"Buen día, Nostalgia" |
Estos
relatos han sido elegidos entre miles de artículos que la autora
guarda en sus archivos. Son un muestrario de lo que está
acumulando
para incluirlos en un próximo volumen dedicado a la gente de esta
ciudad, algunos del pasado no tan lejano, otros para que el lector se
regocije con lo acontecido a esta ventosa Trapalanda que tiene una
verdadera cantera de personajes entrañables. Sacar
de la sombra del pasado estas narraciones sobre sucedidos reales provoca
el agridulce sabor de la nostalgia; otras son desopilantes, algunas
tiernas, la mayoría pertenecen a la memoria colectiva de la región,
una invitación a recordar hechos y personajes que no sólo nos pintan de
cuerpo entero, revelan el paisaje, traducen el espíritu inquieto y
retozón, pleno de vida que ostentan los sentimentales que aún nos
quedan, como los enfiestados reyes de la noche, los memoriosos filósofos
de bar o las modosas amas de casa con olor a pan y afectas a los
culebrones. Los que narraremos pertenecen a los tiempos de caballeros de
larga y respetable fama, acosados por recuerdos imborrables, de mujeres
únicas, audaces y seductoras que son recordadas como "especies
originales de la región", pero que las asociamos a una "belle
époque" en que ninguna se regalaba y tenía su precio el sólo
merecer una sonrisa. Tiempos
en que la ciudad, como si fuera una adolescente, pegó el estirón para
convertirse en una dama seductora y soberbia, escurridiza. Se perfiló
en el horizonte desde lejos, se enorgulleció de lo que la reverencian sus
hijos y se brindó a su región como madre generosa y prolífica. En
estas páginas, nos abre de a poco sus portales para que espiemos sus
coloridos y originales personajes. Los
riocuartenses: caramelos surtidos Conocí
Río Cuarto, hace ya más de 45 años; compartí momentos con su gente,
recorrí sus calles, me asomé a su cultura, pulsé su ánimos y se me
despertó un amor "a primera vista". Tres años antes había
pasado como turista veraniega y me sorprendió su limpieza y la
afabilidad de su vecindario; fue cuando opté por instalar mi residencia
entre Rosario y Córdoba, elegí la ciudad menos populosa pero que tenía
las comodidades necesarias. Mi vida de mujer de campo había tocado su
fin. Las aspiraciones de mi hija tenían aquí su lugar: estudiar
Asistencia Social. Así inicié el conocimiento cotidiano, profundo y
entrañable de Río Cuarto. Me di cuenta de que esto era algo así como un
ventoso Macondo, un verdadero almacigo de individuos a cual mas pintoresco
y original, controvertido y a veces grotesco. Sí, con tanto personaje
para perpetuar, nos faltó un Fellini para llevarlos a la pantalla, haciéndolos
rodar por el mundo: mujeres fantásticas, originales, como las chicas del
Sol de Mayo, como sus poetas locos, como sus pintores notables, como sus
cuentos de bares, como sus leyendas de la Trapalanda. Descubrí
damas despampanantes, verdadero "bocatto di cardenalle",
liberadas, sensitivas, sabias, tontas, dulces, bravas. Hombres
prominentes,
prepotentes, generosos, seductores, cancheros, elegantes, honestos,
intragables. Amigos en la mala, jóvenes iracundos, geniales, pavos,
tuercas, poetas, vagos. A todos los he hecho hablar sin esfuerzo, porque
desde que me conozco, siempre me interesaron los individuos en la platea
casi más que en el escenario, tanto en el ruedo de toros como en el cine.
Antes de que abran la boca, ya palpito lo que dirán y a Después
pasó de todo... "pasaron guerras y revoluciones/ perdimos unas
cuantas ilusiones/ pero seguimos todos adelante/ como una mágica ferias
de cantantes". (María E. Walsh) Comprobé
la valentía de aquellos que se dijeron mis amigos en tiempos en que salíamos
a gritar por las calles: "Vamos, compañeros,/ hay que poner un poco
más de huevos..." y no sólo los ponían, me acompañaban llevando a
mi nieta a cococho. Eran tiempos en que la cana nos seguía en las
manifestaciones y no se habían retirado los de la SIDE con los Ford
verdes sin patente, los mismos que les habían servido para hacer
desaparecer a nuestros jóvenes. Pero
hay una incógnita todavía no resuelta: ¿qué berretín, qué loca
fantasía los impulsa a hacerse llamar imperialistas?, porque para lo que
nos está pasando y estudiando el cómo han sido los imperios, habrá que
decirles, con toda crudeza y sincero afecto, que esa palabra tan
altisonante, para los que los padecemos significa servilismo, que nos
pongan la pata encima, que nos curren sin asco, que nos vendan sin
miramientos aunque nos mientan que estamos ya en el Primer Mundo!!! |
Por Susana Dillon
"Buen día, Nostalgia"
Río Cuarto... de donde venimos y como somos
Diario El Puntal (Río Cuarto - Córdoba)
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