¿Autismo o adicción a los videojuegos?
por Dr. Jesús Dueñas Becerra

Hospital Psiquiátrico de La Habana
jesus@infomed.sld.cu

La doctora Elsa Gutiérrez Baró, profesora emérita de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana, se comunicó con nosotros, para plantearnos un problema de salud mental infanto-juvenil que le preocupa en grado sumo.

En los últimos tiempos, está viendo en consulta —con relativa frecuencia— a niños y adolescentes, a quienes se les ha diagnosticado autismo, porque el cuadro clínico que presentan evoca la presencia de esa afección de causa genética.

Ahora bien, el autismo —como entidad nosográfica— nada tiene que ver con el origen de los síntomas que padecen dichos pacientes: deterioro de las relaciones interpersonales y sociales, desinterés por el medio que los rodea, afectividad en proceso de aplanamiento, entre otros no menos alarmantes.

Si bien algunos de ellos tienen puntos de tangencia con los que suelen padecer los niños y adolescentes con autismo, la realidad de los pacientes a quienes se les ofrece atención especializada la también Miembro de Honor de la Sociedad Cubana de Psiquiatría es otra muy diferente.

Cuando la doctora Gutiérrez Baró pesquisa sus antecedentes patogénicos personales y psicosociales, lo primero que percibe es que esos pacientes les dedican varias horas al día a los videojuegos, donde —sobre todo— prevalecen la violencia y la agresividad.

Por consiguiente, se olvidan de salir a jugar con los compañeros de la escuela o del barrio, dejan de asistir a fiestas, al cine, al teatro; con una palabra, relegan a un plano secundario la vida social. E incluso, familiar, porque algunos de ellos comen frente a la pantalla del ordenador sin que manifiesten otro tipo de interés cognoscitivo o espiritual, que no sea el susodicho videojuego.

Es muy importante aclarar el hecho de que ni la doctora Elsa Gutiérrez Baró ni nosotros estamos en contra del desarrollo tecnológico; por el contrario, estamos a favor de él, porque es el lenguaje del presente, pero con la dosis exacta de moderación. Por lo tanto, este comentario deviene un llamamiento urgente a los padres y maestros para que se ocupen de que sus hijos y discípulos, sin renunciar al videojuego o al mundo mágico de la computación, se integren mucho más a la vida en comunidad, que es, en última instancia, lo que ha hecho humano al homo sapiens.

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