Elementos míticos en García Márquez, Sábato y Neruda

Berta Lucía Estrada E.

EL REINO DE ESTE MUNDO, PEDRO PÁRAMO, CIEN AÑOS DE SOLEDAD, rompen con los postulados de una narrativa facilista y descriptiva, para sumergirnos de golpe en un mundo que va mucho más allá de las tesis del surrealismo que propugnaba André Bretón o del realismo mágico de Franz Roth. Este rompimiento se da por la irrupción de lo real maravilloso (que difiere del realismo mágico) en las letras hispanoamericanas; los escritores transcribieron el mundo circundante, el mundo americano que nunca ha dejado de maravillar a los europeos: "Lo real maravilloso nuestro, es el que encontramos en estado bruto, omnipresente en todo lo latinoamericano. Aquí lo insólito es cotidiano, siempre fue cotidiano"[1]. Esta irrupción tuvo como consecuencia directa el lanzamiento publicitario del boom, e hizo que la crítica literaria se revaluara, labor que exigía de los críticos nuevas disciplinas y nuevos enfoques que permitieran un acertado análisis y comprensión de la obra. Dentro de las nuevas disciplinas se encontraba el estudio del mito que permitiría una reivindicación y un acercamiento a las ricas tradiciones orales del continente, dando así una visión más amplia y más real al análisis del discurso literario. Las concepciones del espacio sagrado y espacio profano, de tiempo lineal y tiempo circular como la explicación de la labor de un chaman o de un medicine-man van a ser ampliamente desarrolladas, lo que significa que la Literatura, la Antropología, la Historia de las Religiones, la Sociología y la Etnología van a unirse con el fin de lograr una acertada interpretación del texto. Por otra parte, no hay que olvidar que Juan Rulfo y José María Arguedas se entregaron de lleno al estudio de la Antropología. En el presente ensayo se analizarán los aspectos míticos en tres obras fundamentales de la literatura latinoamericana del siglo XX, a saber: Cien Años de Soledad, Sobre Héroes y Tumbas, en cuanto a la narrativa se refiere, y en poesía Alturas de Machu-Picchu.

Lo sagrado y lo profano en el espacio macondino

La búsqueda de un territorio, instalarse en él, fundar una ciudad o un pueblo, construir la vivienda -según Mircea Eliade-, presupone una decisión vital del fundador y de la comunidad a la que pertenece, puesto que fundar significa "crear el cosmos", sacralizar el espacio escogido para habitar. En CIEN AÑOS DE SOLEDAD somos partícipes de la búsqueda de ese territorio, José Arcadio Buendía parte al exilio acompañado de algunos seguidores hacia una tierra nueva. La causa de su exilio es el castigo por dos transgresiones sagradas: el incesto y el asesinato de Prudencio Aguilar, asesinato comparable al fratricidio cometido por Caín; ya que en las sociedades naturales los miembros de una comunidad se consideran entre sí hermanos, de ahí que la mayoría de ellas sean sociedades exogámicas. Por otra parte si se considera desde el punto de vista cristiano todos los hombres son hermanos y el asesinato de uno de ellos sería la reconstrucción del asesinato primordial anteriormente referido:

"-Está bien Prudencio -le dijo-. Nos iremos de este pueblo, lo más lejos que podamos, y no regresaremos jamás. Ahora vete tranquilo. Fue así como emprendieron la travesía de la sierra. Varios amigos de José Arcadio Buendía, jóvenes como él, embullados con la aventura desmantelaron sus casa y cargaron con sus mujeres y sus hijos hacia la tierra que nadie les había prometido".[2]

José Arcadio Buendía debe abandonar la tierra de sus antepasados y buscar una nueva que le permita expiar y borrar la culpa cometida. Es así como comienza el éxodo por entre el pantano, las llanuras, la selva, teniendo que soportar las condiciones de un clima inclemente. El viaje significa la travesía obligatoria del espacio profano, del caos.

Revelación del espacio sagrado: Cuando un objeto, un territorio o un animal se nos manifiestan como elementos sagrados se habla de la aparición de una hierofanía. Todo el cosmos es susceptible de devenir una hierofanía: un árbol, una piedra, un lago, una montaña, una estrella. La revelación puede ser provocada por el hombre o puede producirse bien sea mediante un trance chamánico o por un sueño tenido por el patriarca o jefe de la comunidad:

"(cuando) acamparon junto al río... José Arcadio Buendía soñó esa noche que en aquel lugar se levantaba una ciudad ruidosa con casas de paredes de espejo. Preguntó qué ciudad era aquella, y le contestaron con un nombre que nunca había oído, que no tenía significado alguno, pero que tuvo en el sueño una resonancia sobrenatural: Macondo".[3]

Este sueño no sólo recoge la tradición judeo-cristiana del sueño de las escalinatas de Jacob, sino que nos sumerge en el mundo africano reinante en el Caribe. Macondo es una palabra yoruba que significa banano. La palabra es sagrada, pero su significado es profano. Sagrada, porque protege a Macondo de los males exteriores mientras que éste se encuentre aislada del resto del país, y profana, por la explotación lucrativa de la fruta, lo que acarreará el comienzo de su desaparición. Este es uno de los más graves signos de decadencia y descomposición social que azota el pueblo.

Etnocentrismo: Los griegos denominaban a todo aquel que no había nacido en territorio helénico con el apelativo de "to xeno" (el extranjero). Luego extranjero se convirtió en "bárbaro", denominación apropiada más tarde por los romanos, sirviéndoles de baluarte en la campaña de extensión de su Imperio. Posteriormente Occidente la remplazaría por el término de "salvaje", siendo este último el utilizado en nuestros días. En los dos casos se niega la existencia de una cultura diferente a la del pueblo que se autodenomina como "civilizado". En la mayoría de los grupos étnicos -considerados por Occidente como salvajes- la humanidad se restringe a su tribu o las tribus que conforman su grupo lingüístico, hasta el punto que muchas de ellas tienen una palabra especial que los designa como seres humanos mientras que a los demás grupos se les asigna una palabra que carece del significado esencial de hombre. Esto es lo que comúnmente se conoce como etnocentrismo, lo que ha dado como resultado la persecución, el avasallamiento y la aniquilación de innumerables grupos étnicos.[4]

El etnocentrismo está íntimamente ligado a las tradiciones míticas de todos los pueblos. Es por ello que para cada comunidad el espacio que ocupa no sólo es sagrado sino que lo considera el centro del mundo. Cuzco significa en quechua "el ombligo del mundo", pero también es el centro el Monte Meru de la India, el Monte Sinaí, la Sierra Nevada de Santa Marta, y en el mapamundi ideado en el siglo XVIII, y aún utilizado en nuestras escuelas, Europa aparece en el centro de la tierra, lo que difiere bastante de la realidad. Macondo no puede escapar a esta concepción etnocentrista. Es así que José Arcadio Buendía se atormenta con la idea de "un Macondo peninsular"[5], y mientras esta idea subsiste sus habitantes viven en perfecta armonía: "Era en verdad una aldea felií, donde nadie era mayor de treinta años y donde nadie había muerto"[6]. Es sólo con la llegada de los forasteros que trae Úrsula de su primer viaje, que esa armonía comienza a ser quebrantada, y Macondo comienza progresivamente a degradarse, pasando de ser un espacio sacro a un espacio profano.

Axis-Mundi: La revelación de una hierofanía ocasiona una escisión en el espacio y una abertura hacia el cielo (el mundo de los dioses) y hacia abajo (el mundo de los muertos), abertura que permite la comunicación de los tres niveles cósmicos: cielo-tierra- infierno. Para que la comunicación se produzca es necesario una columna universal o Axis-Mundi, ésta se encuentra enclavada en las entrañas de la tierra y a su vez sostiene el cielo. El Axis-Mundi, es en realidad un eje cósmico y a su alrededor se extiende el mundo. El Axis-Mundi, como todo eje, se encuentra en el centro, en este caso en el centro de la tierra; puede ser representado por una montaña, una escalinata, una cúpula o un árbol.

