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Brasilia. Geopolítica de la arquitectura o arquitectura de la
geopolítica |
A Juscelino, a Oscar y a Lúcio. Tres niños jugando en el planeta futuro. |
I.-Introducción. II.- La idea. III.- El realizador. IV. El futuro. Será que como canta Toquinho: “O futuro seja um astronave que tentamos pilotar. [Que] não tem tempo, nem idade, nem tem horas de chegar...” (Aquarela) Ou será que: “Tudo vale a pena Se a alma não é pequena.”
(Fernando Pessoa.OP,19) I.- Introducción. La intención de este trabajo es la de mostrar las principales motivaciones en torno a la planificación y a la construcción de la ciudad de Brasilia, quiénes fueron sus creadores, su contexto socio-político y cuáles las prospectivas que se podrían extraer de ese proyecto para el futuro. En definitiva, si bien no se trata de un texto especializado en urbanismo y arquitectura, pretendimos conformar una especie de trabajo- síntesis que fuese un referencial para nuevos investigadores o simplemente para aquellos que prefieran sumergirse, en una primera zambullida al proyecto Brasilia. De esta forma, emprendimos un abordaje holístico y multidimensional a una invención que no sólo fue política sino sociológica y artística al mismo tiempo, de vida y de desarrollo, de rutinas y de fracasos, de futuro y de esperanza. En suma, pretendemos que esta pequeña construcción teórica se encuentre reflejada en el devenir de estas líneas. II.- La idea. La idea de construir una capital en el interior del Brasil se remonta a la segunda mitad del siglo XVIII, época de oro del Brasil Colonial, mucho antes de la llegada de la familia real portuguesa en 1808, lo que diera origen a lo que denominamos el Brasil Imperio (1808-1889). Cabe señalar que el Brasil fue la única región latinoamericana sin influencia española directa, en la que una corte europea se mudó con todo su personal y sus pertenencias, escapados “como retirada estratégica” de la invasión napoleónica y en la que su conquista no fue violenta, sino aceptada, prácticamente, por gran parte de su población indígena. Ya en 1813, en pleno auge del Brasil Imperio del rey de Portugal João VI -quien fuera el artífice de la mudanza real- el periodista Hipólito José da Costa, redactor del diario Correio Braziliense, editado en Londres, dio un nuevo aliento para apoyar la transferencia de la capital para el interior, al afirmar que debería ser localizada “junto a las cabeceras del río San Francisco” con el objetivo de protegerla de eventuales ataques de corsarios o piratas o de otras potencias de ese entonces, léase: el Reino de España y lo que actualmente sería la República Francesa. Nótese que los franceses habían recalado en las costas de Río de Janeiro, ubicándose hasta lo que hoy en día es el cabo frío, por varios años, desde 1555 a 1567. Ellos habían fundado aquello que denominaron la France Antartique [la Francia Antártica] como refugio de los hugonotes, de religión calvinista, ya que habían sido hostilizados en su tierra. La expedición estuvo a cargo del vice-almirante Nicolau Durand de Villegaignon, quien trajo 280 religiosos calvinistas que habían sido ordenados en la ciudad de Ginebra en Suiza y además, para lograr dicho objetivo, había formado una alianza con la tribu de los indios tamoios, de raíz tupí-guaraní que eran los que habitaban esa región, para ese entonces, selvática y protegida de la mano del hombre. Villegaignon a la sazón, cuestionaba algunas interpretaciones de la Biblia que hacían los calvinistas, sumados a numerosos conflictos de poder, llevaron a que esas tierras finalmente fueran retomadas por Portugal, al mando de las tropas del gobernador Mem de Sá en 1567[1]. Por su parte, uno de los patriarcas de la independencia del Brasil, José Bonifácio de Andrada e Silva ya promovía en las cortes de Lisboa, la necesidad de elegir un espacio alejado de los principales puertos marítimos, para defender a la futura capital de los ataques de los piratas de ese entonces, un lugar que debía estar localizado “en el centro del Brasil, entre las nacientes de la confluencia de los ríos Paraguay y del Amazonas”. Posteriormente, en 1852, el historiador Francisco Adolfo de Varnahen fue uno de los principales defensores del traslado de la capital y en 1877 el referido historiador sería uno de los primeros en viajar al Planalto Central con la intención de demarcar el sitio ideal donde debía construirse el nuevo proyecto. Asimismo, aquella idea de construir una nueva