¡¡Ay ... Ay ... Haití!!
Juan Disante

juansoloideas@gmail.com

  El cementerio de Puerto Príncipe
ya no alcanza y los muertos escapan
por los pliegues del olvido
y quieren volver… no sabemos…
quieren volver.

El cementerio de Puerto Príncipe
es un lugar silencioso
donde apenas hay visitantes
y el mundo de los difuntos
ya es estrecho.

El cementerio de Puerto Príncipe
tiene callejuelas apretadas
donde se tropieza a cada paso
codo a codo
con los dolores de siempre.

El cementerio de Puerto Príncipe
es el único cementerio… no hay otro
y las mujeres dejan en las tumbas
botellas de cerveza
que gustan a sus finados.

En el cementerio de Puerto Príncipe
nadie limpia los sepulcros
nadie cambia sus flores
nadie llora sus desgracias
nadie huele la brisa de muerte.

En el cementerio de Puerto Príncipe
los gallos ya no cacarean
los gatos escapan de sus rincones
los gusanos se sorprenden
los colibríes murmuran.

En el cementerio de Puerto Príncipe
el enterrador tiene la cara huesuda
arrastra una pala oxidada
y se detiene cansado en cada fosa común
pero ya no duerme ahí.

En el cementerio de Puerto Príncipe
la gente deja a sus muertos
en la entrada
y día a día se acumulan montañas de féretros
sin nombre… uniformes.

En el cementerio de Puerto Príncipe
la gente que llega con sus difuntos
está sudorosa y hambrienta
y se recuerdan entre ellos
que algún día serán difuntos.

En el cementerio de Puerto Príncipe
no existen duelos, todo esta apretado
no existen lápidas, todo es frágil
nada es definitivo, todo es eterno
como un sueño.

En el cementerio de Puerto Príncipe
el sismo no destruyó su construcción
y hay 200.000 cajones esperando
su turno desencajado
en una fila de muerte abandonada.

En el cementerio de Puerto Príncipe
no hay lápidas que recuerden
y sí nichos sin identidad
no hay quien lleve las cuentas
sí una sola visitante que cubre su nariz
con un pañuelo.

En el cementerio de Puerto Príncipe
el enterrador está muy flaco y ojeroso
tenía 8 hijos, una mujer y una vaca
que cenaban todas las noches con maíz
ahora la venas de sus brazos son ramas.

En el cementerio de Puerto Príncipe
la visitante que tiene una túnica blanca
se lanzó al suelo polvoriento
y en su trance de gritos desesperados
las últimas palomas huyeron.

En el cementerio de Puerto Príncipe
hay una cita de Víctor Hugo
que menciona la eternidad
mientras el sello de origen francés
se mantenga en las retinas.

El cementerio de Puerto Príncipe
es vigilado desde lejos por tropas yanquis
que aseguran que la sobrepoblación
es sospechosa de un sueño
y los finados quieren escapar
cada uno con su botella de cerveza.

(Segundo terremoto fatal en 20 años)

Juan Disante - Buenos Aires - Argentina  
juansoloideas@gmail.com
Gentileza del blog "Verbosa mudez": www.verbosa-mudez.blogspot.com

 

Editado por el editor de Letras Uruguay 

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