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El elenco artístico de esa divertida
comedia lo integran, en la casa 1: Anabel Suárez (invitada) y Cinthia
Paredes (Lili); Jorge Mederos (Ángel); Yanara Díaz y Cinthia Paredes
(Sonia).
En la casa 2: Valia Valdés (Verónica);
Esteban León y Ariel Gil (Esteban); Eloy Ferrer Bú y César Cardoso
(Leonardo), y Eldis Gómez (Gretel).
En la casa 3: Margarita Placeres (María
Luisa); Luis Crespo y Ray Llan Cad (José Ignacio); Yanell Gómez y
Lavinia Azcue (Aracely); y la actuación especial de la niña Cielo
González Gómez, hija de la versátil actriz Yanell Gómez.
La acción dramática de esa puesta en
escena se desarrolla de forma paralela en los tres hogares, y en cada
uno de ellos se le plantean al espectador diversos problemas, que
generan —en mayor o menor medida— disfunciones de índole familiar, pero
también de carácter ético.
Ángel, hermano de Sonia, establece
relaciones íntimas con Lili, su mejor amiga, y por ende, engaña a la
novia, hasta que Sonia descubre la infidelidad cometida por Ángel y la
traición de que es objeto por parte de Lili; hecho que pone en peligro
la sólida relación afectiva que existía entre ellas hasta ese momento…,
pero, ¡comedia al fin!, deciden olvidar lo sucedido y la amistad se
salva de una ruptura inminente. Ángel continúa el noviazgo con su chica,
y aquí, al parecer, no ha ocurrido nada.
Verónica recrimina a Esteban, porque
delega a un plano secundario las obligaciones y deberes que debe cumplir
como cabeza de familia para dedicarse por entero a solucionar los
problemas de salud de su anciana madre, no obstante el hecho de tener un
hermano que olvida olímpicamente el cumplimiento de dichas obligaciones
filiales, que les atañen a los dos y no solo a Esteban.
Leonardo, el vástago de ese matrimonio,
solo se ocupa de hablar por teléfono con Gretel, la novia, así como de
los estudios, mientras le tiene sin cuidado que la casa se deteriore
como consecuencia de una tupición que hay en el baño, y que ha anegado
en residuos albañales una parte del inmueble. El mal olor torna
insoportable la estancia en la vivienda, a pesar de los esfuerzos
realizados por Esteban y Leonardo por deshacer ese entuerto. En la coda
de la obra, logran por fin librarse de la inundación y la fetidez que
—interpretadas desde la óptica psicoanalítica ortodoxa— simbolizan la
contaminación de que era objeto el ambiente familiar.
María Luisa y José Ignacio, una pareja
que se adentra en la vejez, tienen que soportar con estoicismo las
reiteradas intrusiones de Aracely en su intimidad; intromisiones que
alteran el equilibrio emocional de los dos ancianos, pero no pueden ni
desean evitarlo, ya que es la vecina que acude en su ayuda cuando ellos
la requieren.
Las actuaciones se caracterizan
—fundamentalmente— por la profesionalidad, si bien hay actores y
actrices pertenecientes a varias generaciones: desde los noveles hasta
los más experimentados.
Por otra parte, habría que destacar —con
letras indelebles— el carisma de Yanell Gómez, quien ha incursionado con
éxito en la pequeña pantalla, tanto en la telenovela Tierras de
fuego, como en los audiovisuales Cuando una mujer,
La dosis exacta y Cuidemos el amor, entre otros.
ES-3S hace reír al público
durante una hora y diez minutos, pero no solo entretiene (a fin de
cuentas uno de los objetivos fundamentales de las artes escénicas), sino
también lo incita a colocar sobre el tapete sus propios problemas
existenciales, así como los disímiles conflictos que de ellos se
derivan.
Por último, finalizo con una cita del
laureado escritor y dramaturgo Gerardo Fulleda León, Premio Nacional de
Teatro, acerca de esta obra:
«Es poco común que una joven dramaturga como […] Cinthia Paredes, en su
primer texto que se lleva a escena [refleje] momentos de la vida de unos
personajes [que transitan] en tres etapas diversas [de la vida]: la
juventud, la madurez y la vejez. Y que lo haga con [el uso racional de]
un diálogo fluido y acciones […] matizadas por su perspicacia escénica
ganada en su […] destacada labor como actriz: con cierta visión alejada
tanto del tremendismo como del paternalismo al uso. Sus personajes no
son copia, ni calcos de una realidad, sin lugar a dudas abrumadora por
las peculiaridades de sus contextos […], son como imágenes banales,
superpuestas y bien [hilvanadas] de un collage fragmentado que
obliga [al auditorio] a reflexionar, gracias a sus alusiones sobre el
eterno tema de la condición humana». |