capital como parte de una nueva civilización, también había sido profetizada por el santo italiano Don Bosco en 1883, al tener visiones sobre un lugar acogedor con mucha agua y espacios verdes, localizado cerca de las nacientes de los principales ríos que alimentaban las cuencas de los ríos, de la Plata, del Amazonas y del San Francisco. De hecho, ese fenómeno de un lugar donde fluyen aguas para diversos lados, dando origen a las principales cuencas hidrográficas del cono sur, formó parte del Relatório Cruls y constituyó lo que actualmente se denomina la Estación Ecológica de las Aguas Emendadas, una unidad de conservación ecológica ubicada en el Planalto Central Brasileño. Además, un siglo antes de lo precedentemente mencionado, en 1789, un grupo de raíz masónica, surgido en el estado de Minas Gerais, organizó lo que se denominó la Inconfidência Mineira. Ellos tenían ideales parecidos a los de la independencia norteamericana y de la Revolución Francesa y que Portugal hizo acallar, condenando a los conjurados. La mayoría de ellos fueron al destierro pero el alférez Joaquim da Silva Xavier, tiradentes [una especie de práctico en odontología], por ser el de menor posición social entre los conjurados, fue el único condenado a muerte, transformándose en una suerte de Cristo cívico. Entre sus ideales, tenían la misma intención de trasladar la capital al interior -se pensó en la ciudad de São João d´El-Rei en Minas Gerais (MG)- y el de concretar un cambio radical del sistema político, es decir: pasar del imperio a una república democrática y participativa en consonancia con la aludida independencia norteamericana. En tal sentido, uno de los lemas de la Inconfidência Mineira forma parte de la actual Bandera del Estado de Minas Gerais y dice lo siguiente: “Libertas quae sera tamem” [Libertad aunque tardía]. La frase en latín fue sacada de un versículo del poeta romano Virgílio y propuesta por el inconfidente Alvarenga Peixoto[2]. En términos generales, con la abolición de la esclavitud en 1889, cae el Brasil Imperio y se proclama la República o el Brasil República. Influenciada por ideales de progreso y de positivismo (racionalismo y creencia en la evolución natural del hombre), la República incorpora en el artículo 3° de la Constitución de 1891, la idea de trasladar la capital, como elemento de modernización y de fe en el hombre, entendido como un ser capaz de dominar la naturaleza y de progresar en la sociedad. Para ello, durante el año 1892 se forma una Comisión Exploradora del Planalto Central y nombran al frente de esa Comisión a un científico del observatorio de Río de Janeiro, el astrónomo Luis Cruls quien parte para esa región, con un equipo de científicos y de exploradores. Allí establece el famoso: “cuadrilátero Cruls”, es decir, un cuadrilátero de 14400 kilómetros para que sea levantada la nueva capital. Además, el referido científico se ha destacado por haber elaborado el ya mencionado Relatório Cruls, un informe descriptivo de la región, donde se asociaba rigor técnico con elementos de observación lírica[3]. La intención de colonizar territorios a partir de la formación de cuadriláteros en la forma de bandeiras [banderas], es un concepto muy antiguo que viene de la organización táctica para la guerra de la época de la falange macedónica y de Alejandro Magno que luego los romanos pasaron a utilizarla en sus legiones. Ya en territorio americano, las diversas bandeiras articularon y dieron forma definitiva al actual territorio brasileño para construir asentamientos de población que luego se transformarían en ciudades[4]. En 1922, el presidente Epitácio Pessoa promulgó un Decreto, determinando que el día 7 de septiembre de aquel año (día de la independencia del Brasil) fuera asentada la piedra fundamental de la ciudad, en lo que era la ciudad de Planaltina en el estado de Goiás, actualmente, el perímetro urbano de Brasilia. De esta forma, la referida idea fue mantenida en las Constituciones dictadas por el gobierno de Getúlio Vargas en 1934 y de 1946. En 1954 se suicida el presidente Vargas y deja al país sumergido en luchas intestinas, entre aquellos que apoyaban su política de desarrollo nacional y los que la rechazaban, en definitiva, entre los nacionalistas y los más liberales. El gobernador del estado de Minas Gerais en ese entonces, Juscelino Kubitscheck de Oliveira (JK) lanza su candidatura a presidente de la república a partir de una alianza entre su partido el PSD (Partido Social democrático) y el PTB (Partido Laborista Brasileño), con el candidato a vice-presidente João Goulart. Finalmente dicha coalición vence, con un 36 % contra un 30% de la coalición de la UDN (Unión Democrática Nacional), entre otros[5]. III.