En una gran montaña de mi Cuba
Habitan las cotorras á bandadas,
Porque hay palma, jagüey, naranja y uva,
Que son frutas para ellas
delicadas.
En uno de los bandos se encontraba
Una nueva cotorra sin marido,
Porque hacía muy poco que acababa
De salir de las pajas de su nido.
Muchos cotorros de su tiempo de ella
Andaban de la tal enamorados,
Y de la nueva cotorrita bella
Unos cuantos pensaban ser amados,
Ella estúvose un tiempo indiferente,
Mas luego se prendó de un
cotorrillo
En su pecho sintiendo de repente
Del amor el feroz carcominillo.
Le consagró su amor puro en seguida,
Le pareció muy poco un solo amante
Y con resuelta candidez fingida
A muchos les juró su amor constante.
Tantos llegó a tener, que la maldita
Contarlos en dos horas no podía,
Todos la apellidaban la bonita
Y este nombre en extremo la engreía.
Descubrióse el pastel, yo no se como,
Quedando por coqueta de primera,
Y un noble cotorrón de tomo y lomo
A aletadas del bando la echó fuera.
Acogiese a otro bando, mas lo mismo
Hizo que en el primero la malvada,
Y pagaron allí su coquetismo
Echándola del bando desplumada.
Comprended las mujeres más discretas
De esta fábula simple las plumadas:
Las que fuereis volubles y coquetas
Seréis cual la cotorra maltratadas.
También plumas tenéis que vuestros novios
Quitaros pueden de su furia en
suma,
Y cargándoos de mil y más oprobios
El honor perderéis, que es vuestra pluma. |