¿A dónde irán estas flechas?
Para docentes y estudiantes
De "Se vienen Los Pampas"
Susana Dillon

Esta aproximación a la historia de los antiguos pampas tiene dos objetivos principales, primero conocerlos desde su intrincado pasado lejano; segundo, sacar a luz la aniquilación de una cultura con el propósito mal disimulado de quedarse con las tierras más ricas del país los que pagaron "La Campaña del Desierto" y el Gral. Roca que se quedó con la parte del león.

 

Luego del conocimiento, viene la denuncia, lo que no se quiso contar en la historia oficial, está documentado en cartas y partes de guerra, porque pareció poco elegante mostrar la epopeya de la intolerancia en una sociedad que no se aguantaba convivir con gente diferente.

 

Porque nuestro país primero fue español, después, criollo europeo, siempre occidental y cristiano, que se ufanó de civilizado pero trató de acabar con los "bárbaros, los salvajes" que andaban deambulando por las pampas... o en tierras de nuestro país.

 

Nuestros aborígenes pampas tuvieron que defenderse del salvajismo de los civilizados, hicieron lo que pudieron, vivieron como lo soñaron, en su paraíso, pelearon hasta agotarse y terminaron muriendo en nombre del progreso.

 

Hay temas históricos que no se trataron en cinco siglos, otros se distorsionaron para dejar como héroes a los conquistadores que vinieron al despojo y la muerte. Como no hubo justicia, tampoco hubo memoria, por eso las horrorosas matanzas se repitieron y hasta glorificaron a los asesinos, les levantaron monumentos y los honraron con nombres de pueblos, calles, escuelas y billetes.

Mapa etnográfico de los antiguos pobladores de Córdoba, con ubicación de las naciones principales y sus parcialidades, según Antonio Serrano en Los Comechingones.  

Acá, nuestros lectores se van a encontrar con los que lucharon contra las diversas "conquistas", eufemismo con que se disfrazan los hechos de violencia. Pasó en nuestro país varias veces; la primera fue la conquista de América, la segunda la conquista del desierto, siguen; la guerra con el Paraguay, las guerras con los indios del Chaco, las guerras civiles, las dictaduras, y no olvidemos a la de Malvinas, El arrebato venía precediendo a la aniquilación y siempre hubo víctimas inocentes, los niños, tomados como botín de guerra. Nadie ha contado la historia de las indias cautivas, arrebatadas, de cuando las vendían separándolas de sus hijos, que se regalaban para que aprendieran a "ser gentes".

A mi abuela inmigrante, le "regalaron" una indiecita huérfana y en mi niñez, la memoriosa anciana me contaba su novelesca vida, ocurrida cerca de Los Toldos (Buenos Aires) cuando a la noche le pedía que me la narrara.

 

En Me lo contó mi abuela tienen ese relato que lo atesoro como si conservara una punta de flecha. Ahora, en este libro lo rescato como un homenaje a su raza y a los niños que nunca pudieron conocer a sus padres.

 

¿Cuántas veces, en este país se van a tomar como botín de guerra a los huérfanos que quedan de ella y con el mismo objetivo: apropiarse de algo valioso y que ignore su origen?

Este libro intenta recuperar la historia oculta y mostrar quiénes fueron los verdaderos héroes de la Campaña del Desierto, cada relato, cada episodio, es un alegato ético que rechaza la intolerancia y afirma el derecho que tienen los pueblos de ser según su cultura, de vivir de acuerdo con su modalidad social, de creer en sus dioses. No solamente importa la muerte de tantas personas que pudieron transformarse en pueblos útiles, importa que aún se siga pensando en forma intolerante, racista, autoritaria y discriminante.

 

Aquí encontrarán el dolor de un pueblo que aún vive entre nosotros, con sus cantos, sus romanceadas, sus rituales sagrados, con sus fuertes raíces originadas en su oralidad, fuente de memoria, sus valores, sus principios a los que no renunciaron aún arteramente traicionados.

 

Estamos ante los pampas que lucharon permanentemente durante 300 años para ser un pueblo soberano. Ninguna otra etnia en la América India aguantó tanto.

 

Es bueno saberlo, la historia de los pueblos silenciados merece nuestras voces para que sigan trasmitiéndose.

 

Éstas son las flechas, las palabras, que ojalá describan la parábola destinada a despertar al conocimiento y la solidaridad con la raza fuerte que nos precedió.

 

Tendremos presente que son las costumbres y los valores de un pueblo los elementos que promueven la integración de las personas. Ellos iluminan los caminos mostrando quiénes somos y dónde estamos, acercando los corazones para fortalecer la fraternidad, echando raíces de identidad. Reconocer nuestras raíces nos proporciona fortaleza.

 

Las costumbres de nuestro pueblo son nuestro principal documento de identidad. Son ellos los que mejor nos pintan y descubren.

 

Para lograrlo, nada como preservar la memoria, tanto la individual como la colectiva.

 

Los Pampas no tenían asentamientos en nuestra provincia. Sus tolderías estaban en los actuales territorios de las provincias de Buenos Aires y La Pampa.

 

Los Sanavirones tenían como parcialidades a los Malquesis y Quelosis.

 

Los Comechingones tenían las siguientes parcialidades: solgas, gamínis, nigas, agampis, gueclas, machas, tálalo, chines, sitones, naures, auletas, macacolitas, michilingues (San Luis), nogolmas, saletas.

 

Parcialidades de los Pampas, según su situación geográfica: picunches, pehuenches, candiches, mamulches, leuvuches, puelches, chülches y ranqueles, sus incursiones llegaron hasta la zona marcada.

Susana Dillon
De "Se vienen Los Pampas"
Imprenta Graficop - Río Cuarto - setiembre 2006

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