Fábulas cimarronas |
La
sabiduría popular echa mano a refranes y fábulas para ejemplarizar sus
experiencias. El hacer hablar a los animales o seres inanimados es parte
del imaginario colectivo que desde los lejanos tiempos de los indios, se
practicaba no sólo como entretenimiento sino para ilustrar con estos
ejemplos vividos las reglas de vida a los más jóvenes. Vienen rodando de
boca en boca, se reforman, se cambian según las circunstancias, pero
siempre el zorro será el pícaro, el puma detentará la fuerza, la
lechuza sabiduría, el loro conversación, el mono gracia. El que hablen los animales, podrá ser
una historia "de mentíritas"',
como dicen los paisanos, pero las cosas que les ocurren se refieren a los
humanos que tienen características especiales de los animales que se
conocen, que viven en nuestro entorno. Divertidas, trágicas o dramáticas,
todas son ejemplarizadoras, detrás del disfraz, advertimos que lo que
acontece es una historia de "endeveras". Las fábulas fueron inventadas, en la antigüedad, por los esclavos,
para criticar a sus amos. Esopo hizo justamente eso: ¡lustrar su realidad
a la vista del poderoso. Le cantó a su amo las verdades más crudas sin
ser molido a palos. Rabelais, un divertido cura francés, pudo burlarse de
prominentes clérigos sin ir a parar a la hoguera. La Fontaine, brilló en
la corte de los Luises de Francia gracias al ingenio de sus composiciones
que ridiculizaban a los grandes del reino. En todos los tiempos, los apólogos
o fábulas han educado más que sesudos tratados de filosofía. Famosos fabulistas españoles fueron Samaniego e Iriarte, entre los
italianos modernos figura Carlos A. Salustri (Trilusa) que desarrolló
genialmente la fábula política. Nuestro país ha dado fabulistas notables, desde Germán Berdiales
hasta María Elena Walsh. Las historias de animales son una deliciosa
muestra de gracia y sabiduría. ¿Acaso se duda que Manuelita es una señora
que se ha hecho un lifting? Las que aquí encontrará el lector son fábulas surgidas de estos
tiempos de crisis de valores, de problemas económicos y sociales como
nunca antes se sufrieron, aun con los adelantos científicos que nos
avasallan. Hemos recurrido pues, al viejo método de fabular para aleccionarnos, para advertir a los más jóvenes y sobre todo, para esbozar una sonrisa, cuando descubrimos que podemos hacer puntería en la soberbia del poder. |
Por
Susana Dillon
"Fábulas cimarronas"
(peripecias de cordobeses del sur)
I.S.B.N.: 950-665-042-X
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