Tan solo un sueño |
Hoy decidí abrir las ventanas para dejar que la noche inunde de su oscuridad mi dormitorio. Alarmado abrí los ojos, el vapor en mi oído resonó como un despertador, esa sensación de humedad que recorría hasta mi tímpano me producía un escalofrió en todo el cuerpo. Al observar el dormitorio me percate que no era el mío la cama en donde estaba recostado no me pertenecía, pero no me era ajena. Todo era extraño, pero no me era ajeno. Así que trate de calmarme observe con atención cada rincón, hasta que te descubrí a mi lado. Ahí estabas tu recostada como una niña. No entendía nada solo te observaba recostada, tan inocente te veías. Tu respiración era profunda. Creo que el vapor de tu boca fue lo que me transporto hasta tu dormitorio. Al tenerte recostada a mi lado aproveche de observarte detenidamente, tu boca ¡qué boca! tan perfecta ella, con esos labios que ya había soñado antes, tu cabello se esparcía por sobre las sabanas, me daba la impresión de que estabas levitando. Tus cejas delineadas son el preámbulo de una intensa mirada. Todo
lo que esta en tu dormitorio encaja tan bien, como si todo hubiese estado
desde el momento que naciste. Todo era parte de ti, cada objeto es como
una extensión de tu cuerpo. Tu aroma se impregno en mi, como si cada poro
de mi cuerpo estaba almacenando un poco de tu fragancia. Sin decir una palabra me tomas de la mano y salimos de tu dormitorio, en silencio como dos autores de un robo, recorrimos los techos de las casas que para mi fortuna están pareadas, sin hacer el menor ruido nos perdimos como dos gatos por los techos. En la calle la noche se veía tan distinta, no se sentía el aullido de los perros, ni el caminar del viento, pero sí el sonido de una respiración en mis oídos tan intenso que recorría hasta mi tímpano. En
plena calle encontramos una puerta que nos pareció tan extraño, ¿Por
que una puerta en medio de la noche y en mitad de la calle? Sin dudarlo te
tomo de la mano y entramos, adentro había un cuarto y otra puerta y cada
puerta que cruzábamos había un cuarto distinto. Cada cuarto era un peldaño
de una interminable escalera. En cada habitación una escena de nuestras
vidas como si fuera un gran álbum de fotos, vimos nuestra infancia,
familias, felicidades y tristezas. Cada puerta que cerrábamos dejábamos
atrás los recuerdos. Una vez recorrida casi todas las puertas faltaba la
última, me inquietaba saber que se encontraba atrás, así que la abrí y
no había nada ni una historia ni más cuartos. Esa habitación era
nuestra y ahora teníamos que llenarla, como si la vida nos diera una
oportunidad de dejar atrás todo lo que nos inquieta. Desperté con la sensación de haberte perdido, pero aun seguía sintiendo tu respiración en mis oídos. Me doy vuelta y veo que estas acostada a mi lado y en mi habitación, aun no entiendo nada tan solo rió, rió porque todo había sido un sueño así que decidí observarte mientras dormías, muy suavemente te beso los labios y tu abres los ojos, nuevamente no estabas dormidas y ahora tu ríes y me abrazas fuerte. Te retengo con miedo a perderte nuevamente. Siento el roce de tu cuerpo con el mío como pidiendo que lo recorra con mis manos. La mañana siguiente despierto en mi cuarto te busco y no te encuentro a mi lado, recorro las sabanas y los rincones de mi dormitorio, cuando no te encuentro me percato que todo fue un sueño. Soñé que estaba contigo. Pero esa mañana me levante feliz, porque aun tenía en mis labios el sabor dulce de tus besos. |
Paulo Delgado
delgadoolivares@hotmail.com
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