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A contraviento del destino
doy la espalda a mis sueños
y empiezo cada día haciendo lo correcto.
Ordeno mi rutina
en filas estériles
esperando no sé qué absurdas batallas.
Y camino presurosa, firme, intensa
hacia adelante...
para ver que se cambió la brújula,
que está borracha la rosa de los vientos...
que sólo importa tu piel
o el extraño sabor de mi corazón
despellejado junto a mis sentidos.
Cuando estoy al final
veo recién el punto de partida,
y el corazón: rompecabezas de
formas diferentes,
cuando lo tocaba quedó como distante.
De nuevo dilucidar:
¿dónde está la verdad,
dónde quedó la diseminada máscara?
Y renazco
hasta que escucho,
el rumor de las calladas voces de mi cuerpo
navegando en mi sangre desde siempre.
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