La maître y escritora Carmen Hechavarría es la autora del libro Alicia Alonso, más allá de la técnica, publicado por la Editorial Letras Cubanas (La Habana, 2009), y presentado en el Museo Nacional de la Danza por la doctora Ramona de Sáa, directora de la Escuela Nacional de Ballet, y el doctor Pedro Simón, quien dirige esa emblemática institución cultural y la prestigiosa revista Cuba en el Ballet.
La obra inmortal de la prima ballerina assoluta Alicia Alonso en el campo de la danza universal estimuló el yo artístico-literario de Carmen Hechavarría; en consecuencia, vio la luz de la publicidad la primera edición cubana de esa joya de la literatura especializada, cuyos valores estéticos, artísticos y literarios son inobjetables desde todo punto de vista.
No sé por qué curiosa asociación de ideas, mientras acariciaba mi intelecto y mi espíritu con la lectura de ese texto acudió a mi memoria sensible una frase paradigmática del finado doctor José O. Suárez Tajonera, profesor emérito del Instituto Superior de Arte (ISA) y profesor titular de Estética de la Danza en la Cátedra “Alicia Alonso” de la Universidad Complutense de Madrid (hoy Instituto Superior de Danza “Alicia Alonso” de la Universidad hispana Rey Juan Carlos):
“[…] La Giselle de la Alonso [revela que] todo lo que se ve en la escena, todo lo visible es genial, pero el acto de estimación sobre la danza milagrosa de [la eximia ballerina], nos sugiere la idea mística de que donde confluyen movimiento y quietud es donde está lo momentáneo y lo eterno […] Y que en el arte de la interpretación danzaria no se trata de la individualidad desnuda, aislada, [descontextualizada], sino de la personalidad en comunicación con el espíritu cósmico”[1].
