Zeruya Shalev Escritora y crítica literaria |
Nota
de la autora: El presente artículo hace parte del libro ¡Cuidado!
Escritoras a la vista (2009), Ble Ediciones; puede leerse en versión
completa en la siguiente dirección: |
Al
igual que el encuentro casual con las obras de Nuala O’Faolain y de Imma
Monsó, el encuentro con Zeruya Shalev significó una gratísima sorpresa.
La primera obra con la que me tropecé, literalmente hablando, fue “Vida
amorosa” (1997), un título más que sugestivo y con una foto en la carátula
verdaderamente impactante. En ella se ve a una mujer jugando con el pie de
un hombre y acariciándolo con su rostro. Lo que parecería una anécdota
banal, deja de serlo si se imagina el rostro de una mujer realizada
plenamente en su vida sexual y afectiva. Su rostro refleja éxtasis
sexual, pero también equilibrio mental, es una mujer decidida, que no
tiene tapujos a la hora de amar, y
me la puedo imaginar arrolladora, en cuanto a la pasión sexual se
refiere. De todas formas no compré el libro por la imagen en cuestión,
sino porque la reseña de la contracarátula me gustó. La lectura del
libro no me defraudaría, al contrario, fue un descubrimiento importante
literariamente hablando. Pero antes de analizar la obra en cuestión, es
importante ubicar a la autora. Zeruya
Shalev nació en 1959 en un
kibboutz en Galilea (Israel). Realizó estudios bíblicos, pero su
verdadera pasión es la literatura. Actualmente combina su vida
profesional entre la escritura y la dirección de su propia casa
editorial. Es una autora que rompe esquemas, máxime en una sociedad
pacata y conservadora como es la hebrea, regida por la religión judía,
donde el sexo ha sido más que satanizado. Y aunque sus obras
“molestan” al sector más conservador de la población israelí, también
es cierto que en el sector intelectual su nombre es pronunciado con
admiración y respeto. Actualmente es considerada una de las escritoras
insignes de Israel. |
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Zeruya Shalev |
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Este
año (2008) estuvo en la Feria del Libro en Turín y en el Salón del
Libro en París, junto con 38 escritores más, que habían sido
previamente invitados, en representación del Estado de Israel, “Huésped
de Honor”, a estos dos eventos. Un solo escritor rechazó dicha
participación: El poeta Aarón Shabtaï. Este intelectual hizo un enérgico
llamado para buscar apoyo al boicot contra las dos Ferias. Paradójicamente
los sindicatos de escritores palestinos, jordanos y egipcios, sólo
boicotearon la Feria de Turín. El Salón de París, no les mereció
ninguna frase de condena. Para Aarón Shabtaï, este tipo de eventos, en
el que Israel es el invitado de honor, alimenta y ayuda a la propaganda a
favor de su país. Es de anotar que estas dos Ferias sirvieron de marco
para la conmemoración de los 60 años del Estado de Israel; por lo que
Aarón Shabtaï dijo lo siguiente: “El
presidente francés Sarkozy y el presidente israelí Shimon Peres
inaugurarán este acontecimiento. En esta situación, acudir al "Salón
del Libro" de París como escritor, con la delegación israelí,
significa ir engalanado con los colores de la bandera israelí. Israel
comete cada día crímenes de guerra e impone castigos colectivos a los
palestinos. No existe razón alguna para celebrar nada. Israel
viola toda la legislación internacional. No sólo la Convención de
Ginebra. El Tribunal Internacional de Justicia de La Haya condenó el muro
ilegal que Israel ha construido sobre tierra palestina confiscada. La
feria del libro, o cualquier otro tipo de exhibición a la que esté
invitado el Estado de Israel, no es una manera de promocionar la paz en
Oriente Medio ni un modo de traer justicia a los palestinos, sino que no
es más que propaganda para dar la imagen de que Israel es una sociedad
liberal y democrática. Un Estado que mantiene una ocupación y que comete
a diario crímenes contra civiles no merece ser invitado a ningún tipo de
semana cultural. No podemos aceptar participar en eso. Israel no es un
Estado democrático sino un Estado de apartheid. No podemos apoyar en
absoluto a este Estado”.[1] Y
por supuesto critica a los 39 artistas e intelectuales invitados a dichas
Ferias, entre ellos a Zeruya Shaleb, por no condenar la política israelí
con respecto al pueblo palestino. Después
de este paréntesis, que me parece de una gran importancia, podemos volver
al tema que nos ocupa, Zeruya Shaleb. En 1993 publica su primera obra,
“Dancing, standing still”, que pasa completamente desapercibida por la
crítica y por los lectores. Con “Vida amorosa” (1997) sucede todo lo
contrario. Desde su publicación marcó un hito en las letras israelíes,
pero también significó una bofetada para el sector más conservador de
la iglesia judía y para gran parte de la sociedad hebrea. En otras
palabras, el libro produjo un escándalo literario nunca visto en dicho país.
