El autoexiliado de vida rumbosa en la Roma Imperial, ahora a la sombra del erótico y desfachatado Berlusconi comprueba fehacientemente el dicho popular "Dios los cría y ellos se juntan", son almas gemelas en cuestión de saborizar la vida a fuerza de pizza con champán. Esta clase de políticos a los que les va tan bien, es porque a nosotros nos va tan mal. No hay mas que ver la lista de asesinados todos los días, como si estuviéramos en guerra, pero cuando se les hacen observaciones al respecto, dan vuelta la hoja, olímpicamente. Nos martillan en la cabeza que no tenemos inflación ni inseguridad. La violencia la tienen los que la denunciamos.
El juicio promovido por uno de sus adláteres, que le manejaba el complicado mecanismo de lo que con tiempo se había apartado para cuando llegara la "malaria", que todo país saqueado tiene que sufrir, lo llevó a los estrados, puede hacerle temblar la pera a cualquiera, menos a tipos avezados en estas tormentas inmobiliarias emparentadas con los políticos de paladar negro, como les gusta llamarse.
Claro que este espécimen debe tener nostalgia de las enfervorizadas muchedumbres coreando su nombre y llorando porque vuelva. No hay dudas que los que figuraban en aquella lista famosa, sacada del Congreso y que cualquiera podía obtener, deben extrañar, porque las cifras eran para hacer temblar cualquier presupuesto nacional, en desmedro de Juan Pueblo.
El menemismo dio esos personajes que aún han quedado pegados a épocas donde se vendieron a precio vil las empresas nacionales, las tierras fiscales se tomaron por asalto y hasta nuestra linda vecina Chechu se salió con su estancia, luego del sonado romance.
Nuestro representante político ante la Honorable Legislatura, pudo a fuerza de ímprobos trabajos y exaltada oratoria, llegar a repartir el formidable chorro de dinero correspondiente al presupuesto nacional que incautos habían votado para levantar a los caídos del sistema, pero... vaya a saberse porqué, el chorro tomó otro rumbo. Pero todavía no se levantó la perdiz. Ahora el que interrumpe la paz romana es este molesto administrador, dejado en la palmera.
Miren cómo se habrá sudado el lomo nuestro legislador, para poder adquirir sin que nadie lo sospeche y menos la justicia el haberse armado, al menos de cuatro estancias con todo lo clavado, plantado y 20,000 cabezas de vacunos de la mejor marca y estado. Útiles para ponerse una quintita allá. En la bella "cossa nostra". Pero también hay que recordar que residencias rumbosas, y vehículos de gran porte se cambiaron por verdes, haciendo la misma gracia que nuestro fundador con el tesoro. La macana es la herencia vernácula.
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