En Macondo encontramos almendros eternizados por José Arcadio Buendía, y él mismo va a estar atado durante los últimos años de su vida al castaño de su casa. Este castaño es en realidad el Axis-Mundi que le permite emprender el viaje extático característico de todo chamán.

Construcción de Macondo: En los pueblos naturales es el chamán quien decide la ubicación de la maloca o de las tiendas, y su construcción es, por lo general, una fiel copia de la vivienda de los ancestros míticos y siempre va acompañada de la recitación del mito cosmogónico.

En CIEN AÑOS DE SOLEDAD la recitación está de hecho representada en el nombre mismo del patriarca: José Arcadio Buendía. La Arcadia era una zona de pastoreo del Peloponeso antiguo. La literatura bucólica la toma siempre como escenario de sus acciones. La Arcadia, es un lugar ideal, armónico, y las historias que allí se desarrollan tienen, como común denominador un final feliz: "...era el hombre más emprendedor que se vería jamás en la aldea, había dispuesto de tal modo la posición de las casas, que desde todas podía llegarse al río y abastecerse de agua con igual esfuerzo, y trazó las calles con tan buen sentido que ninguna casa recibía más sol que otra a la hora del calor".[7]

El pueblo es, en su totalidad, una fiel copia de la casa del patriarca.

Otra de las características sagradas de Macondo la encontramos en una frase de Úrsula:

"-No nos iremos -dijo-. Aquí nos quedamos, porque aquí hemos tenido un hijo.

-Todavía no tenemos un muerto -dijo él-. Uno no es de ninguna parte mientras no tenga ningún muerto bajo la tierra.

-Si es necesario que yo muera para que se queden aquí, me muero."[8]

Ningún espacio sagrado puede abandonarse, este mismo tópico lo encontramos en la narrativa de Juan Rulfo.

Regreso al caos: Todos los males de Macondo provienen del exterior, son siempre elementos o personas foráneas los causantes de la profanación del espacio. Las primeras casas son de cañabrava y sus techos de paja son reemplazados luego por techos de zinc. El retorno al caos implica que Macondo tendrá que soportar siete plagas antes de desaparecer por completo de la memoria de los hombres:

1. La fiebre del insomnio: Traída por Rebeca.

2. La rivalidad entre Rebeca y Amaranta: El causante es Pietro Crespi.

3. La violencia: Proveniente del gobierno conservador. Hasta ese momento Macondo se había mantenido alejado del gobierno central, pero la llegada del corregidor Moscote y la posterior violación de las urnas en favor del gobierno que representa, marcan el inicio de las 32 guerras civiles que emprenderá el Coronel Aureliano Buendía.

4. La fiebre del banano: Comienza con la explotación de la fruta por parte le la United Fruit Company, representada por Mr. Brown.

5. La masacre de las bananeras.

6. El diluvio: Que durará 4 años, 11 meses y 2 días.

7. El olvido: "Macondo olvidado hasta por los pájaros, donde el polvo y el calor eran tan tenaces que costaba trabajo respirar"[9]

Las 7 plagas significan la destrucción total del pueblo, y el caos, que había comenzado a apoderarse tiempo atrás de la casa de los Buendía y del pueblo, termina su labor, lo borra definitivamente de la memoria de los hombres, como si nunca hubiera existido un villorrio llamado Macondo ni donde sus habitantes hubieran sido los más felices de la tierra:

'"...empezó el viento tibio, incipiente... cuya potencia ciclónica arrancó de los quicios las puertas y las ventanas, descuajó el techo de la galería oriental y desarraigó los cimientos... (porque) las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra"[10]

El Apocalipsis puede producirse por medio del diluvio, del fuego o del calor; en el caso de Macondo, es un verano tórrido. La misma visión la encontramos en La Biblia:

"Se convertirán sus torrentes en pez,

su polvo en azufre,

y se hará su tierra pez ardiente".[11]

Mito del eterno retorno: El tiempo, como el espacio, no es homogéneo ni continuo. Existen, por lo tanto, dos clases de tiempo: sagrado (o tiempo de fiestas) y profano (o lineal). Entre estos dos tiempos hay continuidad y el hombre puede pasar de un tiempo a otro. Mircea Eliade hace la siguiente diferenciación: 

TIEMPO SAGRADO

-Es reversible

-Es recuperable

-Es repetible

-No transcurre

-Es antihistórico

TIEMPO PROFANO

-Es irreversible

-Es irrecuperable

-Es irrepetible

-Transcurre

-Es histórico.

El ejemplo más claro de la antihistoricidad, en la obra que nos ocupa, la encontramos en la siguiente cita:

"A pesar del encierro de muchos años, el aire parecía más puro que en el resto de la casa. Todo era tan reciente, que varias semanas después, cuando Úrsula entró al cuarto con un cubo de agua y una escoba para lavar los pisos, no tuvo nada que hacer."[12]

Como puede observarse es un tiempo sobrenatural, que no transcurre, es siempre nuevo, puro e incorrupto.

¿Cómo se recupera un instante mítico?: La reactualización se logra por medio de la conmemoración de las fiestas religiosas y de los ritos correspondientes. La tradición judeo-cristiana cuenta con infinidad de fiestas, sin contar los días festivos dedicados al culto y alabanza de la divinidad, no habría sino que enumerar el nacimiento y muerte de Jesucristo. Al conmemorar alguno de estos dos acontecimientos el cristiano se convierte en su contemporáneo, y al restaurar el tiempo primordial, el tiempo histórico queda aniquilado. Esto es lo que comúnmente se conoce como tiempo circular o mito del eterno retorno, tema que se desarrollará más adelante.

En CIEN AÑOS DE SOLEDAD la intemporalidad está dada en el viento que destruye a Macondo, y la abolición de la historia con el olvido de la familia Buendía:

"...la ciudad... sería arrasada por el viento y desterrada de la memoria de los hombres en el instante en que Aureliano Babilonia acabara de descifrar los pergaminos, (porque)... todo lo escrito en ellos era irrepetible desde siempre y para siempre".[13]

Paralelo entre mito e historia: El viaje que hace José Arcadio Buendía en busca de una ruta que lo lleve a la civilización es el primer ejemplo de la diferenciación entre tiempo mítico e histórico:

"...rodeado de helechos y palmeras, blanco y polvoriento en la silenciosa luz de la mañana, estaba un enorme galeón español. Ligeramente volteado a estribor, de su arboladura intacta colgaban las piltrafas escuálidas del velamen, entre jarcias adornadas de orquídeas".[14]

El hallazgo del galeón es una irrupción de la historia, del "descubrimiento" de América y de su correspondiente despojo. José Arcadio Buendía no cae en cuenta que el galeón se encuentra en medio de la selva, a cuatro días de marcha de la costa más cercana. Esto es explicable porque, como ya se había analizado, dentro del mundo del mito todo es posible. El "espacio de soledad y olvido" es en realidad un testigo inmortal, tal vez el único, de la llegada de los españoles a tierras americanas.

Tiempo histórico: La llegada de don Apolinar Moscote, primer corregidor de Macondo, será la segunda irrupción de la historia. Con él, llega la realidad imperante en el país; el gobierno conservador, la violencia política, las órdenes arbitrarias. Recuérdese que todos los males que sufre Macondo provienen del exterior. Hasta la llegada de don Apolinar, el gobierno había sido de corte patriarcal, ejercido por José Arcadio Buendía, y aún mítico:

Su primera disposición (de don Apolinar Moscote) fue que todas las casas se pintaran de azul para celebrar el aniversario de la independencia nacional,"[15]

En realidad no sólo se está haciendo alusión a la lucha bipartidista, entre conservadores y liberales sino al dictador Rafael Leónidas Trajillo, quien siendo el propietario de la única fábrica de pinturas dominicana, ordenaba cada cierto tiempo pintar todas las casas del país, orden que no podía ser ignorada.