- El realizador. Finalmente, el sueño recién salió del papel el 4 de abril de 1955, cuando en los comicios de la ciudad de Jataí en el interior del actual estado de Goiás, el entonces candidato a la presidencia, el médico minero Juscelino Kubitscheck -ex intendente de la ciudad de Belo Horizonte, capital del Estado de Minas Gerais y gobernador de ese estado, lo que se transformó en una especie de prueba piloto de Brasilia- decidió hacer una de las tantas promesas de campaña electoral: iba a cumplir con la Constitución y transferir la capital al interior del país. Desde ese entonces, Brasilia fue la “meta-síntesis” de su plan de metas “50 años en 5”. Ni bien ganó las elecciones y asumió el gobierno, presentó el proyecto ante el Congreso Nacional, casi como si fuese un hecho consumado. Por fin, en setiembre de 1956, fue aprobada la Ley N° 2874, que creó la Compañía Urbanizadora de la Nueva Capital (NOVACAP), una especie de consorcio público y privado que iba a estar encargado de ejecutar la realización de las obras de la construcción citadina. |
Juscelino Kubitschek - Sello conmemorativo en el centenario de su nacimiento |
Los primeros trabajos se iniciaron en 1957, con apenas tres mil trabajadores bautizados de candangos [pioneros] que llegaban de todas las partes del país para construir la capital. Los arquitectos Oscar Niemeyer y Lucio Costa fueron los encargados de proyectar la “ciudad futurista”. Nueve meses después, cerca de 12000 personas vivían y trabajaban en Brasilia. Redactada por San Tiago Dantas, la referida ley de la NOVACAP permitía al gobierno hacer todas las operaciones de crédito sin pasar por el Congreso. Y siempre existió la sospecha de desvío de partidas y de fondos públicos. Es que quizás ha sido una de las ciudades construidas con el mayor índice de accidentes de trabajo, según sus detractores. También se lo ha criticado a Niemeyer por su arquitectura ( por ejemplo por no tener las plazas árboles y por ser calurosos los edificios proyectados) En tal sentido, se destaca el film lanzado en 1991 “Conterrâneos velhos de guerra” de Vladimir Carvalho donde revela los problemas en la construcción de la ciudad y los altos índices de accidentes de trabajo, muchos de ellos acallados por el presidente JK por tener el apoyo de las empresas constructoras y de los principales sindicatos de ese entonces, según el citado film. Sin embargo, no menos cierto es que en tres años aproximadamente, se ha construido una capital desde cero, ya que allí no había nada edificado, lo que significó ser una región con un bajo índice de población. El diseño de Lúcio Costa y de Oscar Niemeyer posibilitó la creación de oficinas para los organismos públicos, su trazado en la forma de cruz (por la cruz del sur, donde se crearía una nueva civilización) y así, las viviendas para los trabajadores permitieron darle un diseño futurista a la nueva capital. Además, en todo ese proyecto anidaba un sueño sincero y hasta ingenuo de igualdad, ya que se pensaba que la gente iba a trabajar feliz sin pensar en el progreso material ni en la codicia, tan propia y distintiva de la naturaleza humana. Pero la realidad humana demostró otra cosa. Lo mismo que sucedía en cualquier parte del mundo (la envidia, la competencia por los cargos y todos los pecados del hombre) afloró allí, sin más trámite que esperar el devenir del tiempo. Por lo tanto, como todos los proyectos colectivos, vinieron las críticas, entre las cuales, se había llegado a decir que “Niemeyer debería ser condenado a vivir en el palacio de la Alvorada” (sic: BUENO, E., Brasil: Uma História…, op.cit., pág.368), quizás por el tipo de construcción de hormigón armado y vidrio, sus plazas carentes de arboledas en una región seca y calurosa. |
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Arq. Oscar Niemeyer |
Arq. Lucio Costa |
