Cómo cuidar la salud mental infanto-juvenil
por Dr. Jesús Dueñas Becerra

Hospital Psiquiátrico de La Habana
jesus@infomed.sld.cu

Con relativa frecuencia, los niños con mal comportamiento son calificados como infantes problemáticos, pero —a veces— hay una situación familiar que explica dicho comportamiento inadecuado. Ver a un niño con berrinche o pataleta no es agradable, especialmente si usted es el padre o el maestro que es responsable del menor. Si la rabieta sucede en un lugar público o en la clase del colegio, la situación se torna aún peor. No obstante, ¿cómo podemos saber realmente si el niño está siendo simplemente caprichoso o realmente hay un problema más serio detrás? Por lo general, los estudiantes no llegan a la escuela un día y dicen «ahora me voy a portar mal», declaró a la prensa el doctor José Di'Iasio, director ejecutivo del Instituto Gales de Sheffield, en Inglaterra. Según el doctor Di’lasio alrededor del ochenta por ciento de los problemas con los que tienen que enfrentarse las escuelas tienen que ver directamente con alguna situación en la vida familiar del niño. La ansiedad puede manifestarse de muchas formas, especialmente en niños que no pueden comunicarse bien o no tienen herramientas para controlar sus emociones externas. El citado educador inglés destaca que no todos los problemas de salud mental implican —necesariamente— un mal comportamiento, pero es inevitable que haya cierta relación causa-efecto. Cuando alguien necesita algo de apoyo y no lo recibe, puede afectar —de forma negativa— el comportamiento psicosocial del niño. Los hallazgos de investigaciones, publicadas por la fundación británica Salud Mental, revelan que los niños modifican su comportamiento cuando están preocupados o tristes por alguna razón. Por otra parte, concluyen que aunque un niño no llore, no se aísle o no se autolesione, no quiere decir —en modo alguno— que no tenga algún tipo de problema de salud mental. Por lo tanto, es labor de los psicólogos infanto-juveniles descubrir las causas del mal comportamiento familiar o escolar y elaborar las estrategias psicoterapéuticas correspondientes para combatirlas. Por lo tanto, señala el doctor José Di’lasio que si no se tratan, en una etapa temprana, los problemas de salud mental infanto-juvenil corremos el riesgo de fallarle a la próxima generación justo cuando acaban de comenzar con sus vidas.

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