La masacre de las bananeras: El paralelo principal entre mito e historia se encuentra en el relato de la masacre de las bananeras, relato que hace parte de la técnica de hacer literatura dentro de la literatura. Este fragmento puede leerse separadamente y sin que pierda sentido. Podría muy bien ser un cuento. El relato comienza con la descripción del tiempo histórico: "La huelga grande estalló”[16]. La utilización del pretérito perfecto simple no deja lugar a dudas en cuanto a la veracidad del acontecimiento, puede ubicarse en un año, un mes, un día y un momento determinado. El acontecimiento histórico es irreversible e inmodificable.

Para los pueblos naturales el tiempo histórico se caracteriza por la época de trabajo mientras que el tiempo mítico es el que se consagra a las festividades:

"Los obreros ociosos desbordaron los pueblos. La Calle de los Turcos reverberó en un sábado de muchos días y en el salón de billares del Hotel de Jacob hubo que establecer turnos de veinticuatro horas".[17]

En este caso la fiesta ha sido impuesta por las circunstancias, no es una fiesta sagrada sino pagana, el mismo juego lo indica. Entre los huelguistas se encuentra José Arcadio Segundo:

"Aunque no era hombre de presagios, la noticia fue para él como un anuncio de la muerte, que había esperado desde la mañana distante en que el coronel Gerineldo Márquez le permitió ver un fusilamiento".[18]

Úrsula siempre creyó que los gemelos, en uno de sus eternos juegos de cambiarse de identidad, habían quedado trastocados para siempre. La primera prueba de ello es la increíble capacidad para la parranda que tiene Aureliano Segundo, son las mismas ansias infinitas de vivir del abuelo José Arcadio. La segunda es el 'presagio' de José Arcadio Segundo, ya que la premonición es lo que distingue a los Aurelianos.

Segunda descripción histórica:

"Eran tres regimientos cuya marcha pautada por tambor de galeotes hacía trepidar la tierra".[19]

El espacio comienza una vez más a ser profanado, violado, es una invasión semejante a la de los españoles:

"Su resuello de dragón multicéfalo impregnó de un vapor pestilente la claridad del mediodía".[20]

En las tradiciones orales europeas el dragón representa la invasión bárbara. Después de la derrota de Darío III por parte de Alejandro Magno, derrota que marca el fin de la invasión persa, Darío III es representado como un dragón. En el mito araucano el diluvio es desencadenado por dos enormes serpientes que luchan por el poder. Para los aztecas el regreso de la serpiente emplumada, Quetzacoalt, significaba el fin de una era y el derrumbe de la clase guerrera.

El regimiento sufre una metamorfosis, sus hombres son en realidad un enorme animal mítico que lleva consigo todo el mal y todo el sufrimiento posible, la historia comienza a ser convertida en leyenda.

Con el anuncio del Jefe Civil y Militar "dispuesto a interceder en el conflicto"[21], la historia se repite: en 1905, en Iquique (Chile) se había producido la primera huelga de mineros del país, el conflicto encontró como solución una gran masacre por parte de las autoridades civiles y militares, los pocos que lograron sobrevivir retornaron a las minas completamente derrotados y a seguir trabajando en la misma situación infrahumana que habían denunciado, y que denunciarían posteriormente en Macondo:

"José Arcadio Segundo estaba entre la muchedumbre que se concentró en la estación desde la semana del viernes. Había participado en una reunión de los dirigentes sindicales y había sido comisionado junto con el coronel Gavilán para confundirse con la multitud y orientarla según las circunstancias".[22]

El coronel Aureliano Buendía y José Arcadio Segundo se convierten en una sola persona, ésto se constata al ser acompañado por el coronel Gavilán. Los dos son 'escogidospara salvar a los trabajadores del banano, como antes lo habían sido para salvar al pueblo de las huestes conservadoras el coronel Aureliano Buendía y Gerineldo Márquez.

El indicio de la próxima tragedia es el número tres, número cabalístico:

"Un poco antes de las tres corrió el rumor de que el tren oficial no llegaría hasta el día siguiente".[23]

Esta tragedia sólo será contada, y creída, por José Arcadio Segundo y un niño que salvó de morir pisoteado por la muchedumbre o por una bala de ametralladora:

"Al lado de José Arcadio Segundo estaba una mujer descalza... con dos niños de unos cuatro y siete años... Josa Arcadio Segundo se acaballó al niño (mayor) en la nuca. Muchos años después, ese niño había de seguir contando, sin que nadie se lo creyera, que había visto al teniente leyendo con una bocina de gramófono el Decreto Número 4 del Jefe Civil y Militar de la provincia".[24]

Ellos dos serán los únicos testigos de la masacre. El niño por su condición de elegido, no morirá, tendrá que vivir para contar la historia, evitando de esta forma que la huelga y la masacre queden en el olvido.

"Al final de su grito ocurrió algo que no le produjo espanto, sino una especie de alucinación. El capitán dio la orden de fuego y catorce nidos de ametralladoras le respondieron en el acto. Pero todo parecía una farsa. Era como si las ametralladoras hubieran estado cargadas con engañifas de pirotecnia..."[25]

'Alucinación, farsa y pirotecnia' son palabras irreales, fantásticas, que contrastan con la verdadera tragedia: "Aquello parecía... una feria jubilosa".[26] Y como toda feria, ésta se caracteriza por el exceso, en este caso no es de comida o de orgía, sino de fuego, identificado por la población con juegos pirotécnicos. Por otra parte, la fiesta rompe con las prohibiciones que caracterizan al tiempo profano (dichas prohibiciones tienen como fin primordial proteger al mundo, y conservarlo en orden y armonía), y al ser levantadas las prohibiciones todo exceso es permitido; recuérdese las fiestas consagradas al dios Dyonisios en Grecia o las de San Juan en el Perú. Según Roger Caillois el exceso, como la fiesta, contribuye a la renovación de la naturaleza, del mundo, y del tiempo, este último susceptible también de desgaste.

La masacre, en CIEN AÑOS DE SOLEDAD, al ser transformada en fiesta pierde su carácter dramático y real, es por ello que ningún habitante reconocerá luego su existencia.

El "grito de muerte"[27] sumerge por un instante a la gente en el tiempo lineal, pero inmediatamente el tiempo mítico se impone:

Una fuerza sísmica, un aliento volcánico, un rugido de cataclismo, estallaron en el centro de la muchedumbre...".[28]

Cuando se analizba el espacio, se veía cómo el retorno al caos siempre ocurre mediante una catástrofe cósmica; al igual que el viento que arrasa a Macondo, ésta es una visión apocalíptica.

La segunda visión apocalíptica es observada por el niño: "La posición privilegiada del niño le permitió ver en ese momento que la masa desbocada empezaba a llegar a la esquina y la fila de ametralladoras abrió fuego".[29]

El dragón multicéfalo ha logrado apoderarse de la multitud:

"Los sobrevivientes, en vez de tirarse al suelo, trataron de volver a la plazoleta, y el pánico dio entonces un coletazo de dragón... Estaban acorralados, girando en un torbellino gigantesco...".[30]

Con esta visión el apocalipsis llega a su fin.

José Arcadio Segundo logra escapar con vida. Despierta en un tren amarillo cargado con "cadáveres... quienes los habían puesto en el vagón tuvieron tiempo de arrumarlos en el orden y sentido en que se transportaban los racimos de banano.".[31]

El banano, al ser desacralizado, se convierte en cómplice obligado de la masacre, pero el castigo divino no tarda en presentarse: "...los relámpagos que estallaban... Después de medianoche se precipitó un aguacero torrencial".[32] Esto marca el inicio del diluvio macondino.