Pero el referido proyecto se materializó como un objetivo nacional a seguir, dándole al país nuevas fuerzas para proyectarse hacia el futuro. Inclusive, el hecho de que se hayan mudado personas de todos los lugares del Brasil, le dio a esa ciudad una vida cosmopolita y rica en costumbres e historias de vida. Así, Brasilia, por su audaz diseño y por haber sido construida desde cero, se transformó en la capital del arte contemporáneo o modernista sudamericano y del continente en su conjunto. Por ello, fue declarada patrimonio cultural de la humanidad por la UNESCO, considerándose como el único monumento arquitectónico con menos de cien años en recibir ese honor. En cuanto a las artes, se trata de una ciudad auspiciosa porque es fácil de trasladarse de un punto a otro y tiene amplios espacios verdes. Y como sucede en todas partes, quien tiene una mejor calidad de vida puede dedicarse al ocio creativo. No en vano es una de las ciudades con más cantidad de religiones, promotora de la música y de la danza popular, como por ejemplo: la capoeira, el frevo, el xote, el maracatú, la samba y el rock, entre otros ritmos representativos de todas las regiones del Brasil. Al respecto, se puede afirmar que casi los principales grupos de rock surgieron en esa ciudad en la década de los 80, por ejemplo: Aborto eléctrico –del cual formara parte el legendario Renato Russo- que posteriormente conformaría una de las bandas más míticas del país: la Legião Urbana. También existieron otras bandas como: Capital Inicial, Plebe Rude, Os Paralamas do Sucesso de Herbert Vianna (aunque cariocas, se conocieron en Brasilia), Detrito Federal, Derrame Cerebral, Sapatos Bicolores, Superquadra, el reggae de Natiruts, la cantante Cássia Eller y su banda, entre otros. Es que la Legião Urbana, una especie de Serú Girán en la Argentina (bandas de rock que fueron síntesis de una época) y de la mano de su creador, Renato Russo (parte fundamental de lo que se denominó el Brock, Rock brasileño: rock con una identidad nacional) marcaron un hito en el modernismo de la ciudad y del Brasil en general, dándoles, básicamente, un sentido de protesta a sus canciones. En efecto, algunos autores han llegado a afirmar que tanto el grupo Legião Urbana como el grupo Blitz, este último a través de la crítica mordaz de sus obras, como por ejemplo: Voce não soube me amar [vos no me supiste amar], han contribuido a que el país tropical ingrese en una nueva democratización. Cabe mencionar en este punto al “poeta maldito”: Cazuza, líder de la banda Barão Vermelho, de la ciudad maravillosa, quien junto a su colega Renato Russo, pretendieron conocer “qué país era ese”, en otras palabras: “el lado b de un disco llamado Brasil contemporáneo”, esto es, el otro lado de todo relato. No por casualidad del destino, esos dos artistas muertos por el SIDA, empujaron al Brasil a mostrar “su verdadera cara”[6]. Lo cierto es que, esos grupos artísticos se constituyeron en verdaderos referentes para muchos artistas jóvenes del Brasil y del mundo en general, tanto por el contenido de sus letras como por la elocuencia de sus voces. En definitiva eran jóvenes, muchos de ellos nacidos en la nueva capital, que la amaban y la defendían como si fuese su propia casa. Evidentemente, el rol de la música popular brasileña (MPB), inclusive la música erudita como la del modernista Heitor Villa-lobos y sus incursiones por el amazonas para conocer sus culturas, hasta la de César Guerra- Peixe, entre otros, ha sido siempre la de juntar, unir a los diferentes sectores de la sociedad; una sociedad inserta en un país de dimensión continental, con más de 8000 kilómetros de costa. Ese es un fenómeno muy propio de la cultura brasilera y en lo específico de Brasilia, todo lo cual fue un elemento de representación de esa nueva modernidad. Por ello, podemos decir que la ciudad modernista es cuna del rock y síntesis de todos los ritmos y manifestaciones musicales del Brasil. Justamente por ser una ciudad que ha recibido la candangada de todas las regiones de ese país para su construcción. Es de destacar por ejemplo, que en 1958, el entonces presidente JK encomendó a los músicos Antonio Carlos Jobim “Tom Jobim” (uno de los arquitectos de la bossa-nova) y al poeta Vinicius de Moraes que elaborasen una canción para la inauguración de la capital federal. Por ello, compusieron la Sinfonia da Alvorada. Aunque, en verdad, Brasilia fue inaugurada el 21 de abril de 1960 sin Sinfonia, tal vez por causa de las protestas de algunos grupos opositores a la construcción de la ciudad del futuro, esa canción, finalmente, fue presentada en la TV Excelsior de São Paulo en 1966. Posteriormente, una segunda presentación se realizo en la Plaza de los Tres Poderes de la capital modernista en 1986 bajo la dirección de Alceu Bocchino y el músico Radamés Gnattali en piano. El texto de Vinicius de Moraes fue recitado por su hija Susana de Moraes y por Tom Jobim[7].
