En este primer
encuentro, evocó la revolución tecnológica así como la conservación de
los archivos patrimoniales y de los archivos comunes y corrientes, los
cuales pueden tener algún tipo de valor o carecer de él.
No obstante, Agüero, al igual que el escritor, musicólogo y periodista
Alejo Carpentier (1904-1980), Premio Cervantes de Literatura 1977,
decidió viajar a la semilla, pero —en esta ocasión— de una forma
virtual.
La humanidad se ha ido desarrollando poco a poco. En la Edad de Piedra
las herramientas de trabajo utilizadas por el hombre fueron el palo, el
hacha, el fuego, hasta llegar a la palanca, la rueda y el fuego. Luego
aparecieron los hornos para fundir metales y forjar mejores
herramientas.
Ese cúmulo de experiencias llevó al soberano de la creación a la
revolución industrial. Todos esos medios de producción tenían algo en
común: eran manipulados por manos de seres humanos. Por otra parte, el
sonido, la imagen y el texto escrito tenían un soporte mecánico por
excelencia.
Sin embargo, el teclado de la máquina de escribir (hoy objeto
arqueológico), es diferente por completo al teclado del ordenador, ya
que la escritura sobre el papel no lo genera el impacto sobre la tecla,
sino que funciona a través de medios electrónicos.
Cada una de las teclas de la computadora son llaves electrónicas, que
activan un circuito electrónico, que cada vez se torna más complejo y
complicado; y aunque parezca paradójico, facilitan el trabajo, el cual
se realiza con mayor velocidad y se hace cada vez más eficaz.
Los impulsos que damos en el teclado del ordenador están controlados por
un programa en el entorno digital; resultado natural de una programación
elaborada al efecto.
Para explicar cómo fue evolucionando el desarrollo de la tecnología
digital —el lenguaje del presente— lo ilustró con un ejemplo sencillo.
En los primigenios modelos de impresoras, los impulsos, si bien son
electromecánicos, impactan la cinta para teñir el papel. Los modelos
ulteriores que las sustituyeron emplean el láser, el cual hace obsoleta
la cinta.
Al principio, se usaba el disco para almacenar información en un archivo
digital (el sistema Word, por ejemplo), que es consecuencia de un
proceso de programación al que había hecho referencia en párrafos
anteriores. Hoy se emplea —entre otras— la memoria flash, que permite
conservar una cantidad equis de información en aditamentos que pueden
adquirir el tamaño de una fosforera o aún más pequeños que pueden
almacenar 10 GB, casi 10,000,000,000 de disquetes antiguos, conocidos
como floppy.
A tono con el proceso de modernización que, basado en la tecnología
digital, lleva a cabo el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT),
Agüero trajo a colación una cita tomada de un libro que leyera y que
hacía referencia al pensamiento de los años cincuenta del siglo XX. En
las páginas de ese texto se pronosticaba que, en el 2000, podrían
existir un total de 10 gigantescas computadoras dislocadas en el Primer
Mundo.
Nadie podía imaginar la computadora personal, la laptop, y mucho menos
la tabla, o la Superficie Microsoft.
No tuvieron en cuenta los autores de dicho volumen que la revolución
analógica tendría la producción de los semiconductores que le abrieron
el camino al circuito integrado, le cedió la preeminencia a la
revolución digital, y consecuentemente, surgieran los ordenadores
domésticos. Los transistores sustituyeron a las válvulas electrónicas,
mientras que los microprocesadores poseen cientos y cientos de
transistores, y que en un centímetro actualmente caben millones de
ellos.
De la realidad objetiva o física dimos un salto cualitativo a la
realidad virtual, que es la época que nos ha tocado vivir, y es el gran
reto que debemos y tenemos que enfrentar, lo que tocábamos con las manos
ahora está en la pantalla del ordenador, precisó.
A manera de conclusión, Ernesto Agüero Boza comentó que la vida le había
dado la razón a su viejo amigo camagüeyano, con quien se encontró hace
algunos años en el Complejo Poligráfico de Guantánamo, ciudad oriental
donde desempeñaba la función de jefe de informática. Esta era la otra
cosa a la que aludía cuando le formularon la pregunta relacionada con
los nuevos conocimientos adquiridos en la Universidad de La Habana, y
que nada tiene que ver con la electrónica.
|