José Arcadio Segundo, al llegar a Macondo, se encuentra con una mujer que le niega la existencia de dicha masacre:

"Aquí no ha habido muertos", dijo. "Desde los tiempos de su tío, el coronel, no ha pasado nada en Macondo.".[33]

La mujer es la vocera de la versión oficial, contrasta con la negación que se hará al final de la obra sobre la existencia del coronel y de las 32 guerras civiles, lo que indicará que la historia ha sido completamente abolida.

Leyenda: El mito es el relato de un modelo ejemplar revelado por los dioses o por los ancestros míticos en el tiempo primordial y la historia en el tiempo profano, el tiempo de las desgracias, de los sufrimientos, del trabajo. La leyenda es el relato de un acontecimiento histórico, en el que participan personajes históricos y a veces contemporáneos, que son elevados a la categoría de héroes por las hazañas realizadas. Cuando esa historia comienza a ser manejada por el pueblo poco a poco se transforma en literatura oral y los acontecimientos reales pasan a tener características maravillosas y por lo tanto irreales (San Jorge matando al dragón, o un solo hombre venciendo a todo un ejército):

"...el gobierno conservador,... con el apoyo de los liberales, estaba reformando el calendario para que cada presidente estuviera cien años en el poder.[34]

Cuando la historia no es abolida se convierte en leyenda o ficción.

El tiempo tratado como personaje: Uno de los elementos más importantes en el tratamiento del tiempo es el de convertirlo en un personaje más de CIEN AÑOS DE SOLEDAD. A todo lo largo de la obra, el lector es partícipe de un desgaste progresivo e irreversible del tiempo. Este se humaniza: "(el coronel) estaba... asombrado de la forma en que había envejecido el pueblo en un año... -Qué esperabas? -suspiró Úrsula-. El tiempo pasa. -Así es -admitió Aureliano-, pero no tanto."[35] Le pasan los años, envejece, llega a la senilidad: "No era solamente que estuviera vieja y agotada, sino que la casa se precipitó de la noche a la mañana en una crisis de senilidad."[36] Finalmente encuentra la muerte en la destrucción total de Macondo: "Era lo único que iba quedando de un pasado cuyo aniquilamiento no se consumaba, porque seguía aniquilándose indefinidamente, consumiéndose dentro de sí mismo, acabándose a cada minuto pero sin acabar de acabarse jamás."[37]

Tiempo psicológico: Otra de las características especiales del tiempo es el tratamiento que le dan los personajes, para quienes la vida entera puede transcurrir en un segundo: "Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo."[38] E incluso puede recordarse la vida de los antepasados: "En el cuartito apartado, adonde nunca llegó el viento árido, ni el polvo ni el calor, ambos recordaban la visión atávica de un anciano con sombrero de alas de cuervo que hablaba al mundo a espaldas de la ventana, muchos años antes de que ellos nacieran."[39] Esta utilización del tiempo es un recurso eminentemente cinematográfico, la vida entera, o una fracción de la misma, pasa delante de los Buendía como si estuvieran viendo una película en la que participaran, a la vez, como protagonistas y espectadores. Pareciera que el tiempo formara parte de la memoria colectiva, o como si la memoria pudiera ser transmitida de generación en generación.

Tiempo circular o eterno retorno: El mito del eterno retorno es antihistórico, no fluye, es recuperable y repetible. Es un tiempo primordial hecho presente, es un eterno comenzar. Todo fin es a la vez un comienzo, la muerte engendra un nuevo nacimiento (para entender mejor este concepto no habría sino que pensar en el ciclo de las estaciones, el invierno es la muerte de la naturaleza y la primavera su resurrección). Es el tiempo de los ancestros míticos, su recuperación y repetición se logra por medio del rito. En la tradición judeo-cristiana se revive el nacimiento y la muerte de Cristo cada año, de esta forma el creyente puede ser su contemporáneo. Si todo fin es en realidad un nuevo comienzo, un nuevo renacer, ésto significa que todo acontecimiento es susceptible de ser eternamente repetido.

En Macondo, dadas sus características míticas, el tiempo circular no podía faltar, es más, los actos realizados por uno de los miembros de la familia son repetidos luego por sus descendientes: "José Arcadio Segundo... se empeñó en despejar el cauce para establecer un servicio de navegación. Fue un sueño delirante, comparable apenas a los de su bisabuelo... "Ya ésto me lo sé de memoria", gritaba Úrsula. "Es como si el tiempo diera vueltas en redondo y hubiéramos vuelto al principio".[40] Otra de las características de los Buendía es "el vicio de hacer para deshacer" perpetuando así el mito de Penélope: "Viéndolo montar picaportes y desconectar relojes, Fernanda se preguntó si no estaría incurriendo también en el vicio de hacer para deshacer, como el coronel Aureliano Buendía con los pescaditos de oro, Amaranta con los botones y la mortaja, José Arcadio Segundo con los pergaminos y Úrsula con los recuerdos".[41] Todos los acontecimientos se repiten una y otra vez: "Qué quería -murmuró-, el tiempo pasa. -Así es -dijo Úrsula-, pero no tanto. Al decirlo tuvo conciencia de estar dando la misma. réplica que recibió el coronel Aureliano Buendía en su celda de sentenciado, y una vez más se estremeció con la comprobación de que el tiempo no pasaba, como ella lo acababa de admitir, sino que daba vueltas en redondo".[42] Pero la definición más clara la da Pilar Ternera: "No había ningún misterio en el corazón de un Buendía, que fuera impenetrable para ella, porque un siglo de naipes y de experiencias le había enseñado que la historia de la familia era un engranaje de repeticiones irreparables, una rueda giratoria que hubiera seguido dando vueltas, hasta la eternidad, de no haber sido por el desgaste progresivo e irremediable del eje".[43]

El año nuevo, símbolo del tiempo circular: Para terminar habría que señalar que para los griegos el dios del tiempo, Cronos, aún pervive en la lengua, es decir en el griego moderno. Jronia significa tiempo nuevo, año nuevo.

El año nuevo, y la fiesta que lo precede, representa una nueva vida, un nuevo mundo, es la abolición del tiempo pasado y la recreación de uno nuevo, cuyo modelo es el tiempo mítico. El ciclo solar y el lunar son el ejemplo más claro del mito del eterno retorno.

El brujo, el nagual, el medicine-man, el poeta, el sacerdote y el místico son conocidos en las sociedades naturales con el nombre de chamán. Esta palabra proviene del tungús Shaman, y designa a todo aquel que tiene una visión sobrenatural, que puede visualizar tanto un espacio lejano como los acontecimientos pasados o futuros. El chamanismo es una experiencia mágico-religiosa. El chaman está revestido de un gran poder, a menudo más fuerte que el del jefe de la comunidad. Su palabra es indiscutible, y nada se hace sin su consentimiento. En los movimientos milinaristas lo vemos a menudo conduciendo a su pueblo hacia una muerte segura sin que nadie le objete su decisión. Es el encargado de buscar y de sacralizar el espacio. Todo chamán tiene como característica especial el haber sido “escogido”.

Elección del chamán: La elección puede darse de maneras muy diversas, pero aquí sólo se analizarán las que conciernen a Cien Años de Soledad:

1. La elección se hace a menudo mediante un trance extático o por medio de un sueño, este último es el caso de José Arcadio Buendía. Recuérdese que Macondo le es revelado en sueños: "...soñó esa noche que en aquel lugar se levantaba una ciudad ruidosa con casas de paredes de espejo. Preguntó qué ciudad era aquella, y le contestaron con un nombre que nunca había oído, que no tenía significado alguno, pero que tuvo en el sueño una resonancia sobrenatural: Macondo".

