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Llamada de amor indio |
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En el incario, el monarca disponía los años en que no se debía procrear, ya sea por catástrofes naturales, pestes o sequías, los anticonceptivos eran más eficaces que los actuales. Consistían en un dedal de cerámica que se colocaba en el cuello del útero y se sacaba cuando había pasado la calamidad. Los aztecas, feroces guerreros y curtidos campesinos no tenían ningún respeto por la virginidad, pero si la mujer no lo era, llegado el día del matrimonio, los suegros y cuñados participaban de la desfloración ya que creían que el novio podía ser embrujado en ese trance. Entonces, el novel novio, esperaba con paciencia que le tocara su turno una vez que sus parientes habían ahuyentado al demonio.
Esta actitud no debe escandalizarnos, para los mismos tiempos los
europeos tenían el "derecho de pernada", por el cual, la
novia era sometida sexualmente por el señor de la comarca, noble o
castellano que tenía ese privilegio entre sus vasallos y protegidos.
La autoridad cristiana aprobaba dichas prácticas e intervenía en
ellas. |
La prostitución pública no se dio en América precolombina. Sí existía la ritual con los hombres águila y los hombres jaguar, pero siempre después del combate. Nunca antes. Los mayas tenían matrimonio matrilocal, es decir, el hijo varón iba a la casa de su futuro suegro a trabajar para él por cinco años. Era un casamiento de prueba o de servicio. Las mujeres eran muy importantes es aquella sociedad, eso se comprueba en los murales de Bonampac por el lugar estratégico que ocupaban.
Las mayas eran fatales de celosas y los hombres lujuriosos y
empedernidos jugadores. Con tales datos, la vida no sería ni serena
ni aburrida. El obispo Diego de Landa que los descubrió y estudió,
opinó que ellas eran "maravillosamente castas". Los españoles
que pretendían seducirlas eran despreciados dándoles la espalda,
apartándose de ellos como la peste. Además si la mujer era estéril, la familia del marido intervenía para disolver el matrimonio. Luego él se volvía a casar. Ella era entonces una paria social, los viudos debían esperar un año antes de volverse a casar y para colmo debían guardar abstinencia. Lo dicho: el amor y la muerte eran una gran complicación.
Los guaraníes deben haber sido las mujeres más liberadas. El novio
la podía visitar en su choza, la primera noche sólo conversaban,
pero si él lucia, al otro día, la espalda llena de arañazos era
porque ya habían tenido sus retozos. Los amigos entonces tenían
motivos para el gran jolgorio. Hay
una vieja cumbia que lo expresa "con la manta en el hombro,
quiero amanecer". Oír para creer. La
llegada de los españoles conmovió hasta los cimientos a estas
culturas trayendo un verdadero libertinaje sexual, enfermedades y
persecuciones. Los
hombres venidos de más allá del mar se dieron con otro forma de
vivir, de amar y procrear. Pero esa es otra historia.
Bibliografía: "Incas,
Mayas y Aztecas". - Víctor Von Hagen "Los
reinos desérticos del Perú"
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Susana Dillon
17 de diciembre de 2009
Gentileza de "Ciudadanos autoconvocados de Río Cuarto"
http://ciudad4.blogspot.com/
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