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La explanada de los Ministerios |
Con relación al trazado de la ciudad realizada por el urbanista Lúcio Costa, el proyecto es considerado en sí mismo, una invención, como bien dijera el arquitecto francés Le Corbusier. En efecto, la ciudad tiene un trazado en forma de cruz, inspirado entre otras cosas en la estrella cruz del sur. Tiene dos Ejes que se cruzan, uno de ellos es sede de los principales monumentos y oficinas públicas (Eixo fundamental) y el otro Eje, el rodoviário o “Eje carretero” está destinado a residencia y en su parte central tiene a la terminal de ómnibus o rodoviária como principal protagonista arquitectónico. Los edificios para residencia fueron pensados con la idea de la Superquadra, esto es: grandes espacios verdes unidos entre si con edificios en los que las personas se comunican prácticamente a pie y donde no ingresan los vehículos. Las cuadras comerciales y las Entrequadras estuvieron pensadas para placer y diversión, donde también se ubican iglesias y escuelas. En el Eje Monumental se encuentran la explanada de los Ministerios y la plaza de los tres poderes, entre otras. El Plan Piloto y el Parque Nacional de Brasilia, constituyen la región administrativa de Brasilia. Además, la ciudad tiene un lago artificial llamado Paranoá (significa ensenada en lengua tupi) que está formado por las aguas de la represa del río que lleva su mismo nombre. Tiene 48 kilómetros aproximadamente de extensión y una profundidad máxima de 38 metros. El proyecto fue previsto por la Missão Cruls en 1894 y concretado en la época de la construcción de la ciudad, con la intención de aumentar la humedad de la región y la de proveer electricidad a través de una usina. Brasilia tiene actualmente, según los datos del último censo del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IGBE) de 2010, una población de 2.562.963 habitantes, transformándola en la cuarta ciudad del país por población. Es sede del gobierno federal, conformado por el presidente —quien trabaja en el Palacio de Planalto— el Supremo Tribunal Federal de Brasil y el Congreso Nacional de Brasil[8]. |
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Plaza de los tres poderes |
Palacio de Itamaraty |
Por lo tanto, puede afirmarse que cada edificio es una obra de arte en sí misma y están armonizados con el planeamiento urbano de la ciudad. Así, la catedral metropolitana está pensada para que los creyentes tengan una comunicación entre el cielo y la tierra (se ingresa por debajo de la estructura y se puede apreciar el cielo a través de un vitral que cubre el techo del establecimiento). El Palacio de Itamaraty (la cancillería) o también denominado “Palacio de los Arcos” es muy similar a la editorial Mondadori de Milán en Italia -ambos diseñados por Oscar Niemeyer- y tiene arreglos del paisajista Roberto Burle Marx y contiene obras de renombrados artistas como: Athos Bulcão, Rubem Valentim, Sérgio Camargo, Maria Martins, Alfredo Volpi, entre otros. Además, en el espejo de agua ubicado frente al palacio se observa una escultura con forma de meteorito, denominada meteoro, proyectada por el artista Bruno Giorgi[9]. También se destaca el cuartel general del Ejército, entre otros edificios públicos del mismo estilo. Otro dato de interés es que Brasilia fue planificada para pocos habitantes, no más de 600.000 y por ello, también se pensó en crear ciudades satélites alrededor de su casco urbano. El movimiento migratorio desenfrenado y la necesidad de obtener ganancias por parte del mercado inmobiliario condujeron a ese crecimiento exponencial de la cantidad de habitantes en su casco urbano. En efecto, esta es una situación que se ha visto reflejada por cierto en la cantidad de ciudades satélites y de barriadas pobres que se fueron formando a su alrededor. Evidentemente, un mal urbanístico que se expande por todo el mundo y que precisa de nuevos pensadores para reconstituir esos nuevos espacios “a medida humana” y con tecnologías sustentables. Un punto de interés para poder