2. El chamán sufre alguna enfermedad de tipo nervioso: José Arcadio Buendía se caracteriza por sus obsesiones y luego es declarado loco por la comunidad.

3. La elección puede ser transmitida de padres a hijos: Todos los miembros de la familia Buendía poseen alguna característica chamánica:

  § Úrsula es la esposa celeste: En los mitos generalmente hay una esposa celeste encargada de ayudar al compañero en su instrucción chamánica y en su experiencia extática. Esta ayuda puede convertirse en un impedimento por el deseo de la mujer de conservarlo atado a la realidad. Y Úrsula es una mujer firmemente atada a ella. Es necesario su ausencia para que José Arcadio Buendía pueda convertirse en chamán. Una vez que él logra dejar atrás su existencia profana, ella decide ayudarlo, deja de ser un obstáculo para convertirse en la esposa celeste o protectora del chamán: "Ella lo bañaba por partes sentado en el banquito, mientras le daba noticias de la familia''.

 § Aureliano Buendia tiene el don de la premonición.

 § José Arcadio posee una fuerza física mucho mayor que la de cualquier habitante de Macondo.

 § A Amaranta le ordenan tejer su mortaja y se le anuncia que el día que la termine será el día de su muerte.

 § Remedios la Bella asciende a los cielos una tarde en que doblaba las sábanas de Fernanda del Carpio.

 § José Arcadio Segundo es el único testigo de la masacre de las bananeras.

 § Aureliano Babilonia logra descifrar los pergaminos.

4. La elección puede también ser ocasionada por un accidente insólito: La visión de la caída de un rayo o la aparición de un espíritu. En el caso de José Arcadio Buendía, puede considerarse como accidente el estado de delirio en el que cae durante la segunda ausencia de Úrsula.

Características del chamán:

1. Por su condición de elegido tiene acceso a una zona del espacio y del tiempo sagrado, comunmente vedada a los demás miembros de la comunidad: Los Buendía son iniciados en el arte de la orfebrería, de la daguerrotipia y en la lectura de los manuscritos en el cuarto de Melquíades "donde el aire parecía más puro que en el resto de la casa".

2. Es el único que conoce la mitología y la geneaología del clan: Aureliano Babilonia logra descifrar los pergaminos donde estaban consignados los cien años de historia de la familia: "...la ciudad de los espejos (o los espejismos) sería arrasada por el viento y desterrada de la memoria de los hombres en el instante en que Aureliano Babilonia acabara de descifrar los pergaminos''.

3. Siempre busca la soledad: con excepción de José Arcadio, Arcadio y Aureliano Segundo, todos los miembros de la familia se caracterizan por ser solitarios y taciturnos. La mayor parte de la vida la pasan en el cuarto de Melquíades.

4. El chamán no sólo es un soñador sino que siempre está buscando algo imposible: José Arcadio Buendía busca el daguerrotipo de Dios y cuando conoce el hielo comienza a soñar con un Macondo refrigerado. José Arcadio Segundo, por su parte, "...se empeñó en despejar el cauce (del río) para establecer un servicio de navegación...(cuyo) lecho pedregoso y los numerosos tropiezos de la corriente impedían el tránsito desde Macondo hasta el mar".

5. Posee una fuerza descomunal: Para poder atar a José Arcadio Buendía al castaño se necesitaron 20 hombres.

6. Tiene una perfecta salud mental: Mientras que todo el mundo lo considera "loco", José Arcadio Buendía discurre sobre la existencia de Dios con el padre Nicanor, quien termina por reconocer su gran lucidez mental.

7. Se comunica con los muertos o con los espíritus, quienes lo ayudan a entrar en el Hades y le enseñan a convertirse en espíritu: Es Prudencio Aguilar quien conduce al patriarca al mundo de los muertos.

8. Conoce el lenguaje de los animales: José Arcadio Buendía puebla a Macondo de pájaros "el concierto de tantos pájaros distintos llegó a ser tan aturdidor, que Úrsula se tapó los oídos con cera de abejas para no perder el sentido de la realidad''. Amaranta Úrsula intentará hacer lo mismo, pero fracasará, porque para ese entonces Macondo será un lugar desacralizado por el hombre.

9. Conocimiento de un lenguaje secreto, comúnmente transmitido por un maestro o por un espíritu: José Arcadio Buendía, en su experiencia extática, habla en un lenguaje desconocido para los profanos, pero no para el padre Nicanor. Los dos comparten una lengua común a los elegidos, en este caso el latín. Y Aureliano Babilonia logra descifrar el sánscrito de los pergaminos de Melquíades.

10. El chamán puede producir frío o calor: José Arcadio Buendía sueña con un Macondo refrigerado.

11. Para ser chamán, es necesario ser reconocido como tal por toda la comunidad: "He venido al sepelio del rey". En muchos pueblos naturales el jefe y el chamán son la misma persona.

El pilar del mundo y el chamán: El Axis-Mundi, o Pilar, es un eje cósmico y a su alrededor se extiende el mundo, y como todo eje el Axis-Mundi se encuentra en el centro de la tierra. Permite la comunicación entre los tres niveles cósmicos: cielo-tierra-infierno. Puede ser representado por una montaña, una escalinata, una cúpula o un árbol. Para los araucanos, el árbol no es sólo el Axis-Mundi sino que por medio de él se logra la ascención al cielo mediante una experiencia extática. José Arcadio Buendía al ser amarrado al castaño logra la ascensión celeste y por lo tanto su consagración como chamán.

Para terminar habría que señalar que el éxtasis no puede de ninguna forma ser considerado como locura. El trance le permite al chamán observar zonas que comunmente son vedadas a la comunidad o al hombre profano y dicha experiencia lo consagra como tal.

BIBLIOGRAFÍA

§ CARPENTIER, Alejo. La novela latinoamericana en vísperas de un Nuevo Siglo y otros ensayos. Siglo XXI Editores. México. 1981.

§ CAILLOIS, Roger. L'homme et le sacre. Idées/Gallimard. 1983.

§ ELIADE, Mircea. Aspects du mythe. Idées/Gallimard. 1983.

o  El chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis. Fondo de Cultura Económica. México. 1982.

o  El mito del eterno retorno. Alianza /Emecé. Madrid. 5S edidón. 1984.

o  Herreros y alquimistas. Alianza Editorial. Madrid, 1984.

o Mythes, rêves et mysterès. Idées/Gallimard. 1981.

o Mefístófeles en andrógino. Labor/Punto Omega. 2§ edidón. 1984.

o Lo sagrado y lo profano. Labor/Punto Omega. 5a edidón. 1983.

§ ESTRADA, Berta Lucia: "El racismo como pretexto de persecución". Revista Dominical “LA PATRIA” Oct. 11.87. Manizales. Pág. 10.

§ GARCÍA Márquez, Gabriel. Cien Años de Soledad. Edit. La Oveja Negra. 1982.

Aproximaciones a informe sobre ciegos de Ernesto Sábato

Leer a Sábato es enfrentarse a los grandes problemas metafísicos que aquejan al hombre del siglo XX: La angustia, la soledad, el derrumbamiento de los valores que otrora lo sostenían; es hacer un buceo de la irracionalidad y del sentimiento lírico. Su trilogía está conformada por el develamiento de la realidad exterior y de la realidad interior, de la razón y de la sinrazón. Es ante todo una búsqueda de la verdadera condición humana. Su principal inquietud es la de devolverle al hombre su verdadera esencia, su ser, en un deseo de unificar nuevamente la naturaleza humana escindida -según Sabato- por la razón. De esta búsqueda surgen El Túnel, Sobre Héroes y Tumbas y Abaddón el Exterminador además de incontables ensayos y artículos.

