El último grito |
A Mariella Rodríguez La oscuridad es una boca que succiona |
Ahora, cuando ya no queda más, Él
toma el cuchillo y avanza lentamente, observado sólo por las sombras de
la noche. Todos han muerto en sus manos
y Ella no puede ser la excepción. Hay que hacerlo. Caminas más rápido.
Respiras con fuerza. Corres.
Ella sabe que la van a matar,
por eso toma sus cosas y sale en busca de un lugar seguro.
Pero ya es tarde. Está en todos lados y puede
verla sentirla olerla y, por supuesto matarla. Corre. Corre si quieres mantenerte con vida. Corre si no quieres que te encuentre y acabe contigo. Corre. Corre si quieres alcanzarla y cumplir tu objetivo. Allí está. Mira. La tienes cerca. Tus ojos lo ven asustados. El pavor te atrapa. La oscuridad succiona. Asesino. Noche. Víctima. Todo parece juntarse. Muchas puertas se abren en medio de los gritos. Frío. Ahora la tienes. Es tuya. ¿Cómo pudiste ser tan tonta y no escapar cuando podías? Ahora te va a matar. Mátala. Mátame. Muérete perra maldita. Asesino. Nonono. Una pequeña luz. El cuchillo se suspende. La mano cae. El terror es indescriptible. Una y otra vez. Cuchilladas persistentes. Gritas. Todo se paraliza y Él continúa acuchillándola aun mucho después de haber escuchado el “Corte y queda”. |
Byron Espinoza
bdespinozah@costarricense.cr
Gentileza
de http://www.paradeletrearelfuego.blogspot.com
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