entender la política desarrollista de la década del 50 en el Brasil, fue el plan de metas implementado por el gobierno de Juscelino Kubitschek. Es que la construcción de Brasilia se había transformado en una “meta-síntesis” de ese osado plan de metas “50 anos em 5”. De hecho, esa idea simbolizaba la conclusión del programa de 31 metas separadas en cinco grupos, que formaban parte del corazón del sueño desarrollista de JK. El Grupo 1 era el de energía y recibía el 43 % de las inversiones separadas en energía eléctrica, nuclear, carbón, petróleo y refinamiento de petróleo. El Grupo Nro. 2 era el de transportes con un 29, 6% de las inversiones. Sus ocho metas eran el reequipamiento y la construcción de vías férreas, rutas, puertos, almacenamiento de productos en puertos, marina mercante y de transporte aéreo. El Grupo Nro. 3 era el de los alimentos, con un 3,2 % de las inversiones divididas en trigo, almacenamiento y silos, frigoríficos y mataderos, mecanización de la agricultura y fertilizantes. El Grupo 4 eran las industrias con un 20,4 % de las inversiones, tenía como objetivo alcanzar doce metas: cemento, acero, aluminio, metales no ferrosos, alcalinos, papel y celulosa, caucho, exportación de hierro, construcción naval, equipamiento eléctrico, industria de vehículos motorizados y maquinaria pesada. El quinto Grupo era el de educación. Con un 4, 3 % de las inversiones, tenía como meta un programa de alfabetización[10]. En tal sentido, los resultados del Plan de Metas en las áreas industrial, de transportes y de energía fueron exitosos. A pesar de haber fracasado en las áreas de educación y de agricultura, el Producto Bruto Interno (PBI) del Brasil fue tres veces mayor al de los demás países de Latinoamérica. La política de JK, continuada por Jânio Quadros en 1961, fue la de no alineamiento con los Estados Unidos y la de acercamiento con el régimen soviético y chino. La intervención de distintos sectores de las fuerzas armadas, nacionalistas, sumado a liberales e independientes fue enrareciendo el clima de estabilidad y progreso que se respiraba por aquellos tiempos modernistas, de samba, de bossa nova y de tropicalismo. Todo ello desembocó en el golpe militar de 1964 que duró prácticamente 20 años en dicho país. IV.- El futuro. Una ciudad planificada para ser sede de un gobierno de un país que según el escritor Stefan Sweig era el país del futuro, Brasilia debería ser, sin lugar a ninguna duda, la ciudad del futuro. Estaba destinada a ser un punto estratégico entre el pasado y el presente, un polo de las ciencias y de las artes y pulmón de la libertad. En efecto, tanto el presidente JK como los artistas Lucio Costa, Oscar Niemeyer y el paisajista Burle Marx entre otros, crearon una imagen de una Brasilia, pujante, creativa, solidaria y moderna con parques, lagos, edificios y plazas. Por lo tanto, un proyecto que fue realizado por los legendarios candangos, movilizados desde todas las regiones del país, debió ser el manifiesto de una nueva sociedad, más solidaria y con sentido místico. De hecho, la ciudad tiene un sinnúmero de religiones y sectas, reflejo de la inquietud de sus habitantes por descifrar, quizás, el sentido de la vida (Por ejemplo, Vale do amanecer, un grupo religioso surgido en la época de la construcción de la ciudad). Pero los problemas de la sociedad brasilera terminaron de ensombrecer esa idea de frescura, realismo e imaginación otorgada por la construcción modernista. Sin embargo, Brasilia no ha dejado de ser una ciudad con muchas manifestaciones artísticas que superan y se diferencian de ese concepto de una Brasilia “capital de la corrupción”, esa “región de mamadas” y de la componenda política. Ya Oscar Niemeyer decía que: "Quem for a Brasília, pode gostar ou não dos palácios, mas não pode dizer que viu antes coisa parecida. E arquitetura é isso- invenção[11].” Además, sostenía que: "Urbanismo e arquitetura não acrescentam nada. Na rua, protestando, é que a gente transforma o país[12].” Se puede entonces afirmar que Brasilia tiene que avanzar hacia el concepto