Por otra parte, promulga que el arte es la única herramienta de conocimiento, más válida aún que la ciencia; puesto que para el arte lo existente equivale tanto a lo objetivo como a lo subjetivo, mientras que para la ciencia sólo cuenta lo que es demostrable en un laboratorio o sea solamente lo objetivo:

"La novela colocada como está entre el arte y el pensamiento, desempeña una triple y trascendental misión: la catártica, ya intuida por Aristóteles, la cognoscitiva, al explorar regiones de la realidad que solo ella puede llevar a cabo y la integración de una realidad humana desintegrada por la civilización abstracta".[44]

La crisis del mundo moderno: Con el siglo XX aparecieron los grandes cataclismos que habrían de estremecer al hombre contemporáneo: las dos guerras mundiales, la bomba atómica, los campos de concentración. Sumado a lo anterior, el siglo XX es también testigo de la aparición de la gran urbe, y dadas sus connotaciones podría muy bien denominársela como un laberinto, donde reinan la angustia y las tinieblas y donde ninguna escapatoria es posible:

"La ciudad está dominada por el dinero y por la razón".[45]

La ciudad contribuye a la alienación del hombre, a su enajenación absoluta, le niega la posibilidad de existir, lo sumerge en una profunda soledad e incomunicación.

Pero la causa principal de la masificación, de la "cosificación", del hombre se debe a la razón. Diosa entronizada en el renacimiento, y cuya labor fue relegar a los lugares más ocultos a las fuerzas irracionales que habían caracterizado al espíritu medieval; siendo solo rescatadas, siglos más tarde, por el romanticismo en su abierta rebelión contra la razón, la ciencia y el incipiente, pero tenaz, capitalismo.[46]

"El arte nos salvará de la alienación total, de esa segregación brutal del pensamiento mágico y del pensamiento lógico".[47]

La lucha de la razón y de la sinrazón, de la lógica y de la intuición, de la realidad exterior (para el autor es sólo aparente) y de la realidad onírica, caracterizan a "informe sobre ciegos". Narración desbordante, delirante, relatada en primera persona por Fernando Vidal Olmos. Es un diario en el que cuenta los pormenores de la investigación que emprende con el fin de descubrir los secretos de la secta de los ciegos, secta que podría muy bien simbolizar a la razón. Su descenso lo irá poco a poco alejando de esa hipótesis al irse transformando en el retorno hacia los orígenes.

Elección e iniciación: Fernando Vidal Olmos, al igual que Tiresias y Edipo, es el elegido para hurgar en las fuerzas desconocidas que rigen el universo. El primer indicio de la labor que debe realizar se produce en un sueño iniciático al escuchar "una campanilla como de alguien que quisiera despertarme de un sueño milenario"[48]. El sueño es sólo la continuación de las "pesadillas y alucinaciones" que habían poblado su infancia, sin comprender entonces, que representaban una revelación. La labor que se le encomienda es la de luchar contra las fuerzas oscuras del universo que impiden que la verdad y el conocimiento le sean develados al hombre.

Las diferentes etapas que conforman la investigación están regidas por la intuición y la premonición. Una de ellas es el anuncio que hace de su propia muerte por medio del fuego:

"Verdaderamente ¡Qué manga de canallas! Que para creer necesiten que a uno lo quemen".[49]

Atravesar el fuego - o morir a causa del mismo - en un intento de purificación significa (según la tradición judeo-cristiana) que la condición humana es abolida y por lo tanto el acceso al paraíso es permitido.

El laberinto: En su descenso, o viaje iniciático, a las cloacas de Buenos Aires, Vidal encuentra pasadizos, habitaciones, puertas, escaleras y túneles que por su estructura conforman un espacio laberíntico:

"¿Quién sospecharía, ... que el taller de una modista pudiera ser la entrada al gran laberinto?".[50]

Esto nos remonta a la prehistoria, época en la cual la caverna era asimilada o transformada en laberinto, lugar sagrado que servía a la iniciación de los neófitos y para la sepultura de los muertos. El laberinto es a su vez homologado al cuerpo de la madre-tierra (la Pachamama de los mineros peruanos). Tener acceso a un laberinto, a un túnel o a una caverna, simboliza el retorno a las entrañas de la madre-tierra.

La matriz subterránea:

"Polvo eres y en polvo te has de convertir".

Lo que en un principio se había revelado como la búsqueda de las fuerzas ocultas del universo se metarmofosea en la búsqueda de los orígenes:

"Allí está la gruta..., costase lo que costase, debía penetrar en ella".[51]

Es significativo que el autor utilice el verbo penetrar, en vez de entrar. Más que significativo es simbólico, puesto que esa gruta representa al útero de la madre-tierra.

En muchos mitos los hombres fueron sacados de las cavernas, de las entrañas de la tierra, como los minerales, plantas y piedras; siendo todos homologados a pequeños embriones que esperan su momento de crecimiento y desarrollo. La nostalgia del estado prenatal se convierte, a menudo, en un fenómeno colectivo que obliga al grupo tribal a renunciar a la lucha y a la consecuente espera de su desaparición total. Aún hoy el hombre occidental conserva hasta su muerte un fuerte sentimiento de solidaridad para con la tierra que lo vio nacer. Un sentimiento que va mucho más allá del falso patriotismo inculcado por la clase dirigente o por la educación tradicional. Es admiración y amor por el paisaje familiar o el recuerdo de los ancestros enterrados en el cementerio local.

Este sentimiento se transparenta no sólo en los mitos y leyendas sino en el lenguaje: los romanos llamaban a los hijos ilegítimos TERRAE FILIUS, y los rumanos continúan denominándolos "hijos de las flores"[52]. La madre sólo es portadora de la obra de la madre-tierra. De ahí, que cuando la muerte se acerca, el hombre desee ante todo ser enterrado en su región natal, puesto que ese último acto le permite regresar al vientre materno, único lugar de paz verdadera jamás conocido por el hombre. El retorno significa que el ciclo de la vida se ha cumplido:

"La soledad absoluta, la imposibilidad de distinguir los límites de la caverna en que me hallaba... Me creí solo en el mundo y atravesó mi espíritu como un relámpago, la idea de que había descendido hasta sus orígenes. Me sentí grandioso e insignificante".[53]

La soledad y las tinieblas son el común denominador de las cuevas, pero también del útero, es el estado natural de la vida embrionaria.

El sufrimiento como medio de iniciar al neófito: El sufrimiento siempre ha tenido un gran valor espiritual en los mitos. En la tradición judeo-cristiana, para poder salvar a los hombres, Jesús tuvo que ser sacrificado. Más aún, todos conocemos el proverbio que dice "más fácil pasará un camello por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de los cielos". La pobreza y el sufrimiento son bendecidos por Dios, y entre más pobre sea el hombre y entre más dolor lo agobie, más cerca estará de la salvación eterna.

En el mito, como en la religión cristiana, la tortura y el sufrimiento son siempre ocasionados por espíritus y dioses, y tienen como fin primordial la regeneración espiritual del hombre. Soportar el sufrimiento estóicamente, significa para el neófito dejar atrás la vida profana para nacer a una nueva vida, esta vez sagrada.

En "Informe sobre ciegos" observamos diferentes etapas de tortura: pesadillas delirio, extravío...

"Sentí que aquel pico entraba en mi ojo izquierdo... En virtud de un mecanismo que no alcanzo todavía a comprender, por su falta de lógica yo mantenía mi cabeza siempre en la misma posición, como si quisiera facilitar la perversa tarea, como, aunque sufrimos, mantenemos la boca y la cabeza ante el dentista".[54]

El sufrimiento, tanto físico como mental, es indispensable a la iniciación, es la prueba que debe cumplirse para que el iniciado se regenere espiritualmente.

