Tercera temporada de Acosta Danza, es el título del espectáculo que la prestigiosa compañía, dirigida por el primer bailarín y coreógrafo Carlos Acosta, llevara a la sala García Lorca del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso.

La agrupación Acosta Danza tuvo su premier en abril de 2016, en el emblemático Coliseo de La Habana Vieja, y es objetivo priorizado por su director fundador ofrecer espectáculos integradores desde lo contemporáneo y lo neoclásico, sin desechar —nada más lejos de la realidad— otras expresiones, épocas y estilos propios del arte danzario.

Tercera temporada… desarrolla temas fundamentales para los tiempos que corren y abre espacio a jóvenes coreógrafos. Tanto es así, que el programa artístico incluyó tres estrenos mundiales:

Avium, con coreografía de Ely Regina Hernández, y música de los maestros Camille Saint-Saëns y José Víctor Gavilondo, recurre al mito de los hombres y mujeres aves, para hablar sobre el ciclo de la vida y la solidaridad humana; Nosotros, con coreografía de los bisoños bailarines Beatriz García y Raúl Reinoso, y música de Gavilondo, trata acerca del mundo íntimo de la pareja con sus zonas luminosas u oscuras; y Twelve, con coreografía del artista hispano Jorge Crecis, y música del maestro Vicenzo Lamagna, deviene un ejercicio danzario que, sobre la música del compositor italiano, requiere de los bailarines una máxima disposición física, psíquica y espiritual, ya que integra a la coreografía elementos deportivos y matemáticos.

Así como las reposiciones de las obras: Alrededor no hay nada, con coreografía de Goyo Montero, sobre poemas de los bardos Joaquín Sabina y Vinicius de Moraes; End of Time, con coreografía neoclásica de Ben Stevenson, y música del maestro Serguei Rachmaninoff; y Babbel 2.0, con coreografía de María Rovira, y partitura original de Salvador Niebla.

La magistral actuación de los miembros de la compañía Acosta Danza conmueve las fibras íntimas del ser, y al mismo tiempo, acaricia la mente y el alma de los amantes del arte de las puntas.

¿Por qué? Porque los bailarines, caracterizados —básicamente— por la integralidad, lo mismo interpretan —con la excelencia artístico-profesional que los identifica en cualquier escenario nacional o foráneo— un ballet clásico, un ballet contemporáneo o una danza afrocubana o folclórica.

Esos jóvenes danzarines no solo dominan con elegancia, buen gusto estético-artístico, y profundo respeto hacia el estilo de las obras que llevaran al proscenio, la técnica académica y la interpretación teatral (dos caras de la misma moneda), sino también intelectualizan y espiritualizan los movimientos corporales, que se adaptan —con plasticidad digna del más cálido elogio— al compás de la música (cualquiera que sea), tal y como le recomendara el maestro Fernando Alonso (1914-2013) a Carlos Acosta, uno de los más eminentes discípulos de la Escuela Cubana de Ballet, fundada por Alicia, Fernando y Alberto Alonso (1917-2007) hace casi siete décadas.

La indiscutible calidad técnico-expresiva que singulariza a los integrantes de la agrupación Acosta Danza, no solo hizo vibrar de emoción a un público que conoce los secretos más íntimos del arte danzario, en sus disímiles manifestaciones, sino también apreciar —en su justa medida— cómo esos bailarines han crecido desde los puntos de vista artístico-profesional, humano y espiritual, y además, cuánta energía positiva enviaron al universo desde el añejo escenario de la sala García Lorca del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso ¡Hasta la cuarta temporada!