de ciudad jardín y modelo, “la capital de la esperanza” como decía el escritor, aventurero y político francés André Malraux. También pudimos observar que junto a la saga de su construcción, se desarrollaron una serie de actividades artísticas que completaron o, más bien, potenciaron esa movilización de personas hacia el interior del país. Vimos como se crearon canciones específicas alusivas a su construcción, a sus “candangos” y danzas especiales que representasen, de alguna manera “ese espíritu del porvenir”. Es que la descentralización de actividades en todo el país sería un principio para volver a pensar en una nueva modernidad que brinde desarrollo sustentable a sus pobladores. Y esa nueva “meta-síntesis” de Brasilia podría llevarse a otros espacios deshabitados o bien con poca actividad económica y quizás, a otras regiones sudamericanas. Porque cuando hablamos de geopolítica de la arquitectura estamos hablando de poner al servicio del urbanismo y de la obra pública en general, un planteo ecológico y moderno al mismo tiempo, sustentable y desarrollista, con una visión integral de la vida del ciudadano para obtener una mejor calidad de vida. Calidad de vida que no es sólo económica, sino espiritual en el sentido de ese sueño que había tenido don Bosco en 1883 al entrever una nueva civilización localizada en un escenario con mucha vegetación y agua. Porque así como el Iluminismo del siglo XVIII, visualizado en el Brasil a través de la Inconfidência Mineira, pensaba en crear tres instituciones básicas, a saber: Biblioteca, Prensa y Sociedad Literaria, las que actuarían integrada y libremente para la construcción de una nueva sociedad; la arquitectura de Oscar Niemeyer y la de Lúcio Costa, ha venido a dar en este caso, esa idea de unidad de acción de las artes, de la política y de la economía en la construcción de una nueva identidad nacional[13]. Porque música, religión, arte, naturaleza y convivencia, son los cinco elementos esenciales que sus creadores tuvieron muy en cuenta al planificar la nueva capital, como el avanzar 50 años en 5 del presidente bossa-nova, como también le decían a JK. En definitiva, esos cinco elementos, extrapolados a este nuevo siglo, deberían ser la base para la construcción de una nueva modernidad, una nueva esperanza, una nueva Brasilia. Y ese sería el legado que nos dejó ese proyecto de modernización de la obra pública y del medio ambiente en general, que comenzó en una ciudad pero que entendemos todavía no concluyó y que deberá continuar, tanto a nivel local como nacional y regional. Para ello, faltan nuevos seguidores, nuevas energías, nuevos proyectos y nuevas esperanzas. Fuentes consultadas: [1] Cfr. DEL PRIORE, M.; VENANCIO, R., Uma Breve História do Brasil, Planeta, São Paulo: 2010, p. 37. [2] Cf. http://www.mg.gov.br/bandeira, página visitada el 3/2/13. Según este sitio, la traducción oficial de la frase en latín: “Libertas quae sera tamem” seria: “Liberdade, ainda que tardia.” [Libertad, aunque tardia]. Pero dicha traducción trajo no pocas polémicas. Por ejemplo, esa frase debería ser traducida al portugués como: “A liberdade, que embora tardia, contudo, olhou favoravelmente para mim, inerte.” [La libertad, aunque tardía; sin embargo, me miró esperanzadamente, inerte]. Para otros seria: “A liberdade que, embora tardia, contudo olhou favoravelmente para mim, que nada fiz” [La libertad que, a pesar de tardía, sin embargo, me miró esperanzadamente y nada hice] y además: “A liberdade que tardia, todavia, apiedou-se de mim, na minha inércia”. [La libertad que aún tardía, sin embargo, se apiadó de mí, en mi inercia]. Ibidem e cf. http:// vexilologia.com.br, http:// brasilrepublica.com e Wikipédia, en portugués, páginas visitadas en: 8 /2/13. Traducción propia. [3] Cf. Film conmemorativo: “A invenção de Brasília”, Sacha Film, Brasilia, 2002. [4] Cfr. ROMAN BLANCO, R., Las ´Bandeiras´ instituciones bélicas americanas, Editora Universidade de Brasília, Brasília: 1966, pág.24) [5] Cfr. BUENO, BRASIL: UMA HISTORIA. Cinco séculos de um país em