por
los eslabones intermedios que le dan cierta autonomía a cada
componente de la totalidad del sistema. Sin
embargo, es posible hablar de comunicación cultural. “La comunicación
sociocultural es un nexo orientado entre las gentes, intercambio de
información entre ellas. La comunicación sociocultural, en su
estricto sentido, es la comunicación directa entre las personas, pero
en un sentido más amplio, es la comunicación masiva ( indirecta,
mediatizada ), intercambio de información de valor sociocultural: de
la vida cotidiana, científico – técnica, sociopolítica, estética,
etc. La comunicación de masas se realiza a través de organizaciones
y medios técnicos especiales de recopilación, procesamiento y difusión
de la información.” 72
En
la comunicación los sistemas semióticos son imprescindibles, pues el
mecanismo de acción recíproco intersubjetivo, tiene lugar a través
del signo, ya sea del lenguaje natural o en signos no lingüísticos,
como señales, símbolos, lenguajes artificiales, necesarios para el
acto mismo de comunicación. El
contenido de los signos, todo un sistema complejo de significados,
originados en la historia y plasmados en la cultura, está integrado
por el conocimiento de las formas y las leyes de la naturaleza y la
sociedad, así como la experiencia práctica, sintetizada de
generaciones precedentes, tematizado en un conjunto de estereotipos,
ritos y actividades, normas de conducta y reglas, etc. Si
ciertamente toda cultura posee una función comunicativa, para que el
proceso sea efectivo es necesario que exista una coincidencia entre
emisor y receptor, en cuanto al conjunto de imágenes, percepciones,
asociaciones, etc. De lo contrario no hay comprensión entre los
sujetos y la comunicación resulta ineficaz. “La eficiencia de la
comunicación depende de que los participantes del acto de comunicación
dispongan de un determinado sistema general similar de nociones y
categorías para el análisis de determinados fenómenos de la
realidad. En el caso contrario la comunicación será poco efectiva e
imposible” 73
La
comunicación cultural, vinculada estrechamente con las funciones semióticas
y directiva de la cultura, no deviene por generación espontánea.
Posee múltiples condicionamientos que pueden frenar o no la
comunicación humana y en
lugar de enriquecer la existencia del hombre, empobrecerla. La cultura
sintetiza el devenir humano y es medida de su ascensión, pero cuando
su génesis ( la actividad humana ) resulta enajenada, las relaciones
verdaderamente humanas, se truncan en alienación progresiva, es
decir, como alienación de la actividad y actividad de la enajenación.74
Cuando
la cultura resulta enajenada, la sociedad, los hombres, dejan de ser
sujetos. Las relaciones sociales reproducen un proceso infinito de
enajenación, pues “una consecuencia inmediata del hecho de que el
hombre sea enajenado (...) de su actividad vital, de su ser esencial,
es el enajenamiento del hombre del hombre,” 75
y con ello la pérdida de su esencia humana. “En realidad, la
proposición de que la naturaleza esencial del hombre le es enajenada
significa que un hombre es enajenado de otro, al igual que cada cual
lo es de la naturaleza esencial del hombre.” 76
El hombre hace su historia con su actividad, crea el cuerpo de la
cultura y a través de ella prueba ser un ser esencial, se
universaliza; pero en las condiciones del capitalismo no siempre la
cultura cumple con eficacia su función clave comunicativa. Por tanto
el pueblo, las gentes, no están en condiciones de acceder al
enriquecimiento de su ser esencial y su espiritualidad. Aparentemente
el acceso a la cultura es posible. Realmente no es aprehensible, es
ajeno a las grandes masas. Es sólo objeto de disfrute de la minoría,
de élites, de pequeños grupos. Sencillamente.” (...) al degradar
la actividad espontánea, libre, a un simple núcleo, el trabajo
enajenado hace de la vida esencial de la especie humana un simple
medio para su existencia física.77
En tales condiciones, donde la cultura del tener 78
