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Si pudiera presentarme
desnuda ante ti.
Si tuviera el valor,
o tal vez la chance...
Para que vieras que no hay nada que
temer,
o que todo es de temer.
Cada hueco de mi cuerpo es seguro,
y va a estar,
intocado y fiel como la naturaleza más
salvaje.
(O como el océano que amas).
Pero eres tan poderoso...
a veces me das miedo.
Y me visto con disfraces dispares,
para ocultarme
o parecer temible.
Y entre los dos -extrañamente-
termina el absurdo territorio del poder.
Te acercas:
agua-desierto-miel,
y me extiendo
miel-desierto-agua.
Y no sé dónde empiezas,
dónde empiezo...
como la danza del delfín en el océano.
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