Buscando
el Paraíso II |
Más al sur se extiende la Meseta Patagónica,
tierras escalonadas con país de paisaje lunar, que a su vez recorrieron
otros seres corpulentos y caminadores, cazadores y recolectores; los
Tehuelches, descubiertos cuando la expedición de Magallanes los tomó por
gigantes llamándolos patagones, que también quisieron deambular por el
mentado paraíso mestizándose con los que venían desde el norte. Pero volvamos a esa planicie cubierta de pastos y gramíneas, rica en especies vegetales con montes de caldenes, algarrobos, chañares, araucarias que alimentaban a una fauna variada y sabrosa que iban a parar al asador. Y aquel mal llamado desierto, no sólo comprendía la Pampa Húmeda, también abarcaba la Pampa Seca, los salitrales, y medanales, lagunas y ríos, todos de abundante pesca, y a medida que se caminaba hacia el sur, las Sierras Pampeanas, que rompen la monotonía del paisaje. Hacia el oeste, la tierra se seca, las lluvias disminuyen, pero al llegar a los valles precordilleranos se asoma, altivo, el milagro del pehuén, árbol que brinda generoso el piñón, gran hallazgo de los indios desde que descubrieron su valor alimenticio. Allí quedaron y se afincaron para ser pehuenches. ¿A toda esta riqueza se le pudo llamar desierto? Fue otra de las zorrerías del Gral. Roca para que no hubiera más competidores en el arrebato de estas tierras. |
Susana Dillon
De "Se vienen Los
Pampas"
Imprenta Graficop - Río Cuarto - setiembre 2006
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