construção, Leya, São Paulo: 2010, pág. 364. [6] BUENO, E., op. cit., pág.424. Para conocer más sobre bandas de rock en Brasilia, se recomienda ver el sitio: http///www.rockbrasília.com.br, página visitada en: 19/2/13. Esa página tiene inscriptas, por lo menos, 187 bandas en esa ciudad capital. [7] Cf. http///www.jobim.com.br, página visitada el 21/12/12. [8] Cf. http///www.ibge.gov.br, visitada en: 10/1/2013 y Wikipedia, en portugués, visitada en: 31/12/ 2012. [9] Fundação Athos Bulcão. Museu Histórico e Diplomático do palácio do Itamaraty (Http///www.itamaraty.gov.br ) y Wikipédia en portugués, páginas visitadas en:22/1/13. [10] Cf. BUENO, E., op. cit., pág.369). [11] Cfr. http:///www.noticias.uol.com.br/cotidiano/ultimas noticias/2012/12/6. “ Intelectual notável, Niemeyer foi autor de frases célebres.” Entrevista concedida en 2001. Página visitada en 6/12/12. También se pueden encontrar resúmenes de dichas frases en: http: www.1.folha.uol.com.br/ilustrada/1196861-leia frases.shtml. Página visitada el 6/12/12. La frase citada en español sería: [Quien vaya a Brasilia, le pueden gustar o no los palacios, pero no puede decir que antes vio cosa parecida] Traducción propia. [12] [Urbanismo y arquitectura no agregan nada. Es en la calle protestando que transformamos el país]. Traducción propia. Al respecto, Oscar Niemeyer también afirmaba sobre el tema de la referencia que: “Mais importante do que a arquitetura é estar pronto pra protestar e ir à rua, isso é importante, é o sujeito se sentir bem, sentir que não é um merda, que ele ta ali pra ser útil” [Más importante que la arquitectura es estar listo para protestar e ir a las calles, eso es importante y así, la persona se siente bien, siente que no es una mierda, que él está allí para ser útil] Entrevista divulgada en 2007. Idem, ver cita nº 11. Traducción propia. [13] En ese sentido se recomienda ver: TOFANI MOTA, Rosemary, Baptista Caetano de Almeida: um mecenas do projeto civilizatório em São João d’El-Rei no início do século XIX, a biblioteca, a imprensa e a sociedade literária. Escola de Bibliteconomia da Universidade Federal de Minas Gerais (UFMG), Belo Horizonte: 2000, pág.144 y ss. Un dato de interés es que en la página 63, se hace referencia al proyecto de los Inconfidentes de trasladar la capital al interior del país. (Cfr.http //biblitecadigital/UFMG.br_rosemary_tofani_motta_pdf, página visitada el 10/02/2013). Bibliografia: BUENO, Eduardo, BRASIL: UMA HISTORIA. Cinco séculos de um país em construção, Leya, São Paulo, 2010. DEL PRIORE, Mary, VENANCIO, R., Uma Breve História do Brasil, Planeta, Sao Paulo, 2010. DERCON, Cris, “El Siglo de Oscar Niemeyer, un Genio de las Formas”, revista de la Cultura Ñ, Clarín, 29/12/07.- DE CAMPOS, Augusto, Balance (0) de la bossa nova y otras bossas, Vestales, Buenos Aires, 2006. RIBEIRO, Darcy, Oscar Niemeyer, Almed editora, São Paulo, 1985. RIBEIRO, Darcy, O Livro dos CIEPS, Graal, Rio de Janeiro, 1986. ROMAN BLANCO, R., Las ´Bandeiras´ instituciones bélicas americanas, Editora Universidade de Brasília, Brasília: 1966 SKIDMORE, Thomas E., O Brasil visto de Fora, Ed. Paz e Terra, Säo Paulo, 1994. TOFANI MOTA, Rosemary, Baptista Caetano de Almeida: um mecenas do projeto civilizatório em São João d’El-Rei no início do século XIX, a biblioteca, a imprensa e a sociedade literária. Escola de Bibliteconomia de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG), Belo Horizonte: 2000. Fuentes secundarias: “A vida é um sopro”, Film sobre la vida de Oscar Niemeyer, Europa Filmes, 2007, Dirección: Fabiano Maciel, Producción Ejecutiva: Sacha, gentileza de Casa do Brasil, Escola de Línguas, Buenos Aires, Argentina. Disponible en Internet: www.avidaeumsopro.com.br.- “A invenção de Brasília”,Sacha Filme, Brasília, 2002. http://www.jobim.com.br http///www.ibge.gov.br. Fundación Athos Bulcão. http://www.itamaraty.gov.br. http://www.rockbrasília.com.br.
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Dr.
Alejandro F. Della Sala
adellasala@hotmail.com
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