La cópula con la deidad: Otra de las pruebas iniciáticas es la de ser tragado por un Monstruo (bastaría con citar el pasaje bíblico de Jonás y la ballena). Semejante prueba tiene dos significados:

1. En el medioevo, generalmente se representaba al infierno como un gran monstruo marino, y ser engullido por él no sólo era la muerte sino la condenación eterna.

2. Por otra parte, el acceso al vientre del monstruo, al igual que la penetración en la caverna, es el medio para reintegrarse al estado embrionario.

Lo anterior nos enfrenta a un dualismo: de un lado la muerte, el fin de la existencia y por consiguiente del tiempo; de otro el retorno a los orígenes que precede el comienzo de toda existencia temporal.[55]

En el análisis que nos ocupa, encontramos también esta prueba iniciática:

"Tuve la certeza de que allí tendría acabamiento mi largo peregrinaje y que,.tal vez, en aquel reducto poderoso encontraría por fin el sentido de mi existencia".[56]

Cita que corrobora el tema anteriormente desarrollado: la búsqueda de los orígenes. Esta nueva etapa comienza con una metamorfosis que se acentúa a medida que Vidal penetra la deidad:

"La cordillera parecía la espina dorsal de un monstruoso dragón petrificado... Y a medida que avanzaba veía que nada era viviente, que todo había sído calcinado por la lava o petrificado por las ardientes cenizas que aquel cataclismo cósmico había lanzado en edades pretéritas".[57]

En este viaje se hace contemporáneo de la creación, de los albores de la naturaleza, regresa a la edad primera del cosmos:

 

"Me sentí de pronto tan horrendamente solo que grité. Y mi grito, en aquel silencio mineral y fuerza de la historia, resonó y pareció atravesar centurias y generaciones desaparecidas".[58]

El tiempo lineal es abolido, por ello puede ser testigo del tiempo primigenio en el que vivieron los ancestros míticos:

 

"Ahora entra. Este es tu comienzo y tu fin".[59]

 

El ciclo total se ha cumplido. Sólo le resta llevar a cabo la etapa final:

 

"Algo atroz me sucedía a medida que ascendía por aquel resbaladizo, crecientemente cálido y sofocante túnel: mi cuerpo se iba convirtiendo en el cuerpo de un pez".[60]

En la cópula, Vidal sufre una metamorfosis y al mismo tiempo recuerda hechos remotos y olvidados, que debían ser conservados en la memoria colectiva al igual que hechos de su infancia. Posteriormente pierde el sentido y al recobrarlo se encuentra en el cuarto de la ciega (donde había comenzado su viaje iniciático). Con ella tendrá la siguiente cópula, pero en realidad la ciega es la madre de Fernando que a su vez representa a la madre-tierra.

Una de las obsesiones permanentes de Sábato, es el incesto, acto que permite el retorno al útero. El incesto es para Fernando Vidal Olmos el encuentro consigo mismo, la recuperación de una identidad perdida:

"por un instante tuve la vertiginosa, y ahora inequívoca revelación: ¡Era ella!... mientras espero la muerte medito sobre el misterio de aquella encarnación, quizá semejante al que convocado por un deseo imperioso se apodera del cuerpo de una médium... Entré furiosamente en aquel ídolo y entonces tuve la sensación de que era un volcán de carne, cuyas fauces me devoraban y cuyas entrañas llameantes llegaban al centro de la tierra".[61]

El incesto termina con una fiesta saturnal:

"El volcán de carne fue entonces desgarrado a cornadas por minotauros, cavado ávidamente por ratas gigantescas".[62]

El desgarramiento de la deidad coincide con el retorno al caos:

"La funesta luna radioactiva estalló... un gran incendio se desató, y propagándose con furia inició la destrucción total y la muerte... El universo entero se derrumbó sobre mí".[63]

Esta visión apocalíptica es el aniquilamiento total del tiempo y del espacio, aniquilamiento por medio del fuego, símbolo de purificación y de premonición de su propia muerte.

Bibliografía:

ELIADE, Mircea. Mythes, rêves et Mystères. Paris. Gallimard, 1957.

SABATO, Ernesto. Abbadón el Exterminador. Barcelona. Seix Barral.1982.

Hombres y Engranajes. Madrid. Alianza Editorial. 1983.

Más sobre las Misiones trascendentales de la novela. En: Antología. Buenos Aires. Librería del Colegio.1975.

Sobre Héroes y Tumbas. Barcelona. Círculo de Lectores. 1973.

Aspectos míticos en canto general

Cuando pensamos en Pablo Neruda generalmente lo relacionamos con una poesía intimista  y amatoria, tal vez porque siempre se nos vienen a la cabeza los 20 Poemas de Amor y una Canción Desesperada, o los 100 Sonetos de Amor o los Versos del Capitán, ese gran libro que Neruda le escribiera a Matilde Urrutia y que sólo reconocería 20 años después de su primera publicación, cuando ya los poemas habían logrado ser reconocidos por sí solos, independientemente del nombre de su ya conocido autor.

Pero Neruda incursionó en todos los temas que la poesía puede tocar, incluyendo la rica cosmogonía americana. Canto General, como su nombre lo indica, es una hermosa oda a un continente aún no nombrado, a los extensos dominios anteriores a la “peluca y la casaca”, y “a las tierras sin nombres y sin números”, y donde el hombre fue “arcilla... cántaro caribe, piedra chibcha”. Y para recordar ese pasado prodigioso y sagrado, ahí está el poeta, como el elegido que impedirá el olvido del pasado mítico, del tiempo no histórico, el poeta erigido en la conciencia colectiva que nunca olvida y que siempre denuncia: “yo estoy aquí para contar la historia”; para ello hurga en sus orígenes prehispánicos: Yo, incásico del légamo”, haciendo alusión a la tierra arcillosa y al barro viscoso, que amasaron tantas manos durante siglos, para dejar una impronta imborrable de su paso por esta “Tierra mía sin nombre, sin América” a la América mítica de “lluvia de hilos celestes”, donde el tiempo circular “devolvía las flores y las vidas”. El poeta hace alusión al árbol como el axis-mundi que permite a los chamanes araucanos el viaje por los tres mundos, para ello sólo nombra las especies nativas, como “el ceibo bermellón, el árbol caucho”. A los que luego se sumaría la fragancia del tabaco y por supuesto el maíz,  origen del pueblo maya. La naturaleza indómita desconocía la avaricia y violencia de las ciudades europeas: “América, zarza salvaje entre los mares, de polo a polo balanceabas, tesoro verde, tu espesura”. Pero entonces irrumpen las premoniciones de un retorno al caos: “Germinaba la noche”, y la historia, o tiempo lineal, irrumpe con la utilización del pretérito perfecto simple: “una rama nació como una isla, una hoja fue forma de la espada”, sino de sangre, violación. La América saqueada aparece bajo la imagen de “una raíz (que) descendió a las tinieblas”, verso que se contrapone a los míticos “hilos celestes”. América ha quedado perdida, sin guía, ha sido profanada con la llegada de “una montaña marina”, y con el vuelo de innumerables pájaros que semejan un “cometa... que oscurecen el sol del mundo”. Es entonces cuando la figura del poeta se hace imprescindible para el recuerdo permanente del pasado, para la transmisión de la tradición oral, cuando una de las tantas arterias del continente, en este caso el Bío-Bío (hermoso río chileno), habla a través de Neruda: “tú me diste el lenguaje, el canto nocturno... me contaste el amanecer de la tierra... lo que las hojas del canelo en mil años te relataron,... y luego te vi entregarte al mar... murmurando una historia color de sangre”. El río sagrado de los araucanos ha depositado en el poeta toda su sapiencia, para que él denuncie,  y así evitar que la historia del despojo de América quede en el olvido, como quedaron el árbol y las piedras araucanas al ser desacralizados: “Sólo son las piedras, Arauco”. Es entonces cuando el poeta rescata al indígena desconocido y a sus descendientes ignorados, les devuelve su identidad, y les pide que se unan para denunciar la ignominia, la injusticia: “Juan Cortapiedras, hijo de Wiracocha...Juan Piesdescalzos, nieto de la turqueza, sube a nacer conmigo, hermano”, puesto que pareciera que el hambre fuera el sino inevitable de América Latina: “América enterrada, guardaste en lo más bajo, en el amargo intestino, como un águila, el hambre?”. Es por ello que al final de  Canto General confiesa que el libro “ha nacido de la ira como una brasa”.  Su palabra, dinámica indestructible, “nacerá de nuevo.. tal vez en otro tiempo sin dolores”, no en vano en algunas comunidades amazónicas el jefe es quien  ostenta el poder de la palabra.

