El Ballet Lizt Alfonso Dance, que jerarquiza la primera bailarina, maître y coreógrafa habanera de igual nombre llevó este fin de semana a la sala Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba el espectáculo 1, 2, 3… ¡todos a escena!, que ha sido visto y aplaudido en los diferentes países visitados por la emblemática compañía, tan cubana como universal.

El 2015, fue un magnífico año para el Ballet Lizt Alfonso, porque retornó al New Victory Theatre, en el corazón de Broadway, y se convirtió en la primera compañía danzaria de la mayor isla de las Antillas en actuar en los Latin Grammy.

En 2016, la agrupación no solo inició las celebraciones por el aniversario 25 de su fundación, sino, además, Lizt Alfonso recibió de manos de la primera dama estadounidense, Michelle Obama, el Premio Internacional de Honor del Programa Nacional Juvenil de las Artes y las Humanidades, a solicitud expresa del Comité Presidencial de Norteamérica para las Artes y las Humanidades.

Para celebrar dignamente esos éxitos, que pertenecen por entero a la cultura cubana, todas las generaciones del Ballet Lizt Alfonso (incluida la compañía profesional), se fundieron en cálido abrazo para demostrarles a los amantes del género fusión, que la compañía cultiva desde hace varios años, y a los colegas de la prensa especializada, cuánto han crecido desde los puntos de vista artístico, humano y espiritual, ya que han descubierto en tan excepcional maestra las virtudes en que se estructura la personalidad de un bailarín integral.  

En esas funciones de lujo, se puede apreciar —con meridiana claridad— el dominio que los bailarines poseen de la técnica académica y de la interpretación teatral (dos caras de la misma moneda), en que descansa el arte danzario, y concretamente, el género fusión; recursos técnico-expresivos que intelectualizan y espiritualizan, porque están conscientes de que ese es el vehículo idóneo que deben utilizar para mantener el virtuosismo que identifica a los integrantes de esa agrupación en cualquier escenario nacional o foráneo.

Un párrafo aparte merecen los más tiernos retoños que integran el Ballet Infantil y Juvenil, ya que en cada salida al proscenio muestran lo mucho que han aprendido en las aulas, en la barra, en los ensayos, y cuya premisa fundamental no es otra que el amor a la danza y a la humanidad.  

A la función sabatina, asistieron la doctora Honoris Causa en Arte, Aurora Bosch, y la primera bailarina Silvina Fabars, Premios Nacionales de Danza. La también joya del ballet cubano y universal fue a celebrar su cumpleaños 74 en compañía del Ballet Lizt Alfonso. En ese contexto festivo, los bailarines de tres generaciones, así como el público presente, le cantaron felicidades a esa intérprete y maestra excepcional, y por ende, única e irrepetible.

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El Ballet Lizt Alfonso en los Grammy Latinos

Novena gira del Ballet Lizt Alfonso por Estados Unidos