La danza ritual |
En el pasado, como toda danza ritual tenía
una gran carga de simbolismo. Participaban cinco danzantes por vez, todos
hombres, quizás esto se debía a la fuerza y resistencia que debía
aportar el bailarín. Los camarucos o grandes
ceremonias actuales han perdido su antigua significación. En Neuquén, Río
Negro y Chubut las danzas han perdido su carácter sagrado para
convertirse en algo muy próximo a las justas deportivas donde prima la
competición y también la reunión social donde se juntan los componentes
de distintos lof o caseríos, dándole un carácter deportivo. La
coreografía de estas danzas obedece a la distinta significación de cada
una. Por ejemplo, hay cierta mímica para
atraer la atención de los pillanes, como ciertos ademanes que
imitan a los animales o a la fuerza mágica que se quiera invocar. La
vestimenta también se adapta a ¡a inspiración del bailarín que llevará
adornos que caracterizan al animal invocado: portará adornos de plumas,
piedras, metales o piezas artesanales que le dan su toque al indumento.
También se fabrican máscaras
y se colorean con pintura el cuerpo. Las danzas más importantes son: el
lonco purun o danza de la cabeza. El epananun o danza mística
consistente en saltar con los pies juntos para significar la bisexualidad
de Nguenechen. El loncomeu, baile ritual mímico
en que los bailarines tratan de apropiarse de las características de
ciertos animales totémicos. Esta magia les permite lograr la velocidad de
luan (guanaco). El choique-punin o danza del avestruz en la que el bailarín hace piruetas para no ser capturado por genios dañinos, también existe la danza del panquipurun o del puma y la danza del tero o quelchreupurun. Cada una es una imitación de las costumbres de estos animales con toda su gracia y misterio. Todas estas danzas tienen lugar situándose al este o bien alrededor del rehue, dentro de un círculo trazado previamente que no puede ser atravesado por los espectadores. |
Susana
Dillon
De "Huellas de
Ranqueles"
Imprenta Libertad - Río Cuarto - 2002
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