Pero para poder rescatar al hermano primero debe emprender un viaje, es entonces cuando escribe el canto delirante que es Alturas de Macchu-Picchu “hundí la mano turbulenta...en lo más genital de lo terrestre...descendí como una gota entre la paz sulfúrica...regresé al jazmín/de la gastada primavera humana“. El viaje no es otro que la búsqueda del conocimiento y del planteamiento ontológico: “Qué era el Hombre?...en cual de sus movimientos metálicos/vivía lo indestructible, lo imperecedero, la vida?” El ascenso a Macchu-Picchu, le hace comprender que la ciudad sagrada es también la ciudad de los orígenes: ”cuna del relámpago y del hombre”, pero también refugio de cóndores, el ave mítica de los pueblos andinos, por eso la reconoce como “la morada... el sitio” donde todo “ropaje, piel, vasijas, /palabras..., / se fue, cayó a la tierra”, regreso simbólico a los orígenes, a la madre-tierra, a la Pacha-mama del pueblo incaico. Una vez bajo su manto protector “el aire entró con dedos/de azahar sobre todos los dormidos; / mil años de aire... / lustrando el solitario recinto de piedra”. El aire, que luego se convierte en huracán, le cerró el paso al advenedizo, a la pisada profana. Macchu-Picchu sería resguardada hasta 1.911 cuando Hiram Bingham la redescubriera, gracias a la tradición oral que hablaba de un antiguo recinto sagrado ubicado en algún lugar de Los Andes peruanos.

Bibliografía:

§ ELIADE, Mircea. Aspects du mythe. Idées/Gallimard. 1983.

o El chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis. Fondo de Cultura Económica. México. 1982.

o El mito del eterno retorno. Alianza /Emecé. Madrid. 5S edidón. 1984.

o Herreros y alquimistas. Alianza Editorial. Madrid, 1984.

o Mythes, rêves et mysterès. Idées/Gallimard. 1981.

o Mefístófeles en andrógino. Labor/Punto Omega. 2§ edidón. 1984.

o Lo sagrado y lo profano. Labor/Punto Omega. 5a edidón. 1983.

.NERUDA, Pablo. Selección de Poemas. Círculo de Lectores. Barcelona.1975

Datos de la autora:

Berta Lucía Estrada E. realizó estudios de literatura en la Pontificia Universidad Javeriana (Bogotá-Colombia), una Maestría y un DEA en el Institut des Hautes Etudes de l'Amérique Latine, Sorbonne III (París- Francia) y una Especialización en Docencia Universitaria en la Universidad de Caldas (Manizales- Colombia). Se ha desempeñado como docente universitaria. Durante 10 años trabajó como funcionaria en la Unidad de Cultura adscrita a la Alcaldía de su ciudad de origen, dictando capacitaciones a las bibliotecarias y docentes de primaria en la animación de lectura infantil y juvenil. Ha publicado dos libros en papel, "Un regalo para la abuelita" (literatura infantil) y "Las cuatro estaciones" (poesía). En elaleph.com ha publicado un libro infantil titulado Léeme una poesía con la luz apagada y un manual de literatura infantil y juvenil, titulado ... de ninfas, hadas, gnomos y otros seres fantásticos. Es colaboradora asidua de Papel Salmón, la separata dominical del diario La Patria de Manizales (Colombia). En monografias.com ha publicado varios artículos.

Berta Lucía Estrada E.

bertaluciaestrada@yahoo.es

Referencias:

[1] Alejo Carpentier, la novela latinoamericana en  vísperas de un nuevo siglo y otros ensayos, siglo XXI editores, México 2ª edción,1981,pág.130.

[2] Gabriel García Márquez, Cien años de soledad. Editorial La Oveja Negra Ltda.,1982, pág. 27.

[3] ídem, pág. 28.

[4] Berta   Estrada,   "El   racismo   corno   pretexto   de   persecución",   Revista   Dominical,   LA   PATRIA, Manteóles, Octubre 11 de 1987, pág. 10.

[5] Gabriel Carcía Márquez, op. cit.,pág. 18.

[6] Idem,pág. 15.

[7] Idem,pág.l4.

[8] Idem,pág.l9.

[9] Idem,pág.391

[10] ldem, págs. 402-403.

[11] "El juicio contra Edom", libro de Isaías, La Biblia.

[12] Gabriel García Márquez, op cit., pág. 403.

[13] 1dem,pág.l7.

[14] Idem,pág.60.

[15] .idem,pág.293.

[16] 1dem,pág.293.

[17] 1dem,pág.293.

[18] . ídem, pág. 294.

[19] Idem,pág.294.

[20] Idem,pág.295.

[21] Idem,pág.295

[22] Ídem, pág. 295.

[23] .Idem pág. 295-296.

[24] Idem  pág.297.

[25] Idem fpág.295.

[26] Idem fpág.297.

[27] Ídem  pág. 297.

[28] Idem pág.297

[29] Idem, pág. 297.

[30] Idem, pág. 298.

[31] Idem, pág. 298.

[32] Idem, pág. 299.

[33] Idem, pág. 196.

[34] Idem, pág. 124.

[35] Idem, pág. 348.

[36] Idem, pág. 12.

[37] Idem, pág. 390.

[38] Idem, pág. 7.

[39] Idem, pág. 339.

[40] .Idem, págs.l91-192.

[41] Idem, pág. 306.

[42] Idem, pág.326.

[43] Idem, págs. 383-384.

[44] SABATO, Ernesto. "Más sobre las Misiones Trascendentales de la Novela". En: Antología. Buenos Aires, Librería del Cole­gio, 1975. p. 137.

[45] SABATO, Ernesto. Hombres y Engranajes. Madrid, Alianza Editorial, 1983. p. 23.

[46] ídem. p. 199.

[47] SABATO, Ernesto. Abaddón el Exterminador Barcelona, Seix Barral, 1982. p. I99

[48] SABATO, Ernesto. Sobre Héroes y Tumbas. Barcelona, Círculo de Lectores 1973 p. 261.

[49] ídem, p. 366.

[50] ídem, p. 339.

[51] ídem, p. 343.

[52] ELIADE, Mircea. Mythes, Rêve et Mystères. París, Gallimard, 1957.

[53] SABATO, Ernesto. Sobre Héroes y Tumbas. Op. Cit. p. 383.

[54] ídem, p. 345.

[55] ELIADE, Mircea. Op. Cit.

[56] SABATO, Ernesto: Sobre Héroes y Tumbas. Op. Cit. p. 390.

[57] ídem, pp. 390-391.

[58] ídem, p. 392.

[59] ídem, p. 393.

[60] ídem, p. 394.

[61] ídem, pp. 398-399.

[62] ídem, p. 400.

[63] ídem, pp. 400-401.

Berta Lucía Estrada E.

beluesfeminas.blogspot.com
Publicación autorizada, para Letras-Uruguay, por parte de la autora, el día 7 de febrero 2008

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