se impone con fuerza y se minusvalora la cultura del ser, resulta lógico
que la comunicación cultural no propicie ni cree verdaderos
comportamientos humanos hacia la cultura que enriquece el ser esencial
humano. Todo el devenir del hombre, sus preferencias, actividades,
propósitos se dirige a lo que garantiza su vida empírica, a “tener
para existir, a lo inmediatamente dado, sin preocuparse
“inconscientemente” por la riqueza espiritual, por el verdadero
disfrute humano de la magna obra creada por la humanidad. Le es
inaccesible, ajeno, por que resulta imposible insertarse en su ser
esencial, integrarse al cuerpo de la cultura. En apariencia, la
sociedad objetiva su ser esencial en la cultura y brinda las
oportunidades para ser aprehendida por todos, pero en la práctica su
esencia humana no puede objetivarse en ella. Sólo la aprehensión
cultural integral se asume teóricamente y resulta estéril la
comunicación cultural. Tal
estado de cosa, no permite aprovechar las posibilidades heurísticas
de la comunicación cultural, experiencias prácticas, en fin, el
intercambio de todo lo mejor creado por el hombre. Una
verdadera comunicación cultural debe crear espacios que garanticen la
formación humana, pero para ello debe fundarse en premisas reales. El
capitalismo con su filosofía del “tener”, del individualismo
generador de violencias, no ha probado ser capaz de crear condiciones
para la realización multilateral del hombre. La globalización
neoliberal con sus nuevas recetas u oportunidades, tampoco ha mostrado
capacidades para propiciar la realización de la humanidad del hombre.
Todo lo contrario, sus políticas enajenantes se enfrentan contra la
cultura y la identidad de los pueblos. La aldea global que trata de
imponerse con el desarrollo de la tecnología de la comunicación, sólo
sería una empresa verdaderamente cultural, si globaliza la
solidaridad humana, si con sentido de humanidad, respeta al otro y
funda su política en la bondad, la verdad, la belleza y sobre todo en
la justicia, “ese Sol del mundo moral”, en el decir de Cintio
Vitier, asumiendo la excelsa idea metafórica del gran Maestro cubano
José de la Luz y Caballero. Por
supuesto, esta realidad exige cambios estructurales radicales, pero la
utopía, la razón utópica no puede morir (...) Hay que seguir
haciendo camino al andar, como nos enseñó el gran poeta español
García Lorca. La comunicación artístico – literaria, como parte
esencial de la comunicación humana tiene mucho que hacer en nuestro
mundo de enajenación progresiva. Se impone la necesidad de revelar en
el hombre actitudes humanas: conciencia, amor, bondad, sensibilidad
para captar lo mejor del hombre. La comunicación artístico –
literaria, por sus propias especificidades, puede aproximar al hombre
a la aprehensión de la cultura artística, vinculando estrechamente
los valores artísticos con los valores morales, políticos, científicos
y humanos en general. Un
hombre sensible es capaz de apreciar con satisfacción una obra pictórica,
musical, literaria, etc. Y con ello, ascender humanamente. Una comunicación artística, fundada en nobles propósitos – problemas difíciles en los tiempos actuales – debe subvertir la actual división del arte inculto y popular, como resultado de su comercialización y de la sociedad de consumo que desvirtúa su verdadera esencia.
Referencias:
71 Ver de Pupo, R. La comunicación como intercambio de actividad, en del propio autor, “La actividad como categoría filosófica, Edit. Ciencias Sociales, La Habana, 1990. 72
Savranski, La cultura y sus funciones. Edit. Progreso, Moscú, 1983, pág. 76. 73
Ibi dem, pág. 77. 74 Ver Marx, C. Manuscritos económicos y filosóficos de 1844. Edit. Pueblo y Educación, La Habana, 1977. pág. 69 - 86. 75
Ibi dem, pág. 79. 76
Ibi dem. 77 Ibi dem. 78 “En lugar de todos estos sentidos físicos y mentales ha ocurrido, pues, el simple enajenamiento de todos estos sentidos: el sentido del tener” ( Ibidem, pág. 120 ). |
Dr. Felipe Estrada Ramírez
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