La Virgen de la Caridad

Poema de Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, "El Cucalambé"

 

             -I-

  Cuando yo, inocente niño,

En el regazo materno

Era objeto del más tierno
Y solícito cariño;
Cuando una mano de armiño

Me acarició en esa edad,
Mi madre con ansiedad,
Más grata y más fervorosa,

Me habló de la milagrosa

Virgen de la Caridad.

 

  Tratábame sin cesar

De esa imagen bendecida

Por milagro aparecida

Sobre las olas del mar,
Y oyendo yo relatar
De su aparición la historia,

La conserve en la memoria
Desde la ocasión aquella
Y soñaba ver en ella
Un astro de eterna gloria.

 

  Pasó mi niñez florida,

Llegué á ser adolescente

Sin borrarse de mi mente

Esa imagen bendecida;
Y en esa edad de mi vida

Para mi mayor ventura,
Supe que esa imagen pura,

Santa emanación del cielo,

Era el amparo y consuelo

De toda infeliz criatura.


  Supe que clemente y pía,

Consoladora del pobre,
Allá en la sierra del Cobre

Su Santo templo tenia.
Supe que allí residía

Desde su primera edad

La imagen que a voluntad

De un Dios supremo, infinito

Trajo a sus plantas escrito

El nombre de Caridad.

 

  Trájome oculto destino

Muy cerca de esa señora

A quien acata y adora

Todo infeliz peregrino.
Por ver su aspecto divino

Sentí el mas grato interés,

Quise cantarla después

De cumplida mi ansiedad,
Y con profunda humildad .

Me fui a postrará sus pies.
 

           -II-

 

  En una elevada loma

Cuya pintoresca cumbre

Se ve brillar á la lumbre

Del astro rey cuando asoma,

Como una blanca paloma

Que vuela en la inmensidad,

Se eleva con humildad
Y una sencillez bendita
El santo templo qué habita

La Virgen de Caridad.


  Allí, cual divino bulto

Que á nuestros ojos encanta

Reside la Sacrosanta

Bella imagen de mi culto.

Allí, lejos del tumulto

Que forma la población

Oye esa imagen el son

De mil cánticos cristianos
Y es de todos los cubanos

Objeto de adoración.

 

  La divina protectora

Del infeliz desvalido

Cual la tórtola en su nido

En ese Santuario mora.
El que a sus plantas implora

Lo que alcanza en la desgracia,

Su gratitud no se sacia

Si su voluntad pregona
Y alegres himnos la entona

Con dulcísima eficacia.


  Nuncio de paz y ventura,

Dulce esperanza del triste,
En ese Santuario existe

Siempre bella, siempre pura.

Brillante sol que fulgura

Tras la negra tempestad,
Y a quien por su gran bondad

Los cubanos respetamos
En tanto que la llamamos

Virgen de la Caridad.


  Allí está.—Quiso mi estrella

Feliz cual nunca lo fue

Llevarme allá do se ve,
Con sus mil encantos, ella.

Tan adorable y tan bella

Lució para mí esa vez,
Que orando con sencillez
Mis labios la bendijeron
Y en mi mente renacieron
Los sueños de mi niñez.

 

  Con profunda devoción,.
Con el mus puro respeto,
Fue esa imagen el objeto

De mi humilde adoración..
Y al melancólico son

Del dulce y místico canto

De férvido y puro llanto

Se inundaron mis mejillas,
Y postrado de rodillas

Dije admirándola en tanto:


  —“Sí; por tu santa bondad

Te amamos con eficacia,
¡O Santa llena de gracia

Virgen de la Caridad!
Tú, cuya inmensa bondad

Todos decantan ufanos,
Tú, á quien los buenos cristianos

Bendicen puestos de hinojos,

Nunca desvíes los ojos

De nosotros los cubanos.

 

  Tú, que bondadosa y pía

Consuelas el trance fiero

Del náufrago marinero

Que en ti con fervor confía;
Tú, cuyo nombre lo guía
Al puerto de salvación;
Tú, para quien nunca son
Los tristes clamores vanos,
No niegues á los cubanos

Tu sublime protección.


  Concédanos tu piedad

En el presente y futuro

Un astro radiante y puro

De santa felicidad.
Nunca de la adversidad

Nos cobije el negro manto,
¡Nunca! ¡Oh madre de Dios santo!

Vengamos a derramar

En las gradas de tu altar

Las gotas de nuestro llanto.


  Dije, y al místico son

Que resonaba en mi oído,
Salí de consuelo henchido

De aquella santa mansión.
Sentí que en mi corazón

Brotó la felicidad;
Por eso en cualquier edad

De mi vida transitoria,
Siempre tendré en la memoria

La Virgen de Caridad

Juan Cristóbal Nápoles Fajardo

(Las Tunas, 1829-?, 1862) Poeta cubano. Utilizó el seudónimo de el Cucalambé. Autor de Rumores del Hórmigo (1857) y de la comedia Consecuencias de una falta (1859). Cultivó también el género poético, en el que sobresalen sus décimas populares de tema indio (Hautuey y Guarina) y guajiro (El amante rendido). Tras su suicidio en 1862 se publicó póstumamente una Colección de poesías inéditas (1886).

 

Décimas de Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, "El Cucalambé" Enero 1.° de 1860.

De < "Colección de poesías inéditas" del popular vate cubano D. Juan D. Nápoles Fajardo "El Cucalambé">

Primera edición Gibara Establecimiento tipográfico 1886

 

Ver, además:

   

         Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, "El Cucalambé" en Letras Uruguay

 

Editor de Letras Uruguay: Carlos Echinope Arce   

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