Ese mismo año recibe el Premio Golden Book Prize de la Unión de Editores
y el Ashman Prize. Yo
podría resumir en dos frases la esencia misma del libro: es la
consecuencia del pasado en el destino amoroso del presente. Es decir, como
el ser humano lleva dentro de sí toda la carga de la historia familiar,
así la desconozca por completo. Ya’ara, la protagonista, al conocer a
Arieh, un antiguo amigo de sus padres, cae súbitamente en un estado de
fascinación, que podría incluso catalogarse como desvarío. Arieh es un
hombre con una experiencia enorme a sus espaldas y con un sentimiento de
desarraigo ante la vida y ante los seres que lo rodean verdaderamente
alucinante. Pero ante todo es un hombre viejo, lascivo, carente de
sentimientos altruistas, manipulador. Para él la sexualidad ha dejado de
representar un verdadero placer sexual, más bien lo que lo “divierte”
es la lujuria; y más que la lujuria misma, es la posibilidad de enseñarla
a los otros; en este caso a Ya’ara. Ella acepta la turbulencia de la
pasión que le ofrece Arieh y termina por abandonar todo, estudios,
marido… para seguirlo en los juegos que cada vez se hacen más
peligrosos. Al leer el libro necesariamente tuve que pensar en “Liaisons
dangeureuses” de Pierre
Choderlos de Laclos (1782).
Arieh es un libertino en toda la extensión de la palabra. Mientras
Ya’ara se ve atrapada en esa pasión sin límites, en la que el deseo físico
se apodera de sus sentidos y de su razón, Arieh, por su parte, se aleja
cada vez más de todo tipo de emociones. Y a medida que Ya’ara es
atrapada en la red de araña que él le teje, en esa misma medida ella
descubre al ser egoísta que se esconde en el interior de su amante y
descubre el pasado familiar, que sin saberlo la acechaba desde siempre. El
libro es un enorme monólogo (351 páginas), en el que la protagonista
integra los diálogos de los diferentes personajes. Por otra parte, la
autora logra que el lector se meta de lleno en la conciencia de Ya’ara.
Es así como se asiste a sus diferentes estados de ánimo, y se termina
por ser arrollado por ese cúmulo de sensaciones que ella experimenta. El
libro, como toda su obra, está atravesado por referencias permanentes a
la historia del pueblo judío, es decir al Antiguo Testamento. Otra
característica de su obra es la ausencia total de referencias políticas;
ya que su obra bucea en el mundo emocional de sus personajes,
principalmente en el de sus personajes femeninos. “Me
recosté en la puerta roja de la ira y de la humillación, ¿quién se creía
que era? ¿Un sultán turco o qué? Me encerraba en su habitación como si
yo fuese un mueble, solo Dios sabe lo que ocurría en las otras pieza, a
lo mejor había escondido en cada habitación una jovencita con la cual
festejaría su viudez; y mientras en la sala los visitantes se limpiaban
las lágrimas de aflicción, él se limpiaba el sudor lujurioso que corría
por su frente”.[2] Este
párrafo ilustra a la perfección el tipo de relación entre Ya’ara y
Arieh; una relación de tipo sadomasoquista; así la violencia física no
esté nunca presente en el libro. Una relación de dependencia sexual y
psicológica que se establece entre los dos personajes y que
inevitablemente me hace pensar en la película “Portero de noche” de
Liliana Cavani. E igualmente, la alusión a varias mujeres encerradas en
diversas alcobas, inevitablemente me hace pensar en un moderno Barbazul. En
cuanto a las obras “Marido
y mujer” (2000) y “Thera” (2005), habría que decir que son dos
novelas que exploran el universo de las relaciones de pareja, la soledad
inconmensurable que puede acompañar a una mujer después de varios años
de matrimonio, la incomunicación humana y el dolor que conlleva. Es una
radiografía de la miseria humana que muchas veces arrastramos por dentro,
cuando se carga a cuestas una relación que sólo produce una profunda
insatisfacción, un agobio sin límites y donde la capacidad de
sorprenderse con el ser amado desaparece. Estos dos libros exploran también
el impacto que puede tener el adulterio en la vida de pareja. En otras
palabras es una búsqueda del amor, de la pasión que otrora se experimentó
con el ser amado, pero ante todo la búsqueda del deseo de vivir, deseo
que nunca debiera abandonarnos. Las
mujeres de Zeruya Shalev parece que viviesen siempre al borde de un ataque
de nervios, pero al mismo tiempo son mujeres poseedoras de una gran
sensualidad, mujeres que terminan por envolver en una niebla al lector que
inevitablemente termina atrapado por su psiquis y por su sensualidad. Zeruya
Shalev ha escrito también un libro para niños, “24 horas en la
sabana”. Notas: [1] La entrevista completa con Aarón Shabtaï puede leerse en el siguiente sitio: http://www.voltairenet.org/article155493.html [2] SHALEV, Seruya. Vie amoureuse. Éditions Gallimard, 2000. Pág : 205. (Nota : Traducción libre de la autora) |
Berta
Lucía Estrada E.
Blog:
www.beluesfeminas.blogspot.com
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