Akira Yoshimura Escritora y crítica literaria |
Hace poco más de un mes comencé a escribir
este blog, El Hilo de Ariadna, y en su segunda entrega publiqué un
comentario sobre un escritor japonés llamado Haruki Murakami (XXIII
Premio Internacional de Cataluña 2011). Pues bien, hoy escribo sobre otro
escritor nipón, Akira Yoshimura (1927-2006). Ganador de múltiples
premios y autor de una obra prolífica, pero poco conocido en Colombia;
tal pareciera que estuviésemos condenados a navegar por un pequeño mar
de conocimiento, ignorando los inmensos océanos que existen. Acabo de
leer uno de los libros del autor en cuestión “Libertad bajo palabra”,
llevado al cine por Shohei Imamura, con el título de “La anguila”
(Premio a la Mejor Película Extranjera en el Festival de Cannes - 1998).
Yoshimura fue Director de la Asociación Japonesa de Escritores y del
Museo de Literatura Japonesa Moderna, entre otros cargos de importancia
cultural. “Libertad bajo palabra” (Emecé
Editores-2002), es la historia de un hombre condenado a prisión por el
asesinato de su esposa. La obra se desarrolla cuando sale libre bajo
palabra y decide trabajar como obrero en la construcción de una represa.
Hasta ahí la historia pareciera banal, si no fuera porque los trabajos a
desarrollar tienen lugar en un valle prácticamente inaccesible rodeado de
montañas y espesos bosques. En dicho lugar vive una comunidad de 300
personas que no tiene contacto con el mundo externo y que ha estado allí
por generaciones. El choque entre la comunidad y los empleados de la compañía
encargada de los trabajos y de los empleados estatales, que buscan
indemnizar a la población al menor costo posible, sin tener en cuenta,
además, lo que podría sucederle después. Es decir, sin llevar a cabo
estudios sociológicos que permitan una mejor comprensión de la comunidad
y por lo tanto que permitan asegurarle un mejor futuro. La obra es una pequeña tragedia al mejor de
los estilos griegos, contada con un lenguaje simple. El destino del
narrador, al cual él no puede ni quiere escapar, se entrelaza con el
drama que llega como un huracán devastador a ese valle otrora paradisiaco.
Los acontecimientos, que van desde la violación, pasando por el suicidio
y el asesinato, son contados con un lenguaje de una poesía sutil,
delicada, refinada. El lector observa los acontecimientos detrás de la
bruma, a través de la cual ve desfilar el pasado del protagonista y el
presente del que es testigo obligado. Esta pequeña obra de arte (173 páginas),
nos pone delante de la condición humana y toda la miseria que ella
conlleva. Es un libro que invita a la reflexión sobre nuestra propia
historia y el drama de los más de tres millones de desplazados por los
paramilitares, las FARC, y
porque no decirlo por el ejército; en esta guerra fratricida a la que los
colombianos asistimos de espaldas, ignorando la tragedia que tiene lugar
en el patio de nuestras casas. Pero también me hizo pensar en los pueblos
desaparecidos bajo las aguas, bien sea intencionalmente, como es el caso
de las represas, o en los pueblos borrados del mapa por el invierno que
acabamos de vivir. Akira Yoshimura murió en la primavera de 2006, él mismo decidió el momento de su deceso; ya que estaba aquejado de un cáncer terminal y prefirió una muerte digna al insoportable tratamiento médico que a veces se realiza con el único fin de alargar más la vida, ya de por si dolorosa, de un paciente condenado irremediablemente a la muerte. Lo hizo en su casa, acompañado de su esposa, Setsuko Tsumura, también escritora. A su hija, y cuidadora, le había anunciado horas antes que partiría para siempre. No obstante, tuvo la fuerza suficiente para trabajar en una novela hasta el último momento. Una hermosa forma de morir. |
Berta
Lucía Estrada E.
Gentileza
del Blog "El hilo de Ariadna": http://blogs.elespectador.com/elhilodeariadna/
Dirección electrónica: bertalucia@gmail.com
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